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NACIONAL

 

Demagogia lopezobradorista que huele a gas y a más burocracia

 

El reciente anuncio del presidente mexicano para crear una empresa gubernamental para supuestamente ofrecer gas a precio más bajo que los particulares aunque al final de trate de subsidios que terminamos pagando todos nos trae de regreso a las catastróficas políticas económicas de los años 70. Si el precio del gasto es alto, culpemos al débil y mediocre desempeño de un gobierno incapaz de impulsar un desarrollo firme

 

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JULIO, 2O21. Días atrás platicaba con una persona que me advertía cómo las "mañaneras" de López Obrador no eran tan eficientes como se nos ha querido hacer creer. Su argumento: si realmente sirven para "marcar la agenda" del día, ¿cómo es que entonces ningún otro político de importancia en el mundo acude a ellas? "Si esas mañaneras funcionaran, te aseguro que desde Putin hasta Boris Johnson estarían convocando a la prensa a las 6 de la mañana".

 

Mi amigo tiene razón, aunque es importante señalar que las "mañaneras" tienen un propósito alterno, esto es, desviar la atención en torno a toda noticia contraria a este mundo de fantasía y maravillas que nos quiere pintar la "Cuarta transformación". Quizá las "mañaneras" no sirvan como se piensa pero sí han ayudado a que López se aviente sus desmañanadas" en medio de una prensa mayoritariamente servil y sin sus enemigos políticos alrededor suyo. En realidad, la "mañanera" es una burbuja que protege a López Obrador de cualquier crítica como respuesta a sus disparates. Además ello, las "mañaneras" dan oportunidad a López de hacer anuncios sin tener que enfrentarse a lo que digan los legisladores y políticos de oposición. Ese es el verdadero objetivo más que el de "marcar la agenda" del día.

 

Una de esas ocurrencias ocurrió el pasado miércoles 7 de julio cuando el presidente López anunció la creación de Gas Bienestar, una empresa que, dijo, "distribuirá cilindros con el combustible a precios justos en las colonias del país, para abrir la competencia en el sector".

Y como cerecita a su declaración, López aseguró que "Pemex se hará cargo de la distribución y no le quitará el derecho a los distribuidores particulares de gas ya establecidos". Ah, vaya... siquiera.

 

Así pues, estamos de vuelta a los años setenta donde para contrarrestar la "avaricia" de los particulares, se crearon entes análogos que ofrezcan tarifas "más justas". Ante una Banca que funcionaba de acuerdo a las leyes del mercado, el gobierno federal creó el Banco de Crédito Rural para ofrecer a los ejidatarios créditos a bajo interés y así financiar el desarrollo agrícola de México. Tan bonitas intenciones terminaron luego "cambiando" el nombre de esa dependencia a Bandidal, donde miles de burócratas se enriquecieron bestialmente sin que los supuestos beneficios llegaran a los campesinos o los agricultores.

El fracaso total y absoluto del Bandidal fue tal que López Portillo, un mandatario hipernefasto, culpó a la Banca establecida de la crisis y la "nacionalizó" en 1982.


Otro caso lo tuvimos con el Infonavit, creado durante los años del no menos nefasto Luis Echeverría: ante lo oneroso que resultaba construir una casa mediante las constructoras privadas, el Estado creó su propio fideicomiso el cual supuestamente sería financiado con los ahorros de los trabajadores. Aparte de los infinitos fraudes que se han dado al interior del Infonavit, las casas de interés social no solo alteraron las leyes del mercado y promovieron la colusión/corrupción con las constructoras privadas sino que terminaron ofreciendo viviendas de pésima calidad en sus materiales.

 

Cuando el Estado incursiona en actividades esencialmente empresariales, no solo altera las leyes del mercado pues lo hace con la ventaja de poder subsidiar costos y tener a su disposición los fondos públicos, lo que termina por descapitalizar a la competencia, en vez de fortalecerla.

