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CINE

Le faltó el título a la Jennifer

La también bailarina y cantante regresa al género de las comedias de enredos con una historia donde la falta de estudios universitarios parece truncar una aspiración personal... y nada más. Comentémosla de todos modos

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Second Act
Jennifer Lopez, Vanessa Hudgens, Leah Remini, Treat Williams
Dirigida por Peter Segal
STX Entertainment/2018

ENERO, 2O18. Quizá sorprenda saber que Bill Gates, el hombre más rico del mundo, no se graduó en Harvard, o que Henry Ford jamás llegó ala universidad, o que Steve Jobs tampoco terminó su carrera. El éxito profesional no necesariamente queda garantizado con la obtención de un titulo, aunque indudablemente quienes cuentan con él pueden obtener ventajas laborales y mejores sueldos. ¿Entonces por qué los personajes antes referidos lograron triunfar sin tener un diploma universitario a la mano? La respuesta es sencilla: vendieron una buena idea en el momento indicado. Y esa esa una materia que no se imparte en las universidades.

En ocasiones una buena idea se topa de frente con el requerimiento de un título profesional. Es entendible: ese documento es el mejor respaldo con que cuenta una empresa para comprobar que no se contrata a un improvisado que pudiera poner en riesgo a la compañía. Y de eso se trata precisamente Second Act, que marca el regreso de Jennifer López al terreno de las alicaídas comedias románticas. Esta es una historia llena de clichés, ultrapredecible, pero que suele resultar comercialmente efectiva. Veremos si la fórmula se repite en esta ocasión, máxime porque en el elenco --y con el obvio fin de atraer a los millennials al género-- se incluye la presencia de Vanessa Hudgens, ex chica Disney y ex del higadito Justin Bieber.

Maya Vargas (Lopez) es una chica neoyorquina hija de inmigrantes latinos de Queens. Como asistente en una tienda de abarrotes donde ha trabajado los últimos 15 años y cuyas propuestas han resultado en mayores utilidades, entre ellas una promoción para las mamás que vayan de compras los lunes. Desde hace rato Maya tiene la mira puesta en la gerencia general aunque ésta finalmente se la dan a un tipo llamado Arthur (Dan Bucatinsky), a quien trajeron de otra empresa pero quien sí cuenta con un título universitario.

Ello deprime a Maya, sobre todo cuando en su fiesta de  su cumpleaños 40 se da cuenta que su edad laboral se agota, lo mismo que sus expectativas para una vida mejor. Y es que desde la adolescencia todo en su existencia han sido las limitantes; incluso optó por dar un bebé en adopción producto de una relación adolescente. Cuando Maya le cuenta a su ahijado Dilly (Dalton Harrod) que como regalo de cumpleaños le gustaría soñar con haber ido a la universidad y haber sacado su título, Dilly, quien es un mago de las computadoras, le prepara un impresionante historial profesional que incluye un título de Harvard, Wharton y los Cuerpos de Paz. Ello impresiona a Anderson Clarke (Treat Williams), copropietario de una cadena competidora, quien le llama para una entrevista de trabajo. Los choques con su nuevo jefe Arthur son constantes por lo que Maya toma el empleo que la están ofreciendo aunque sabe que ese currículum es inventado.

Zoe, la hija de Clarke, entró a trabajar a la empresa, forzándola a interrumpir sus estudios de diseño en Europa. Zoe es hija adoptiva de Clarke y decide apoyar a Maya para el lanzamiento de un nuevo producto, algo que  a éste comenzará a consumirle buena parte de su tiempo, lo que eventualmente llegará al rompimiento con su novio Trey, ansioso por formar una familia.

Las cosas empiezan a caminar como maquinita aceitada hasta que durante una entrevista con un distribuidor chino, Maya, que se supone estudió mandarín, apenas y se salva del ridículo gracias a la ayuda de alguien que le va traduciendo al oído. El incidente llevará a Ron (Freddie Stroma), un compañero de trabajo y envidioso del frenético ascenso de Maya) a entrar en sospechas.

Las cosas seguirán enredándose al mismo tiempo que el producto orgánico promovido por Maya está en vías de convertirse en un gigantesco éxito comercial que será presentado en TV nacional. Sin embargo ahí ocurrirá algo inesperado que echará por tierra las aspiraciones de Maya. ¿Qué ocurrirá entonces en la compañía, máxime porque Maya y Zoe comparten algo que, viéndolo bien, no es tan sorpresivo para el espectador? ¿Qué ocurrirá si se sabe Maya es un polizón en la oficina?

Y aunque está bien lograda, Top Act es una cinta donde los espectadores juegan al "te-apuesto-que-esto-va-a-pasar", y si bien muestra que casi con 49 años de edad encima, Jennifer Lopez sigue siendo un auténtico cuero. Por fortuna y pese a algunos giros pseudofeministas del guión --"¿por qué los hombres siempre dominan los puestos de mando?", se pregunta Maya en cierto momento-- esta es una película que puede servir de inspiración a los inmigrantes, conminándolos a que la mejor forma de ascender es preparándose académicamente y obtenerlo que Gabriel Zaid llama "el pase indispensable para ingresar a una piscina exclusiva".

Película palomera que busca resucitar al género de comedias románticas. Eso es bueno, sobre todo porque ya nos estamos hartando de precuelas, superhéroes reciclados ad nauseaum y politiquería aberrante por parte de Hollywood.


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