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La espantosa y populista catástrofe inducida que amenaza a Sudáfrica El gobierno sudafricano está a punto de aplicar la misma receta que hundió a la vecina Zimbabwe en inusitadas hambrunas y la peor inflación registrada en todo el mundo. En nombre de la justicia social, el presidente Ramaphosa se ve muy decidido a mandar a su país por el caño de la historia MARZO, 2018.
Luego de un escándalo de corrupción al interior del
gobierno que incluía sobornos y pagos ilegales
imposibles de cuantificar, el presidente Jacob Zuma
se vio obligado a renunciar y su sitio fue tomado
por un político cuyo nombre suena a albur, Matamela
Cyril Ramaphosa. La disyuntiva fue aprovechada por
el ala más radical del Congreso Nacional Africano,
partido en el poder desde 1994, y con tal de
ganárselos como aliados --y evitarse a sí mismo
cualquier posible línea de investigación en su
contra-- Ramaphosa apoyó una resolución de la
asamblea que había estado guardada en los
confines del CNA desde los sesenta. El gobierno de Ramaphosa podría llevarse otra sorpresa: el dinero invertido a las tierras procede en casi tres cuartas partes de créditos bancarios que están en proceso de ser pagados, una cantidad que Lifson estima es de alrededor de 8 billones de dólares. "La confiscación traería como consecuencia que el gobierno sudafricano automáticamente adquiriera esa deuda con los bancos.¿Cómo va a hacer para pagarla? Desconocerla metería a Sudáfrica en serios problemas". Los granjeros, víctimas del racismo a la inversa Los historiadores negros sugieren que el apartheid fue parte intrínseca e inseparable del gobierno de los blancos, cuando éste se mantuvo vigente de 1948 a 1991. Fue un periodo ominoso y vergonzoso, pero los sudafricanos pagaron el precio mediante un boicot comercial, la expulsión del país de toda participación en actividades deportivas a nivel mundial, carecía de representación ante la ONU al tiempo muy pocas empresas multinacionales se atrevían a invertir sus capitales mientras estuvo vigente el régimen de minoría blanca. El apartheid costó a Sudáfrica mucho más de lo que pudo suponerle en ganancias. Los temores de una persecución contra los blancos tras la muerte de Mandela comienzan a materializarse en lo que Voorton llama "un racismo a la inversa": "La idea es quitarnos las tierras solamente por nuestro color de piel. ¿Somos racistas por el solo hecho de ser blancos? Eso es prejuicio racial. igual de aberrante que decir que todo aquel que tenga la piel oscura esa un delincuente". Inevitablemente, la mayoría de los granjeros ya están buscando emigrar a otra lugar. Por el momento Australia se perfila para ellos como la mejor opción. "Pese a ser gente trabajadora y honrada, seguramente en Estados Unidos se les trataría como parias", escribió Lifson. "Lo más increíble es que todos ellos tienen conocimientos del inglés, poseen preparación académica y tienen más en común con un norteamericano promedio que con otros inmigrantes cuyas costumbres son muy diferentes y hablan poco o nulo inglés. Ah, pero como sus bisabuelos y tatarabuelos apoyaron el apartheid, son las peores lacras que puedan existir". Si se consuma este despojo, sería el equivalente a aplicar la peor de las recetas en espera de tener un resultado aún peor. La estupidez de Robert Mugabe en Zimbabwe está en peligro de ser ampliamente rebasada
Un repaso extrafutbolero al país anfitrión [Junio, 2010]
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