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CLASIFICACIÓN DE LOS DEPORTES
Aunque resulta difícil clasificar todas las disciplinas deportivas (que, a
su vez, pueden tener varias modalidades), generalmente se enumeran seis
tipos de deporte: atléticos (atletismo, gimnasia,
natación, ciclismo), de combate (boxeo, lucha libre, esgrima, judo, artes marciales), de pelota (fútbol, fútbol
americano, rugby, baloncesto, balonmano, voleibol, tenis, tenis de mesa, waterpolo, squash, béisbol), de motor (automovilismo,
motociclismo), de deslizamiento (esquí, trineo,
patinaje sobre hielo) y náuticos o de navegación (vela, esquí acuático,
surf, remo, piragüismo).
No obstante, ésta es sólo una de las muchas tipologías válidas que se
puede efectuar. Otras más generales serían, por ejemplo, las que
distinguen entre deportes individuales y de equipo, o entre deportes de
verano y de invierno. También existen modalidades deportivas en el límite
con la aventura (los denominados deportes de riesgo), las que se enmarcan
en el puro juego (billar, bolos) y las relacionadas con la inteligencia
(como el ajedrez). |
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HISTORIA
DEL
DEPORTE
Hasta los pueblos más antiguos han dejado vestigios de la práctica de
actividades deportivas. Incluso se pueden calificar como “proezas
deportivas” actos que el hombre ha realizado desde la prehistoria: correr
para escapar a los animales, saltar para franquear obstáculos
naturales, atravesar a nado los cursos de agua, lanzar armas como
jabalinas o luchar cuerpo a cuerpo con sus enemigos. En la antigüedad se
ritualizaron estas gestas, que quedaron asociadas a la religión o a las
celebraciones. Las civilizaciones precolombinas practicaban cierto juego
con una pelota (el tlachtli), los egipcios eran apasionados del tiro con
arco y de las justas náuticas y, 500 años antes de que tuvieran lugar los
primeros Juegos Olímpicos, los griegos ya medían sus fuerzas en carreras
de carros y en combates. Muchos frescos testimonian las hazañas de los
campeones de aquella época.
Los primeros Juegos olímpicos de la antigüedad, así llamados por
disputarse en Olimpia, se celebraron hacia el año 776 a.C. Duraban seis
días y consistían en combates y carreras hípicas y atléticas. En el siglo
IV, con el declive de la civilización griega, iniciaron su decadencia. El
deporte de competición no renació hasta el siglo XIX. Entretanto, se
fortaleció el vínculo entre el deporte y la guerra (con el auge del tiro
con arco, los torneos y la esgrima); sólo ciertas actividades como el
juego de pelota en Francia o el golf en Escocia escaparon a esta tendencia
general.
Las competiciones deportivas renacieron en Gran Bretaña y en los países de
Europa septentrional al amparo de la Revolución Industrial. Incluso hay
autores que las consideran uno de los signos identificadores de la cultura
de la edad contemporánea. Durante el siglo XIX nacieron la Regata Oxford-Cambridge
(disputada entre ambas universidades desde 1829), el rugby (inventado por
estudiantes de la Rugby School británica) y la primera edición de la Copa
América de vela (1851). Con el tiempo, el principal valor deportivo amplió
su espectro; ya no se trataba sólo de competir frente a un rival, sino
también de batir al propio tiempo o a dificultades y obstáculos naturales
(la ciencia contribuyó a ello, proporcionando la posibilidad de medir con
exactitud el tiempo y el espacio). Paralelamente fueron apareciendo el
fútbol, el waterpolo, el tenis de mesa y otros muchos deportes que se
consolidarían durante el siglo XX.
En 1892 el barón Pierre de Coubertin promovió la idea de restablecer los
Juegos Olímpicos. Dos años después, este proyecto fue aprobado en el
transcurso de un congreso en el que se fundó también el Comité Olímpico
Internacional (COI). Los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna
tuvieron lugar en Grecia, donde se habían celebrado siglos atrás, en 1896.
