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Caperucita
Roja es uno de los Cuentos Clásicos más conocidos. Sin
embargo, tenemos que distinguir las diferentes versiones que hay
de éste cuento. La mayoría de nosotros conocemos adaptaciones
del cuento que hicieron los Hermanos Grimm, pero todo empezó con Perrault
con su "Caperucita Encarnada". Por esta razón veo
necesario daros a conocer estos dos cuentos de estos autores tan
importante y relevantes para la literatura infantil, que seguro
os sorprenderán:
PERRAULT
(s.XVII)
Caperucita
Encarnada
Era
una vez una niña hermosísima, como nadie pudo imaginarla
jamás, que vivía en una aldea con su madre, la cual la quería
tanto, que estaba loca con ella, y su abuela más loca todavía.
Esta buena mujer había dado a su nieta un gorrito encarnado que
la sentaba a las mil maravillas, y por esta razón la llamaban
Caperucita Encarnada.
Un
día que su madre había cocido en el horno sabrosos bollos, la
llamó y la dijo: - Mira, me han dicho que tu abuelita está
mala; ve a verla y llévala este bollo y esta orcita de manteca.
Caperucita Encarnada se dirigió en seguida hacia la casa de su
abuelita, la cual vivía en otra aldea de las inmediaciones.
Al
pasar por el bosque, encontró a maese Lobo, a quien se le
pasaron soberanas ganas de comérsela; pero no se atrevió a
hacerlo a causa de un leñador que se hallaba cerca de aquel
sitio. Sin embargo, la dirigió la palabra, preguntándola
dónde iba. La pobre niña, que no sabía lo peligroso que es
detenerse a escuchar a un Lobo, respondió: - Voy a casa de mi
abuelita a llevarla un bollo y una orcita de manteca que mi
madre la envía.
-
¿Vive lejos? - replicó el Lobo. - Bastante lejos, - dijo
Caperucita Encarnada; - ¿ve usted aquel molino que hay allá
abajo? Pues al otro lado, en la primera casa de la aldea. -
Precisamente - repuso el Lobo - yo también tengo que ir allá;
conque echa tú por ese camino y yo por este otro, y veremos
quién de los dos llega primero.
El
Lobo echó a correr con toda la fuerza de sus piernas por el
camino más corto, y la niña siguió por el más largo,
entreteniéndose en coger avellanas, en perseguir mariposas y
hacer ramilletes de las florecillas que encontraba al paso.
No
tardó mucho el Lobo en llegar a casa de la abuela: detúvose, y
tras, tras. -¿Quién está ahí? - Soy yo, su nieta, -
respondió el Lobo fingiendo la voz - Caperucita Encarnada que
viene a traer a usted un bollo y una orcita de manteca de parte
de mi madre. La pobre abuela, que estaba en su cama porque se
hallaba un poco enferma, le gritó: - Alza el pestillo y empuja
la puerta. El Lobo alzó el pestillo y la puerta se abrió. En
seguida se arrojó sobre la buena abuela y la devoró en un
abrir y cerrar de ojos, porque el maldito tenia hambre de tres
días.
Hecho
esto, cerró la puerta y fue a acostarse en la cama de la
abuelita, esperando a que llegase Caperucita Encarnada, la cual
no tardó en llamar. -Tras, tras. - ¿Quién está ahí? Al
escuchar la ronca voz del Lobo, Caperucita Encarnada tuvo miedo;
pero se repuso pensando que su abuela estaría resfriada, y
respondió: soy yo, abuelita, yo que vengo a traerla de parte de
mi madre un bollo y una orcita de manteca.
El
Lobo dulcificó un poco la voz, y dijo: - Alza el pestilo y
empuja la puerta.
Caperucita
Encarnada alzó el pestillo y la puerta se abrió. Viéndola
entrar, el Lobo se rebujó entre las sábanas, y añadió: - Pon
el bollo y la orcita de manteca sobre la hucha y ven a acostarte
conmigo. Caperucita Encarnada se desnudó, y se metió en la
cama, causándola gran extrañeza el cambio que se había
operado en el cuerpo de su abuelita.
