Los
Estados Federales comenzaron a caer en manos nazis. Comisarios del
Reich fueron designados para hacerse cargo del mando. El 7 de
abril Hitler designó gobernadores, todos eran nazis. Abolió los
poderes independientes de los estados y los sometió a la
autoridad central. Había unificado Alemania.
El
partido nazi fue quedando solo y el 14 de julio se decretó la ley
que decía que el partido de los trabajadores alemanes
nacionalsocialista se constituía en el único de Alemania. El que
quisiera formar otro partido sería castigado. El estado pasaba a
ser totalitario Los sindicatos libres fueron eliminados tan fácilmente
como los partidos políticos. El 1 de mayo de 1933 Hitler habló
ante cien mil trabajadores, diciéndoles que la revolución no era
contra ellos. Al día siguiente, los nazis ocuparon los cuarteles
generales de todos los sindicatos, confiscaron fondos, los
disolvieron y arrestaron a sus jefes. Muchos de ellos fueron
golpeados e internados en campos de concentración. Tres semanas más
tarde, por un decreto, Hitler puso fin a convenios colectivos, el
decreto dejaba fuera de la ley a las huelgas. Las camisas pardas
corrían por las calles sembrando el terror con el consentimiento
del Estado. Los jueces estaban aterrorizados. Hitler era la ley.
Para él los judíos no eran alemanes, no los exterminó enseguida
pero fueron robados, apaleados o asesinados durante los primeros
meses. Publicó leyes que los expulsaban de los servicios públicos,
de las universidades y de las profesiones liberales. El 1 de abril
de 1933 dictó un boicot nacional contra los establecimientos judíos.
A mediados del verano del 33, Hitler era dueño de Alemania.
Había
usado consignas socialistas para llegar al poder, como nueva
propaganda. Ahora que tenía el poder, las masas no le
interesaban. Debía afianzar la confianza de los sectores
financieros para no llevar a Alemania a la bancarrota y arriesgar
su régimen. Necesitaba orden en el país. La revolución nazi era
política y no económica. Hitler sabía que necesitaba contar con
el ejército.
La SA
no eran más que una turba buena para combates callejeros, pero de
escaso valor como ejército moderno.
El
4 de abril Hitler creó el Consejo de Defensa del Reich, para
estimular un nuevo y secreto programa de rearme. Ya había
conquistado Alemania, ahora le faltaba Europa. El Tercer Reich
estaba aislado diplomáticamente e impotente en cuanto a fuerzas
militares. El mundo había sentido repugnancia por los excesos
nazis, especialmente contra los judíos. Alemania estaba sin
amigos y desarmada en comparación con sus vecinos.
Los
objetivos era, entonces, librarse de las amarras de Tratado de
Versalles (sin provocar sanciones) y lograr el rearme sin
arriesgarse a una guerra.
Primero
había que confundir al adversario pregonando la paz y el desarme.
El 17 de mayo de 1933 Hitler dio un discurso de la paz ante el
Reichstag.
Fue
una obra maestra de propaganda engañosa, que conmovió al pueblo
alemán profundamente. Lo unificó tras su jefe, junto con causar
una impresión favorable y profunda en el mundo exterior. El
presidente Roosevelt había pedido el desarme y Hitler lo había
aceptado. Decía que Alemania no quería guerra y no tenía la
menor intención de germanizar a otros pueblos. El mundo estaba
encantado, Hitler hablaba con mesura y claridad. Pedía un trato
igual a otras naciones. El 14 de octubre a Alemania se le niega la
igualdad de derechos por parte de otras potencias. Como
consecuencia, se retira de
la Conferencia
de Desarme y de
la Sociedad
de las Naciones.
