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Reporte desde McAllen: ¿se cumplirán los augurios y quedará sepultada la hegemonía demócrata  entre los latinos de Texas?

A unas semanas de realizarse las elecciones intermedias en Estados Unidos, la zona fronteriza que está sufriendo la irresponsable política migratoria de Joe Biden tendrá una oportunidad histórica de cobrarle cuentas, una zona donde el voto latino tiene un peso enorme y el cual éste decidirá si sigue soportando a los políticos demócratas o terminará por echarlos a la basura. Veamos cuál es el panorama que se percibe en una de esas ciudades

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Por Roberto Rojas P.

OCTUBRE, 2022. Nos encontramos a unas semanas que se despeje la incógnita respecto a unas elecciones cuya importancia histórica es esencial para la supervivencia de Estados Unidos: ¿se seguirá dando la confianza a los demócratas y  a su presidente Joe Biden, un mitómano que conduce una máquina loca a toda velocidad rumbo al abismo, o en cambio, se tratará de ponerle freno desde la Cámara de Representantes (Diputados) Y el Senado a través  de una mayoría republicana?

En este ajedrez de pesadilla en que han resultados los dos primeros años de Biden, la frontera sur del país juega un papel importantísimo, mucho más que en otros procesos electorales. En primer lugar, y gracias a que el inquilino de la Casa blanca --algo relativo pues se la pasa la mitad del tiempo "descansando" en New Hampshire-- le hizo un abierto coqueteo a la inmigración ilegal desde que estaba en campaña y el efecto ha sido la pérdida de control de la frontera, una invasión que, como veremos más adelante, tiene enfurecida a la comunidad latina del lado americano.

La muestra más fehaciente de ello fue la reciente elección de Mayra Flores, una guapa tamaulipeca que de niña emigró a Texas, y aunque su familia contaba con ahorros exiguos cuando cruzó la frontera, Flores se convirtió en la primera mujer de origen mexicano en llegar al Congreso de Washington, noticia que, por cierto, las cadenas hispanas recibieron con un bostezo. Lo interesante es que Flores rompió un monopolio del voto en el sureste de Texas que los demócratas habían ostentado desde 1867. "Esto es una adelanto de lo que viene", dijo Flores en un reciente discurso. "Los demócratas han abandonado a quienes confiaron en ellos y los llevaron al poder. Debemos ejercer la democracia para evitar que crezca el totalitarismo en este país".

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A principios de este mes realicé otro viaje a la frontera norte, específicamente el cruce internacional de Reynosa con McAllen para tratar algunos asuntos personales. Sin embargo también aproveché para explorar el ambiente en esa ciudad ahora que las elecciones legislativas intermedias se desarrollarán dentro de unas semanas en Norteamérica.

Al cruzar la frontera, lo sabemos de sobra, el cambio es enorme pero hay algo que cambia poco, casi nada: el idioma. Los avisos comerciales de los establecimientos están en inglés pero abundan los "billboards" en español y en todos lados la gente habla español, tapizado de anglicismos y spanglish, cierto, pero español, al fin, algo que no extraña si asumimos que el 86 por ciento de los habitantes de McAllen son de origen mexicano aunque me cuentan ha habido un aumento cada vez más perceptible de inmigrantes centroamericanos y aun sudamericanos, algo que hasta hace poco, me dicen, era una rareza.

Primero platico con Norma Ávalos, graduada en Administración en la A&M de Austin, "cuando esa universidad aún no era engullida los wokes; de habe rsido alumna en estos días, cada día tendría que tomar mi medicina para la náusea antes de cada clase", dice medio en broma. Luego de pasear en unas "chalupas" tipo Xochimilco en un lago artificial al lado de una plaza comercial, Norma, mi esposa y yo nos sentamos a platicar y ver qué sucedió con quien hasta hace poco fue una activista política demócrata en el área de McAllen:

"Mis padres emigraron de Nayarit en los setenta y aunque se vinieron para acá, ellos seguían siendo priístas de hueso colorado. Me decían, sobre todo mi papá, que ese partido había aplicado la justicia social en México, que Porfirio Díaz había sido un tirano y yo, ya más grandecita, me preguntaba, si México es una maravilla ¿entonces por qué nos venimos a vivir acá? Muchos años después y poco antes de fallecer, mi padre confesó la verdad: odiaba al PRI pero pensaba que al defenderlo, evitaría que yo perdiera mi identidad y me convertiría en 'gringa' que olvidara sus costumbres y sus tradiciones. Para mis padres, México era el PRI y viceversa".

