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INTERNACIONAL
Perú, de país desahuciado a posible émulo de Chile
Hace poco más de dos décadas era un país al que, se
decía, había que darle los santos óleos, pero hoy y
pese a los escándalos de corrupción de sus altos
políticos, Perú se perfila ya como el próximo
milagro sudamericano. No ocurrió en el Mundial, pero
sí puede darse en lo económico
Versión impresión
JUNIO, 2018.
Esteban Higareda es un ingeniero en computación que
todas las mañanas se levanta muy temprano para irse
a trabajar a un moderno edificio ubicado en el
elegante sector de San Isidro, al sureste de la
capital Lima. Pero dado que Esteban vive en el nuevo
distrito residencial de El Derby, ubicado más al
oriente, es un recorrido que en ocasiones le toma
casi 40 minutos en automóvil por lo que con
frecuencia Esteban come en la cafetería de la
oficina. Su esposa Magaly trabaja en una estancia
infantil mucho más cercana a su hogar, lo que le
permite llevar y recoger a Sandra, la hija menor de
ambos, quien estudia la enseñanza elemental
(primaria). Otra hija adolescente está a la mitad de
su carrera en Administración y maneja el otro auto
de la familia.
A sus 46 años, Esteban es parte de esa generación de
peruanos que, por primera vez en muchas décadas, se
están asomando con optimismo al futuro. El suyo es
otro de los cientos de matrimonios jóvenes que
habitan el Derby que, como ya se dijo, es un
complejo residencial que no existía hace 20 años.
"Esa área era puro campo abierto en ese entonces,
pero recuerdo que ahí se encontraron, como en muchas
otras partes cercanas a la capital, fosas
clandestinas con los cuerpos de muchos desaparecidos
por la violencia desatada por el terrorismo de
Sendero Luminoso y Tupac Amaru", nos dice Esteban
vía Skype. "Nuestra generación debe recordar siempre
lo que fue esa pesadilla para evitar que alguna vez
se vuelva a repetir".
De hecho la Lima --y casi todo el Perú-- de los años
80 representan un contraste gigantesco, de shock,
con el Perú actual. Los modernos edificios de varios
pisos, escasos en aquel tiempo, comienzan a
multiplicarse en Lima, que puede ya considerarse una
urbe con sus casi 7 millones de habitantes. Abundan
los autos nuevos que poco a poco han ido supliendo a
las chatarras que se les hacía funcionar a base de
"soluciones milagro" (lo que aquí conocemos como "mexicanadas")
hasta que terminaban por deshacerse. Según un
estudio de la Cámara de Comercio de Lima publicado a
fines del 2017, la clase media peruana ha crecido un
28 por ciento desde el 2005 mientras que la pobreza
ha bajado hasta un 36 por ciento en el mismo lapso.
Después de Chile, el país que ha hecho mejor las
cosas en Sudamérica para alcanzar su desarrollo ha
sido el Perú.
"Este país nos demuestra que así como el principal
causante de las crisis económicas es el Estado, éste
también puede ser el que empuje el desarrollo",
escribe el economista peruano Abelardo Enríquez,
también vía Skype. "Ahora solo falta limpiar el
comportamiento de nuestros políticos para no caer en
las tentaciones chavistas; si Chile, que está mucho
mejor económicamente que nosotros, acaba de salvarse
por un cabello de elegir a estos prochavistas,
imagina nosotros".
De hecho Perú sí cayó en esa tentación cuando
votó a favor de Humala Ollanta, un político que se
jactaba de su amistad con el chavismo, de prometer
darle "una paliza" a los "oligarcas" peruanos y todo
ese discurso demagógico que tanto daño ha hecho a
América latina y amenaza con seguir haciéndolo. Para
fortuna del Perú --y, muchos dicen, a una larga
conversación que Humala tuvo con
Mario Vargas Llosa
cuando aún era candidato, y de quien había sido
acérrimo enemigo-- Humala moderó su discurso y, ya
como presidente, se mostró mucho más conciliador
además de mantener el rumbo económico que, también
sorpresivamente, decidió seguir el dos veces
mandatario Alan García, que en su primera gestión
fue un desastre igual o peor al de Chávez pero que
en su segundo mandato renegó de casi todo su
populismo y mantuvo la mesura financiera.