Hitler
disolvió el Reichstag y anunció que sometería a plebiscito la
retirada de Alemania de Conferencia de Ginebra. Desde ese momento
el país intentaría rearmarse en franco desafío a cualquier
tratado de desarme y al de Versalles. Se estaban produciendo
violaciones al acuerdo. Las naciones aliadas no adivinaron lo que
se estaba construyendo en Alemania. El 95% del pueblo aprobó la
retirada. El 26 de enero de 1934 se anunció la firma de un pacto
de no agresión, por 10 años, entre Alemania y Polonia. En un año
en el poder de Hitler había terminado con
la República
de Weimar; había logrado la dictadura personal; destruido los
partidos políticos, menos el nazi; borrado los gobiernos
estatales y sus parlamentos; había unificado el Reich; destruido
sindicatos; suprimido asociaciones democráticas; expulsado a judíos
de la vida pública y profesional; abolido la libertad de palabra
y de prensa y anulado la independencia de tribunales la política.
Además, la economía y la cultura estaban bajo reglas nazis. Las
SA contaban con 2 millones de hombres. Roehm quería que fueran la
base del ejército. Hitler no quizo ofender a la oficialidad y
rehusó la idea. Altos oficiales aceptaron a Hitler como sucesor
de Hindenburg, que estaba a punto de morir, a cambio de que él
calmara las ambiciones de Roehm y de reducir a
la SA. El
trato sellaba la dictadura verdaderamente suprema.
Comenzaron
presiones para que los nazis suspendieran los ataques a iglesias,
detenciones arbitrarias, persecución de judíos y las conductas
arrogantes de sus tropas de asaltos. Se pedía que el terror
organizado por ellos terminara. El 1 de abril, Himmler fue
designado por Goering jefe de
la Gestapo
prusiana y comenzó a formar el imperio de la policía secreta
exclusivo para él. El 14 de junio, Hitler fue a Venecia a
conversar con Mussolini.
Von
Papen habló públicamente de los excesos del régimen que él había
ayudado a afianzar. Pedía restaurar las normas de decencia y las
libertades. Hitler se enfureció. Von Papen habló directamente
con él y le comunicó que estaba hablando también por el anciano
Presidente. El Führer entonces, se preocupó. Sabía que
Hindenburg estaba disgustado y pensaba declarar estado de sitio
para entregarle el poder al ejército. Hitler habló con el
Presidente, quien le confirmó el ultimátum.
Su
plan peligraba, debía recuperar la confianza. Pensando que
conspiraba contra él, Hitler mandó a matar a Roehm. También fue
ejecutado Gregor Strasser, el secretario de Von Papen y el jefe de
la acción católica. El mismo Von Papen fue arrestado en su
domicilio. Este hecho se conoce con en nombre de "La
noche de los cuchillos largos".
¿Cuántos
murieron en esa purga? No se sabe exactamente. Hitler anunció el
fusilamiento de 61 personas, diecinueve de ellos eran altos jefes
de las SA. Para otros, en realidad murieron 401 personas, pero sólo
identificaron a 116. En el juicio de Munich de 1957 se habló de más
de mil. ¿Hubo realmente una conspiración contra Hitler? No hubo
pruebas.
El
1 de julio la matanza estaba terminada. Hindenburg agradeció el
fin de la alta traición. Se legalizó la carnicería como
necesaria para la defensa del Estado. En lugar de
la SA
vino
la SS
, quedando Himmler a cargo. El 2 de agosto. Hindenburg murió, a
los 87 años de edad. Los cargos de canciller y presidente
recayeron en Hitler, además se convirtió en jefe de Estado y
comandante de las FFAA. Es a partir de ese momento en que es
llamado Führer y canciller del Reich. Su poder era ahora
completo. Hizo jurar fidelidad a las FFAA hacia él y obediencia
incondicional. Los oficiales lo reconocieron como máxima
autoridad. El 19 de agosto, el 90% de los ciudadanos (más de
38 millones) votaron aprobando la conducta de Hitler al
usurpar el poder completo. Tenía 45 años y estaba sólo en el
principio.
Los
alemanes ya estaban acostumbrados a las reglas de Hitler.
La Gestapo
acechaba y enviaba a campos de concentración a quienes se salían
de la raya, judíos y comunistas. Pero el terror nazi de
principios de año afectaba a pocos alemanes.