Pero ni esa sospecha ni esa confesión evitaron que Norma votara por los demócratas desde que tuvo derecho al voto. "Voté por John Kerry, algo que hoy no termino de entender, luego por Obama dos veces, después por Hillary y cuando pensaba hacerlo por Biden me dí cuenta que el señor ya no hablaba frases coherentes, insultaba a los negros y acosaba mujeres,  muchas de ellas menores de edad pero la prensa, incluida en español, no dejaban de alabarlo y de poner a Trump como un aliado del demonio. Nunca expresé a nadie que voté por Trump, ni siquiera los miembros de mi familia y eso lo estoy revelando hasta hoy".

Agrega que, en la comunidad mexico-americana en el sur de Texas, "votar por los demócratas en  bloque ha sido una tradición colectiva. Recuerdo que el día de votación la familia y los amigos comíamos juntos y ahí nos íbamos a votar por todo lo que fuera demócrata". ¿Y por que ese incondicional apoyo de la comunidad latina al partido del burro"?, le pregunto. "Ahora veo que los latinos seguimos atenidos al paternalismo", explica, "nos aterra la posibilidad que nos suelten de la mano para enfrentar solos el mundo, y para lograr ese efecto tienes que inventar al coco, un villano. Los demócratas inventaron al villano redneck republicano, el ultrafascista que nos odia, que quiere exterminar nuestra identidad. Sin embargo ningún redneck me ha insultado como hace poco lo hizo alguien que era mi amiga cuando le hablé de las cualidades de Sandra Flores. Me llamó traidora, me mentó la madre y hasta me tachó de 'racista' ¡Y eso que ella, Sandra y yo somos todas de origen mexicano!"

En mi habitación del hotel enciendo el televisor. En las estaciones locales abunda la publicidad política de los candidatos demócratas para concejales, los llamados jueces de paz, alguaciles, jefes distritales y candidatos a la Cámara de Representantes y del Senado. La publicidad a favor de los candidatos demócratas es abrumadora en los grandes canales, y en el caso de Telemundo, en su barra de anuncios locales, los candidatos republicanos parecen no existir. Cualquier despistado que se guiara por esa ilusión pensaría que los texanos están más que entusiasmados por el candidato demócrata "Beto" O'Rourke y piensan votar en masa por él en noviembre.

Sin embargo esa supuesta adoración no parece reflejarse en la vida real, por lo menos en McAllen,. Me reúno con varios habitantes en un Whattaburger y hablamos de "Beto" O'Rourke. "Luego de la masacre de Uvalde la prensa aquí en Texas hizo un escándalo gigantesco porque las encuestas subieron dos puntos a O'Rourke pero desde entonces esas encuestas han dejado de publicarse, y no creo que sea porque le esté yendo muy bien", refiere Phil Corona, un tipo alto que impone respeto y cuya apariencia corpulenta me hace pensar, correctamente, que en su juventud Phil había jugado futbol americano en la universidad.

"Recibimos una lluvia impresionante de publicidad en los medios a favor de O'Rourke y de los candidatos demócratas", agrega Victoria Cervantes, una cuarentona de deslumbrantes facciones latinas. "Pero ante la ausencia de propuestas, siguen atacando a Trump por lo del 6 de enero, lo pintan como un satanás racista pero que este año ni siquiera estará en las boletas electorales. Yo quiero que me ofrezcan algo que contribuya al progreso de McAllen, que me ayude a conseguir mis objetivos de vida; a mí no me vas a convencer que vote por tí diciendo que Trump organizó la toma del Capitolio, eso a mí no me interesa en lo mínimo".

