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CINE

Terminator: otra versión inclusiva, otro fiasco, pero ni así van a aprender

Un estreno más "adaptado a los tiempos" que se despeña en taquilla el mismo día de su debut... Así como no había necesidad alguna de traer de vuelta al Terminator, tampoco la había para convertirlo en historia feminista muy alejada de su concepto original. Con este fracaso es probable que uno de los estudios se vaya a la quiebra, pero eso no parece ser tan importante como la agenda política que estas películas quieren imbuir entre el público

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NOVIEMBRE, 2019. Los estudios Paramount, principales productores de esta película, albergaban la esperanza de que Terminator: Dark Fate fuera el primer hit en taquilla en los estrenos de otoño dada la emproblemada situación financiera que tienen a Paramount al borde de la quiebra. Será para otra ocasión: según la página imbd.com, desde su estreno en Estados Unidos, la cinta apenas ha recaudado ínfimos 29 millones de dólares, a lo que agregado por el mercado externo da un total de 123,600 millones de dólares, cantidad muy lejana de los 185 millones de dólares que costó el rodaje. Para colmo la taquilla en China, que suele rescatar a esas producciones que fracasan estruendosamente a nivel local, tampoco le fue bien.

La señal es clara; los amantes al cine ya estamos hasta la madre del Terminator. Ya chole, ya basta: cuando una superproducción donde aparecen juntos en pantalla Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton, algo que no sucedía desde 1991, fracasa de ese modo en taquilla, es muestra irrefutable del hartazgo, similar a que el próximo mes nos salgan con otro estreno de Spiderman o, peor aun, de una Spiderwoman.

Y es ahí donde radica el principal motivo de Terminator: Dark Fate, esto es, el haber cambiado radicalmente su concepto original con el fin de convertirlo en un filme hiperfeminista donde los actores masculinos pasan a ser meros parapetos de unas mujeres amazonas quienes, sin aparentemente haber recibido entrenamiento alguno, se enfrentan y derrotan a un villano anodino, muy lejos de la actuación magistral de Arnold en la primera Terminator, e incluso de Robert Patrick, quien caracterizó al T-1000, con efectos especiales que en su momento quitaban el aliento.

Los efectos especiales de Terminator: Dark Fate son extraordinarios, de primer nivel, algo totalmente explicable dado que James Cameron fue asesor de esta cinta dirigida por Tim Miller, quien estuvo detrás de la exitosísima Deadpool del 2016. Luego del fracaso monumental de esta Terminator, es inevitable que la declaración de Miller en la reciente convención de cómics en San Diego en el sentido de que "(Terminator) sacará de sus casillas a los misóginos" provoque hilaridad entre los fanáticos de la saga.

Por supuesto que ya salieron las justificaciones: "Paramount hizo todo lo correcto pero el interés quedó erosionado por esas otras películas", dijo el analista Paul Dergarabedian de la empresa Comscore a la revista Entertainment Weekly. "El pastel puede quedar totalmente horneado pero si el el sabor no se siente totalmente fresco y original entonces el público buscará opciones más frescas".

De hecho ocurrió lo contrario: aparte de estar cansados de una historia que ya dio todo de sí, el pastel horneado emitía un tufillo a "identidad cultural" que los espectadores que van al cine en busca de entretenimiento lo rechazaron por su abominable tufillo woke.

La obvia idea era convertir a esta franquicia en un foro de iconos feministas, tanto así que (spoiler, pero ni modo), John Connor, el personaje vital en toda la saga ¡muere a los dos minutos de iniciada la película! John Connor, el héroe que impulsó nuestro interés en la historia desde su estreno en 1984, el líder de la resistencia contra la tiranía de los cyborgs, desparece de escena para siempre con el fin de dar cabida a las nuevas amazonas, Grace (Mackenzie Davis) y Dani (Natalia Reyes), además de un elenco mayoritariamente hispano. ¡Fuera el "privilegio blanco!" Bueno, con excepción de Schwarzennegger, el descarado gancho para atraer a los fanáticos de siempre los cuales de cualquier manera se abstuvieron de ir al cine, en especial si recordamos como él ex Governator fue quien inició el desmadre que hoy tiene hundido al estado de California.