Ellos
lo apoyaban con genuino entusiasmo, imbuidos de una nueva
esperanza y fe en el futuro de la nación. Mientras tanto, Hitler
rearmaba Alemania: cañones antes que mantequilla. En el otoño de
1936 el problema de los obreros sin trabajo fue resuelto. Todos
tenían un nuevo puesto. El bienestar de
la comunidad estaba por encima de las ganancias personales. Las
teorías raciales de Hitler parecían un retroceso a vista de los
extranjeros, pero para los alemanes eran populares. ¿Qué podían
hacer contra la persecución de judíos? El Tercer Reich era
abierto a extranjeros, los nazis no tenían nada que esconder. Se
creó la tolerancia hacia esta nueva Alemania y los extranjeros
que iban, creían ver realizaciones positivas.
En
Berlín, durante 1936, se realizaron los Juegos Olímpicos. Los
nazis impresionaron al mundo con los éxitos
del Tercer Reich. La persecución de judíos se detuvo
temporalmente. La organización de los juegos fue espectacular.
Las leyes de Nuremberg del 15 de septiembre de 1935 privaban a los
judíos de ciudadanía alemana, prohibían matrimonios judío-arios
y relaciones extramaritales. Decretos suplementarios expulsarían
de la ley, por completo, a los judíos.
En
muchas ciudades ni siquiera podían comprar alimentos. Las puertas
de las carnicerías, panaderías y lecherías lucían letreros con
la leyenda no se admiten judíos. Las farmacias no les vendían
remedios y los hoteles no los alojaban. Los nazis también
comenzaron una guerra contra las iglesias cristianas. Algunos
pasos que dieron contra
la Iglesia Católica
fueron la ley de esterilización; la disolución de
la Liga Católica
; el arresto de monjas y sacerdotes por inmorales o tráfico de
divisas extranjeras y la prohibición de publicaciones católicas.
En
la noche del 10 de mayo de 1933, unos veinte mil libros fueron
quemados por estudiantes. Algunos de los autores eran Thomas Mann,
Albert Einstein, Jack London, Helen Keller, Emile Zola y Proust.
Quedaba prohibido cualquier libro que obre contra el futuro alemán,
la patria y las fuerzas impulsoras del pueblo.
Se
comenzó a reglamentar la cultura. El Reich debía determinar las
líneas de progreso mental y espiritual. Se establecieron siete
subcámaras para la guía e inspección de todas las esferas de la
vida cultural. Los judíos fueron desterrados de las orquestas y
prohibida la música de Mendelssohn porque era de esa raza.
Goebbels, ministro de propaganda, daba todos los días
instrucciones a los diarios y corresponsales sobre qué noticias
publicar y cuáles suprimir, cómo redactarlas e, incluso, los
titulares. La ley de prensa del Tercer Reich decía que los
directores debían ser arios, limpios, alemanes y no estar casados
con judías.
Tenían
el control total de la prensa. La radio y el cine también estaban
acorralados para servir la causa nazi. El Tercer Reich también
controlaba la educación. La instrucción era espartana, política
y marcial. Había servicio laboral obligatorio y luego servicio
militar. La idea era coger a la juventud.
Centros
escolares fueron nazificados. "Mi Lucha" fue
declarado órgano oficial de educación, mientras a los judíos se
les prohibía enseñar.
El
ministro de educación del Reich nombraba a los rectores. Se falseó
la historia y se enseñó ciencias racistas. De los
6 a
los 10 años, los niños debían hacer un aprendizaje para las
juventudes hitlerianas.
A
los 10 años, después de aprobar ejercicios de atletismo, prácticas
de campamento y de historia nazificada, pasaban a las juventudes
donde juraban lealtad al Führer hasta dar la vida por él.
