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CINE

MEJOR PELÍCULA ANIMADA

La historia de una Toy Story aburrida

Woody, Buzz Lightyear y el resto de nuestros amigos están de vuelta pero, pero... esta cuarta entrega difícilmente superará a las tres anteriores. Los nuevos personajes, incluido un tenedor que cobra vida, difícilmente pasarán a ser memorables. El espíritu de Pixar sigue ahí aunque nos deja la interrogante: ¿era necesaria otra película de Toy Story? Dejémoslo en que los mejores estudios animados del mundo poner de las continuaciones por algún tiempo

Toy Story 4
Voces en inglés de Tom Hanks, Tim Allen, Tony Heale, Annie Potts, Keanu Reeves
Dirigida por Josh Colley
Pixar-Disney/2019

Versión impresión

JUNIO. 2019. Han pasado 24 años del extreno de Toy Story, la historia que de pasada puso en el mapa de Hollywood a los estudios Pixar, originalmente creados por George Lucas quien luego optó por venderlos para dedicarse de lleno a Industry Light and Magic. Eran tiempos en los que Pixar estaba asociado con Disney por lo que mantenía cierta independencia, pero hoy las cosas son distintas pues los estudios que construyó Mickey Mouse tienen control absoluto sobre Pixar aunque se hable de que aún conservan una relativa libertad de criterio.

Lo que nos lleva a desglosar el porqué Toy Story 4 fue tan decepcionante. Como se sabe, Pixar realiza hoy el trabajo que hasta hace unos años correspondía a Disney, esto es, deleitar tanto a padres como a sus hijos con historias entretenidas, bien contadas y con un enfoque esencialmente familiar. Cierto, Disney aún dice mantener esa labor, y para ello nos dirá que estrenó Mary Poppins hace unos meses. Sin embargo  (y una situación  que la mayoría de los espectadores de Toy Story 4 no detectaron conscientemente), Pixar acaba de presentarnos a su primer personaje gay en lo que va de sus propuestas cinematográficas.

Recordemos que han pasado 9 años desde que supimos de nuestros juguetes favoritos por lo que la historia inicia con un flashback: Andy, ya mayorcito, decide donar sus juguetes a Bonnie (Madeleine McGraw) una niña que estudia preescolar; ese destino, indudablemente, es preferible al haber terminado incinerados (una escena en la que, si usted no lloró, definitivamente tiene tendencias sadistas). Sin embargo Woody  (Tom Hanks) siente que quizá ese pudo ser un mejor destino cuando Bonnie la arranca su estrella de comisario que ha portado con orgullo desde la primera película, y se la coloca a Jessie. Pero si de ahora en adelante la autoridad que impondrá orden en el Oeste (o al menos en la habitación de los juguetes), va a ser una mujer ¿qué le queda entonces por hacer a Woody, quien pasa así a la irrelevancia como personaje?

En su primer día de clases, Bonnie toma un tenedor de plástico, le pega unos ojos y ¡voilá! aparece Forky (Tony Hale) la nueva aportación de Pixar a la franquicia, un Frankenstein en el mundo de los juguetes. Forky es a ratos simpático pero de rato empieza a fastidiarnos, sobre todo porque los guionistas claramente se propusieron colocarlo adelante de los otros personajes que hemos amado. Y aunque Bonnie adora a Forky, a éste no podría importarle menos, aderezado con su molestia por haber sido sacado del anonimato sin su consentimiento.

Lo contrario, curiosamente, parece ocurrir con los personajes de esta franquicia los cuales fueron desplazados (¿deliberadamente?) para dar lugar a los recién llegados de manera tal que, por ejemplo, Buzz Lightyear (Tim Allen) tiene un rol apenas perceptible en la película mientras que Duke Caboom (Keanu Reeves) está claramente inspirado en Eivel Knievel pero no logra "prender" al público pese a los intentos.

Despojado ya de su estrella de sheriff --y prácticamente olvidado por Bonnie, para duplicar el insulto-- Woody se va con los demás a un carnaval donde entrará a una "tienda de antigüedades" abierta en 1986, precisamente el año en que Pixar se convirtieron en estudios independientes. Ahí conocerá a Gabby Gabby (Hendricks), una hermosa muñeca que esconde un secreto que nos abstendremos de contar aquí. Poco a poco Woody queda cautivado por Gabby pese a la triste experiencia que tuvo con Bo Bepp. Pero cuando ésta súbitamente reaparece en escena luce totalmente cambiada; "no te imaginas por lo que hypasado... algunos niños juegan más duro que otros..." le dice a Woody, quien se siente responsable de ella, lo que lo orilla a un conflicto moral: el cuidar a Bonnie del mismo modo que en algún momento lo hizo con Andy o decidirá seguir acompañando a otro juguete.

Pero al final eso es lo que Woody ha hecho durante las historias anteriores de Toy Story; el concepto que Pixar ha manejado es el valor de la amistad, la lealtad y la alegría que los juguetes pueden ofrecer a un ser humano y viceversa. En contraste, lo que aquí se nos ofrece es un desfile de personajes a los que se olvidó insuflarles las vivencias, las penas y el recuerdo que puede experimentar un juguete. El factor emocional está más que ausente en Toy Story y sin duda los fans fervientes de la franquicia lo percibieron de inmediato.

El mundo no estaba exigiendo una nueva película de Toy Story (como tampoco lo hizo con los X-Men Hombres de Negro). Pero a diferencia de esas dos recientes catástrofes taquilleras, Woody y sus amigos han mostrado ser capaces de llenar miles de salas de cine aunque la entrega que nos acaban de presentan sea regular. Pixar será capaz de superar ese escollo, aunque preferiríamos que lo hiciera con una producción distinta. Woody y sus amigos no merecen otra historia mediocre como ésta.

 

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