Un pendiente es, por
supuesto, la inmensa corrupción al interior de las
altas esferas del gobierno. El ex presidente Pedro
Pablo Kuczysnki logró derrotar por escaso margen a
Keiko Fujimori, hija del mandatario avenido en
dictador Alberto Fujimori. Pero Kuczinsky, un
empresario y economista exitoso con estudios en
Estados Unidos y quien habla el inglés con soltura,
tuvo que renunciar cuando brotó su involucramiento
con la empresa Odebrecht para conseguir jugosos
contratos. Antes que enfrentar la justicia y ante el
acoso del Congreso, el ex mandatario a quien todos
conocen como PPK, renunció al poder y fue sustituido
por Martín Vizcarra, considerado un presidente de
tendencia moderada.
"Creo que ese es el factor que nos falta afianzar,
el de la estabilidad política", escribe Higareda,
"ya que sin éste difícilmente tendremos estabilidad
económica".
Ello no indica necesariamente que la burocracia
peruana se haya apaciguado en su afán por fastidiar
a los ciudadanos. El año pasado, en el gobierno del
"conservador" PPK, se aprobó una ley que prohibía
dar "cualidades falsas" a cualquier producto
comercial y donde además se tenía que especificar en
las etiquetas todos los ingredientes contenidos. Es
decir, si un jugo se anunciaba como "de fruta
natural", debería demostrarse que no hubiera sido
procesado en forma artificial. Una empresa que
predeciblemente respingó fue Coca Cola, pues esa ley
la obligaría a revelar su "fórmula secreta". Cuando
la burocracia alegó que así se proponía combatir la
"ilusión" y el engaño hacia los consumidores, las
agencias publicitarias respondieron. "Entonces que a
los candidatos en campaña se les prohíba decir que
en sus discursos que combatirán la pobreza y la
corrupción pues esto es vender ilusiones", dijo un
representante de las agencias publicitarias del
Perú. La ley quedó en congeladora pero en cualquier
momento puede ser revivida.
Con todo, el país avanza a un ritmo impensable hace
apenas dos décadas, con un 4.9 por ciento el año
pasado y estimaciones que indican que el país
crecerá entre 4.5 y 4.7 por ciento en el presente
año. "Estamos todavía lejos de la prosperidad
chilena pero sentimos que vamos en el camino
correcto", señala el economista Enríquez. "Solo
esperamos que nuestros políticos dejen de estar
metiendo la pata".
El legado de ése que no
puede ser nombrado
Hace años era común
preguntarse "¿en qué momento se jodió el Perú?". Hoy
la pregunta ha cambiado a "¿en qué momento el Perú
se comenzó a desjoder?"
En su turbulenta historia el Perú ha sufrido una
terrible andanada de dictadores, populistas
mesiánicos, militares egomaníacos y políticos que se
convierten en autócratas, casi todos inclinados
hacia la izquierda. Fue el caso de Manuel Odría,
quien gobernó en los años 40 y 50 y quien implantó
un curiosa mezcla de dictadura militar con tintes
socialistoides. Esa mismo menjurje lo quiso
reproducir otro general, Juan Velasco, quien asestó
un cuartelazo al presidente Fernando Belaúnde y de
inmediato implementó medidas radicales como la
expropiación de la industria minera, los periódicos,
las estaciones de radio y televisión así como las
empresa procesadoras de pescado que en ese momento
se encontraban en plena expansión. Velasco también
decretó una reforma agraria que en apenas cinco años
arruinó al campo peruano.
Tras un breve interinato del general Franciso M.
