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INTERNACIONAL

 Cómo la Banca mundial está cooperando en secreto con los arquitectos del reseteo

De un tiempo para acá, varias instituciones bancarias exigen información cuando se realiza una transferencia, lo que incluye la fecha de nacimiento del beneficiario. ¿Por qué? Lo que acaba de ocurrir con las protestas anticovid en Canadá infiere se trata de algo más que un requisito "molesto pero necesario", y que podría servir para ahorcar financieramente a los movimientos disidentes ante lo que las élites del poder político y económico quieren imponer al mundo

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Primero vino la promesa de que todo sería por tu bien, que era para mejorar la sociedad en la que vivías, que no desconfiaras de sus propósitos. Pero al día siguiente ya estabas bajo la tutela del Estado y de los dueños del gran poder económico...

Tiempos Modernos, Paul Johnson

MAYO, 2022. Tengo en mi clase de español a un alumno al que llamaré Robert, originario de la Gran Bretaña y quien recientemente contrajo matrimonio con una mexicana. Robert ha estudiado español por casi un año; siempre había realizado sus pagos mediante una transferencia internacional aunque esta vez, al contrario de otras ocasiones en que la transacción se realizaba en segundos, el banco pidió a Robert "esperar tres días". Pasó el plazo, y nada. Ante la queja, el banco solicitó esperar "cuatro días más".

En su siguiente mensaje, Robert me dijo que el banco "no realizaría la transacción a menos que le proporcionara el nombre y la fecha de nacimiento del beneficiario", algo que me desconcertó: ¿desde cuándo a una institución bancaria le interesa saber el día y el año en que la persona que recibe el dinero llegó a este mundo? Ante esa situación pedí a Robert que cancelara la transacción (ya habían pasado 10 días que al había realizado) a lo que el banco respondió que, con todo gusto, pero antes de hacerlo de todos modos tendría que proporcionar mi nombre y mi fecha de nacimiento.

(Ante este punto, hice lo que haría cualquier mexicano que detecta cierto tufo en este tipo  de situaciones: proporcioné a Robert mi nombre real pero con una fecha de nacimiento falsa. Aparentemente el banco se tragó la píldora pues la transacción finalmente fue cancelada y recibí mis honorarios a través de un depósito hecho en un Oxxo donde solo se pide el número de cuenta, no el nombre ni fecha de nacimiento... todavía).

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Quizá mi alumno Robert, nacido en un país donde este inesperado requisito pudiera perecer "algo un poco molesto, pero necesario", en otras latitudes con amplio historial totalitario como México, es inevitable que una exigencia así cause preocupación. ¿Qué interés puede tener una institución bancaria de Londres una persona a la que se le ha hecho una transferencia monetaria? ¿Combatir el lavado de dinero? En mi caso es altamente dudoso, dado que la colegiatura era un poquito arriba de los mil pesos, es decir, menos de 40 libras esterlinas.  De nuevo, ¿por qué ese súbito interés de la Banca internacional por saber quién recibirá el dinero? Uno puede entender que requieran la información del remitente, ¿pero por qué la del destinatario?

"Piensa mal y acertarás", reza el viejo dicho. Y creo que ese requisito "un poco molesto, pero necesario" ya tuvo su primer efecto importante hace unos mees durante las protestas de los camioneros que bloquearon el Palacio de Gobierno en Ottawa, Canadá.

Como lo recordamos, las protestas se dieron porque el gremio de camioneros se negaba a recibir a la vacuna anticovid, y cuando el gobierno de Justin Trudeau amenazó con sanciones y se negó a escucharlos, éstos realizaron un bloqueo, totalmente pacífico, con cánticos, fogatas y exposiciones donde los manifestantes no solo respondieron preguntas acerca de su postura sino que explicaron a la gente que se acercaba en qué consistía su trabajo. Ni un solo vidrio roto en los alrededores, ni un solo comercio fue atracado ni incendiado; los camioneros exigían hablar con Trudeau pero éste huyó, como el miedoso e inmaduro que siempre ha sido.

Menos de una semana después llegó la respuesta del gobierno canadiense cuando éste ordenó congelar los fondos de los principales operadores del bloqueo al Palacio de Gobierno, eso con ayuda de plataformas como Pay Pal y las principales instituciones bancarias, entre ellas Nova Scotia, Chase Manhattan y Bank of America (en la foto) de modo que asfixiaron financieramente al movimiento en menos de 48 horas, al no permitir a los cuentahabientes sacar o meter dinero o realizar transferencias a personas previamente identificadas  como simpatizantes a las cuales sus cuentas también les fueron igualmente congeladas (como carambola, theamericanthinker.com reportó el caso de una mujer a la que se le congeló su cuenta porque alguien se la "prestó" a alguien para realizar una transferencia aunque ella que nada tenía qué ver con el movimiento).

