Cine
Ve y pregúntale a Alicia... pero no a Tim
Con
Tim Burton tras las cámaras, eran previsibles los giros de adaptación al
libro de Lewis Caroll. Pero al final el director se cae en su madriguera y
nos deja con una película que pudo haber sido mejor. Si esperan que se
convierta en un clásico, mejor no contengan la respiración
Alice in Wonderland
Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway
Dirigida por Tim Burton
Disney Pictures/2010
MARZO, 2010. Seguramente el lector se ha topado con esas páginas web deslumbrantes por sus efectos especiales, sus animaciones y la resolución de sus imágenes pero que al comenzar a explorarlas su contenido es aburrido, mediocre por lo menos. La más reciente incursión cinematográfica de Tim Burton está lejos de ser una página web que podríamos llamar "baratija", pero sí deja esa sensación luego de ver una de las cintas más promocionadas del año; después de todo hablamos del mismo genio que nos ha dado
Sleepy Hollow, Edward Scissorhands y La noche anterior a la
Navidad. En tal sentido lo menos que podríamos esperar de Burton era algo que igualara sus ya demostrados talentos.
Alicia en el País de las Maravillas es uno de los cuentos más famosos de la literatura victoriana cuyo mayor mérito fue haber roto el cliché y el hastío de las historias infantiles que imperaban en el momento. Tras una natural decadencia la historia fue resucitada por los estudios Disney con su versión animada, tan popular que las referencias inmediatas a esa historia provienen de ese filme. Años después Alice retomaría otro sentido cuando los
hippies consumieron drogas y encontraron sus alucinaciones increíblemente parecidas a las descritas por Lewis Carroll, tal vez confirmando el rumor de que Lewis Carroll, un diácono puritano, escribió la historia entre nubes de carrujo.
Pero la tradición Burton nunca avanza hacia el remake --en su versión de Willie Wonka todo se reduce a un mero asunto freudiano-- sino a ofrecer su propia perspectiva; por algo
(y una declaración que muchos fans suyos desconocen) Burton ha dicho que si hay algo que más odia en esta vida es "el niño que todos llevamos dentro". Este es un cineasta que
en infancia imaginaba a los payasos como sicópatas y a las hadas madrinas como seres frustrados y ambiguamente sexuales.
Quien piense encontrar aquí a ese mundo de Alicia disneyiano se topará con alteraciones inesperadas. En primer lugar, la protagonista (Wasikowska, quien pese a su apellido polaco nació en Australia) no es una niña sino casi una veinteañera, algo que muchos críticos han referido como estrategia para atraer más público de esa edad aunque es una liga que resulta vital en la historia. Alice Kingsleigh es una muchacha hija de Charles --no casualmente, el nombre verdadero de Lewis Carroll-- un hombre que hizo su fortuna en el transporte marítimo de mercancías. Era un hombre ingenioso que contaba historias que hilaba improvisadamente (de nuevo, Carroll). Pero su súbita muerte dejó a Alicia totalmente sola y ante la poca atractiva
perspectiva de casarse con Leo Bill, hijo de un socio de su padre, una alianza que mantendría a flote al emporio.
En la fiesta donde se supone iba a formalizar el compromiso Alice sale al jardín y ve a un conejo vestido con un extraño chaquetín. Lo persigue hasta que éste se mete a una madriguera detrás de una duna. Al asomarse al enorme agujero cae y encuentra una mesa con una pócima que tras beber reduce su tamaño. Este es el mundo que no se llama "Wonderland" sino "Underland", en referencia a "debajo" --suponemos que el nombre original no fue alterado pues ello habría resultado contraproducente en términos comerciales-- y ahí encuentra al Sombrerero Loco (ya se sabe, Johnny Depp), el ave Dodó y
Tweedles. Ellos recalcan que s se trata de Alice, quien hará cumplir la profecía. Pese a que ella remacha que se trata de otra "Alice", se le recuerda que no hay remedio: ella deberá enfrentar a la Reina Negra
(Bonham Carter), enemiga acérrima de su hermana la Reina Blanca (la siempre bella Hathaway). Y es que la primera ha asumido poderes
dictatoriales en la isla, de modo que la llegada de Alicia le representa una amenaza. En este punto nos sentimos tentados a preguntar ¿que acaso no estaremos viendo
Las Crónicas de Burton?
Hay varias cosas que difícilmente habrían agradado a Carroll, entre ellas un combate entre las tropas de la Reina Blanca y la Reina Negra (por lo visto hay que incluir una batalla en toda película que aspire a convertirse en
blockbuster) la cual ¡ah, sí! se ve magnífica en 3-D, increíble. Sin embargo la pericia y experiencia de Burton muestra varias fallas en
Alice in Wonderland dado que el desfile de personajes es tal que al terminar la película
recordamos qué habrá pasado con tal y tal. Caroll dio a cada uno de ellos una participación matemática, impecable, pero el director, que
hizo lo que pudo para que no relacionaran esta cinta con la versión animada, mueve estos guarismos y termina por brindarnos un desbarajuste, como si la necesidad de no descuidar los efectos especiales terminó por descuadrar a los personajes. Y sí, en ciertos momentos,
Alice in Wonderland se torna aburrida, predecible, algo que hasta hace poco parecería sonar a
oxymoron cuando hablamos de Burton.
Conforme transcurre la historia Alice recuerda que ella ya había estado antes en "Underland" y que, en efecto, a ella toca poner en efecto la profecía. Es aquí donde la primera historia se conecta con la segunda en lo que viene a ser una manera de indicarnos que difícilmente habrá una tercera parte. Y ahora abundemos sobre Johnny Depp, quien en su papel de Sombrerero Loco parece haberse quedado con
el traje de Willie Wonka; es una actuación sobresaliente aunque, francamente, muy lejos de lo que se esperaba cuando se anunció el rodaje.
Lo que también queda claro es que aquí a unos meses, cuando alguien hable de Alicia en el País de las Maravillas la imagen que
permanecerá será la de la cinta animada de Disney, y como respaldo, el libro de Lewis Carroll. Los efectos tridimensionales son espectaculares pero no evitan detectar que nos encontramos ante una historia mediocre. El hacer una buena cinta tridimensional con un guión aun mejor se perfila ya como uno de los mayores retos que Hollywood enfrentará en los años venideros.
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