Participaron sólo 13 países y 295 deportistas, pero constituyeron un gran
acontecimiento y desde entonces se han celebrado cada cuatro años (excepto
durante las dos guerras mundiales). Desde 1924 también tienen lugar los
denominados Juegos Olímpicos de Invierno. |
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LOS
RETOS
DEL
DEPORTE
MODERNO
El movimiento olímpico provocó una formidable expansión del deporte
durante el siglo XX. Las diferentes disciplinas y modalidades se
organizaron en torno a federaciones nacionales e internacionales, e
instauraron sus propias competiciones. Poco a poco, lo que comenzó siendo
una simple forma de ejercicio físico se convirtió en una actividad a
tiempo completo y profesional. Para competir y alcanzar records, los
deportistas tuvieron que prepararse de forma metódica e incluso
científica. En todos los deportes se aplicaron las más avanzadas
tecnologías y trabajaron los mejores profesionales para mejorar el
entrenamiento de los atletas y diseñar los materiales de competición.
Comprometidas con sus principios fundadores, las autoridades deportivas
internacionales se opusieron insistentemente a la profesionalización del
deporte, rechazando la idea de recompensar económicamente las victorias
deportivas. Pero en la década de 1960, el golf, el tenis o el
automovilismo dieron el paso decisivo y superaron el tradicional espíritu
amateur del deporte (del que se erigieron en baluartes el atletismo o la
natación). Sin embargo, el temor a que el concepto pecuniario ingresara en
el vocabulario deportivo fue superado de forma progresiva (y terminó por
esfumarse) ante las cifras que el deporte comenzó a generar por los
ingresos procedentes de la publicidad y de los derechos de televisión: el
deporte profesional había dado paso al deporte espectáculo y éste, a su
vez, al deporte como sector económico. Los Juegos Olímpicos celebrados en
Los Ángeles (Estados Unidos) en 1984 fueron financiados enteramente por
empresas patrocinadoras y los derechos de retransmisión adquiridos por las
cadenas de televisión señalaron simbólicamente la entrada en una nueva
era. El deporte como actividad económica adquiere una importancia
planetaria y sus protagonistas se convierten en héroes e ídolos de masas.
El fútbol en Europa y Sudamérica, y el baloncesto, el béisbol y el fútbol
americano en Estados Unidos, se transformaron en auténticos fenómenos
sociales. Sólo algunos casos de dopaje o de violencia hacen recapacitar
acerca del rumbo que el deporte toma cuando excede su propia esencia.
Pero a lo largo del siglo XX el auge del deporte también implicó la
práctica de la educación física en las escuelas (incluso como asignatura).
La realización de actividades de ocio, durante mucho tiempo reservada a
cierta elite social y económica, se hizo accesible a todos los individuos,
lo que redundó en una mejora de la salud y condición física de los seres
humanos. |
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LAS GRANDES
COMPETICIONES
Y LA ORGANIZACIÓN
DEL DEPORTE
los
Juegos
Olímpicos
En la primera edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna
participaron 295 deportistas en 42 pruebas, mientras que en Sydney 2000
fueron 10.438 los participantes y 297 las modalidades deportivas en que
éstos compitieron. En 1924, en Chamonix (Francia), se celebraron por
primera vez los Juegos Olímpicos de Invierno. Los Juegos Olímpicos se han
convertido en todo un acontecimiento mundial, en torno al cual circulan
ingentes sumas de dinero (por ejemplo, en concepto de los derechos de
retransmisión televisiva). Además de por los retos deportivos que implican
(conseguir una medalla olímpica representa la apoteosis de la trayectoria
de un deportista), factores como la publicidad o el patrocinio de estos
eventos han adquirido una importancia vital.
competiciones
futbolísticas
Los Juegos Olímpicos, pese a su dimensión universal, tienen que competir
en importancia (económica y de seguimiento) con la Copa del Mundo de
fútbol. Organizada cada cuatro años desde 1930, esta competición
reúne durante cinco semanas a las mejores selecciones nacionales del
deporte más popular del mundo. Las cifras hablan por sí mismas: 19,6 mil
millones (cifra acumulada) de telespectadores
siguieron los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 frente
a los 31,7 mil millones que contemplaron el Mundial de fútbol disputado en
1994 en Estados Unidos (1,5 mil millones vieron el partido final entre Brasil
e Italia). La fase final de la Copa del Mundo de Francia (1998) contó con
un presupuesto de más de 2 mil millones de francos.
