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Y DEMÁS/Experiencias

¿Fue realmente una evidencia de reencarnación?

Desde que un afamado psiquiatra de Miami publicó varios relatos de presuntas vidas pasadas, el asunto ha provocado, por lo menos, controversias. Presentamos aquí la experiencia de alguien que le tomó la palabra a Brian Weiss y realizó con una voluntaria su propio experimento de regresión 

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AGOSTO, 2014. Aunque el tema se ha conjeturado por mucho tiempo, fueron los libros del doctor Brian Weiss los que pusieron a la reencarnación en los estantes de best-sellers. Para una sociedad como la actual, cuyos avances tecnológicos dan un contraste con la desorientación en sus vidas que sufren millones de personas, estas ediciones lograron encontrar un coto importante de lectores. Y aunque la intención original de Weiss, un reputado siquiatra de Miami, no era sumarse a la lista de autores de literatura chatarra representada en los libros de New Age (ha reiterado que no promueve ni es parte de esa corriente) ha habido quienes ya lo consideran un gurú, "el Maharishi de las existencias pasadas", escribió, en tono de burla, un periodista venezolano.

El relato que presentamos a continuación nos llegó a fasenlinea y fue escrito por Samuel Meraz, el sinónimo de un ingeniero en sistemas del D.F. Sin especular sobre la veracidad o falsedad del tema que aquí se aborda, reproducimos el texto tras pulirlo en las correcciones de estilo y puntuación:

Hace algunos años alguien me prestó el libro Muchas Vidas Muchos Sabios del Dr. Brian Weiss. Nunca antes me había pasado por la cabeza la idea de la reencarnación pero a partir de ese momento me interesó cada vez más el tema de las vidas pasadas. Weiss no es un siquiatra cualquiera: es una eminencia que ha escrito varios tratados bastante valorados por sus colegas. Weiss decidió jugarse su reputación tras recopilar varios casos de hipnosis regresiva en donde sus pacientes encontraban la solución a sus problemas, ocurridos en vidas anteriores hace muchos años atrás, incluso milenios. 


Conforme me adentré en sus libros me asaltaban al mismo tiempo las dudas y la curiosidad de pensar si todo aquello era cierto o si nos encontrábamos frente a un mayúsculo fraude. Finalmente en una edición Weiss compartía el modo en que se aplica la autohipnosis para poder visitar las vidas pasadas. Lo intenté por mi cuenta pero, si no me quedaba dormido, mi impaciencia abortaba cualquier intentona. Finalmente platiqué del asunto con una chica a la que llamaré Mariana, una morena chaparrita, risueña y ex novia mía de la que después quedamos como buenos amigos. A Mariana le había pasado los libros de Weiss después de leerlos pero ella se mostraba mucho más escéptica; de cualquier modo le intrigaba el tema de las vidas pasadas. "La Iglesia católica lo considera una herejía", fue una de sus primeras objeciones cuando le propuse intentar una regresión. "Solo se trata de comprobar si es cierto y si no es un engaño mental", argumenté. 

Mariana, quien nació en 1980, manifestó que desde chica se había preguntado el porqué le llamaba tanto la atención ver a los hippies o todo lo relacionado con los sesenta en el cine y la televisión. "No sé cómo explicarlo, pero cuando vi Forrest Gump y la forma en que se vestían en esos años los hippies me provocó una curiosa sensación", refirió en otra de nuestras pláticas. Al estar frente a una fotografía de Jim Morrison su rostro le pareció, dijo, "de alguien conocido no sé de dónde", aunque no sabía gran cosa de su música. Más tarde escuchamos a The Doors y cuando el tema "Light My Fire" iba a la mitad su reacción fue de nerviosismo. "Aún no sé cuándo, pero ya la había escuchado", comento. Y aunque prefiere el pop latino, Mariana dijo que aquélla canción "ya no pude sacarla de la cabeza... mientras más retumbaba en mi mente más me aturdía... no sé por qué".

Cuando le pregunté sobre si había tenido alguna fobia desde la infancia respondió que las jeringas "le provocaban terror". "Recuerdo que de niña me vacunaron, me horrorizó ver la jeringa y lloré por horas, asustada de que algo malo me iba a pasar", comentó, y a la fecha prefiere "tomar pastillas o cápsulas a cualquier inyección". "De hecho todos los objetos filosos me horrorizan, ya sean agujas de tejer, tijeras o navajas, pero las jeringas me dan pánico".

"Dice Weiss que con la terapia de vidas pasadas podrías encontrar el porqué de esa fobia", le dije y le propuse intentar una sesión. Finalmente aceptó, "y ojalá sirva de algo".

