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INTERNACIONAL

La espantosa  y populista catástrofe inducida que amenaza a Sudáfrica

El gobierno sudafricano está a punto de aplicar la misma receta que hundió a la vecina Zimbabwe en inusitadas hambrunas y la peor inflación registrada en todo el mundo. En nombre de la justicia social, el presidente Ramaphosa se ve muy decidido a mandar a su país por el caño de la historia

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MARZO, 2018. Luego de un escándalo de corrupción al interior del gobierno que incluía sobornos y pagos ilegales imposibles de cuantificar, el presidente Jacob Zuma se vio obligado a renunciar y su sitio fue tomado por un político cuyo nombre suena a albur, Matamela Cyril Ramaphosa. La disyuntiva fue aprovechada por el ala más radical del Congreso Nacional Africano, partido en el poder desde 1994, y con tal de ganárselos como aliados --y evitarse a sí mismo cualquier posible línea de investigación en su contra-- Ramaphosa apoyó una resolución de la asamblea que había estado guardada  en los confines del CNA desde los sesenta.

Además de anunciar que Zuma "es mi amigo", Ramaphosa oficializó a fines de febrero la confiscación de todas las tierras que están en poder de la población blanca, esto sin derecho a indemnización pues, alegó el mandatario "esas tierras fueron tomadas sin compensación en primer lugar". Este descarado robo en despoblado apenas y ha recibido atención de la prensa mundial, más preocupada por el peinado de Donald Trump con todo y que el dictamen de Ramaphosa es mucho más grave pues constituye una flagrante violación al estado de derecho y a los estatutos de la ONU los cuales establecen la obligación de un Estado a indemnizar a los propietarios tras expropiarles sus bienes.

Según Ramaphosa, la "expropiación" --que, como se dijo, es más un robo que otra cosa-- "es parte del inicio y consumación de la reforma agraria en Sudáfrica", o lo que en palabras de Álvaro Vargas Llosa, es "el fracaso más más seductor en la historia moderna". En el caso sudafricano la propuesta de esta "reforma agraria" suena más aberrante dados los espantosos resultados que ésta trajo en Zimbabwe donde el ex presidente Robert Mugabe igualmente había "expropiado" las tierras de los blancos sin indemnización y apenas tres años después ese país comenzó a sufrir desabasto y hambre.

"Las tierras fueron entregadas por Mugabe a soldados y a sus familias ansiosos de ser beneficiarios de la justicia social", escribió Thomas Lifson de la página americanthinker.com, "pero ninguno de ellos tenía experiencia agrícola ni en el manejo de cultivos. En un par de años esas tierras , entre las más altamente productivas del continente africano, se convirtieron en páramos inservibles: Zimbabwe se vio obligado a importar alimentos, irónicamente de su vecina Sudáfrica".

El argumento de los miembros del CNA para confiscar esas tierras se basa, primero, en que los granjeros que poseen esas tierras "son descendientes directos de los blancos racistas que esclavizaron a la población negra" y quienes a su vez, "había despojado de esas tierras a sus dueños legítimos". Ante ello Edward Snookze, un granjero sudafricano entrevistado por theamericanthinker.com señala: "Si mis antepasados cometieron esos excesos, yo no comparto sus ideas y por lo tanto no tengo porqué pagar por algo en lo que yo nada tuve que ver", y agrega, "nosotros confiamos en las palabras del CNA de que serían respetados nuestros derechos de propiedad".

Añade al respecto Noah Voorton, otro entrevistado: "Nelson Mandela dejó en claro que el mejor camino para una Sudáfrica unida entre blancos y negros era la reconciliación, el dejar atra´s todos los agravios de ambas partes. Pero lo que estamos viendo es una venganza ciega que podría desencadenar una guerra civil. Ninguno de nosotros necesita eso". Agrega Snookze: "El presidente Ramaphosa está siguiendo el mismo guión de Mugabe, quien anunció el despojo de tierras a los blancos cuando iba a iniciar una investigación en su contra por actos de corrupción. Somos los chivos expiatorios donde se está jugando el futuro de este país. Si es despojo las consecuencias serían catastróficas. mucho peores que lo que vimos en Zimbabwe.

El gobierno de Ramaphosa podría llevarse otra sorpresa: el dinero invertido a las tierras procede en casi tres cuartas partes de créditos bancarios que están en proceso de ser pagados, una cantidad que Lifson estima es de alrededor de 8 billones de dólares. "La confiscación traería como consecuencia que el gobierno sudafricano automáticamente adquiriera esa deuda con los bancos.¿Cómo va a hacer para pagarla? Desconocerla metería a Sudáfrica en serios problemas".

Los granjeros, víctimas del racismo a la inversa

Los historiadores negros sugieren que el apartheid fue parte intrínseca e inseparable del gobierno de los blancos, cuando éste se mantuvo vigente de 1948 a 1991. Fue un periodo ominoso y vergonzoso, pero los sudafricanos pagaron el precio mediante un boicot comercial, la expulsión del país de toda participación en actividades deportivas a nivel mundial, carecía de representación ante la ONU al tiempo muy pocas empresas multinacionales se atrevían a invertir sus capitales mientras estuvo vigente el régimen de minoría blanca. El apartheid costó a Sudáfrica mucho más de lo que pudo suponerle en ganancias.

Los temores de una persecución contra los blancos tras la muerte de Mandela comienzan a materializarse en lo que Voorton llama "un racismo a la inversa": "La idea es quitarnos las tierras solamente por nuestro color de piel. ¿Somos racistas por el solo hecho de ser blancos? Eso es prejuicio racial. igual de aberrante que decir que todo aquel que tenga la piel oscura esa un delincuente".

Inevitablemente, la mayoría de los granjeros ya están buscando emigrar a otra lugar. Por el momento Australia se perfila para ellos como la mejor opción. "Pese a ser gente trabajadora y honrada, seguramente en Estados Unidos se les trataría como parias", escribió Lifson. "Lo más increíble es que todos ellos tienen conocimientos del inglés, poseen preparación académica y tienen más en común con un norteamericano promedio que con otros inmigrantes cuyas costumbres son muy diferentes y hablan poco o nulo inglés. Ah, pero como sus bisabuelos y tatarabuelos apoyaron el apartheid, son las peores lacras que puedan existir".

Si se consuma este despojo, sería el equivalente a aplicar la peor de las recetas en espera de tener un resultado aún peor. La estupidez de Robert Mugabe en Zimbabwe está en peligro de ser ampliamente rebasada

 


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