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INTERNACIONAL
Los escándalos en Oxfam: así es como se derrumba la
hipocresía
Como casi todas las ONGs del planeta, su giro es
anti libre mercado, antipobreza, pro igualdad, etc
etc. Pero se destapó la cloaca que pone en
evidencia lo que hay detrás de estos supuestos
defensores del pobre y del explotado. Un escándalo
que apenas está tomando vuelo
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FEBRERO, 2018.
Las Organizaciones No Gubernamentales, más conocidas
como ONGs, comenzaron a proliferar en los años 80
con el propósito de realizar activismo en favor o en
la promoción de causas determinadas. Pero la
definición es engañosa: al igual que las
universidades públicas que se autodenominan
"autónomas", excepto en lo económico, pues son
financiadas por el Estado, la mayoría de las ONGS
que usted mencione reciben, de una u otra forma,
dinero gubernamental. Son no gubernamentales aunque
su personal depende en buena parte de lo que les
proporciona el Estado. Baste decir que los miembros
de la Comunidad Económica Europea tienen una reserva
presupuestal especial destinada a estas ONGs la
cual, como podría deducirse, no es poca cosa.
Las ONGs también reciben una sabrosa porción de
dinero privado, sobre todo de megaempresas como
Microsoft, el gigante de la publicidad Unilever y de
multimillonarios que van desde Bill Gates hasta
George Soros. Pero finalmente la mayoría de ellas se
financian con dinero público.
Una de las ONGs más conocidas es Oxfam, fundada en
1942 por un grupo de cuáqueros británicos. Entre las
causas que defendían, en esos años de segunda guerra
mundial, estaban el organizarse para ayudar en casos
de desastres --y bombardeos-- y una entonces
incipiente cultura ecológica. Desde aquellos ayeres
Oxfam es hoy una multinacional con 10 mil empleados,
27 mil voluntarios y 1,200 tiendas alrededor del
planeta (en este último punto volveremos en un
momento). Y como suele ocurrir con esas
organizaciones que comienzan con la mejor de las
intenciones, llámense Greenpeace o PETA, --la ONG en
favor de los derechos animales-- Oxfam no tardó en
ser copada por los progres, ésos que se dicen
en favor de la tolerancia pero que no aceptan, en lo
mínimo, una opinión diferente a la que ellos tienen.
Oxfam también se distingue por publicar con
frecuencia sus aterradores "análisis" sobre la
pobreza en el mundo y donde la culpable es,
invariablemente, la libre empresa. Oxfam se maneja
dentro de la misma línea de gente como los
economistas Joseph Stiglitz y Thomas Piketty para
quienes el capitalismo solo ha traído mayor pobreza
y desigualdad en el mundo. Todavía el pasado enero
Oxfam publicó un "informe" donde da cuenta que "las
desigualdades continúan (...) la concentración de
dinero en unos pocos contrasta con el
empobrecimiento gradual de quienes menos tienen" por
lo que urgía a establecer una "economía humana".
¿Y que incluía esa propuesta de "economía humana?
Faltaba más, las mismas medidas intervencionistas
que han fracasado una y otra vez, entre ellas
aumentar el salario mínimo, establecer límites
salariales, reforzar el papel de los sindicatos y la
negociación colectiva, aumentar el gasto público en
salud y educación, subir los impuestos a quienes más
ganen y a las empresas y disparar el presupuesto de
"cooperación al desarrollo".
Con esa "economía humana" que propuso Oxfam el
pasado enero, suponemos que se combatirá la
desigualdad del mismo modo en que ocurre hoy en
Venezuela donde todos hoy son igualmente pobres.
Y como sucedió con sus comunicados anteriores, Oxfam
se asumió como lider moral, limpio e íntegro, de esa
denuncia contra la desigualdad, una postura
francamente aberrante y molesta.
Al igual que los ecofatalistas, cuando se leen los
amarillistas reportes de Oxfam el corazón se acelera
y nos lleva a inevitables conclusiones: ¿hacia dónde
irá un mundo cada vez más contaminado, más pobre y
más injusto?
Quizá nos llevaría al escándalo que está cimbrando a
Oxfam en estos días.
En su pasada edición del 9 de febrero el Times
de Londres publicó un reportaje sobre cómo las
actividades de Oxfam van más allá de querer ayudar
desinteresadamente a los más necesitados. De acuerdo
al matutino, tras los terremotos en Haití, decenas
los miembros de de Oxfam participaron en "orgías
caligulescas" donde pagaron por servicios sexuales a
sobrevivientes de la debacle y contrataron
prostitutas, muchas de ellas menores de edad, en las
mismísimas oficinas que Oxfam abrió en Haití tras el
sismo.
