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¡Somos mexicoamericanos, no %&$(*$# latinx!
Las políticas "progresistas" de los demócratas han traído una consecuencia inesperada: cada vez más norteamericanos de origen mexicano se sienten traicionados y se van inclinando, lentamente pero sin detenerse, hacia la causa republicana. Y si faltaran motivos, la mayoría de ellos rechaza abrumadoramente el término absurdo que se les quiere imponer como grupo étnico
Por Roberto Rojas P.
DICIEMBRE, 2021. La respuesta de Rafael Uribe a la pregunta que le hago se transforma en otra pregunta, simple y muy mexicana: "¿pero qué pinche mamada es ésa...?
Hace algunos años viajé a California para visitar a unos familiares de mi esposa (ver texto aquí) y desde entonces veo cómo el desastre en aquel estado se ha acentuado terriblemente. Hoy, cuando entramos a la recta final del 2021, California es un infierno "progresista", un destino que millones de ciudadanos en el resto de Estados Unidos temen es el objetivo que busca el desastroso gobierno de Joe Biden (¿de dónde proviene Kamala Harris, por cierto?)
También es en este momento del año cuando visito Texas luego de cruzar la frontera por vía terrestre tras más de un año de estar (ridículamente) cerrada, excepto para esos inmigrantes ilegales que han colado, sin papeles, sin prueba de vacunación Covid, y nada se sabe de ellos. El contraste con California es --no encuentro otra palabra más adecuada-- espeluznante: aquí se respira el progreso, el avance, las oportunidades, a diferencia de Fresno, California, donde la incertidumbre y la amenaza impositiva no han hecho más que crecer desde mi visita.
"Si Texas no ha avanzado un mayor nivel de chingonería", refiere Rafael, "se debe a los límites que nos pone el gobierno federal. No te voy a decir que no tenemos problemas, muchos bastante complicados, pero si nos comparamos con Nueva York, con California o con Illinois, lo único que nos queda es decirles 'sigan votando por los demócratas, pendejos...'"
A principios de noviembre, pasado el Día de Muertos, llegué a Houston a invitación de Rafael, ex compañero de la secundaria. Rafa, como le decíamos en esos ayeres, estudió Ingeniería y luego se fue a cursar su posgrado al estado cowboy. Después vino la especialización y la oferta de empleo (y el matrimonio con una méxico-americana, oriunda de Guanajuato). Rafael se naturalizó en 1997 y se siente orgulloso de pertenecer a un país que, afirma enfático, siempre le ha respetado su cultura.
"Al vivir en Texas es inevitable recordar que estoy en un territorio que alguna vez fue parte de México, y eso me llena de orgullo", me dijo Rafael al primer día de mi llegada, cuando fuimos a cenar. "Lo menos que nos deben los gringos es algo de respeto... ¡piensa en todo el petróleo que les regalamos con todo y Texas!".
Ya más en confianza, le pedí su opinión sobre el término latinx que los "progres" norteamericanos (y también en Texas: al igual que en buena parte del país, éstos tienen copada la actividad educativa) y me responde, sin pensarlo mucho: "Una mamada, cómo te acabo de decir. ¿Quiénes son esta gente, quién les dio el derecho de exigir que se nos llame así? ¿cuándo nos consultaron? Son una sarta de soberbios que se creen dueños de la verdad... somos méxico-americanos, no pinches latinx ¿de dónde sacaron esa mamada?"
Algo similar, aunque no tan explícito, piensa Brenda Morales, una bella rubia de ojazos azules cuyos padres nacieron en Chihuahua. Su apariencia física le dejó en claro quiénes son los verdaderos racistas mientras cursaba la carrera en Administración en una universidad de Houston. "Una nueva maestra blanca como yo pero de aspecto totalmente woke, regaña a todos los alumnos que tenemos piel blanca por nuestro pasado 'colonialista' y 'opresor'. Le digo que no estoy de acuerdo con esa generalización y me responde 'claro, tu eres blanca y te sientes obligada a defender esas posturas racistas' pero le respondo que soy blanca mexicana y me dice '¿eres blanca y mexicana? ¿cómo puede ser si allá todos son de piel café?' Si eso no es discriminación no se qué otra cosa podía serlo... ¡ahhhh, pero era una profesora progre así que no hay tos", ironiza.
