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Mishima, portento literario y autodestrucción

Además de su enorme talento con las letras, fue alguien polifacético que lo mismo actuaba, practicaba el fisicoculturismo y hasta piloteó un avión. Pero en su mente germinó desde joven la idea de inmolarse en nombre del Emperador, episodio que derivó en trágicas consecuencias

MAYO, 2012. Su popularidad en Japón equivalía a la que hoy tiene JK Rowling en el mundo, se le llegó a considerar serio candidato al Premio Nóbel de Literatura y era un escritor de genialidad reconocida. Pero Fukio Mishima fue también lo que se llama una alma atormentada, alguien sicológicamente dañado desde su infancia que en algún momento perdió todo contacto con su realidad. Indignado por lo pérdida de valroes que veía corroer a la sociedad japonesa, en noviembre de 1970 Mishima cometió sepokku (1) para posteriormente ser decapitado, un ritual que había planeado por años, y en honor al Emperador.

Desde aquel momento expertos y biógrafos concluyen que el legado de Mishima es, simplemente, excepcional. Y no solo como novelista y dramaturgo --escribió además ensayos, artículos e historias cortas que se condensan en varios volúmenes pese a que al morir contaba con 45 años--, Mishima también fue actor, dirigió orquestas y aun piloteó un avión de combate. Pero también fue un nacionalista feroz, una especie de samurái reencarnado en otra época, alguien que desde joven se percibió como bisexual y que solía quedarse extasiado al ver la musculatura de un cuerpo masculino (él mismo fue lo que hoy conocemos como fisicoculturista).

Nacido como Kimitake Haraoka, Mishima aprendió a escribir mucho antes que sus compañeros de clase y, más aún, a redactar poesía. Sin embargo en la Academia a al que entró se burlaban de él y de su apariencia hasta que años después finalmente fue reconocida su inteligencia. Mishima pertenecía a una familia que había tenido cierto estatus social pero que lo había perdido casi todo pero que se negaban a aceptar su nueva condición. Su padre, un burócrata de bajo rango, veía como "poco masculinos" sus dotes literarios por lo que en cierta ocasión hizo trizas un librito de cuentos que Mishima había escrito con esmero. Con todo y desde que comenzó a publicar en su adolescencia, ya con el seudónimo que lo inmortalizaría, Haraoka adquirió una popularidad monumental.

En 1943 y el plena guerra mundial, Mishima quiso alistarse como kamikaze pero se le rechazó, vaya ironías, por su salud endeble y por engañar al médico al pretender tener fiebre. A partir de ahí comenzó a pasar horas haciendo ejercicio y desarrollando sus músculos. Ya desde entonces escribía por lo menos tres horas al día y tenía ya una considerable cantidad de lectores que devoraba todo lo que escribía.

Algo que emocionaba a sus admiradores era el hecho que Mishima podría representarle a Japón su primer Nóbel de Literatura, una manera simbólica de aceptar formalmente a un país habías cometido brutales tropelías durante la segunda guerra mundial. Sería además un modo importante de impulsar la lengua japonesa fuera del archipiélago; pero sobre todo, le sería otorgado a Mishima a quien llamaban "el Shakespare japonés" por el magnetismo que producían sus obras teatrales. El mismo Mishima había dicho en entrevistas, con escasa modestia: "Creo que sí se me diera un premio así, lo aceptaría de inmediato". Sus obras ya habían llegado a Europa y entre los miembros de la Academia Nóbel se le barajaba seriamente como candidato. El temor en Estocolmo, según el periodista Ikao Tamorake, era que el reconocimiento podría hacer resurgir el ultranacionalismo en Japón, actitud que Mishima ya estaba mostrando abiertamente.

En 1968 el Nóbel de Literatura es entregado a Yasunari Kawabata, noticia que e devastadora para Mishima, quien se niega a felicitar al ganador. Este es un golpe demoledor pues indicaba que pasarían décadas para que volviera a recibirlo otro japonés. Tamorake concluye que este hecho lo deja sin esperanzas de pasar a la posteridad a través de las letras por lo que opta por morir con honor en una ceremonia que comienza a preparara con varios acólitos suyos, estudiantes universitarios de los que sus compañeros no sospechan de sus actividades.

El 25 de noviembre de 1970 Mishima decide realizar la ceremonia final. Invita al general Kanetishi Mashita reunirse con él y éste acepta encantado. Poco después de la recepción Mishima lo ata a una silla. Tras declararlo rehén exige que su mensaje sea difundido a todo el Japón; se le intenta someter sin éxito y tras varias horas de negociaciones el escritor sale a un balcón y trata de leer un comunicado en voz alta. Frustrado por no conseguirlo, se desnuda parcialmente, da tres vivas al emperador y se entierra la katana en el vientre. Segundos después y luego de varios intentos, su acólito Furu Koga logra decapitarlo.

La noticia del suicidio provoca un shock mundial, pero sirve además para que buena parte del mundo descubra la obra de Mishima, entre ellos libros como La Terraza del Rey Leproso y El Mar de la Fertilidad, que consiste en cuatro volúmenes y es considerado hoy un clásico de la literatura japonesa. A 41 años de su muerte, la figura de Fukio Mishima apenas comienza a ser analizada más en concreto.


(1) Al contrario de lo que se cree, el harakiri es una parte de la ceremonia, llamada sepokku (muerte inducida). Sería como confundir un penalty con el futbol.

 

 

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