¿Por qué los estudios no terminan de entender que las películas de acción con consumidas por un público mayoritariamente masculino? Cierto, una de las películas más exitosas del género ha sido Alien el Octavo Pasajero; en la primera cinta el personaje de Ripley (Sigourney Weaver) logra derrotar al monstruo que había matado a los demás miembros de la tripulación --aunque también sirvió que viéramos por unos segundos a Weaver en ropa interior-- puede ser considerada una cinta feminista.

Sin embargo, la mayoría de los fans de las películas de Alien eran hombres, si Ripley es admirada por ese segmento del público no se debe a que la consideren un icono feminista sino que se trata de un personaje creíble, bien estructurado y el cual sin duda (como llegó a decir en su momento el director Ridley Scott) buscaba romper el monopolio masculino en las cintas de acción-terror. Lo consiguió, y de qué manera. Pero ello de ninguna manera indicaba que en adelante los fans de Alien exigirían tener como protagonista a una mujer, tanto así que cuando se intentó pasarle la estafeta a Wynona Ryder en Alien Resurrection de 1997, los resultados fueron decepcionantes.

Lo mismo ocurrió con Prometheus (2012): ya sin Weaver en el elenco, se intentó reemplazar el papel de héroes feministas con Noomi Rapace y Charlize Theron. Como se sabe, la película fue un fiasco.

Hay otro factor: a diferencia de las "heroínas" en Terminator: Dark Fate, valientes a más no poder y que parecen poseer capacidades sobrehumanas, el personaje de Ripley se muestra vulnerable, presa del miedo de sentirse la única sobreviviente y de todas maneras logra sobreponerse. Algo similar puede decirse de la princesa Leia en Star Wars de 1977, quien enfrenta a Moff Tarkin pero enseguida su rostro refleja el horror al saber que éste se ha propuesto destruir Dantooine, su planeta natal. Y sobre todo que Leia, incuestionable personaje feminista, termina enamorándose del "truhán" Han Solo. De nuevo: el secreto del éxito de Ripley y de Leia no radica en que sean mujeres, sino que sean seres humanos que al final logran cosas extraordinarias y valerosas. Eso es lo admiramos de ellas.

Adicional todo eso a que se trata de personajes emblemáticos, es decir, que no se les puede alterar nada sin que su esencia quede arruinada. Su un productor decide sacar a Robin Hood de los bosques de Sherwood e implantarlo como activista ecológico en el Amazonas, deja de ser Robin Hood. Hace unos años se extirpó a Sherlock Holmes de la bruma londinense para llevárselo a vivir a Nueva York y el resultado fue fue desastroso, del mismo modo que si Mafalda se hubiera mudado de Buenos Aires a Bogotá habría dejado de ser Mafalda.

Los personajes e historias de la literatura, el cine y la televisión fueron creados en base a fórmulas para que le gente simpatizara, se identificara con ellos y, en el caso de los villanos, se amara odiarlos, como es el caso de Darth Vader. Pero cuando los personajes tienen como trasfondo la promoción de una determinada postura política, ideológica o social, es inevitable que buena parte de los espectadores los rechace al encontrarlos acartonados, convencionales, predecibles, y a la larga insoportables. En este punto no parece ser casualidad que poca gente le tenga simpatía a los ewoks que aparecieron en The Return of the Jedi, especialmente luego que Lucas dijera que estaban inspirados en los guerrilleros del Vietcong.

Por esa razón fracasaron las Cazafantasmas, el elenco totalmente femenino que quiso suplir a Ocean's 11, la más reciente versión de Hombres de Negro, las películas de Star Wars estrenadas por Disney y la serie televisiva Batwoman y ahora, Terminator: Dark Fate. Y por esa misma razón fracasará una hipotética Jane Bond.

Si los productores desean que los espectadores sigan las andanzas de sus protagonistas simplemente por el hecho de ser mujeres pero sin explorar sus motivos ni su psicología, la quiebra económica de Hollywood --la moral ya se dio hace años-- está más cerca de lo que parece. Go woke go broke, dicen en Estados Unidos cuando estas versiones "incluyentes" fracasan en taquilla. Hasta la vista, baby. No nos interesan ese tipo de propuestas.

 

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2 opiniones

felipillovox escribe 05.11.19

terminator + politicamente correcto = basura

joseramonolvera89 escribe 07.11.19

El domingo fui a ver la nueva pelicula del terminator con mi novia e incluso a ella la parecio una ridiculez y una payasada que las mujeres fueran las méndigas mientras a mí me cayó como patada ya saben donde el que hayan matado a John Connor luego luego, esto me convence que hollywood tiene escremento en la cabeza