Todas las encuestas dan el mismo, terco resultado: apenas un 2 por ciento de los latinos residentes en Estados Unidos aceptan el término latinx para referirse a ellos, pero de poco ha servido: los políticos demócratas, los principales medios y programas de televisión insisten en llamar la "comunidad latinx", como una especie de mantra que se debe administrar forzosamente a los latinos, lo quieran o no.
"En los años sesenta la izquierda pugnó para que el término latin cambiara por el de latina/latino pero ahora esa misma izquierda, con la incongruencia que le caracteriza, nos sale con que esos dos términos son políticamente incorrectos", dice Brenda Morales. Yo soy latina como mi padre era latino y mis dos hijos son latinos. Y si el día de mañana alguno de ellos me revela ser gay, de cualquier modo seguirá siendo latino, no latinx. Esa es una imposición que nada tiene que ver con nuestra cultura, ni con la estructura gramatical de la lengua española".
En eso coincide Rafael: "no existe una sola palabra en idioma español donde la letra x no vaya pegada a una vocal como son las palabras México, éxito, axioma, extra o exhibición. No hay una sola palabra en español donde la x vaya después de una consonante... eso habla enormidades de la ignorancia de esta gente respecto al idioma español. Esa gentuza woke no nos representa, ni tiene idea de las inquietudes, esperanzas y anhelos de los latinos que llegamos a este país dispuestos a rompernos el lomo para salir adelante..."
El hecho de que la abrumadora mayoría de los latinos rechacen eso del latinx ha traído otras repercusiones, las cuales fueron visibles en la pasada elección presidencial: el voto latino, por décadas considerado cautivo de la causa demócrata, está emigrando lentamente hacia la causa republicana. Y es que con todo y el incesante bombardeo de los medios hispanos en el sentido que Trump era el diablo del racismo encarnado, fue el republicano más votado por la comunidad latina en toda la historia.
Al respecto dice Rafael: "Lo que los demócratas no entienden es que si Trump era en realidad un racista, por qué en sus cuatro años de gobierno mi nivel de vida como latino subió pero con Biden no lleva ni el año y mis expectativas ya se están yendo al carajo. Es como sucede con los presidentes mexicanos, si son unos calenturas, les gusta pistear y son unos méndigos con sus esposas, eso me valdría madre mientras su presidencia esté dando resultados".
En la última elección legislativa tejana se dio el asombroso contrasentido de que el candidato "latino" de los demócratas fue Robert O'Rourke, apodado "Beto", quien compitió contra Ted Cruz, hijo de un matrimonio de marielitos cubanos. "Cuando los demócratas creen que solamente porque ese sujeto dice llamarse 'Beto', los latinos vamos a votar por él como borreguitos, es evidente que solo les interesamos como carne de cañón a la hora de las elecciones... como los activistas woke, los demócratas no conocen nuestras inquietudes, solo les interesa el poder..."
Rafael ha atestiguado este cambio de mentalidad entre la comunidad mexicana radicada en Texas: "En las pasadas elecciones el candidato demócrata perdió las elecciones en San Antonio pese a que se le consideraba un candidato garantizado y en un distrito con fuerte presencia mexicana y que los republicanos no ganaban desde 1965. La comunidad hispana, y sobre todo mexicana, se está dando cuenta que por muchas décadas los demócratas solo nos han estado viendo la cara".
Al día siguiente visitó a Braulio Ortega, un cuarentón rubicundo y cuyas barbas le dan cierto aire al fallecido tenor Luciano Pavarotti. Ortega refiere que su abuelo paterno emigró de México poco después de Tlatelolco y cuando supo que el autor intelectual del operativo, Luis Echeverría, había sido "destapado" para la presidencia. "Mi abuelo era muy activo políticamente; algunos de sus amigos llegaron a ser arrestados. Por eso se decidió venir a vivir aquí. Mi abuelo falleció poco después que Barack Obama ganara la reelección y nos advirtió: 'esta gente quiere destruir el espíritu de los Estados Unidos, no permitan que lo hagan...'"