A
los 14 años ingresaban a la juventud propiamente tal, hasta los
18 años. Luego venía el servicio al trabajo y al ejército. Había
una vasta organización. También para las muchachas. Tenían
uniformes, les daban instrucciones y hacían marchas donde las
adoctrinaban. Las mujeres debían ser madres saludables de hijos
igualmente sanos.
Existía
la BDM
(Bund deutscher maedel). Eran muchachas de
18 a
21 años que hacían un año de servicio en granjas. A fines de
1938, las juventudes hitlerianas tenían siete millones 700 mil
afiliados. En marzo de 1939 se dictó una ley que obligaba
enrolarse.
Las
juventudes eran educadas para tener cuerpos sanos y fuertes; fe en
el futuro de la patria y en ellos mismos; además de un sentido de
hermandad y camaradería. La dictadura nazi no se atrevió a
suprimir las inmensas propiedades feudales, pero hizo programas
agrícolas que estimulaban al campesino.
Se
redujo la cesantía; la producción nacional subió en un 102%
entre 1932 y 1937, mientras la renta nacional fue duplicada.
Estimuló el trabajo por medio de grandes obras públicas y apoyó
a la empresa privada. La base de la recuperación alemana fue el
rearme. Era una economía de guerra, movilizada para ella. La
industria pesada se benefició con estas acciones.
Los
obreros no tenían derecho a huelga, ni a sindicatos. Por lo
tanto, eran siervos industriales a quienes les fijaba el salario.
Las leyes restringían, además, la posibilidad del obrero para
cambiarse de trabajo.
En
1938 la ley instituyó el reclutamiento para el trabajo.
Obligaba a trabajar donde el estado
determinara. La fuerza de la alegría era la forma en que se
trataba de controlar esparcimiento de los obreros. Se organizaron
clubes y viajes de excursión a los Alpes bávaros. Se controlaban
hasta los deportes.
Hitler
era la ley. Goering dijo a los fiscales, que las normas y la
voluntad del Führer eran lo mismo. Con el tiempo se estableció
el temido tribunal del pueblo.
La Gestapo
también era ley, la policía secreta del Estado. Primero fue un
instrumento personal de Goering para infundir temor, detener y
asesinar a los adversarios del régimen. En 1934, el mismo Goering
nombró a Himmler lugarteniente de
la Gestapo. Las
órdenes y las acciones de esta policía no estaban sometidas a
revisión judicial.
Los
primeros campos de concentración brotaron como hongos durante el
primer año de gobierno nazi. A finales de 1933 habían unos 50.
Se arrestaba para custodia protectora. A principios del régimen
nazi había entre 20 y 30 mil presos. Luego serían millones. El
16 de junio de 1936 se estableció una policía unificada para
todo el Reich, con Himmler al frente. El Tercer Reich había
llegado a ser un estado policíaco. El 25 de julio de 1934 los
nazis asesinaron al canciller austríaco Dollfuss, en Viena. Por
radio se informó que había dimitido, pero la sublevación nazi
fracasó. Hitler perseguía incansablemente su programa de rehacer
las fuerzas armadas y procurarles armamentos. El ejército debía
triplicarse en un año.
Goering
fue nombrado ministro de aviación, debía organizar esa fuerza.
Puso a trabajar a los fabricantes en diseño de aviones de guerra.
Comenzó el entrenamiento de pilotos militares. La fabrica Krupp
de cañones, tampoco estaba ociosa.
Alemania
debía autoabastecerse de gasolina y de caucho. Hitler promulgó
la ley de servicio militar obligatorio. Con el renacimiento del ejército
alemán moría el Tratado de Versalles. Los países de Europa
comenzaron a enviar mensajes a Hitler por la paz.
El
Führer proclamó que Alemania no tenía la intención de
conquistar otros pueblos. Había dicho, tabién, que no competiría
navalmente con el poderío británico. El gobierno inglés creyó
sus palabras. Se le concedió permiso para construir una armada,
cuyo tamaño llegara a un tercio de la británica. Se le daba, por
lo tanto, rienda suelta para proceder lo más rápido posible. Los
astilleros trabajaban a toda máquina. Fue una inyección de ánimo
a la industria del acero.
