Rocketman es estrafalariamente recomendable
Toca turno de llevar a la pantalla grande la historia (aunque no
lineal) de una de las figuras más grandes en la historia del pop
británico. Rocketman no solo es un recorrido musical,
sino fuertemente emocional, de un pianista e intérprete
extravagante que, se concluye, de milagro sigue vivo. Una de
esas películas que no debe saltarse todo aficionado al buen cine
Rocketman
Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce
Dallas Howard
Dirigida por Dexter Fletcher
Marv Films-Paramount/2019
Versión impresión
JUNIO.
2019. Luego de ver esta película (donde, y en
ello abundaremos más adelante, hay varias licencias
cinematográficas) es inevitable pensar en el
contraste entre las canciones de Elton John que
muchos de nosotros disfrutamos en nuestra infancia
de los 70, y lo que ocurría con esta leyenda en la
vida real. Todo ese repertorio de composiciones
increíblemente efectivas, con melodías perfectas y
cantadas con una voz inconfundible, escondían mucho
dolor, inestabilidad emocional y luchas internas...
ahora nos queda más claro porqué uno de los hits más
famosos de Elton John lleva por nombre lo siento
parece ser la palabra más difícil.
Medio año después de haber repasado la vida de Queen
y Freddie Mercury con
Bohemian Rhapsody,
llega el turno de hacer lo mismo con Elton John. Sin
embargo hay grandes diferencias: mientras Mercury
fue descrito casi casi como un dios encarnado en
cantante de rock, el intérprete de temas magistrales
como "Goodbye Yellow Brick Road" y "Philadelphia
Freedom" no duda en ubicarse como un artista
megatalentoso, sí, pero profundamente inseguro de sí
mismo, algo que su repentina fama y fortuna solo
contribuyó a deteriorar.
Al principio de la película vemos a Elton John (Taron
Egerton) con un estrafalario y untado traje naranja.
Pareciera que se dirige al escenario para otra de
sus multitudinarias presentaciones, sin embargo
llega a una amplia habitación donde se realiza una
junta de adictos. Es el inicio de su terapia para
lograr una completa rehabilitación de modo que el
cantante, despojado de su monumental fama explica:
"Mi nombre es Elton John, soy un adicto a las drogas
y al sexo además de alcohólico". Lo que vendrá es un
recuento de su vida, o al menos como él la recuerda.
Las nubes del pasado comienzan a dispersarse y vemos
a un niño llamado Kenneth Dwight en casa junto a su
madre Sheila (Bryce Dallas Howard) una mujer
distante, y a su abuela Ivy (Emma Jones), quien
colma de regalos al rechoncho muchacho de gruesos
anteojos; la relación con su padre Stanley (Steve Mackintosh) tampoco es buena; el hombre, un militar,
decide irse súbitamente de casa y sin despedirse de
Dwight cuando descubre a Sheila con otro hombre.
Dwight se interesa en tocar el piano por lo que
Sheila lo inscribe, ya adolescente, en una academia.
Poco a poco Dwight va puliendo su talento hasta que
luego de presentarse en un bar se integra a
Bluesology donde, primero, tomará el nombre
artístico de Elton John y, segundo, tendrá su primer
encuentro sexual con uno de los músicos de la banda.
Urgido de un letrista, Elton hará migas con Bernie
Taupin (Jamie Bell) con quien vivirá un tiempo ara
"compartir la inspiración" que los llegue a componer
canciones con mejor estructura. Muy pronto el tema "Your
Song" se convertirá en hit mundial importante por lo
que Elton, Taupin y el productor Ray Williams
(Charlie Rowe) viajan a Los Ángeles donde se
presentan en el Truobadour. Es en esa ciudad donde
Elton conocerá al productor John Reid (Richard
Madden) en una fiesta ofrecida por la ex Mamas and
Papas Cass Elliot. Reid no solo le ofrece
convertirse en su agente sino que lo seduce esa
misma noche; Elton, convencido ya de su
homosexualidad, tendrá que esconderla si no quiere
ver arruinada su carrera.