Ortega suelta una ruidosa carcajada que resuena en el restaurant de Houston donde comemos cuando le comentó que "Beto" O'Rourke quiere convertirse en gobernador de Texas. "Ese tipo es un idiota, quiere confiscar las armas de fuego las cuales garantizan nuestra seguridad y la defensa de nuestro patrimonio. Pero es un idiota por otras razones: se hace llamar 'Beto' sin ser latino, ante lo cual los progres se hacen tontos y no lo acusan de 'apropiación cultural'. O'Rourke está en el sótano de las preferencias pero eso no te lo van a decir CNN ni el New Tork Times".
Un factor de irritación, de acuerdo con Ortega, es la percepción de los demócratas en el sentido de que los mexicanos asentados en Estados Unidos desean que la frontera se abra totalmente a los inmigrantes ilegales: "Pregúntale a quien quieras, la mayoría de los méxico-americanos en Texas estamos en contra de esa insensatez, no porque no queramos que vengan, después de todo son latinos como nosotros. Pero si van a venir para acá, que lo hagan de forma legal. Yo no entiendo al gobierno de Biden que sigue complicando los trámites para emigrar legalmente y le da facilidades a la inmigración ilegal", pero enseguida repara. "Más bien sí lo entiendo, lo que busca este gobierno es convertir a esos inmigrantes ilegales en carne de cañón electoral... atrás quedó el principio de que a Estados Unidos deberían venir los mejores preparados, los más capacitados, los que pueden aportar enormidades a este país... ahora se trata de abrirle las puertas a todos, y si apenas saben leer y escribir, qué mejor".
"Quienes cruzan la frontera ilegalmente lo primero que encuentran del otro lado son inmigrantes legales de origen mexicano que han visto alterada su tranquilidad y hasta han recibido amenazas de que les van a hacer daño si se les ocurre delatarlos", dice Brenda Morales. "Yo lo veo así: es como si en México tu vives en una colonia residencial y de repente ves que tus banquetas y tus parques comienzan a llenarse de gente desconocida venida quién sabe de dónde que te insulta y te agrede y cuando te quejas, las autoridades de la colonia exigen que te aguantes, que tendrás que acostumbrarte, y cuando llega el momento de elegir a los nuevos líderes de tu colonia ¿volverías a votar por esos incompetentes? Eso es precisamente lo que está pasando con este giro de los mexico-americanos hacia la causa republicana".
Ortega igualmente rechaza tajantemente el concepto del latinx. "Si un latino o una latina dice que es gay o trasgénero, perfecto, está en su derecho, en adelante así le llamaremos, ¿pero por qué carajos tenemos que especificar que es latino o es latina al hablar de sus preferencias sexuales, no es acaso una forma de racismo disfrazado?"
"Yo no veo ninguna diferencia en que alguien nos insulte diciéndonos latinx a que alguien nos diga greasers", refiere Brenda. "Esta gente que nos está forzando a ser latinx es la misma que cree que todas las mujeres latinas nos llamamos María y todos los hombres latinos se llaman Pedro; son los mismos que creen que los mexicanos somos una caricatura de Speedy González, que bailamos la jota y nuestra pasión son las corridas de toros. Esos son estereotipos de Hollywood, un hervidero de ideas izquierdistas. Ellos son los verdaderos racistas de este país".
"Nos dicen que Trump y los republicanos son unos racistas pero hasta hoy no he visto una foto de Trump con vestimentas del Ku Klux Klan y sin embargo ahí está la foto del gobernador de Virginia donde se le ve con un disfraz de gran dragón", concluye Rafael. "Odio profundamente la asquerosa hipocresía de los demócratas, y créeme que no soy el único".
EL próximo año habrá elecciones en Texas donde "Beto" O'Rourke está prácticamente en la lona aunque Hollywood le transfiera millones de dólares; se pensaba que el contrincante del que llaman gobernador Gregg Abott, el incumbent --el que busca reelegirse-- sería el actor Matthew McCounaghey , aunque éste desmintió que busque postularse. "Es obvio" apunta Rafael. "En este momento Abott es una aplanadora. Los tejanos seríamos unos auténticos imbéciles si cambiáramos el rumbo del estado votando por un tarado como O'Rourke. Y espero no equivocarme en mi pronóstico", dice con una sonrisa.
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