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Galería para odiar con gusto: la letra chiquita

Para protegerse contra la insatisfacción por un servicio recibido muchas empresas y compañías acuden a un artilugio que en más de una ocasión ha convertido en seres violentos a los incautos clientes. Aquí presentamos dos ejemplos que sacan úlceras dentro de la modalidad de letra chiquita que suelen incluir los contratos

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SEPTIEMBRE, 2014. "Fíjese bien, aquí en el documento dice que..." al momento que escuchamos esa frase significa que hemos sido víctimas de la "letra chiquita", una estafa que no solamente viene incluida en los contratos. Un amigo que compró un paquete de pan de caja descubrió al abrirlo que algunas rebanadas ya estaban verdes pese a que faltaba más de una semana para su fecha de caducidad. Al quejarse en la tienda le dijeron que en la "letra chiquita" de la envoltura se incluía la microscópica frase "salvo excepciones" y se rehusaron a regresarle el dinero. Mi amigo puso su cara de furia y mostrando sus músculos que advierten una paliza logró que le cambiaran el producto. Sin embargo, la mayoría de nosotros solemos tragarnos el coraje de la "letra chiquita".

La "letra chiquita" está presente en innumerable situaciones que van desde las colegiaturas en los institutos de idiomas, los cursos de computación, compañías de venta de celulares, la prestación de servicios varios y, sobre todo, la renta de autos.

Enseguida presentamos dos casos que sí nos provocaron enorme coraje, y quizá a usted también ya le han ocurrido. Ya viene a ser hora de denunciar y eliminar esa transa disfrazada de "letra chiquita" en varios productos que nos quieren ve la cara. 

El caso de La letra chiquita en su canción favorita- Si usted pertenece a esa especie en extinción que todavía va a comprar discos, seguramente esto le ha provocado corajes. En mi caso ocurrió cuando finalmente encontré el tema "Sleepy Shores" de Johnny Pearson en una colección instrumental de doble CD, que incluía otros temas igualmente fantásticos. Desafortunadamente "Sleepy Shores" se "choteó" hace algunos años debido a que la usaron en unos mensajes de Alcohólicos Anónimos, aunque no importa, es una gran canción. Pero mientras hacía fila ansioso por escuchar ese CD ya de vuelta a casa, percibí un minúsculo asterisco al lado del nombre del autor y más abajo, en la esquina inferior derecha del disco, en letra pequeñísima, como de 3 puntos, la leyenda "inspirada en la versión original del autor". ¡Inspirada cuernos! Y lo peor es que prácticamente todas las canciones de la colección se encontraban en similar situación.

Eso es un fraude deleznable, y con trampa doble, además: ¿cuántas personas que solo conocen el título de la canción pero no al autor se darán cuenta hasta que llegan a su casa, de que adquirieron una versión "inspirada" y no la que ellos recuerdan? Este tipo de estafas las llamo yo de "letra chiquita en las recopilaciones". ¿Por qué no llaman a esos discos 30 versiones análogas de instrumentales clásicas por ejemplo? Ah, porque todos preferimos el original, y no la basura que en verdad se nos está ofreciendo. Por eso tienen que poner el nombre del autor como si éste fuera realmente el que la interpreta y por eso se acude a la letra chiquita que miles de personas simplemente no pueden detectar a simple vista (en la recopilación referida, el aviso de "inspirada en la versión original del autor" está escrita en negro y sobre un fondo azul marino. Díganme si eso no es un fraude.