De hecho Reid aprovecha esa situación para
chantajear al cantante y manipularlo a su antojo:
Cada vez que Elton protesta o trata de zafarse del
abusivo acuerdo, Reid vuelve a seducirlo, como
cuando ocurre en una escena en el estudio
apenas concluida la grabación del legendario tema "Don't
Go Breaking My Heart", un dueto con Kiki Dee.
La cinta transcurre entre dolorosas memorias y la
figura reflejada en el Elton John del presente:
cuando le viene a la mente el momento en que la
última vez que vio a su padre Stanley, éste abraza
afectuosamente a los hijos de su segundo matrimonio,
Elton estalla en furia y arroja una silla al fondo
de la habitación.
Gracias a Reid, Elton John se convirtió en
superestrella, pero también en un tirano, orillando
a que el cantante intente quitarse la vida; cuando
se arroja a una piscina durante su estadía en los
Ángeles, en su fondo Elton se ve a sí mismo tocando
inocentemente el piano, ajeno al infierno que se
avizora en su futuro. Esa precisamente es la imagen
que sus fans tienen de él, la mayoría de ellos no
saben que las plumas, las vestimentas chillantes y
las payasadas encubren a un hombre que no puede
escapar de lo que para otros seria un sueño
consumado, esto es, ser un rock star que gana
millones de dólares aun cuando está dormido.
La locura de
Elton John se va profundizando y su comportamiento
se hace tan insoportable que incluso termina su
amistad con Taupin luego de agarrarse a golpes. El
sexo, la bulimia, el derroche pero sobre todo la
inmadurez de Elton John para reconocer que él es
también parte del problema lleva al espectador a un
camino de sinsabores hasta que finalmente Elton ve
una señal de alerta cuando comienza a sangrar
profusamente de la nariz tras una aspirada de
cocaína. Nada ha funcionado, incluso su matrimonio
fallido con su bella asistente Renata Bluel (Celine
Schoenmaker),
una relación condenada desde el principio: pocas
horas antes de la boda, Elton había tenido relaciones
sexuales con uno de sus amigos avenido a amante.
Al final del
tratamiento Elton concluye que es hora de vivir su
propia vida: se imagina a su madre Sheila, a su
padre Stanley, al productor Reid y a Bernie Taupin y
tiene una "franca conversación" con ellos;
paulatinamente los va eliminando de su vida (pero
perdonando a Taupin) y opta por consolidar su
relación con David Turnish, quien sigue siendo su
pareja hasta hoy.
Uno de los mayores logros de Rocketman es
atraparnos desde el inicio y de ahí llevarnos a un
recorrido que está lejos de ser una biografía
lineal, además que sus escenas no caen en el mal
gusto gratuito; sus personajes tampoco se ven
acartonados --algo que sí sucedió, por ejemplo, con
los otros integrantes de
Queen en
Bohemian Rhapsody-- y la historia, que termina a
mediados de los 80, se va bastante rápido, incluso
para un musical como éste.
El enfatizar que no se trata de una biografía
convencional es importante: la relación con Bernie
Taupin duró interrumpida mucho menos tiempo que el
referido aquí, Elton tomó su segundo nombre no de
John Lennon sino de Long John Baldry, un promotor
que también descubrió a Rod Stewart, del mismo modo
que la canción "Sad Songs", que escuchamos
brevemente, no fue escrita en los 60 sino hasta
1983.
Para quien guste de conocer más de este excepcional
cantante inglés, Rocketman es ideal (y para
quienes gustan de recrearse con las versiones más
que fieles de sus éxitos y que aquí escuchamos,
también). Rocketman no busca que le tengamos
compasión ni lástima a su protagonista; solo nos
pide darle dos horas de tiempo para que nos cuente
una historia bien hecha y mejor estructurada.
Rocketman perfila un importante legado de
Elton John. Como dice la letra de la canción suya
que lleva el mismo nombre: "Y creo que eso ocurrirá
por un largo, a largo tiempo".