Todo aquel que gusta de los automóviles
, ya sea conducirlos , repararlos , verlos o si es afortunado armarlos
; siempre , en el fondo de su alma , sueña con dos modelos , un super deportivo
, que haga poner rojo de envidia al poseedor de una Ferrari y por otro lado un
auto popular , convirtiéndose así en una especie de Ferdinand Porsche
al diseñar ambos extremos del espectro automotriz.
En el país al oriente del río de
los pájaros pintados , no faltaron emprendedores que, llegados desde distintas partes
del mundo volcaban sus conocimientos , artesanía y habilidades en creaciones
que , en algunos de los casos , no hubieran pasado vergüenza fuera de fronteras.