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CINE

The Raise of Skywalker: ¿y por esta basura alguien cobró millones de dólares?

Es verdad que lleva una buena recaudación en taquilla ¿pero a cuántos espectadores ha dejado satisfechos esta nueva entrega de la saga galáctica? La verdad, muy pocos. Y la razón es más que evidente: un guión pésimo, lleno de retazos y donde lo único que motivó a Disney fue el promover una ideología política. Lástima el ver cómo Hollywood se está convirtiendo en un desolador basurero

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ENERO, 2020. Quizá fue el gran Guillermo Cabrera Infante, un aficionado a componer nuevas palabras, quien dijo que el riesgo de los neologismos es que su efecto podría rebasar el trabajo del autor que los creaba. Uno de estos neologismos es "orwelliano", cuyo significado en sí nada tenía que ver con George Orwell sino con una novela que escribió poco antes de morir. Pero "orwelliano" es un neologismo comprensible hasta cierto punto: sería más complicado decir que el mundo cada vez es más "milnovecientosochentaycuatriano".

Con esa explicación en mente quisiera presentar el término basurización para describir lo que ha estado pasando con el cine norteamericano este último lustro. (un tanto similar ocurre en otras áreas del entretenimiento pero hoy centrémonos en Hollywood). Un repaso a los estrenos que tuvimos el recién fenecido 2019 refleja una pasmosa, espantosa incluso, falta de originalidad pues casi el 80 por ciento de las megaproducciones fueron remakes, secuelas, precuelas, refritos --a veces refritos de otros refritos-- y buena parte de ello fueron fracasos estruendosos porque, si bien los títulos ya están más que trillados, se quiso cambiar la esencia de esas películas y el resultado fue un rechazo casi total por parte del público. Si alguien disfrutó las "nuevas" pelícuas de Los ángeles de Charlie y Terminator, entonces esta basurización de Hollywood no le está cayendo del todo mal.

Pero si hubiera que referirnos a un claro ejemplo, prístino, de bazurización, es inevitable referirnos a The Rise of Skywalker. A estas alturas, escribir una crítica sobre la película ya resulta obsoleto puesto que la mayoría de los lectores seguramente ya la vieron o saben cuáles son las principales escenas. Lo cierto es que no se necesita ser un fan de Star Wars para concluir que Disney ha destruido una de las historias más cautivantes que Hollywood ha producido el último medio siglo y que lo peor es que haya sido a propósito.

Hay un video en las redes donde una entrevistadora pregunta al elenco de The Rise of Skywalker que dieran su opinión de la película con un gesto: la respuesta fue de la indiferencia hasta la molestia apenas escondida, en especial de Anthony Daniels, el actor que encarna a C3PO: "¡¿Después de 40 años esto es todo?!", preguntó Daniels con una expresión de entre sorpresa y disgusto. Pero lo más interesante es que la entrevista --realizada en la explanada del pabellón Galaxy Edge en Disneylandia, aunque a nadie que pasaba por ahí parecía interesarle mucho que a unos pasos estaban sentados los actcores-- fue que todo ocurrió frente a las narices del director JJ Abrams. Claro, el contrato ya había terminado y todos ellos están en libertad de opinar, ahora sí, lo que realmente piensan de esta cinta.

The Rise of Skywalker es pues, una basura absoluta. Mucho más que las previas películas de Star Wars producidas por Disney. Una protagonista que nunca comete errores, que pilotea con maestría el Millenium Falcon sin entrenamiento previo, que es capaz de dar un salto tipo Matrix para esquivar una nave. Igualmente, hasta hace poco las películas cerraban con un beso romántico entre los protagonistas, pero en The Raise of Skywalker el telón cae con el beso más estúpido en la historia del cine.

¿Y ahora no salen con que Rey es nieta del Emperador, a quien vimos cómo Darth Vader lo manda chamuscar y sin posibilidad alguna de sobrevivir? ¿Cuál era el objetivo de borrarle la memoria a C3PO? ¿Quizá para que olvide que alguna vez fue parte de la basurización de una saga de la cual Daniels está(ba) más que orgulloso?