Si alguien anuncia un concierto para ver a Bruce Springsteen en vivo, y a la hora de la presentación descubrimos que en los boletos, con letra microscópica, indica que es un concierto "inspirado en la versión original del autor", los organizadores estarían cometiendo un fraude y deberían pagar una multa. ¿Entonces por qué estas disqueras "patito" salen impunes de semejante atraco? Según un amigo abogado que consulté, estas compañías disqueras utilizan la argucia legaloide donde compran los derechos para grabar la canción que los obliga a poner el nombre del autor debajo del nombre pero "olvidan" incluir a quienes realizan el cover y solo advierten con el asterisco de que se trata de "homenajes", "versiones inspiradas" y demás justificaciones idiotas, de modo que, técnicamente, no están cometiendo ningún delito. "Es como la letra chiquita de los contratos, mientras todas las cláusulas estén incluidas, así sea con letra pequeñita, es responsabilidad del consumidor el tomar la decisión final", señala mi amigo abogado.

También recomienda rehuir a las "recopilaciones" de disqueras desconocidas y optar por aquéllas que lanzan empresas como SONY, BMG y Universal, donde suelen indicarte claramente que se trata de las versiones originales. "Claro que lo mejor sería que esas colecciones estuvieran disponibles para escucharlas con audífonos en las tiendas de discos para saber si es lo que realmente estás buscando, pero esta modalidad suelen acapararla las nuevas producciones", agrega.

Lo que yo me pregunto es cómo, con una industria discográfica que languidece, hay vivales que se atreven a realizar este tipo de fraudes so pena de que a la siguiente vez ya nadie quiera comprarles un producto. Si usted baja una canción de la red, legal o ilegalmente, se hace un coraje pero puede eliminarla si resulta no ser la que usted busca. ¿Pero en el caso de haber sido defraudados por una recopilación en CD, que nos queda, romperlo a martillazos?

¡Estos '=$#%)(&!"¡ quitaron mi canal preferido! - Este es un fenómeno cuasi exclusivo en ciertas compañías de cable que le ofrecen "paquetes" de canales para que usted escoja sus preferidos, En este "menú" vienen forzosamente incluidos canales como el del Congreso, ideal para quienes padezcan de insomnio, pero bueno. 

Hasta ahí todo bien, aunque mi coraje comenzó cuando en mi compañía local yo disfrutaba mucho viendo el American Network pero de repente lo cambiaron por un engendro de Televisa llamado NIIT o algo así, una malísima copía del Nickelodeon, por cierto. Pese a haber pagado por adelantado mi derecho a ver el AN me dijeron que éste ya era parte del Servicio Premium "porque era de los canales en inglés y esos son más caros", cosa que jamás se me advirtió cuando contraté el servicio.

En otros países este tipo de arbitrariedades dan lugar a que usted pueda demandar a su compañía de cable pero en México los concesionarios cambian los canales a su antojo sin avisarle y nadie les dice nada. Es entendible que en la televisión abierta los programadores quiten o pongan los programas que se les dé la gana, pero en un servicio de cable que es carísimo y donde usted compra los canales en un paquete, es de suponerse que no serán cambiados sin previo aviso. Y las protestas rara vez prosperan: de nuevo, la "letra chiquita" hace que estas empresas de cable salgan impunes ante colosales fraudes.

"Ante este abuso la verdad hay poco que hacer", refiere mi amigo abogado, "solo queda que los suscriptores envíen una serie de protestas porque en el Consumidor difícilmente te van a hacer caso si vas y les dices 'fíjese que me quitaron el History Channel de la programación' Las compañías de cable van a justificarse en los contratos de 'letra chiquita' o se van a agarrar de que los cambios de canales se dan cuando no se llega a acuerdos con las distribuidoras de estos canales, algo que pasó hace poco con Telemundo".

¿La solución? "Aunque no es totalmente satisfactorio, para evitar este cambio de abusos puedes suscribirte a la televisión satelital donde estas modificaciones arbitrarias son menos frecuentes. Pero sería igualmente efectivo que los suscriptores se organizaran y se propusieran dejar de pagar mientras no se reintegren esos canales". 

La clave está en protestar y decir "esto no fue lo que se me ofreció". La odiada y detestada "letra chiquita" irá desapareciendo al momento que nos quejemos y le peguemos a las compañías en donde más les duele, su ingreso monetario.

 

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