Dos días después
Penny Lawrence, subdirectora ejecutiva de Oxfam,
renunció a su puesto porque la organización según
dijo, "no supo cómo lidiar adecuadamente con el
comportamiento de algunos de sus miembros", sin
embargo se abstuvo de mencionar detalles.
The Times apuntó como figura central del
escándalo a un tal Richard Van Hauwermeiren,
director de la misión en Haití y sobre la cual el
periódico publicó que varias mujeres confesaron
haber sido contratadas como prostitutas por ese
individuo en una propiedad que tenía rentada,
llamada el Nido del Águila. Cuando la pus comenzó a
salir --y que ningún medio "progresista" del mundo
se molestó en dar seguimiento-- Hauwermeiren fue
obligado a renunciar en la delegación en Haití,
aunque en el más absoluto silencio. Ahí no termina
el asunto: se supo que Hauwermeiren previamente
había estado en la misión de Oxfam en Chad y que
también ahí contrató prostitutas, incluidas menores
de edad.
Después de ahí nuestro presunto pederasta se fue a
trabajar a una organización caritativa francesa
llamada Acción contra el Hambre en Bangladesh,
aunque la organización hoy afirma que no recibió
ninguna mala referencia acerca de este sujeto.
Ese no es el único problema que cimbra a Oxfam, por
cierto. Una investigación llevó a la detención del
ex ministro guatemalteco Juan Alberto Fuentes
Knight, presidente de su mesa internacional. Este ex
funcionario, como podrá deducirse, ha sido uno de
los principales dedos acusadores de la "desigualdad"
del mundo, defiende al inepto dictadorzuelo Nicolás
Maduro y ha llamado a Thomas Piketty, autor de
varios libros de economía ficción, "estandarte para
combatir la desigualdad en el mundo, consecuencia de
la injusta distribución de la riqueza" blá blá blá...
A estos escándalos
debe sumarse otro escándalo, el de la impune
difusión de mentiras propaladas por Oxfam todos
estos años. Como decíamos, quien se crea los
"reportes" de esta ONG sentirá un irrefrenable deseo
por comprarse una soga y ahorcarse para dejar atrás
este cochino mundo capitalista. Recientemente, al
presentar su libro Progreso, el sueco Johan
Norberg apuntó que "Oxfam insiste continuamente en
la desigualdad pero olvida que la pobreza es algo
mucho más importantes y ninguno de sus informes
aclara que la tasa de miseria se está reduciendo a
pasos de gigante".
El que la riqueza se
está distribuyendo más equitativamente no se
consigue mediante dádivas, como sostiene Oxfam. La
miseria se está reduciendo, aun en países como
México, y solo basta ver este ejemplo: Cuando los
teléfonos celulares y el Internet hicieron su
aparición, solo las clases medias y altas tenían
acceso a ellos. Hoy es común ver por las calles a
gente de todas las clases sociales con un
smartphone en sus manos.
Si México u otros países en igual condición son más
pobres hoy que hace 30 años, ¿cómo es posible
entonces que toda persona pueda hacerse de un
celular con una mínima inversión y contratar un
servicio según su presupuesto para hacer llamadas y
acceder a Internet cuando ello era virtualmente
imposible hace apenas dos décadas?
Ello refrendaría lo
dicho por Norberg: si bien la desigualdad en México
es patente e innegable., el número de pobres se ha
reducido desde los años 90, de lo contrario no
podrían adquirir equipos celulares los cuales, por
cierto, bajan de precio una vez que se incrementa la
demanda (y serían aún más baratos de no tener un
peso tan débil y tan volátil).
Una de las máximas ironías de Oxfam es que se
declara enemigos jurado del capitalismo, es decir,
del intercambio de bienes y servicios, pero una de
sus principales ramas es la administración de las
Oxfam stores en casi un centenar de países. Son
tiendas de ropa que, aseguran, sus ganancias son
destinadas a la caridad. Lo que no se entiende es
cómo esta ONG que sataniza la acumulación de riqueza
y a los comerciantes es ella parte de esa misma
explotación: ¿acaso el vender un bien a cambio de
una gratificación monetaria no constituye la espina
dorsal del capitalismo más inhumano?
Y esas tiendas están muy lejos de ser un
micronegocio. La página libertadidigital.con estima
que las Oxfam stores manejan hasta 130
millones de dólares anuales. Una bicoca....
No sabemos si este golpe a Oxfam resultará letal
para su existencia. Algunos patrocinadores han
manifestado que, si se remueve a los funcionarios
culpables, continuarán financiando sus actividades,
aunque hasta ahora ningún gobierno ha abierto el
pico en torno a cerrarle la llave presupuestal a
esta organización. Lo que sí estamos presenciando es
el derrumbe de la hipocresía por parte de un grupo
de gente que, aparte de las acusaciones en su contra
por abuso sexual, buscan subsistir a través del
trabajo de los demás. No para repartirlo sino para
quedárselo ellos mismos.
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