Bermúdez, Perú regreso a la democracia con otro
periodo presidencial de Fernando Belaúnde, pero el
desprestigio de los partidos políticos tradicionales
dio como resultado que un joven político egresado de
la Sorbona llamado Alan García ganara por amplio
margen las elecciones presidenciales. Entre las
primeras medidas de García se recuerdan el declarar
moratoria al pago de la deuda externa, decisión que
convirtió al país en paria mundial incapaz de
importar implementos y refacciones. García quiso
nacionalizar las casas de bolsa y la industria
bancaria pero la protesta liderada por el escritor
Mario vargas Llosa --y que lo llevaría años después
a contender por la presidencia-- obligaron al
populista mandatario a echar atrás la medida y
tragarse su coraje.
Eso no fue lo peor. En 1980 un ex profesor
universitario de ideas radicales nacido en Ayacucho
llamado Abimael Guzmán "declaró la guerra" al
"Estado burgués" peruano. Guzmán creó un movimiento
guerrillero llamado Sendero Luminoso al cual se le
atribuyen casi 125 mil asesinatos entre ese año y
1991, cuando Guzmán fue finalmente arrestado.
"Los peruanos
estábamos en medio del peor de los mundos posibles",
recuerda el economista Enríquez. "Por un lado la
espantosa gestión de García donde llegamos a tener
inflaciones de hasta el 500 mil por ciento, y por el
otro los ataques, bombazos y atentados de Sendero
Luminoso por todo el territorio".
Por su parte Higareda tiene muy presente el día en
que supo que Rolando, uno de sus compañeros de
clase, ya no volvería jamás al salón. "Fue a
mediados de 1989, jugábamos al futbol con Rolando
todas las tardes al salir de la escuela y recuerdo
que un lunes no se presentó a la escuela. Luego nos
enteramos que el sábado anterior a él y a su madre
los hizo volar en pedazos un artefacto que Sendero
Luminoso colocó en el establecimiento comercial a
donde Rolando y su madre habían ido de compras".
Y cuando parecía que la candidatura de Vargas Llosa
se encarrilaba al triunfo, de la nada apareció un ex
profesor universitario de matemáticas, ingeniero
agrónomo de profesión, llamado Alberto Fujimori. En
contraste al discurso de Vargas Llosa donde, como
Churchill, exigía sacrificio para alcanzar las
metas, Fujimoru se limitó a enarbolar un legajo de
hojas donde, decía, estaba condensado su programa
económico. "Lo cierto es que los peruanos de ese
entonces optaron votar por quien les prometía más a
cambio de menos", apunta Higareda. "Esa sigue siendo
parte de nuestra mentalidad".
Ya electo, Fujimori aplicó un "paquetazo", como se
llamó al plan de shock que trajo alzas todavía
mayores a los artículos básicos. Y es que, pese a la
vorágine inflacionaria que Alan García dejó de
herencia, la economía estaba altamente subsidiada.
"La verdad, aún no me explico cómo fue que a
Fujimori no lo lincharon en ese momento", apunta
Enríquez.
Fujimori prometió en campaña "ponerle fin" a Sendero
Luminoso, lo que causó la burla de sus opositores y
la prensa peruana, acusándolo de "prometer
imposibles", e incluso el Departamento de Estado
norteamericano le advertía manajerse con cautela
para evitar un mayor derramamiento de sangre. Pero
"el chinito", como le apodaban todos, cumplió su
palabra y arrestó a Guzmán, sin disparar un solo
tiro, irónicamente en un elegante departamento de
San Isidro, el distrito donde hoy trabaja Higareda.
Fujimori encerró al líder guerrillero en una jaula
donde éste se la pasaba dando vueltas y vociferando
consignas marxistas. Y pese a las advertencias del
Departamento de Estado de que su detención traería
una "sangrienta oleada de represalias, los
incidentes fueron muy pocos. "Es simple. La gran
mayoría de los peruanos detestamos a Abimael Guzmán
como los colombianos detestan a las FARC", escribe
Higareda. "Sus reivindicaciones nada tienen que ver
con las aspiraciones de todos nosotros".