Y
entonces la dijo: - ¡Abuelita, qué brazos tan largos tiene
usted! -Es para abrazarte mejor, hija mía. - Abuelita, ¡Qué
piernas tan grandes tiene usted! -Es para correr con más
ligereza, hija mía. - ¿Y estas orejas tan grandes, abuelita?
-Para oír mejor. - ¿Y estos ojos tan grandes? - Para ver con
más claridad. -Y por qué tiene usted estos dientes tan
enormes, abuelita? - ¡Para comerte! Y diciendo estas palabras,
el indigno Lobo se arrojó sobre Caperucita Encarnada y se la
comió.
Moraleja:
Niñas,
cuando sean hermosas jóvenes, desconfíen siempre de los lobos:
- en este mundo hay muchos melífluos y elegantes, cuyo lenguaje
es cariñoso y seductor, y esos precisamente son los de la raza
más peligrosa.
Los
Hermanos Grimm (s.XVIII)
Caperucita
Roja
Érase
una vez una pequeña y dulce muchachita, que en cuanto se la
veía se la amaba, pero sobre todo la quería su abuela, que no
sabía que darle a la niña. Un buen día le regaló una
caperucita de terciopelo rojo, y como le sentaba muy bien y no
quería llevar otra cosa, la llamaron Caperucita
Roja.
Un
día la madre le dijo:
-
Ven, Caperucita, aquí tienes un pedazo de pastel y una botella
de vino: llévaselo a la abuela, que está enferma y débil, y
se sentirá aliviada con esto. Prepárate antes de que haga
mucho calor, y cuando salgas ve con cuidado y no te apartes del
sendero, si no, te caerás y romperás la botellas, y la abuela
se quedará sin nada. Y cuando llegues no te olvides de darle
los buenos días, y no te pongas a curiosear antes por todas las
esquinas.
-
Lo haré todo bien - dijo Caperucita a su madre, y le dio la
mano a continuación.
La
abuela vivía muy dentro del bosque, a una media hora de
distancia del pueblo. Cuando Caperucita llegó al bosque, se
tropezó con el lobo. Pero Caperucita, que aún no sabía lo mal
bicho que es el lobo, no tuvo miedo de él.
-
Buenos días, Caperucita Roja - dijo él.
-
Muchas gracias, lobo.
-
¿Adónde tan temprano, Caperucita?
-
A ver a la abuela.
-
¿qué llevas debajo del delantal?
-
Pastel y vino. Ayer lo hicimos. Con esto la abuela que está
algo débil, se alimentará y se fortalecerá.
-
Caperucita, ¿dónde vive tu abuela?
-
Todavía a un buen cuarto de hora andando por el bosque. Debajo
de tres grandes encimas, está su casa; abajo están los setos
del nogal, como sabrás.
El
lobo pensaba para sí: "Esta joven y tierna presa es un
dulce bocado y sabrá mucho mejor que la vieja; tengo que
hacerlo bien desde el principio para cazar a las dos."
Siguió andando un rato junto a Caperucita Roja y luego dijo:
-
Caperucita, mira las hermosas flores que están alrededor de ti,
¿por qué no echas una ojeada a tu alrededor? Creo que no te
fijas en lo bien que cantan los pajarillos. Vas como si fueras a
la escuela y aquí en el bosque es todo tan divertido...
Caperucita
Roja abrió los ojos y cuando vio cómo los rayos del sol
bailaban de un lado a otro a través de los árboles y cómo
todo estaba tan lleno de flores, pensó: "Si le llevo a la
abuela un ramo de flores, se alegrará; aún es pronto y podré
llegar a tiempo."
Y
se desvió del sendero, adentrándose en el bosque para coger
flores. Cogió una y pensando que más adentro las habría más
hermosas, cada vez se internaba más en el bosque. El lobo, en
cambio, se fue directamente a casa de la abuela y llamó a la
puerta:
-
¿Quién es?
-
Caperucita Roja, traigo pastel y vino. Ábreme.
-
¡Mueve el picaporte! - gritó la abuela -. Estoy débil y no
puedo levantarme.
El
lobo movió el picaporte, la puerta se abrió y él, sin decir
una palabra, fue directamente a la cama de la abuela y se la
tragó. Luego se puso sus vestido y su cofia, se metió en la
cama y corrió las cortinas.