También
se autorizó la construcción de submarinos, cruceros y
destructores. En resumen, se pasó por alto el tratado. Cuando
Alemania ocupó Renania, los franceses vacilaron y los aliados se
mantuvieron en calma. Aunque superiores, no quisieron arriesgarse
a una guerra. Seguían creyendo las palabras de paz de Hitler. La
victoria del Rhin fortaleció su popularidad y poder, a pesar de
lo pequeña que era la operación.
Los
hechos se sucedían rápidamente. El 11 de julio de 1936, un
acuerdo ratificaba el reconocimiento alemán de soberanía austríaca
y prometía la no intervención. El canciller de esa nación,
entonces, acordó libertar a los presos políticos nazis.
Mientras, el 2 de mayo de ese año Mussolini había ocupado
Albisinia y el 16 de julio estallaba la guerra civil española.
Hitler tomó decisión de apoyar militarmente a Franco. La ayuda
fue considerable, pero menos que la italiana. El 21 de octubre se
firmó un protocolo secreto que unía a Roma y Berlín en una
conducta común en lo relativo a la política exterior. El 25 de
noviembre firmó pacto con Japón, según el cual se unían para
defender la civilización occidental. Además, tenía protocolo
secreto contra Rusia.
En
1937, Hitler fue al Reichstag para proclamar la retirada de la
firma alemana del Tratado de Versalles (en realidad el tratado
ya estaba muerto). Aprovechó y dio un informe de su gestión
en los 4 años que llevaba en el poder: se abolió el paro obrero,
se había creado un alza en los negocios, construido un ejército,
una flota y fuerzas aéreas. Francia y Gran Bretaña no habían
hecho nada para detener a Hitler. En poco tiempo, Alemania se había
preparado para la guerra. Ese año, el país se dedicó a buscar
la consolidación y a preparase para alcanzar sus objetivos. Fue
un año dedicado a la fundición de armas, instrucción de tropas,
experimentación de la nueva fuerza aérea, acumulación de sucedáneos
del caucho y de gasolina, junto a la consolidación del eje
Roma-Berlín.
El
24 de junio de 1937 el mariscal de campo, Blomberg, dio
directrices secretas: Alemania no debía temer un ataque, pero tenía
que estar preparada, porque los sistemas políticos son
cambiantes. Los casos de posibles guerras eran en el oeste y el
sudeste.
El
5 de noviembre de 1937, Hitler había afirmado su irrevocable
decisión de ir a la guerra. Iba a usar las Fuerzas Armadas contra
Austria y Checoslovaquia, aunque le significara un conflicto
contra Gran Bretaña y Francia. Los comandantes desaprobaban la
idea, pero el Führer los sacó del medio. Cayó el ministro
Blomberg y luego el general Von Fritsch por medio de conjura de
la Gestapo. Hitler
, así, había destituido a los hombres de más alto cargo del ejército.
Para el 4 de febrero de 1938, el gabinete alemán celebró su última
reunión. Hitler se hizo cargo personalmente de las Fuerzas
Armadas y abolió el Ministerio de Guerra. Creó el alto mando,
con lo que el ejército, la marina y la fuerza aérea quedaban
subordinadas. Goering fue nombrado mariscal de campo. Dieciséis
generales, por último, fueron relevados de su mando y sacó al
ministro de Relaciones Exteriores. Ese día, además,ocurrió un
hito en la historia del Tercer Reich. Los últimos conservadores
que se oponían al camino de Hitler fueron abatidos. La política
exterior, económica y militar quedó concentrada en sus manos.
También las Fuerzas Armadas.
Hitler,
luego, hizo un ultimátum a Austria para que en una semana
entregara el gobierno a los nazis. Si no lo hacía, invadiría .
Ante tal amenaza, el presidente austríaco cedió. El 20 de
febrero del mismo año, Hitler dio un discurso donde advirtió que
Austria y Checoslovaquia serían alemanas. El 10 de marzo decidió
la ocupación de su país natal. El canciller austríaco dimitió.