¿Y cómo fue que los bancos no solo congelaron la cuenta del remitente sino hicieron otro tanto con los beneficiarios? Exactamente, mediante el modo en que a Robert exigieron "balconear" a la persona a quien se le envió un depósito, sin importar que la transacción hubiera sido finalmente cancelada.... naturalmente, y para  facilitar el trabajito, nada mejor que exigir nombre y fecha de nacimiento del beneficiario (la del cuentahabiente, por supuesto, la tienen desde hace rato).

Poco a poco, la idea de que las élites mundiales nos quieren llevar a un sitio oscuro que implica sumisión y obediencia a una dictadura en nombre del combate al cambio climático y la igualdad enfrentará una fuerte resistencia se da como un hecho, tanto así que esas élites ya ni se molestan en ocultar su propósito: Karl Schwab, de la Organización Mundial del Comercio y quien habla con un inglés trocho tipo villano de James Bond, incluso puso como fecha de lo que se ha dado en llamar el "reseteo": el año 2030 cuando según esa misma organización (por cierto ¿dónde carajos quedaron los globalifóbicos que protestaban cada vez que se realizaban cumbres del comercio en Davos, Suiza? ¿cómo fue que su indignación se evaporó tan de súbito??) cuando llegue ese momento "no tendrás nada y serás feliz", y "los valores morales serán llevados al punto del rompimiento). ¿Quién duda que, cuando llegue ese momento ,millones de personas se opondrán y organizarán movimientos y la forma ideal de neutralizarlos será congelando su principal fuente de financiamiento?

Por supuesto que esta tenebrosa estrategia igualmente se puede emplear para "congelar" a quien se sepa votó por algún político opuesto al "discurso", que destinó fondos a algún movimiento opositor o que hayan consultado páginas web críticas al partido en el poder o que, simplemente, haya destinado dinero a causas, por ejemplo, contrarias al aborto o que el cuentahabiente haya comprado boletos para ver una película o una obra de teatro consideradas "impropias" u "ofensivas". Los alcances de esta censura estarían pegando directamente a la estructura financiera, prácticamente "cancelando" más efectivamente a un movimiento que no pueda financiarse por oteo medio que no sea el de los donativos o transferencias enviadas por sus simpatizantes.

¿Llegará el momento en los bancos nieguen una línea de crédito a alguien que escribió un tuit "políticamente incorrecto" hace años o que haya hecho una declaración "ofensiva"?

¿Qué hacer? En primer lugar, no existe razón alguna para que los bancos indaguen acerca de quién está recibiendo el dinero: lo más que les concierne es verificar el número de cuente de quién recibe el dinero, esto como forma de llevar el control del dinero que entra y sale de la institución. ¿Pero para qué carajos quieren saber no solo el nombre sino también la fecha de nacimiento de una persona que no tiene cuenta bancaria con ellos?

Las élites, ese mundo al que pertenece la Banca, se la pasa mintiéndonos sin parar, distorsionando y escondiendo la verdad. No estaría mal recetarles la misma medicina, esto es, proporcionares información falsa de los beneficiarios, o en su defecto utilizar otras vías para realizar este tipo de transferencias.

Si el día de mañana Domino's Pizza, Starbucks o KFC exigen al cliente no solo su nombre sino su fecha de nacimiento al comprar uno de sus productos ¿no nos parecería esto una aberración matizada con tintes totalitarios? Si la mayoría de nosotros nos negaríamos a hacerlo ¿por qué ceder alegremente ante este requerimiento arbitrario por parte de instituciones a las que confiamos nuestros capitales y nuestros ahorros?

No he comentado esto con mi alumno Robert aunque dan ganas de enviarle una cita de (¿quién más? y británico, además, aunque nacido en Birmania) George Orwell, quien hace más de 80 años se asomó a la amenaza actual, no porque fuera Nostradamus sino porque conocía como pocos los verdaderos propósitos que suelen esconderse cuando se tienen tratos con el gran poder económico y político: "Puedes proporcionar tu confianza a las instituciones, pero si no quieres un día verte traicionado, nunca les confíes tu privacidad".

 

 

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