El siguiente fin de semana y con el libro de Weiss a la mano, intentamos la primera regresión. No la conseguimos en más de tres horas de intentos. "Quizá estamos haciendo algo mal", dije. Pasaron casi dos meses entre algunas sesiones esporádicas hasta que un sábado por la tarde Mariana finalmente pudo caer en trance. Luego de un repaso a su vida actual --no encontramos nada que explicara su horror a las jeringas y solo recordó el episodio de la vacuna cuando tenía tres años de edad-- la desperté y platicamos sobre la experiencia.

A la siguiente sesión comenzamos más temprano, en la oficina sin ruido que un conocido nos había facilitado y que estaba vacía los fines de semana. Esta vez la hipnosis ocurrió más rápido; decidido a dar el "paso atrás", pedí a Mariana que volviera a una vida pasada que le hubiera representado un momento que aún repercutía en su vida actual. Con los ojos cerrados, su rostro se puso serio y algo pálido.

"Soy un muchacho, uso zapatillas negras con hebilla, tendré unos 16 años..."

"¿En qué lugar te encuentras, qué época es?", pregunté.

"Es una casa con grandes ventanales, está nevando, la lámpara está a punto de acabarse y está muy oscuro. Algo llega a mi mente... una ciudad con un río y puentes... sí, Praga, debe ser 1846 o 1848, es invierno. Estoy encerrado..."

"¿Qué ocurre...?"


"Mi padre me encerró, se enteró que estaba tomando lecciones de violín con un amigo suyo... yo aspiro a ser músico y él quiere que me dedique a 'cosas de hombres', dice, que sea vendedor como él, aunque yo sé que es un agiotista. Me ha prohibido dedicarme a la música, dice que es para los muertos de hambre..."

Llevamos aquélla vida que se prolongó un par de décadas más; ese hombre terminó frustrado y amargado por no haber hecho lo que le producía "tanta satisfacción... la música me liberaba el alma..." Siguió los pasos de su padre pero jamás se perdonó a sí mismo por haber acatado la autoridad paterna.

Seguimos con otras vidas pasadas de las que sobresalió el ser un guerrero enviado a defender al jefe de una tribu, aparentemente en África. "Odio a ese hombre, ha abusado de mi familia y se me obliga a luchar por él, por eso cuando llegó el combate corrí al frente y rápido me atravesaron con una lanza... quizá era lo que quería, abandonar rápido esa vida".

Al salir del trance y escuchar la grabación Mariana no podía creer todo lo que había dicho en la sesión. Aún recuerdo su reacción y su cara. "¿No será que inventé todo eso?", preguntó. Luego agregó que en cierta manera sentía que, en efecto, "cuando me siento mal escucho música y me siento mucho mejor, aunque jamás he tocado ningún instrumento", y reconoció que le disgustaba "tener que hacer algo si alguien me lo exige y yo no le encuentro sentido... incluso si me lo pedían mis papás, como el ir al colegio cuando era niña..."

La siguiente sesión, tres semanas después, fue aun más desconcertante. Weiss sugería mencionar una "palabra clave" durante la hipnosis para llevar a la persona a ese momento exacto. A Mariana le dije un nombre: Jim Morrison.

"No está", respondió Mariana con naturalidad.

"¿No está quien?", pregunté.

"Jim, no está aquí... nos dijeron que vendría pero no va a llegar. Siento algo de desilusión porque yo lo adoro. Pero no importa, vine aquí a pasarla bien..."

"¿En qué lugar te encuentras, qué ves alrededor, qué año es?", pregunté de nuevo.

"Es un espacio enorme, una especie de granja, muy verde, está nublado y ha llovido, hay lodo por todas partes. Hay miles de personas... viene un nombre a mi mente Bell, Belleth... Bethel, con ache intermedia... hace dos días salimos de Nueva York, había mucho tráfico y por fin llegamos..."

"¿Qué año es?", insistí.

"Corresponde a mi vida anterior previa... 1966, 69... no, es 1969, sí, ya lo veo claro... agosto de 1969..."

¿Era el concierto de Woodstock? La extrañeza y curiosidad de Mariana hacia los hippies comenzaba a tener sentido.

"Mencionaste la palabra llegamos... ¿quienes son los demás, tu como te llamas?"

"Venimos mi amiga Carol y su novio Clark, su hermano Abe... también me acompaña Brad, mi novio...", dijo, con un dejo de pesadumbre.

"¿Cuál es tu nombre? ¿Qué ropas llevas puestas?"

