Y como premio
a la ineptitud de Bartlett, la CFE aumenta sus prebendas
Con su lema de
aprovechar cualquier crisis para su causa, la izquierda
lopezobradorista está a punto de echar a andar una ruinosa reforma
eléctrica debido a la imprevisión en la producción de energía en
Texas. Un premio ala incompetencia del titular de la CFE, Manuel
Bartlett
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FEBRERO, 2021. Se suponía que para este año la
nieve solo la conoceríamos en fotografías. Pues bien, díganle eso a
los regiomontanos y, sobre todo, a los habitantes del estado de
Texas quienes desde la noche del 14 de febrero comenzaron a recibir
una nevada que se prolongó por casi 24 horas, un fenómeno que no se
repetía en aquel estado, según estimaciones, desde 1924. El
calentamiento global, como se ve, ta´cabrown.
Hacia la tarde del día siguiente el 70 por ciento del estado cowboy
quedó sin energía eléctrica y sin agua potable. En la mañana del
lunes los efectos traspasaron la frontera y cruzaron a territorio
mexicano donde por lo menos cuatro estados sufrieron apagones que se
prolongaron por casi cuatro horas. Los cortes de energía continuaron
en algunas ciudades, incluso hasta el viernes siguiente, incluidos
algunos estados del sur y hasta del Bajío, a cientos de kilómetros
de la franja fronteriza.
¿Qué fue lo que sucedió? Cientos de turbinas que producen energía y
que parecen enormes rehiletes, repartidas a lo largo de Texas,
simplemente quedaron congeladas al no estar preparadas para recibir
temperaturas tan bajas, en algunas regiones incluso de hasta -13
grados centígrados. El gobernador de Texas decretó entonces prohibir
la venta de gas a México mientras duraba la emergencia.
La Comisión Federal de Electricidad emitió un comunicado donde
indicaba que la emergencia se había dado debido a que una cláusula
aprobaba la compra de gas y de electricidad a Estados Unidos,
aprobada durante el gobierno de
Ernesto
Zedillo, motivo suficiente, claro, para que se
armara tremendo alboroto en las cámaras donde se exigió "acelerar"
la reforma eléctrica enviada por el presidente López Obrador y
aprobada por el Congreso a los pocos días; al momento de escribir
esto faltaba la aprobación del Senado). Si así aprobaran nuestros
legisladores otras cosas más ingentes.
Por supuesto, es muy fácil echar la culpa a los texanos por nuestra
propia incompetencia. Contrario a lo que pudiera pensar Bartlett
--tan experto en asuntos eléctricos de lo que en fasenlinea
nosotros sabemos sobre cultura de Moldavia-- si se aprobaron en su
momento esos cambios constitucionales ("rendijas legales", les
llaman algunos) fue porque ya se sabía perfectamente que el
Estado mexicano sería absolutamente incapaz de satisfacer la demanda
de energía eléctrica en los años venideros si se insistía en
mantener infraestructuras obsoletas que quizá era modernas en los
años 60 pero hoy son poco menos que chatarra.
El lector promedio de fasenlinea seguramente recuerda los
"apagones" que hubo en 1980 durante el gobierno de
López
Portillo. En ese tiempo se insistió que la
inusitada "ola de calor" y la escasez de huracanes, algo que un
funcionario del régimen atribuyó a que los gringos los estaban
desviando, obligaría a cortar la luz una hora diaria en varios
sectores urbanos. Luego se supo que en realidad la CFE había sido
rebasada en su capacidad para producir energía eléctrica; ante la
petición de varios analistas para abrir esa dependencia a la
inversión privada, el Estado respondió con los "apagones": mejor a
oscuras que venderse a los particulares.
Esa deficiencia en la producción de electricidad daría lugar a que
se buscaran otras alternativas para generar energía, entre ellas
Laguna Verde, una planta enormemente criticada en los años 80. Fue
con la firma del TLC años después que se consiguió esta reforma que
permitía al estado de Texas "pasar" energía eléctrica a México, algo
que tampoco era novedoso, por cierto: hasta antes del echeverriato,
la mayoría de las ciudades fronterizas con Estados Unidos recibían
la energía del "otro lado" y rara vez sufrían desabasto de luz.
Pero esta vez pasó lo inusitado, una tremenda nevada que dejó sin
energía a un estado que le vendía electricidad con infraestructura
construida por varios particulares mexicanos para entregarla a la
CFE. En este punto hay que establecer que la misma estrategia
energética de Texas, enfocada en las turbinas y los páneles solares, igualmente demostró
ser inoperante ante una emergencia. No olvidemos que las turbinas
han sido una exigencia de los grupos ecologistas para producir
"energías limpias" con el uso de la luz solar.
Por supuesto nadie previó que un día en Texas se registrarían
temperaturas que por un par de días convertirían al estado en una
gigantesca tundra y que terminaría congelando las turbinas y los
miles de páneles solares distribuidos a lo largo del estado.
A alguien había que echarle la culpa. No a los grupos ecologistas,
que dejaron ver en clara su ausencia de prevención en casos de
desastre. Es mejor culpar, del lado texano, al senador Ted Cruz,
quien con su viaje a Cancún se tomó unas vacaciones con el peor
timing de su vida, y de este lado, a los particulares.
El fiasco de una política socialista trae consigo, como carambola,
la enarbolación de una política socialoistoide en México.
Peor aún es que, como lo apunta el ex candidato presidencial panista
Ricardo Anaya en un spot, la "estrategia" de gobierno federal
consiste en utilizar los excedentes de combustóleo par producir
energía, práctica no solo brutalmente antiecológica desechada en
otros países, establece Anaya, "resultará insuficiente para
satisfacer la demanda de energía eléctrica por lo que los apagones
serán más frecuentes".
Lo que la reforma no incluyó, por cierto, es que la CFE indemnice en
lo futuro a los usuarios que vean afectados sus aparatos eléctricos
cuando se presenta un apagón o, peor aún, con las bajas de voltaje,
mucho más perjudiciales. Cientos de frigoríficos, refrigeradores y
enfriadores quedaron dañados con los "apagones" del 15 de febrero
aunado a que toneladas de alimentos y medicamentos que requieren
enfriamiento constante se echaron a perder. Que se frieguen.
Finalmente, la costosa incompetencia del titular de
un monstruo como la CFE le habría costado su puesto en un gobierno
más serio y responsable. Por el contrario, su jefe López parece
haber premiado más a Manuel Bartlett ante semejante falta de
prevención con mayor poder al gobierno federal con una reforma
ominosa y anacrónica.
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