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Los engañosos efectos del factor Obama en las redes sociales

Algunos medios escritos han dado especial importancia a las preferencias que se reflejan en redes como Twitter y Facebook, Pero si bien su influencia fue decisiva en el triunfo de Barack Obama en Estados Unidos, tratar de reproducir aquí ese esquema puede llevarnos a una interpretación incorrecta de cómo se mueven las aguas preelectorales

MAYO, 2012. Cualquier asomo a las redes sociales, básicamente Facebook y Twitter, ofrecen un retrato distinto a lo que apuntan las encuestas en torno a las próximas elecciones federales que tendrán lugar en julio. De hecho, y como apuntaba el columnista Jorge Zepeda Patterson, claro simpatizante de López Obrador, éste "lleva una notable ventaja en las redes sociales" y mantuvo la esperanza que con el tiempo que queda se pueda ir reflejando en los votos ante el lento declive de la candidata panista Josefina Vázquez Mota. Sin embargo otro columnista, el también conductor de noticieros Carlos Loret de Mola, da por consumada la victoria del priísta Enrique Peña Nieto "de acuerdo a las tendencias que se reflejan en las redes sociales".

Las redes sociales, pues, parecen haberse convertido en factor que será decisivo al momento de ir a las urnas. Inclusive, medios como El Universal y la revista Contenido publican con frecuencia sus sondeos y el periódico Reforma invita a sus lectores a que participen en encuestas que luego son cotejadas para demostrar los avances. Y si bien en ocasiones sus resultados coinciden con los de las encuestadores profesionales, en otras dan tremendos brincos y aumento de seguidores de tal o cual que dejan mareado a quien trata de encontrarle lógica o encuadre a estos golpes de timón.. Por ejemplo, al momento de escribir estas líneas, la candidata panista Josefina Vázquez Mota había experimentado un súbito incremento de 50 mil "cibernautas" seguidores.

Pero así como hay quienes aseguran que "todo se decidirá en las redes sociales", el confiar ciegamente en ellas puede llevar a una interpretación errada de lo que en realidad sucede. El ejemplo más reciente lo tenemos en Colombia cuando Antanas Mokus aparecía empatado con el candidato oficial en prácticamente todas las encuestas virtuales pero las votaciones arrojaron una ventaja de 24 puntos sobre Mokus en la primera vuelta, y ni siquiera con la segunda ronda el ex alcalde de Bogotá pudo acercarse, ya no digamos empatar, al hoy sucesor de Álvaro Uribe.

¿Qué fue lo que pasó? Que Mockus contaba con un apoyo casi total en el ciberespacio colombiano. Como sucede en México, los tuiteros y feisbuqueros --como les llama un amigo-- son un sector mayoritariamente de clase media con ideas más o menos "progresistas" que intercambian puntos de vista únicamente con quienes piensan como ellos y arremeten con altisonantes e insultos contra quienes opinan distinto. Pero es un sector que se encuentra muy lejos de representar el espectro total de los votantes, millones de los cuales no tienen cuenta de correo y rara vez se asoman al ciberespacio, el cual en México se encuentra aún en su pubertad. Estos votantes --incluidos aquellos que sí visitan la red pero que no utilizan las redes sociales para opinar y promover sus preferencias políticas-- resultarán más decisivos que un grupo de ciberactivistas con filiaciones ya muy determinadas y que difícilmente cambiarán de aquí al momento de las elecciones.

El error que se cometió en Colombia, y que está ocurriendo aquí, es querer importar directamente el factor Obama de Estados Unidos. Como se sabe, el apoyo que las redes sociales dieron al actual mandatario fue decisivo para arrastrar su popularidad entre quienes no tenían muy definido su voto, en especial los jóvenes que votaban por primera vez. Asimismo, la cantidad de gente que utiliza Internet en Estados Unidos es muchísimo mayor a la que existe en México: BusinessWeek informó en octubre del 2011 que en un país con 313 millones de habitantes había 142 millones que se conectaban frecuentemente a Internet, y que de este universo unos 70 eran menores de 20 años". En México hay sitios especializados en medios, como el de la revista etcetera.com.mx que apuntan a apenas 7.5 millones de usuarios frecuentes de Internet en México para una población de 112 millones, menos del 10 por ciento.

Dicho de otro modo, las redes sociales representan a un sector de la sociedad que, cierto, es más activo políticamente, pero que está lejos de representar una tendencia tan grande como decisiva.

Quienes piensan que las redes sociales son más confiables que las encuestas tradicionales, lo hacen en el entendido de que medios como la radio y la TV solo reportan lo que conviene a sus intereses, y en especial reportan el acuerdo que ya existe con el candidato oficial Peña Nieto y el "descuido" al transmitir las propuestas sobre todo de López Obrador, quien, si nos fiáramos en las redes sociales, ya la está jalando los talones al ex gobernador del Estado de México. También acusan la "manipulación" que hacen las encuestas, Televisa y Azteca cuando los "brincos" de los aspirantes en su número se seguidores puedes ser atribuidos a cuentas inventadas, sustituto virtual de los "abajofirmantes" que hace años fijaban los desplegados pero muchos de los cuales no existían o eran nombres extraídos de directorios telefónicos.

Las redes sociales, las "menciones positivas/negativas/neutras" de los candidatos y los trends son sin duda importantes elementos para tener un bosquejo de hacia dónde caminan las preferencias electorales. Pero aún es temprano para considerarlas fieles de balanza.


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