Meses después Fujimori puso fin a la toma de la
embajada de Japón por parte del grupo guerrillero
Tupac Amaru, con lo cual los bonos de Fujimori se
fueron hasta el cielo. Igualmente, durante su
gestión la economía se fue recuperando lenta pero
decisivamente.
"Muchos se preguntan cómo es posible que Keiko
Fujimori haya tenido altísima votación las dos veces
que se postuló para la presidencia. La respuesta es
sencilla solo que, como el Voldemort de Harry
Potter, ese alguien que no puede ser nombrado", dice
Enríquez.
"El responsable del cambio es Alberto Fujimori, y
quienes han votado mayoritariamente por él han sido
los pobres, aquéllos que sufrieron directamente el
terror de Sendero Luminoso", señala Higareda. "La
verdad no sé si Vargas Llosa hubiera hecho un mejor
papel, es imposible saberlo. Pero de seguro Vargas
Llosa jamás habría recibido el Nóbel de Literatura
de haberse convertido en presidente del Perú".
Sin embargo Fujimori se atragantó con su propio
éxito y en un error mayúsculo, disolvió el Congreso
en abril de 1992 y se convirtió en presidente de
facto... exactamente lo mismo que hizo Nicolás
Maduro en Venezuela. "Fujimori era el Dr. Jekyll y
su asesor Vladimiro Montesinos el míster Hyde", dice
Enríquez. "De no haber sido por ese monstruo de
hombre que mandó reprimir y desaparecer a decenas de
opositores, Alberto Fujimori sería recordado como un
gran presidente", agrega Enríquez. "Al final lo que
terminó fue un caso similar al de Pinochet, un
gobierno totalitario, represor y violador de los
derechos humanos pero que económicamente dejó buenas
cuentas, o al menos mejores de cómo las había
encontrado".
Fujimori presentó su renuncia por télex cuando se
encontraba en Japón y durante algunos años vivió
impunemente hasta que se le ocurrió regresar a Perú
en busca de una nueva postulación. Pero fue
arrestado durante una escala en Chile a petición del
gobierno de Alan García. A Fujimori le sucedió
Valentín Paniagua y luego García quien optó por
mantener el rumbo económico, al igual que Alejandro
Toledo, un brillante economista que solidificó las
reformas económicas pero que se vio envuelto en
escándalos de corrupción (además que, se dice,
padecía de una crónica indecisión).
Mala suerte en el futbol que
se compensa con excelentes chefs
La plática con Higareda y Enríquez se dio en
momentos que la selección nacional peruana era
eliminada del Mundial tras 36 años de ausencia.
"Había muchas expectativas pero ni hablar. Nuestra
esperanza es que no tengan que pasar otros 36 años
para volver a un Mundial", escribe Enríquez.
Donde Perú si ha logrado calificaciones
sobresalientes es en el renacimiento de su oferta
gastronómica. Las condiciones insalubres llegaron a
ser tan malas que a principios de los 90 se registró
una epidemia de cólera en las principales ciudades,
algo que ahuyentó como parvadas al turismo en busca
de platillos diferentes y exóticos y en los cuales
el país andino se había distinguido por décadas. En
este momento la capital limeña y otras ciudades
importantes experimentan un boom culinario que sin
complejos se está enfrentando a las franquicias de
comida rápida.
"México y Perú comparten una rica herencia de
deliciosos platillos de comida mestiza", dice a
fasenlinea el chef Néstor Arredondo. "El país es
famoso por su ceviche pero también tenemos el lomo
saltado, papa la hancaína y el rocoto relleno, y tan
picoso como el mejor mole mexicano". Asimismo
Arredondo recomienda "no negar" (hacerle al feo) al
cuy, como se llama allá al cuyo, un roedor que,
afirma, constituye un exquisito manjar. "Si vienen
a Perú prueben el cuy, no se arrepentirán", escribe
el chef.
Veinte años, lo demuestra el Perú, sí son algo. Es
de esperarse que los cambios por venir sigan
teniendo un sello positivo.
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