Entre
tanto Caperucita Roja había seguido buscando flores y
cuando ya había recogido tantas que no las podía llevar, se
acordó de nuevo de la abuela y se puso de nuevo en camino de su
casa. Se asombró de que la puerta estuviera abierta y, cuando
entró en la habitación, se encontró incómoda y pensó:
"Dios mío, qué miedo tengo hoy, cuando por lo general me
gusta estar tanto con la abuela." Exclamo:
-
Buenos días - pero no recibió contestación.
Luego
fue a la cama y descorrió las cortinas; allí estaba la abuela
con la cofia tapándole la cara, pero tenía una pinta extraña.
-
¡Ay, abuela, qué orejas tan grandes tienes!
-
Para oírte mejor.
¡Ay,
abuela, qué ojos tan grandes tienes!
-
Para verte mejor.
-
¡Ay, abuela qué manos tan grandes tienes!
-
Para cogerte mejor.
-
¡Ay, abuela, qué boca tan enormemente grande tienes!
-
Para devorarte mejor.
Apenas
había dicho esto, el lobo saltó de la cama y se zampó a la
pobre Caperucita Roja.
Después
de que el lobo hubo saciado su apetito, se metió de nuevo en la
cama, se durmió y comenzó a roncar con todas sus fuerzas. El
cazador, que pasaba en ese preciso momento por la casa, pensó:
"Cómo ronca la anciana; tendrías que ir a ver si necesita
algo." Y cuando entró en la habitación y se acercó hasta
la cama, vio que el lobo estaba dentro:
-
¡Ah, estás aquí, viejo pecador! - dijo él -. ¡Tanto tiempo
como llevo buscándote!
Entonces
quiso cargar su escopeta, pero pensó que el lobo podía haber
devorado a la abuela, y a lo mejor aún se la podía salvar,
así que no disparó, sino que cogió las tijeras y comenzó a
rajar al lobo la barriga. Cuando había dado unos cuantos
cortes, salió la muchacha y dijo:
-
¡Huy, qué susto tenía! En la barriga del lobo estaba todo muy
oscuro.
Y
luego salió la abuela también viva, aunque casi no podía
respirar. Caperucita Roja cogió rápidamente unas piedras con
las que llenaron la barriga al lobo. Cuando éste despertó,
quiso irse saltando, pero las piedras eran tan pesadas que se
cayó y murió.
A
consecuencia de esto estaban los tres muy felices. El cazador le
quitó al lobo la piel y se la llevó a casa; la abuela se
comió el pastel y bebió el vino que había traído Caperucita
Roja y se recuperó de nuevo. Caperucita Roja pensó: "Ya
no te volverás a desviar en toda tu vida del camino, si tu
madre te lo ha prohibido."
Se
cuenta también que, una vez, Caperucita Roja le llevó de nuevo
a la abuela pastas, y otro lobo le habló y la quiso desviar del
camino. Caperucita Roja se guardó de hacerlo y siguió
directamente su camino, y le dijo a la abuela que se había
encontrado con el lobo, que le había dado los buenos días,
pero que la había mirado con tan malos ojos, que si no hubiera
estado en un lugar público, la hubiera devorado.
-
Ven - dijo la abuela -, vamos a cerrar la puerta para que no
pueda entrar.
Poco
después, llamó el lobo y gritó:
-
¡Abre, abuela, soy Caperucita Roja y te traigo pastas!
Ellas
permanecieron en silencio y no abrieron la puerta. El cabeza
gris dio varias vueltas alrededor de la casa, finalmente saltó
al tejado y quiso esperar hasta que Caperucita Roja se fuera por
la noche a casa; entonces él la seguiría y se la zamparía en
la oscuridad. Pero la abuela se dio cuenta de lo que le rondaba
por la cabeza. Ante la casa había una gran artesa de piedra, y
le dijo a la niña:
-
Coge el cubo, Caperucita; ayer cocí salchichas, trae el agua en
la que las ha cocido y échalo en la artesa.
