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Una comedia romántica con el código da Hanks

Tras un par de desafortunadas incursiones en géneros que no son lo suyo, Tom Hanks actúa y dirige esta cinta que lo trae de vuelta al campus universitario para sacar un título. Convencional y todo, la trama de que siempre debemos considerar una segunda oportunidad se aplica a esta película cuyo mayor objetivo es entretenernos llanamente

Larry Crowne
Tom Hanks, Sarah Mahoney, Randall Park
Dirigida por Tom Hanks
Universal/2011


OCTUBRE, 2011. "Holla Dolly/es genial verte de vuelta a donde perteneces", era parte de la letra de una canción del inmortal Louis Armstrong. Lo mismo podríamos decir de Tom Hanks, quien tras su deplorable participación en The Da Vinci Code es agradable verlo de nuevo en el campo de las comedias románticas. Indudablemente Hanks es uno de los mejores actores de su generación y alguien que suele parecernos espontáneo frente a las cámaras, sobre todo en este género en el cual suele desenvolverse como si fuera invento suyo. Claro que en esta ocasión sirvió que fuera no únicamente el director sino que el guión lo haya coescrito con Nia Vardalos, la protagonista de Casarse está en Griego, cinta exitosa que Hanks produjo junto con su hoy ex esposa.

Y si bien en el caso de Julia Roberts no es tanto el gusto por su actuación, es innegable que participó en dos de las comedias románticas más exitosas de los últimos 20 años, Pretty Woman y La Boda de mi mejor amigo. Es la primera vez en que ambos aparecen juntos en una película (supuestamente sus agendas no habían coincidido) y que mejor que hacerlo en una historia que nos entretiene, es sumamente ligera, y aunque presenta algunos momentos políticamente correctos, las virtudes superan a sus defectos. Larry Crowne es, en tal sentido, una película que no defrauda ni aburre.

Es fácil intuir, por tanto, que la premisa no es sumamente convencional. Hanks encarna a Larry, un empleado modelo que ha trabajado ahí desde sus tiempos en la marina. Aparentemente tiene una pensión asegurada cuando su jefe le comunica las malas nuevas, esto es, despedirlo por carecer de estudios universitarios. Dejemos de lado la incongruencia que es décadas después cuando sus empleadores se dan cuenta de tal detalle: a su edad, será imposible conseguir empleo sin estudios superiores pero quizá haya oportunidad de hacerlo si consigue un diploma. Nunca es tarde para conseguirlo, y como ocurrió en un viejo episodio de Los Picapiedra donde Pedro volvió a la universidad so pena de ser despedido, Crowne entra por vez primera en su vida a un campus universitario.

Lo que va a encontrar es una fauna de las universidades norteamericanas pero ni hablar, hay que cumplir la promesa. En su clase de oratoria Larry conoce a Mercedes Tanoit (Roberts, aunque el suyo es un trabajo de cameo), quien desde hace tiempo le perdió gusto a la enseñanza y siente que la vida con su esposo ya no tiene sentido. Rápidamente los dos coinciden en que sus vidas se encuentran estancadas, sin mayores horizontes que buscar. Sin embargo ese es aquel el inicio de la aventura en la cual buscarán encontrarse a sí mismos. 

Nunca es tarde para empezar nuevamente, y quizá nos demos cuenta que lo que pensábamos era nuestro objetivo final era en realidad parte del proceso: lo importante, parece aleccionarlos Hanks, es que la vida es una serie de retos y no un reto particular. 

El desenlace de Larry Crowne es es que el lector seguramente supone, aunque hay detalles inesperados que obviamente nos abstendremos de revelar aquí. Asimismo conviene hacer una advertencia: Roberts no es Meg Ryan de modo que la química que consigue con Hanks quizá decepcione a quienes busquen encontrar aquí a la sustituta ideal de Tienes un e-mail. Con todo y que difícilmente ambos serían calificados como la promesa romántica madura del año, los dos hacen bien su trabajo; las escenas donde el estrés de Mercedes se transforma en elemento químico son sencillamente antológicas.

Quizá Larry Crowne no alcance la misma taquilla ni expectativas de Casarse está en griego pero sí nos alegra saber que Hanks no ha olvidado el terreno de las comedias. Aquí no hay código ni tramas complicadas ni tampoco el pésimo peinado que Hanks llevaba en aquél par de películas supuestamente controversiales y que hoy yacen el el semiolvido. Bienvenido, pues, Larry Crowne, y que su graduación, pese a ocurrir un poquito tarde, le siente provecho.

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