 

Algo similar sucedió con los cines en México. Dado que el costo de los boletos era alto y los dueños cobraban lo que les daba la gana", el gobierno federal creó la Compañía Operadora de Teatros (Cotsa) y la distribuidora PECIME, según esto para abaratar los costos inflados a propósito por los intermediarios. Se aplicó control de precios a las entradas y las golosinas; cientos de empresarios, arrullados con el subsidio gubernamental, dejaron de invertir en obras de remozamiento; cualquiera que asistió al cine hasta principios de los 80 recuerda cómo las salas eran un asco donde pululaban las cucarachas y aun en algunos cines podían verse las ratas pululando entre las butacas.

 

El Estado no tiene por qué competir directamente para andar "remediando" injusticias donde los empresarios "cobran lo que quieren". Los "precios bajos" que ofrecen esos entes gubernamentales en realidad son rebajas artificiales a base de subsidios, una condición ventajosa que termina por descapitalizar a la competencia legítima con lo que finalmente el Estado semimonopoliza el mercado y solo da cabida a los empresarios amigotes del político en turno. Es ingenuo suponer que con Gas Bienestar, su destino va a ser distinto al de Infonavit, Banrural o Cotsa.
 

Adicionalmente, hay un "detallito" que el mandatario "olvidó" mencionar en su "mañanera": al asegurar que ""Pemex les vende (el gas) a un precio (a los concesionarios) y ellos lo venden al consumidor un precio muy elevado", el tabasqueño pasa por alto que esto se debe a que las gaseras son un negocio, y que si revenden el gas al mismo precio en que lo compran, no dispondrían de recursos para pagar sueldos, echar gasolina y dar mantenimiento a los camiones que distribuyen el gas y para pagar la carga de impuestos, desde los federales, estatales y municipales hasta los impuestos "ecológicos" para seguir a flote. Nadie revende un insumo al mismo precio en que lo compra.


Por supuesto que hay otro factor que López "olvida" mencionar, y es que el causante de que el precio de las llamadas energías no renovables sea tan alto en México es el Estado, dado que únicamente el gobierno federal puede extraerlo del subsuelo. No son los empresarios hambreadores" quienes determinan subir el precio de la gasolina ni los que han decidido darle brincos inflacionarios al precio del gas LP durante este 2021.

 

Los distribuidores particulares marchan al ritmo que les impone el gobierno federal, y ahora éste piensa competir directamente con ellos mediante costos subsidiados. A la larga, ello sacará del mercado a los distribuidores pequeños y nos dejará a todos a merced de los megadistribuidores quienes, como ya se dijo, terminarán imponiendo un trust, impenetrable para los potenciales competidores.

 

Desafortunadamente, para miles de mexicanos que no se han tomado el tiempo de darle una analizada a los principios básicos de la economía, lo dicho por el presidente López suena a dechados de varita mágica: ¡por fin vamos a poder comprar gas a un precio más bajo de como lo venden los particulares! Y es que las cosas siguen siendo como alguna vez las vio el fallecido economista Luis Enrique Mercado, fundador de El Economista: "La máxima tragedia de los países subdesarrollados es que la gente que apoya el modo en que un Estado maneja la economía, al mismo tiempo está conscientes que si ellos manejaran su economía doméstica del modo en que lo hace el Estado, quedarían arruinados en cuestión de días".

Por supuesto que empresas estatales como Gas Bienestar venden el gas a precios subsidiado pero al final el consumidor termina pagando el diferencial con más impuestos o mayor inflación. Si al llegar a la edad adulta dejamos de creer en Santa Claus o en los Santos Reyes ¿por qué seguimos entercados en pensar que todo lo que el Estado vende a precio subsidiado lo hará con el dinero de los demás, nunca con el suyo?

Igualmente, Gas Bienestar implicará la contratación de personal para cubrir las nuevas plazas de técnicos, operadores, repartidores, secretarias y toda la infraestructura en este negocio que suele costar miles de millones de pesos que saldrán de los impuestos que todos pagamos. Más burocracia, más gasto público para culpar a los demás por la incapacidad del actual gobierno lopezobradorista para echar a andar un plan de desarrollo que estimule la creación de empleos por parte del sector productivo, es decir, privado. Eso no le interesa en lo absoluto a la 4T.

Si el precio del gas LP nos parece elevado, se debe a que tenemos una economía mediocre, deprimida y que produce muy poco, lo que se traduce en bajos salarios. Gas Bienestar no tardará mucho en dar a la economía mexicana un desagradable olor a gas malestar.

 

 

 

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