Caperucita
Roja trajo el agua hasta que la gran artesa estuvo llena. Luego
empezó el olor de las salchichas a llegarle a la nariz al lobo,
olisqueó, miró hacia abajo, y finalmente estiró tanto el
cuello, que ni pudo sujetarse más y comenzó a resbalar, de
modo que se cayó del tejado precisamente dentro de la artesa y
se ahogó. Caperucita Roja se fue feliz a casa y nadie le hizo
daño.
Y
Colorín, Colorado este Cuento se ha acabado.
Seguro
que te han sorprendido los dos cuentos de Caperucita. Como has
podido observar la versión de Perrault no es muy adecuada para
los niños más pequeños, y la versión de los Hermanos Grimm
requeriría unas pequeñas adaptaciones a la edad de los niños.
Sin embargo, son cuentos muy útiles para trabajar con los
niños de más edad, sobre todo, en educación primaria, e
incluso con los de secundaria. Con estos niños podríamos
apreciar las diferencias y similitudes entre ambas versiones,
tales como:
|
Perrault |
Hermanos
Grimm |
Final |
No
feliz |
Feliz |
Final |
Un
final |
Dos
finales, donde Caperucita aprende la lección |
Final |
Acaba
con una moraleja explícita, destinada a las
jovencitas. |
Tiene
una moraleja, pero es más implícita y está destinada
a las niñas. |
Personajes |
No
hay cazador, por lo tanto no hay salvación,
relacionado con la época. |
Cazador
o leñador (en algunos versiones), que tiene la función
de salvador. |
Personajes |
----- |
Cazador
= héroe (masculinidad) |
Contenido
de la Cesta |
Bollo
y manteca. |
Pastel
y vino. |
El
nombre de Caperucita |
Caperucita
Encarnada. |
Caperucita
Roja. |
Artimaña
del Lobo |
Camino
más largo. |
Flores. |
¿Por
qué el lobo no se la come antes? |
Perrault
lo justifica porque hay un leñador cerca. Esto nos
demuestra que Perrault es más racional que los Hermanos
Grimm |
Los
Hermanos Grimmm lo justifican en el segundo final:
porque es un lugar público. |
Connotaciones
Sexuales |
Caperucita
se mete desnuda en la cama. |
----- |
Diálogos |
Más
complejo. |
----- |
Por
último, me gustaría deciros que hay múltiples versiones de
Caperucita Roja más o menos buenas y dirigidas a diverso
público, sin embargo os invito a conocer las reescrituras
de Caperucita Roja,
tales como:
"Caperucita
de Colores" de Carles Cano y Violeta Monreal. De la
Editorial Bruño de su serie Chiqui Cuentos. Es un libro muy
divertido y que te sorprenderá. Destinado a niños y niñas a
partir de 4 años.
"Caperucita
cuenta Caperucita" de Álvaro Del Amo y Juan Ramón
Alonso. De la Editorial Ala Delta. Es un cuento donde no solo se
juegan con los personajes sino también con el texto, las
situaciones... e incluso, se introduce un elemento nuevo dentro
de la temática de los cuentos clásicos, el
tiempo,
el lobo se hace viejo, caperucita esta cansada de ser comida...
Libro destinado a niños y niñas a partir de 5 años.
Para
concluir con esta sección dedicada a Caperucita Roja, os
muestro un poema de Francisco Villaespesa, dedicado a
este hermoso y mágico personaje:
La
Caperucita Encarnada
-
Caperucita, la más pequeña
de
mis amigas, ¿en dónde está?
-Al
viejo bosque se fue por leña,
por
leña seca para amasar.
-Caperucita,
di, ¿no ha vendio?
¿cómo
tan tarde no regresó?
-Tras
ella todos al bosque han ido
pero
ninguno se la encontró.
-Decidme,
niños, ¿qué es los que os pasa?
¿Qué
mala nueva llegó a la casa?
¿Por
qué esos llantos? ¿Por qué esos gritos?
¿Caperucita
no regresó?
-
Sólo trajeron sus zapatitos...
Dicen
que un lobo se la comió.
Si
conoces más cuentos clásicos o versiones de este mismo cuento
de Caperucita, envíame un e-mail. Por
favor, antes de enviarme un e-mail lee la sección FAQs:
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utilizada "Comic Sans MS"
Midi
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