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Cuando el futuro nos rebase...

Ansiosos por cambiar sus monótonas vidas de adultos, cuatro tipos regresan inesperadamente a su adolescencia mediante un jacuzzi. HTTM es una comedia que busca resucitar las cintas sobre trogloditas universitarios, y aunque la propuesta es buena, se termina por caer en los chistes que en su momento mataron al género. Lástima

Hot Tube Time Machine
John Cusack, Clark Duke, Craig Robinson, Rob Corddry, Crispin Glover
Dirigida por Steve Pink
MGM/2010


ABRIL, 2010. Todo se lo debemos a Cameron Crowe. Fue él quien escribió el guión de una película que daría inicio a la carrera de Sean Penn, como Jeff Spiccoli. La película fue estrenada en 1981 y llevaba el nombre de Fast Times at Ridgemont High --¿qué título le habrán puesto en español? Jamás lo supe-- pues desató la moda en Hollywood de rodar cintas con adolescentes desmadrosos, una larga lista de la que quedaron muy pocas muestras de valor artístico, en donde debemos poner aparte las películas del recientemente fallecido John Hugues, mucho, muchísimo, más inteligentes. La moda murió de inanición junto con la década aunque se ha intentado resucitar en franquicias como American Pie.

De aquélla generación de actores hubo varios que no lograron sobrevivir (John Belushi) se perdieron en papeles cada vez más malos (Andrew McCarthy, Ralph Macchio), llegaron a las ligas grandes de Hollywood (Matt Dillon, Tom Cruise) o quedaron dentro del perfil estándar, una mayoría conformada por John Cryer, Robert Downey Jr., Joan Cusack y su hermano John. Es éste último quien aparece en la cinta que hoy nos ocupa y quien trata de formar aquí lo que podríamos llamar una "precuela" --odiosa palabreja, pero a falta de una mejor-- que busca atraer a ese público que en los ochenta era adolescente y que hoy sufre lo mismo que sus padres sufrieron con ellos al tener hijos en edad espinilluda. Esta es una apuesta que busca atraer lo mismo a ese sector que al que disfrutó la trilogía de Back to the Future, de hecho Hot Tube Time Machine --HTTM, para obviar, título que está lejos de ser casual-- trae toda la jiribilla de exhumar los ochenta. Si ya vienen en camino remakes de Karate Kid, Footloose y Dirty Dancing, esta película viene a ser el principal aperitivo.

HTTM, dirigida por Steve Pink (esta es apenas su tercera película, la más recordada es la regular Speechless), sabe que de entrada cuenta con un público cautivo que, por mera curiosidad, adquirirá un boleto. Las cintas sobre viajes en el tiempo suelen ser muy redituables pues a muchos nos divierten esos contrastes sobre las costumbres, confusiones y tecnología infaltables en este tipo de historias además de que no hay mejor cine escapista que aquel donde huimos de nuestro presente. De hecho la presentación en tal sentido de HTTM es una idea brillante, esto en un género al cual le quedan ya muy pocos resquicios de originalidad, y ello es para cacarearse.

Pero antes del veredicto repasemos la historia. Adam (Cusack), Jacob (Duke), Nick (Robinson) y Lou (Corddry) son viejos amigos de la prepa que últimamente han tenido poco tiempo para departir pues apenas se comunican debido a las responsabilidades de la vida adulta; ya se sabe, deudas, desavenencias maritales, en fin, una vida tediosa donde los sueños de la adolescencia se hicieron humo. En este 2010 Lou es un alcohólico, Jacob tiene una agencia para entrenar perros y a Adam lo acaba de botar su última novia. Así pues y tras platicarlo, los cuatro acuerdan viajar a un lodge donde hace más de 20 años pasaron una noche de excesos, sólo que el sitio hoy se ve más descuidado, con un encargado al que le falta un brazo (Crispin Glover, el papá de Marty McFly) y un cómplice de sus orgías (Chase) que hoy luce como un anciano parecido a Mr, Myagi, aunque menos calvo.

La desilusión es mayor, pero para olvidar las penas siempre hay una buena porción de alcohol y un excelente jacuzzi, el mismo donde realizaron cosillas en su primer visita. Tras varios tragos y plática los cuatro se quedan dormidos, pero al despertar perciben algo distinto ya que las paredes lucen nuevas y la gente luce peinados extraños. Poison dará un concierto esa noche, Ronald Reagan es el presidente y Alf está en la TV del restaurante ¡estamos de vuelta en 1986!

Obviamente la razón de ello no les será revelada de inmediato con excepción de una: si desean regresar al 2010 deberán repetir todo lo que hicieron, punto por punto, esa noche salvaje en que eran adolescentes... lo cual vuelven a ser pues al reflejarse en el espejo sus rostros son los que tenían entonces aunque entre ellos se vean como adultos. Obviamente hay otras razones que los forzarán a hacer lo que tienen que hacer, aunque en el ínter nos toparemos con las infaltables escenas en cualquier película sobre viajes en el tiempo que se jacte de ello: ganadores imbatibles en apuestas puesto que se saben los resultados; palabras como "celular" y "mail" tienen connotaciones totalmente distintas mientras que estar "en línea" equivale a hacer cola para entrar el cine, o el "amor virtual" que no existe aún por lo que habrá que desempolvar las técnicas tradicionales.

Como se dijo anteriormente, la premisa es muy buena. Desafortunadamente la trama no tarda en desbarrancarse en lo mismo que hizo al cine ochentero de adolescentes desmadrosos en algo que terminamos por repudiar, como esas escenas donde se escupe la comida tras oprimir los cachetes con los puños, las infaltables flatulencias, desnudos donde se muestran las nalgas masculinas, concursos de bebida, eructos. En aquellos años medio soportamos la situación porque, bueno, también nosotros éramos adolescentes y en cierta forma queríamos emularlos. Pero que eso lo hagan cuatro cuarentones para luego darse cuenta que el cuerpo ya no aguanta semejantes atracones... bueno, no da risa, produce lástima.

Hay otras subtramas, entre ellas una chica ochentera destrampada que en nuestro 2010 tiene un fantasma en el clóset. bueno, un fantasma cuyas consecuencias iniciaron esa noche salvaje de 1986, para irnos entendiendo. Cualquiera que extrañe los ochenta encontrará en HTTM una cantidad suficiente para entretenerse y jugar a la nostalgia, incluidas las referencias a películas de aquélla era, como Back to the Future y Say Anything que protagonizó el mismo Cusack. Por lo demás y como propuesta perdurable, HTTM se olvida, y nos hace sentir cierto arrepentimiento con un final bastante fantasioso y manipulador. Pero en fin, tenemos aquí una de esas películas a las que conviene ir cuando se anda simplón, o bien valdría recomendársela a esos adolescentes espinilludos obsesionados con Jackass y los juegos de video. Verán como sus padres, sus hoy seriecitos padres, cometieron excesos, entre ellos el haber filmado películas de muy duda calidad.

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