Mientras, Gran Bretaña y Francia no adoptaron ninguna medida. El
Füherer había previsto esta inmovilidad.
El
12 de marzo las tropas alemanas entraban por raudales en Austria.
Pronto caería Checoslovaquia. Hitler se puso en camino a su país,
donde recibió una bienvenida tumultuosa y mandó a hacer una ley
que lo proclamaba presidente. Austria era, ahora, una provincia
del Reich. Detuvieron a 79 mil personas que no eran de fiar.
Dijo
al pueblo: "no hemos venido como tiranos sino como
libertadores".
Miles
de judíos fueron arrestados, encarcelados y sus posesiones
confiscadas o robadas. Tal vez la mitad de los ellos, unos 90 mil,
compró su libertad para huir entregando a los nazis lo que poseían.
Comenzó, con esto, el lucrativo negocio de la libertad humana. Lo
llevó a cabo una organización llamada Oficina para
la Emigración Judía
, única agencia nazi autorizada para expedir permisos a los judíos
que querían irse del país. Se convirtió en agencia de
exterminación y organizó una matanza de más de cuatro millones
de personas.
Al
anexar Austria, Hitler había añadido 7 millones de subordinados
al Tercer Reich. Faltaba ahora el ataque sorpresa a
Checoslovaquia. Éste era un país de minorías. La orden de
Hitler era derrocar al Estado checo, apoderarse del país y
someter a sus habitantes al mando del Tercer Reich. Londres, París,
Praga y Moscú creyeron que Europa se encontraba cerca de la
guerra. Los checos ordenaron la movilización de tropas. Gran
Bretaña, Francia y Rusia mostraron firmeza y unidad. Los checos
no estaban dispuestos a sucumbir sin defenderse. Pero la
movilización checa enfureció al Führer. Los alemanes sufrieron
la presión diplomática y Hitler gritó a sus seguidores que
Checoslovaquia sería borrada del mapa. ¡Es mi terminante
voluntad!, destacó. Había tomado la decisión para el 1 de
octubre, aunque el alto mando se opusiera.
El
movimiento de resistencia alemán fue reducido y débil. Tenían
pocos partidarios. Algunos conspiradores tenían planificado
apoderarse de Hitler cuando lanzara la orden de atacar
Checoslovaquia y conducirlo a un tribunal del pueblo. Querían
acusarlo de intentar arrojar a Alemania a una guerra.
Los
principales conspiradores eran los generales Halder y Beck. Hitler
dijo al canciller inglés que quería a los tres millones de
alemanes que vivían en Checoslovaquia. Los británicos y
franceses, que no querían la guerra, se pusieron de acuerdo en
proposiciones conjuntas que los checos debían aceptar. Todos los
territorios sudestes en los que la población alemana era de 50% o
más, serían entregados a Alemania. Así, se aseguraría el
mantenimiento de la paz y seguridad de los intereses checos. Los
cancilleres británicos y franceses les dijeron que si se negaban,
no se preocuparían más del futuro de ese país. Checoslovaquia
debía, entonces, luchar sola y el Presidente se rindió.
El
21 de septiembre el gobierno checo capituló y aceptó el plan. No
había alternativa, serían abandonados. Hitler insistió en la
ocupación de territorios el 1 de octubre. El verdadero objetivo
era destruir el país con una intervención militar. El 28 de
septiembre la guerra parecía inevitable. Para el general Halder,
había llegado el momento del complot contra Hitler. El Führer
estaba en Berlín y había fijado la fecha del ataque para el 30
de septiembre. En ese momento, el primer ministro británico logró
la paz por medio del acuerdo de Munich.
Los
conspiradores se frenaron porque el peligro de la guerra había
desaparecido. Un arreglo final, el 28 de noviembre de 1938, obligó
a los checos a ceder a Alemania 28.600 kms2 de territorio.
|