"Realmente a nadie aquí le interesa esa pendejada del Capitolio", añade Corona. "Le metieron juicio político a Trump por ese asunto y no le probaron nada pero ahí siguen jode y jode, como si con eso nos fuéramos a olvidar que los precios cada día suben más". Por lo que respecta a O'Rourke, Corona responde sin pensarlo mucho: "es un pobre idiota... Dios nos agarre confesados en Texas si este tarado llega a gobernador".

Agrega Norma: "Yo no sé que le pasó a esta gente (los demócratas). Hasta hace poco eran normales , compartíamos las mismas cosas, teníamos los mismos intereses, y ahora muchos tachan de racistas o patriarcales cosas que ellos mismos antes hacían hasta con deleite". Interviene Corona: "Yo sí sé que pasó, Norma: fue la politización de nuestra vida diaria. Recuerdo que hasta hace poco la política se metía solo cuando había elecciones, discutíamos y todo y cuando pasaban las elecciones nos olvidábamos del tema, volvíamos a ser amigos, a tener noviazgos y crear familias; cada quien hacía su vida y te importaba poco que tu vecino fuera republicano o demócrata, o si los sabías no te importaba gran cosa, era asunto de cada quien. Pero ahora que vemos política hasta en el papel sanitario, nos hemos encrispado y vemos con sospecha a quien tiene ideas políticas diferentes. Esto no existía en la sociedad norteamericana hasta hace poco".

Victoria recuerda que hace unos cinco años platicó con una mujer que llegó a Estados Unidos procedente de Bosnia, una región devastada por la guerra civil en los años 90: "Ella  me decía que antes de la guerra se llevaba muy bien con sus vecinos, salían a pasear, a cenar juntos pero el ambiente se politiza, los vecinos pasaron a ser enemigos a muerte y muchas familias se separaron. Esta persona dijo que le preocupaba que eso se estuviera repitiendo aquí".

El fenómeno "ya se está reflejando en este país", dice Corona, el ex jugador de futbol americano universitario. "Sé de casos de matrimonios que se divorciaron porque uno era republicano y el otro demócrata. Hace tres años hubo una fuerte discusión en la cena del Día de Gracias cuando Trump salió en la conversación y echaron a perder la cena. Pero esa división ya venía desde antes, la inició Obama, ese señor en lugar de unir el país se dividió más, esto pese a que nos habían prometido que con Obama se iba a acabar el racismo... ¡se puso peor!"

"Recuerdo que los Obama propusieron que el Día de Gracias habláramos con nuestras familias las maravillas del Obamacare", agrega Cervantes. ¿Por qué, para qué meter ese asunto en una reunión familiar?

En otra charla, esta vez con Art Acevedo, quien presume que sus ancestros mexicanos en el sur de Texas "se remontan a tiempos anteriores a Santa Anna", menciona que "el reto inmediato es romper la inercia de ese voto incondicional, masoquista, el que nunca pide cuentas, que existe aquí a favor de los demócratas. Ya se rompió algo esa inercia con la elección de Sandrita Flores pero falta mucho más por hacer. Tenemos una inflación cercana al 10 por ciento, el galón a 6 dólares, la vida es mucho más cara aquí que hace apenas dos años y nuestras ciudades son cada vez más inseguras, pero para muchos paisanos eso no parece bastar. Tenemos que convencerlos que el proyecto que hoy tienen en mente los demócratas no es el proyecto de Kennedy o d e Bill Clinton, es un proyecto que busca desaparecer la libertad de ser tu mismo, el principal atractivo que ha hecho que millones de personas tienen para venirse a vivir acá".

Todos ellos comparten la "mala percepción" que se tiene en el sentido de que los méxicoamericanos en el sur de Texas dan la bienvenida a la inmigración ilegal, algo que periodistas como Jorge Ramos dan por cierto (y utilizaron como herramienta anti Trump para acusarlo de "racista"). "Es totalmente fake, me enfurece que esa gente piense que esa es una opinión generalizada en la frontera con México", señala Acevedo, sin evitar usar algo de spanglish. "Si quieren venir a vivir a Estados Unidos háganlo por la vía legal pero no esperen que los recibamos con los brazos abiertos si cruzan la frontera violando las leyes migratorias".