Y como dijera alguna vez Clark Kent: "Esto es insólito: nunca antes había visto basura comiendo basura". Uno de los peores aspectos es ver cómo Star Wars en manos de Disney se ha politizado más allá de la náusea: cualquier comentario o broma sobre las películas son suficientes para que twitter explote en indignación, como cuando el actor John Boyega dijo que, en respuesta a la pregunta si ahora que Kylo Ren murió su personaje de Finn podría empezar a cortejar a Rey, éste respondió "porqué no, después de todo mi espada láser es más larga", lo que provocó una lluvia de insultos en su contra acusándolo de "sexista" con lo que Boyega tuvo que responder que todo "era una broma" y agregó "¡por favor, es una película, no es el mundo real!"

Hasta hace poco la costumbre de ir al cine era para relajarnos, divertirnos y olvidarnos un rato de las presiones diarias. Pero ahora ver una película se ha convertido en una insoportable plataforma de broncas, acusaciones de "racismo" porque el elenco no es multicutural o disgustos porque una escena resultó "problemática" para ciertos espectadores. Ante tanta pendejada que ha contaminado a esa industria ¿a quién dan ganas de ir a una sala de cine?

Quizá ahí radique buena parte del porqué Hollywood ha promovido la basurización de varias películas icónicas, incluso al punto de matarlas. La realidad y la fantasía con que Hollywood nos divirtió con décadas ha cedido su lugar a un ambiente desagradable donde un estreno está obligado a reflejar la realidad del mundo o sus posturas políticas , o al menos el mundo y las posturas que Hollywood y varias élites de poder quieren imponer al mundo.

Esa visión explica el porqué y pese a la cadena de fracasos fílmicos con películas que buscan promover más las "políticas de identidad" que el argumento mismo, no se vea mucha disposición de los estudios para desviar el rumbo: después de todo, estos pueden perder millones de dólares con producciones que nadie quiere ver pero los compensan con las ganancias que reciben en otos rubros, básicamente por sus productos de catálogo y otras licencias. Es el caso de Disney. Por ello, porque lo que les sobra es dinero, los estudios son capaces de dar carretonadas millones de dólares a los directores y actores para que sigan basurizando a la industria del cine.

Algo igualmente molesto es que estos personajes "políticamente correctos" de Star Wars no despiertan en nadie la curiosidad para acompañarlos en sus andanzas y sus aventuras. Sin completamente anodinos, carecen de carisma y su perfección es irritante, molesta. ¿Cierto, Rey?

En cambio, lo que empujo a muchos de nosotros a seguir a Luke Skywalker en la primera trilogía es que se trataba de un joven ordinario condenado a hacerse viejo en una chamba que era un callejón de salida y quien gracias a Obi Wan va descubriendo que posee poderes especiales los cuales, sin embargo, podrían seducirlo al Lado Oscuro si los emplea motivado por el odio. En ese proceso Luke sufrirá, insultará a su mentor y tendrá numerosos fracasos hasta que se verá obligado a pelear a muerte con su padre, el ser más odiado de la galaxia y al cual  él no puede odiar pues también caería en el Lado Oscuro. Ya ni abundemos en Han Solo, un personaje al que solo bastaron tres minutos de diálogo con Luke y con Ben Kenobi en la cantina de Mos Eisley para echarse en la bolsa a los espectadores.

Los personajes de la primera trilogía de Star Wars sedujeron al público precisamente por ese factor: seres humanos con muchos defectos pero que aprenden a enfrentar sus temores: Luke, un necio al que casi se debe rogar para que haga las cosas, Han Solo, un engreído que con mucha frecuencia se pasa de bocón, Leia, una princesa de "la alta" sociedad, altanera y soberbia, o bien Lando Carlissian, un hipócrita y traicionero. Pero cuando van madurando conforme avanza la historia, esos defectos se van esfumando pues los espectadores quedamos satisfechos al ver cómo todos ellos se van superando, unidos en su objetivo de destruir al Imperio.

¡Esos sí son personajes bien pensados, no los monigotes acartonados e insípidos que hemos visto en Star Wars versión Disney!

Obviamente, y dada la monstruosa cantidad que Disney pagó a George Lucas por los derechos de Star Wars, The Rise of Skywalker será la última cinta de la saga, estos estudios tienen contemplado continuar estrenando películas de la saga solo que ahora en versión totalmente woke. Ese parece ser el objetivo porque de otra manera, a Kathleen Kennedy, la directora de Lucas Film, ya la habrían corrido a puntapiés de Disney ante los pobres resultados que han tenido las cinco películas de la serie donde cada una de los estrenos está recaudando menos que la anterior. Veremos si esa torcida filosofía woke será más fuerte que la congruencia y, claro, de las leyes dentro de una economía de mercado,

 

 

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