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Idiotez tóxica cortesía de un megacorporativo

Un comercial de conocida empresa que vende rastrillos y cremas de afeitar evidencia, por si hacía falta, una campaña que no solo va contra el comportamiento que el hombre ha tenido por milenios sino hacia su misma consistencia biológica. Todo gracias a un mensaje donde si algo faltó, fue la materia gris

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ENERO, 2019. La reacción no era para menos, ciertamente: millones de varones norteamericanos sintieron cómo la empresa a la que suelen comprar sus rastrillos, la crema de rasurar y el after shave los acusaba no de ser poco hombres, sino de ser demasiado hombres. Habráse visto, como dirían las abuelas. En un "comercial" que fue primero estrenado en la red y luego y luego transmitido en TV, la empresa Gillete acusaba a su clientela de, bueno, comportarse como hombres, algo que las feminazis han dado en llamar masculinidad tóxica (toxic masculinity).

El "comercial" no promovía las virtudes de un nuevo rastrillo ni las cualidades de una crema de afeitar; en vez de ello presenta escenas en un set de TV que celebran el acoso sexual (con un público riéndose de la ocurrencia pese a que las risas grabadas se han usado por más de medio siglo), un grupo de hombres en un jardín preparando una barbeque, un ejecutivo que acosa sexualmente a una mujer a la que han ascendido de puesto... son algunos ejemplos aunque más adelante mencionaremos otros..

Todas esas escenas tienen un mensaje obvio: los hombres son acosadores sexuales natos quienes al dar un piropo en realidad estarían deseando realizar una violación. Por el contrario, todas las mujeres que aparecen en el "comercial" lo hacen en el rol de víctimas, incapaces de defenderse por sí mismas ni a responder a un piropo o un devaneo sexual.

Pero todos los depredadores sexuales que vemos aquí son blancos, los que se carcajean en el estudio de grabación, los que dicen sweetie (cariño) a una mujer... vamos, hasta en la escena de un video de hip hop, el intérprete es alguien de origen caucásico. ¿Será acaso, según Gillette, que ni los latinos, ni los afroamericanos son capaces de ver a la mujer como un objeto de esparcimiento? ¿Será entonces que los creadores de este "comercial" jamás hayan oído hablar de Snoopy Dog, de 50 Cent y de otros rapperos cuyas letras son indiscutiblemente misóginas?

Otra escena que sería risible a no ser por la intención fascistoide que se esconde tras este "comercial" se da cuando dos niños juegan a las luchitas en el jardín donde tiene lugar la barbeque. Uno de los hombres interviene y separa a los niños advirtiéndoles que eso no está bien; no vaya a ser que luego quieran hacerse profesionales en lucha grecorromana o, peor aún, en la edad adulta pasen a ser violadores contumaces.

"Lo asombroso es que Gillete ataque de ese modo al segmento que más consume sus productos en el mercado", dice el experto en marketing Néstor Ruiz. "Sabemos que los comerciales de automóviles van dirigidos casi en su totalidad al público masculino ¿por qué? Porque un auto nuevo representa un símbolo de estatus social. Lo que hizo Gillette equivale a que la Ford Motor Company, por ejemplo, creara un comercial donde regañara a sus posibles clientes tachándolos de depredadores sexuales en potencia y les exigiera portarse bien. La gente compra esos productos por su calidad pero eso no le da derecho a esas megaempresas a querer aleccionarlos moralmente".

Es la testosterona, estúpidos...

Para la sicóloga Verónica Celis, el Gilettegate muestra hasta qué punto el feminismo original al que llama "totalmente válido en la búsqueda de la igualdad de condiciones con los hombres para conseguir nuestros objetivos de vida" ha sido sustituido, explica, "por una idea distorsionada del feminismo donde los hombres que se portan como tales son los enemigos, los depredadores, los violadores en potencia, dominados por sus instintos salvajes..."

En su opinión, "estas feministas radicales creen que lo que ellas llaman 'masculinidad tóxica' es una imposición cultural del poder dominante, básicamente la sociedad occidental blanca, esto es, el promover la competitividad, las 'luchitas' que se dan entre los niños. Esto es falso, peligroso y aun idiota pues evidencia un desconocimiento increíble de la genética humana. ¿Que nadie les ha dicho que es la testosterona la que determina que los hombres se porten como hombres?"

Es esta hormona, agrega, "la que da forma al cuerpo físico de un hombre, a su rostro, a la cantidad de vello púbico, y facial, a su esencia masculina --algo que los hace atractivos a las mujeres y sientan deseos de copular con ellos-- es la que estimula el apetito sexual del varón sin el cual la especie humana ya se hubiera extinguido, pues la testosterona es la pólvora que empuja, excita e incita al hombre a reproducir la especie con su pareja. Este comercial básicamente está censurando a los hombres por poseer testosterona, la cual es un factor biológico que nada tiene que ver con el entorno cultural en que se desarrolle el varón. La testosterona actúa igual si el hombre nace y vive en un país libre, en uno comunista, en una sociedad machista o en una sociedad reprimida, si el hombre es un sacerdote o si es un bandido... nadie puede detener ni reprimir lo que es una función biológica del cuerpo humano".

"Creo que para eso los seres humanos nacimos con algo que se llama conciencia", agrega Néstor Ruiz. "Esa raciocinio es el que nos hace controlar nuestros instintos, y eso no lo impone una sociedad machista y patriarcal como creen las feminazis, sino el sentido común". Respecto a la escena del "comercial" donde un hombre reprende a otro tras soltarle el piropo a una dama, Ruiz responde: "Qué situación tan irreal y tan pendeja, por Dios. Si yo expresara mi admiración por el físico de una mujer y si otro hombre se acerca y me dice 'eso no está bien' le respondería '¿qué, acaso estas celoso?', la única que aceptaría me llamara la atención por un piropo a otra mujer es a mi esposa, y nada más... ya me imagino que otro hombre me anduviera diciendo 'hey, güey, ya no le eches piropos a las mujeres...'"

Dice la sicóloga Celis: "A mí me encanta que me digan piropos, sobre todo si son ingeniosos. Una cosa es el piropo que expresa admiración por el físico de una mujer y otro el que implica una agresión verbal. Si una mujer odia los piropos de un hombre difícilmente disfruta su femineidad, el sentirse halagada por el sexo opuesto. Estas seudofeministas odian que los hombres alaben la belleza física de otras mujeres, les tienen envidia... por eso quieren prohibir que aparezcan en bikini en los concursos de belleza, que sean edecanes en las carreras de autos o porristas en los partidos de futbol americano..."

Algo que enfurece a Ruiz es lo que llama "una parcialidad rayana en lo estúpido" en este "comercial" de Gillete: "Si hablamos de depredadores sexuales ¿por qué no nos presentaron los rostros de Bill Clinton, de Bill Cosby, de Harvey Weinstein o de Roman Polanski? Si Gillette afirma que busca entablar 'una franca y abierta discusión' respecto al comportamiento masculino ¿por qué no empieza la discusión desde allí, denunciando a estos pervertidos sexuales?"

Dentro de unas semanas se efectuará una nueva edición del Superbowl, célebre además porque en éste se estrenan anuncios comerciales que buscan sorprender y seducir al público con sus productos. ¿Habrá otras megaempresas que le sigan el paso a Gillette, dándole absurdas lecciones de moralina a un consumidor que, si se lo propusiera, podría enviarlas a la ruina económica? Muy pronto poco lo sabremos.

 

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