"Cindy... Cindy Henessy... tengo el pelo muy lacio, soy blanca y rubia... llevo mezclilla y me pintaron unas flores en las mejillas, llevo unos aretes enormes, me veo muy delgada, mis sandalias están cubiertas de lodo..." 

"¿Qué te llevó a ese lugar? ¿Es Woodstock?", inquirí.

"Sí, es el concierto de Woodstock, pero aquí no es Woodstock, es Bethel, pero no importa. Vengo a liberarme escuchando música... mis padres no saben que estoy aquí..."

"¿Quiénes van a tocar en el concierto..?"

"Es un elenco sensacional, The Who, Humble Pie, Canned Heat, Santana, Ten Years After, Grateful Dead, Jimi Hendrix... es un sueño conocerlos en persona..." Mariana no era, en ningún momento, gran conocedora de las figuras del rock de modo que esta información me sorprendió enormemente.

"¿Por qué decidiste venir a este momento de tu vida como Cindy?", pregunté.

"Es el momento más alto de esta vida. Mi padre, Roger, fue soldado en el ejército y llegó a coronel, al terminar la guerra se trajo a mi madre, Priscilla, a vivir a América, ella es irlandesa pero pasó su vida en Inglaterra, allá se conocieron pero mamá no se adapta a la vida aquí, mi padre es muy estricto, me ha destrozado mi tocadiscos y los discos de rock porque dice que esa música no deja nada bueno (pausa) ¡mi padre también lo fue en la vida en Praga, ahora lo reconozco...!", dijo aquello Mariana con un dejo de rencor.

"¿Quisieras contarme más...?"

"Salí de casa sin avisar a mis padres de que vendría aquí. La música me libera. Estoy contra la guerra en Vietnam pero es más bien un sentimiento contra mi padre porque siento que el ejército es la representación de mi padre. Oigo mucho la palabra Vietnam pero no sé porqué se lucha allá ni donde queda Vietnam. Woodstock es un concierto anti Vietnam, y yo lo veo como un concierto contra las ideas de mi papá... Quiero ser Creislic [al principio pensé que era " crazy" lo que Mariana/Cindy pronunció pero luego supe que se refería a Grace Slick, cantante de Jefferson Airplane, grupo que también participó en Woodstock] sé que ella ha pasado por lo mismo que yo..."

"¿Qué edad tienes, Cindy, de dónde eres?"

"Cumpliré 23 años en octubre, nací en Montpelier..."

"¿Qué más puedes decirnos del concierto?"

"Es el segundo día, es muy incómodo, llevo cinco días sin bañarme y para colmo tuve mi regla y no venía preparada. Veo gente caminando desnuda, fumando mariguana, yo la he fumado pero me da náuseas, me dicen que los Beatles la fuman ¿por qué yo no? Pero me siento libre, lejos de papá y sus órdenes, y cerca de la música, siento que me eleva al escucharla, es lo máximo..."

Luego de otros detalles acerca del concierto (que después corroboré su pasmosa exactitud) le pedí a Mariana que llegara al final de esa vida como Cindy: 

"Es un cuartucho horrible, me veo avejentada, tengo los brazos llenos de piquetes, parezco un esqueleto..."

"¿En qué parte de encuentras, qué año es...?"

"Es un cuarto horrible, apesta a orines, está encendido un tocadiscos, es "Light My Fire"... no ubico el año... 1978, sí, mayo de 1978... estoy en un hotelucho de quinta en Buffalo, Nueva York.

"¿Qué pasó con tus amigos de Woodstock?"

"Perdí contacto con ellos... Brad murió, me habían dicho, de un ataque cardiaco hace tres años pero ahora sé que fue por la misma razón que yo, lo seguiré dentro de poco. No puedo abandonar la heroína..."

"¿Sabes que vas a morir pronto?"

"Lo sé perfectamente pero no quiero irme. El cuarto está lleno de jeringas, las veo cómo se mueven y apuntan hacia mí, se acercan y quieren picarme pero yo no las dejo y las entierro contra mi piel cuando las atrapo. Quiero terminar esta pesadilla..."

Silencio. Poco después su rostro se mostró más relajado.

"Ya acabó todo. Estoy tirada sobre un viejo sofá. Salgo de mi cuerpo y veo como alguien abre la puerta del cuarto y de rato entran unos policías y una cálida voz me pide que me aleje, que me provocaré más daño si permanezco ahí..."

"¿Qué edad tienes en ese momento, Cindy?"

"31 años..."

"¿Qué experiencia te dejó esa vida...?"


