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El Porfirio que no fue como lo pintan

A casi un siglo de haber dejado el poder, la satanización del dictador más longevo en la historia de México persiste, asunto que difícilmente se resolverá con adjetivos tan estentóreos como huecos. ¿Estamos cerca de ver revalorizada la figura de Porfirio Díaz?

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AGOSTO, 2009. Recientemente el programa La Hora Nacional, producido por la Secretaría de Gobernación, transmitió un documento inédito, la grabación con la parte de un discurso pronunciado por Porfirio Díaz, uno de los demonios de nuestra historiografia oficial. Lo increíble es que tal documento estuvo guardado durante un siglo de manera que hoy prácticamente no existen mexicanos que hayan escuchado cómo era la voz del ex dictador oaxaqueño. Fue un gobierno panista el encargado de difundir el discurso, no tanto para levantar nuevas peleas verbales entre los antis y los pros porfiristas sino como forma de elevar el rating de un programa que, se sabe, por décadas ha sufrido ínfimos niveles de audiencia.

Desde hace varios años, historiadores serios han intentado dar un sesgo más ecuánime a la historia de México. Uno de ellos es Armando Ayala Anguiano, fundador de la revista Contenido, quien provocó una gran controversia en 1975 al publicar un texto donde cuestionaba la existencia de los Niños Héroes. Las pruebas eran tan contundentes que dentro de la misma Secretaría de Educación Pública se planeaba organizar debates para decidir si era momento de eliminar ese "mito" histórico, como lo llama Ayala Anguiano. Pero la debacle financiera del echeverrismo y la inestabilidad social de ese año congelaron el asunto, máxime porque nadie dentro del gobierno deseaba toparse con la molestia de un ejército al que se quería quitar el título de héroes a seis de sus soldados, y menos en momentos que se precisaba de su total apoyo.

Durante estos diez años de un México donde el PRI no habita en Los Pinos ha habido otras voces de investigadores que buscan derruir lo que Sergio Luis Ortega, nuestro entrevistado, denomina "martilendario oficial", esto es, "una historia llena de mártires, lo cual no es bueno cuando se carece de sustento histórico y porque suele servirnos de pretexto para justificarnos... ¿que en los Olímpicos sólo damos lástimas? ¡Ah, es por Cortés y la Malinche! ¿Que el gobierno está saturado de corrupción? ¡Ah, es que todo empezó con Porfirio Díaz...! Con esas justificaciones tan absurdas no extraña que estemos sin idea de lo que queremos como país..."

Ortega refiere que podríamos comenzar con una revalorización al régimen de Porfirio Díaz quien, dice, es injustamente juzgado por frases e ideas creadas por el priísmo sin tomar en cuenta las circunstancias del tiempo en que le tocó vivir: "Imagina que creciste en un país caótico consumido por guerras internas, llega alguien y empieza a poner orden, reacomoda prioridades, moderniza como nadie antes las principales redes de comunicación, fomenta la creación de nuevas poblaciones con créditos baratos, importa la revolución industrial medio siglo antes que a Miguel Alemán se le ocurriera la misma idea y coloca los cimientos de la clase media. Lo que Porfirio Díaz hizo en México fue más que un milagro. Era, además, un excepcional conocedor del alma nacional que ha variado muy poco estos cien años, por cierto".

¿Ocurrirá algún día esta revalorización? Ortega es optimista: "Es inevitable, incluso si el PRI vuelve a conquistar la presidencia. Las mentiras del oficialismo están próximas a derrumbarse".

---Existe una corriente que considera el juicio histórico contra Hernán Cortés, Agustín de Iturbide y Porfirio Díaz ha sido bastante injusto. ¿Compartes esa opinión?
--Por supuesto. Cortés es el verdadero padre de la patria, el creador de la identidad del mexicano, un español que al concebir hijos con una indígena da origen a lo que hoy somos. No fue el primero en tener descendencia mestiza, pero sí el más conocido, alguien que se opuso al poder central casi 300 años que Hidalgo... ¿que al final se le subió el poder y perdió dimensión de la realidad? Vaya, lo mismo que le ocurrió a Calles, a Alemán, a Echeverría, a López Portillo, a Salinas. De Iturbide ocurre algo igual: fue él quien finalmente logra consumar la independencia --ésta ocurre realmente en 1821, el grito de Hidalgo no pasó de ser una proclama sin efecto inmediato alguno-- pero pertenecía el bando de los conservadores, era "gachupín", y al final se le fusila. Cualquier historiador extranjero imparcial diría al respecto "¡increíble! ¡los mexicanos mandaron matar a su prócer!".

Y de Díaz, el personaje que nos ocupa, el juicio ha sido aún más drástico, rayano en el cinismo más absoluto. Lo han acusado de no haber sido un demócrata, alguien obsesionado con el poder, con un sistema económico creador de pobres y que no dudaba en aniquilar a sus enemigos si no aceptaban un soborno... ¿Cuál de estas cosas no hizo el PRI, su principal acusador, en 70 años? Si en tiempos de Porfirio se hubieran hecho el tipo de estadísticas financieras que tenemos hoy, veríamos que en términos generales, su gobierno hizo más en 35 años que el PRI en 70 que estuvo en el poder...