Aparte de la Copa del Mundo, otras competiciones que tienen como
protagonista al fútbol figuran entre los eventos deportivos más
reseñables: la Copa América, el Campeonato de Europa de Selecciones
Nacionales (o Eurocopa), la Copa de Europa y la Copa Libertadores son
ejemplos de ello.
otras
competiciones
Todas las disciplinas deportivas tienen competiciones emblemáticas, tales
como los campeonatos del mundo, los respectivos campeonatos continentales,
la copa del mundo y distintos torneos internacionales. Valgan como ejemplo
el ciclismo (con el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta
Ciclista a España como fechas cumbre de su calendario) o el tenis (cuyas
máximas citas son el Abierto de Australia, el Torneo de Roland Garros, el
Torneo de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos; así como, para
selecciones, la Copa Davis, masculina, y la Copa Federación, femenina).
Otras competiciones, que por su esencia superan prácticamente el ámbito
deportivo, son la Copa América de vela y el París-Dakar, rally que cada
año rebasa algo más la frontera del deporte de riesgo.
organización
administrativa
La base organizativa del deporte se fundamenta en las federaciones
de cada disciplina, tanto nacionales como internacionales (estas últimas
son 54 en total, de las cuales 34 son de deportes olímpicos). Algunas de
ellas, como la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), la
International Amateur Athletic Federation (IAAF) o la Federación
Internacional de Automovilismo (FIA), ejercen una enorme influencia, que
es proporcional a la popularidad del deporte que rigen. Al margen de estas
federaciones, el Comité Olímpico Internacional (COI), compuesto de un
centenar de miembros por cooptación, gestiona la organización de los
Juegos Olímpicos, decide las sedes y la introducción o supresión de
disciplinas, y reconoce a
los estados participantes.
DERIVACIONES
DEL
DEPORTE
Debido a su creciente importancia, a
su capacidad para traspasar fronteras y transmitir una imagen positiva, el
deporte ha sido a menudo utilizado con fines propagandísticos e incluso
como arma política. El comienzo de esta ambivalencia tuvo lugar en 1936,
en el transcurso de los Juegos Olímpicos celebrados en Berlín, que fueron
utilizados por Adolf Hitler como resorte de promoción internacional del
nacionalsocialismo. Otros ejemplos de esta tendencia fueron los
respectivos boicoteos que Estados Unidos y la Unión Soviética realizaron
sobre los Juegos de Moscú (1980) y Los Ángeles (1984).
Estadounidenses y soviéticos mostraron de nuevo que el deporte podía ser
utilizado como una herramienta en manos de los máximos dirigentes
mundiales. Una herramienta de influencia, pero también de proselitismo
para ciertos regímenes deseosos de adquirir una imagen respetable, el
deporte fue erigido en motivo de orgullo nacional en los países de Europa
Oriental, durante largo tiempo dominadores de muchas disciplinas. De la
misma manera, la expansión durante la década de 1990 de los deportes
estadounidenses (baloncesto, fútbol americano y béisbol principalmente) y
del inevitable aprovechamiento comercial de que vino acompañada, ha sido
incluso considerada por algunos sociólogos como una cierta manifestación
del neoimperialismo económico y político de Estados Unidos.
Con peores consecuencias, el dopaje ha estado presente en todos los
deportes y espacios geográficos. Este fenómeno existía ya después de la II
Guerra Mundial, pero las revelaciones efectuadas en la década de 1980
contribuyeron a sacarlo a la luz pública. En algunos países del bloque
comunista (sobre todo en la República Democrática de Alemania y en la
Unión Soviética) el dopaje sistemático y controlado de los deportistas se
había convertido en una práctica habitual. No obstante, el famoso caso del
atleta canadiense Ben Johnson (desposeído de la medalla de oro de los 100
m. en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988) fue un hecho demostrativo de
que el dopaje no conoce fronteras. Sin duda el dopaje es uno de los
máximos enemigos del deporte, en tanto pone en peligro la salud de los
atletas y vulnera sus más esenciales valores éticos.
En la segunda mitad del siglo XX, otro fenómeno inquietante ha surgido
alrededor del deporte (muy especialmente ligado al fútbol): la violencia
generada por aficiones rivales en el interior y en el exterior de los
estadios. El más trágico ejemplo de esta lacra se produjo en la final de
la Copa de Europa 1985, celebrada en el Estadio Heysel de Bruselas
(Bélgica), cuando murieron 39 personas tras los enfrentamientos entre
hinchas radicales británicos e italianos.
"El deporte tiene el
poder de cambiar el mundo. Tiene el poder para inspirar y unir a los
pueblos de manera tal que pocos lo pueden hacer. El deporte puede
brindar esperanza donde antes no la había."
Nelson Mandela - 2000 |
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