"Que la libertad no puede ser juzgada por la disciplina que otros aplican en ti y que el hecho de no tener alguien que te discipline te convierte en un espíritu sin rumbo, la disciplina es orientación, que debo entender que quien es estricto conmigo es porque desea lo mejor para mi crecimiento espiritual. No hice caso a mi padre y pagué las consecuencias. Aprendí también que en mi vida en Praga mi padre temía que con las salidas a las clases de violín pescaría una pulmonía y veía su trabajo de agiotista como algo que te aseguraba económicamente más que ser un músico. Era un hombre bueno, como lo fue como militar; sus padres y el ejército le exigieron ser estricto, y él no conocía otro modo de comportarse con sus hijos... Aprendí que para alcanzar mi crecimiento espiritual debo ser más comprensible con quienes son estrictos conmigo, con ello mantendré un equilibrio entre lo que quiero y no quiero en una vida". 

Pausa. Iba a hacerle otra pregunta pero Mariana continuó:

"También aprendí que la música no me liberará si no mantengo una disciplina conmigo misma; la música es consecuencia de una disciplina y no una vía de escape para evadir tu misión terrenal..." Rápido brincó en mi mente lo que había pasado con Jim Morrison, con Janis Joplin, con Jimi Hendrix, quienes como, Cindy, murieron por una sobredosis.

Jamás en mi vida había escuchado a Mariana expresarse de esa manera, y ella mucho menos, cuando escuchó la grabación, luego que decidí concluir la sesión, estaba por lo menos estupefacta, y una vez que atestiguó lo que había aprendido como Cindy comenzó a llorar. Ya no quise insistir del porqué Cindy/Mariana había tenido un final tan desolador.

El siguiente paso fue averiguar si Cindy Henessy había existido. Mariana tiene un primo que vive en Nueva Inglaterra. Yo pensaba que Montpelier se encontraba en Francia pero luego supe que es la capital de Vermont, no muy lejos de Nueva York. Mariana le pidió que si algún día pudiera visitar Montpelier, consultara el directorio telefónico a un tal Roger Henessy o a un familiar. Dos semanas después recibió un mail de su primo: mediante un conocido en esa ciudad descubrió que, efectivamente, hay un Roger Henessy en el listado. 

"¿Quieren que le llame?", escribió en el mail. Declinamos: Seguramente no se trata del padre de Cindy, pues aquel hombre ya habría fallecido hoy si realmente participó en la segunda guerra, por lo que quizá fuera algún familiar, hermano, primo. Y segundo ¿cómo explicarle a esa familia que su pariente, que murió de una sobredosis en un cuartucho, había reencarnado en una muchacha mexicana que escucha a Shakira y a Belanova? La posibilidad que se nos tachara de chiflados era bastante factible, con todo y que ellos pudieran corroborar la información proporcionada durante la hipnosis.

Seguimos en la encrucijada: ¿Y si se trata de una extraordinaria coincidencia en los nombres y Cindy Henessy fue un invento de la imaginación de Mariana? La posibilidad que una chica mexicana de 34 años sepa quiénes fueron Humble Pie, Ten Years After o Jefferson Airplane son cercanas al cero. Pero Mariana hablaba poco inglés antes y ahora que recientemente lo está estudiando afirma que le parece más sencillo de aprender luego de la experiencia de la hipnosis regresiva. También dice ya no temerle a las jeringas.

Con todo, no me he atrevido a llamar a esa familia Henessy en Montpelier, Vermont* Busqué algún capítulo en los libros de Weiss que me ayude en esta disyuntiva, sin éxito. Sería bueno que en una próxima edición nos ofreciera algunas opciones convincentes.


*
A petición del autor, los nombres fueron cambiados, aunque la ubicación es verídica.

 

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3 opiniones

paco_meraz escribe 05.08.14

¿Quiero esto decir que al morir luego regresamos a este planeta a vivir otra vida? ¿Entonces eso de descanse en paz es una falacia?

andres_malestra escribe 05.08.14

Esto de la reencarnación me sigue pareciendo algo difícil de probar ¡pero que se aviente el autor a hablar con los familiares de la chava que se murió por un pasón!. Si todo esto es cierto, sería reconfortante que ellos supieran donde se encuentra actualmente su hija.

felipillovox escribe 04.08.14

Qué curioso el asunto de la hippie de Woodstock que reencarnó en una chava mexicana! Si antes le gustaban Santana, Ten Years After y admiraba a Grace Slick de Jefferson Airplane pero ahora escucha a Belanova, tiene que cargar un duro karma, el escuchar música chafa en esta vida.

 

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