Agrega la administradora Ávalos: "¿Cuál es el mensaje que se le está dando a la gente que quiere emigrar legalmente? ¡Para qué batallas, hazlo sin papeles, no pierdas tu tiempo haciendo trámites y haciendo corajes burocráticos". Corona adereza ese tema: "Lo increíble es que la gente que quiere entrar legalmente tiene estudios escolares, ya han estudiado el idioma inglés y tienen nociones de cómo es la vida en este país. En cambio, un inmigrante ilegal tiene estudios básicos, sabe o poco o nada de inglés y no está preparado para convivir en esta sociedad. ¿Sabes por qué se les da preferencia en vez de gente preparada y cuya aportación al país sería enorme? ¡Exacto! Es más fácil manipular a un votante ignorante que alguien un poco más instruido".

La comunidad latina: ¿la más antiwoke de las minorías raciales?

Quizá embelesados por la aparición en escena de Alexandra Ocasio Cortez, los demócratas pensaron que tenían a la comunidad latina comiendo de la mano, en especial para manipularlos imponiéndoles la doctrina woke que, por cierro, va en contra de muchas de las convicciones de los mexicoomericanos, incluso mas marcadas que entre la población anglosajona blanca.

"Los latinos en el sur de Texas profesamos una fuerte religiosidad", agrega Victoria Cervantes. "Me parece profundamente ofensivo que un partido político dé cobijo a gente que dice que el cristianismo es la religión de los racistas opresores, que se queda callado cuando un profesor humilla enfrente de todos a un alumno por llevar una cruz colgada al cuello, y como ofensa final nos quieren imponer eso del latinx". Este último comentario hace soltar la carcajada entre los sentados a la mesa.

"¡Latinx mis güevos!", dice Corona, y las risas se hacen más estruendosas.

Ya pasadas las risotadas Corona dice: "Los demócratas quieren destruir el concepto de familia, que es el concepto más importante entre los latinos ¿y todavía se sorprenden de que Mayra haya ganado la elección? Ella es parte de nuestra comunidad, defiende nuestros valores, habla nuestro mismo idioma y no siembra el odio racial. ¿Acaso pensaban que íbamos a votar por alguien que amenaza nuestros valores y nuestra identidad cultural? ¿Creen que nos nos dimos cuenta cómo Nancy Pelosi veía con asco a la hija de Mayra?

Concluye: "Los wokes son un culto con dogmas inapelables donde si te sales del corral eres un apóstata y mereces que te aplasten, pero no olvidemos lo que pasó con el culto de Guyana y Jim Jones. Y para allá va al partido demócrata. Quizá cuando llegue ese momento el partido logre reciclarse y salga algo bueno, aunque lo dudo mucho".

Finaliza Norma, cuyos padres siguieron siendo priístas aun después de emigrar a Estados Unidos: "Los demócratas nos creen tontos, como si no supieran que nuestros padres llegaron aquí a consecuencia del fracaso de esas políticas socialistas que nos quieren implantar aquí. Si el socialismo funcionara nuestros padres no habrían tenido necesidad de salir a buscar una vida mejor".

***

A diferencia de El Paso, virtualmente invadida por inmigrantes ilegales, McAllen no ha visto una oleada similar, entre otras cosas, porque durante la presidencia de Trump se completó casi en su totalidad el muro en esa área mientras que en la otra ciudad tejana la construcción fue interrumpida al poco tiempo que Biden asumió el poder y ahí están las consecuencias.

Sin embargo, los habitantes de McAllen temen una ola de inmigrantes legales en los dos años que aún le quedan a Biden o, peor aún, Kalama Harris.. "Si gana O'Rourke no duden que empezarán a enviarnos oleadas de inmigrantes como forma de castigo por atrevernos a votar por los republicanos y Texas se irá al carajo", refiere Corona.

Dentro de unas semanas se despejarán todas las incógnitas. Pero por lo que vi en McAllen, las cosas no pintan nada bien para el partido del burro... mote, por cierto, que hoy puede ser tomado literalmente.

 

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