--¿Cómo deberíamos ubicar entonces a Porfirio Díaz?
--En primer lugar, un patriota que se gana el título de general debido a su participación en combate, alguien con objetivos muy específicos de hacia dónde llegar pero al mismo tiempo poco acostumbrado a recibir un no como respuesta. Era un político autoritario, sin duda, pero algo que él interpretaba como una necesidad dentro de un México convulsionado por el desorden, el caos, el escaso respeto a las leyes y la flojera más absolutas. Se consideraba a sí mismo como un correctivo, y vaya que su perspectiva funcionó: al terminar el siglo XX el México del porfiriato era irreconocible al vivido por Juárez. El México de 1900 iba encaminado al progreso, algo que no se había visto antes en su vida independiente...

--La pobreza era innegable, y fue un caldo de cultivo para la revolución que ocurriría después...
--Al decir que Díaz se consideraba un correctivo, equivale a decir que poseía profundos prejuicios. Pero tanto él como el resto de ese México provenían de un país aún fuertemente imbuido por las cuestión de castas, lo que hoy llamaríamos racismo, donde muchos aún tomaban el ser mestizo, mulato, sambo, saltapatrás y notentiendo con absoluta seriedad. El país arrastraba casi tres siglos de estos prejuicios que van hermanados con la pobreza. Pero por primera vez en su historia México llegó a tener algo que pudiera llamarse clase media, base esencial para el crecimiento y progreso da una sociedad. ¿Qué había pobres en 1910? Sin duda, pero muchos menos, proporcionalmente, de los que había en tiempos de Juárez.

--Aparte de su carrera bélica, que otra razón esgrimes para aducir que Díaz era un patriota?
--Analicemos su relación con Estados Unidos, un vecino cien veces más poderoso. Antes de Díaz la Casa Blanca se metía a su antojo en las decisiones internas del país, y volvió a hacerlo tan pronto Díaz se exilió en Francia. ¿Cómo lo logró, cuando un antecesor suyo como Antonio López de Santa Anna, sinvergüenza superlativo, les vendió medio territorio para saldar sus deudas? Díaz pintó su línea, aceptó negociar comercialmente con ellos pero nunca más negociar la soberanía. A Porfirio le irritaba sobremanera que los gringos hubieran duplicado su tamaño a costa del territorio nacional, y para evitar que eso ocurriera de nuevo lanzó un plan que se proponía poblar el norte de México para evitar nuevos despojos; es más difícil adueñarte de tierras que ya están pobladas... Hermosillo, Ciudad Obregón, Tijuana, Piedras Negras --anteriormente llamada Ciudad Porfirio Díaz--, Nuevo Laredo, Reynosa, La Laguna... todas estas ciudades son producto del porfiriato... sin él Monterrey jamás habría llegado a ser lo que es hoy.

Es mentira que Diaz fuera un "títere" de los gringos. Una de las cosas más surrealistas del asunto es que la mitología oficial lo tacha de "reaccionario" cuando era un liberal, es decir, de la misma ala a la que pertenece el priísmo...

--¿A qué se debe ello?
--Básicamente a que los grupos opositores a Díaz, a quienes se excluyó del reparto del pastel, fueron los que se lo disputaron en lo que muchos han dado en llamar revolución mexicana, una capirotada de traiciones, asesinatos y desorden que comenzó en 1913 y terminó en 1929, cuando Calles los sienta a la mesa y acuerda con ellos turnarse el poder. Ninguno de estos grupos era afín a Díaz, y a alguien tenia que achacársele el caos administrativo que había dejado la, digamos, revolución. Dicho de otra manera, Díaz provocó esas terribles crisis económicas aun después de muerto. Todos los gobiernos "revolucionarios" precisan de un demonio para justificar sus acciones. En Cuba es el imperialismo yanqui y en México fue Porfirio Díaz.

--Quienes defienden a Díaz con frecuencia caen en el otro extremo, esto es, de ubicarlo como un bienhechor, casi un santo, algo que difícilmente ocurrió. ¿Tu qué defectos le encuentras al porfiriato o piensas que no los tuvo?
--¡Claro que tuvo defectos, y muchos! Como político cometió varios errores y te puedo enumerar algunos. En principio, erogó miles de pesos cochupos --nombre que, por cierto, se popularizó en ese entonces para definir a los sobornos-- en vez de estimular la libertad de expresión, algo que ya comenzaba a darse en su admirada Francia. En los últimos años aumentó la burocracia con dependencias totalmente inútiles y prescindibles, trató en lo posible de dibujar un mundo de fantasía, reprimió varias manifestaciones consideradas "obscenas" que tuvieron que irse a la clandestinidad, tenía una visión muy reduccionista de la sociedad como suelen tenerla la mayoría de los autócratas, volteó hacia otro lado ante la corrupción de muchos miembros de su gabinete y, quizá lo más grave, nunca se molestó en preparar a un sucesor visible; este hueco le costó muchos años de guerra y sangre al país. Curiosamente, las buenas costumbres que aplaudían a Díaz, que era masón, afirmaban que los masones comían niños en sus ceremonias y los acusaban de tener pactos con el diablo.

--Imaginemos que Díaz logra salvar el trance de la elección contra Madero y que se queda en el poder. ¿Qué tanto habrían cambiado las cosas?
--Muy poco. A don Porfirio le quedaban pocos años de vida. Su muerte sólo habría retrasado lo que al final ocurrió. La única manera en que las cosas hubieran sido diferentes era haber preparado a un sucesor y a un equipo encargado de la transición como ocurrió en España tras la muerte de Franco.

--Varios historiadores coinciden en que al estallar la revolución México iba ya muy bien encaminado hacia el desarrollo...
--Sin duda, a principios del siglo XX México se encontraba atrás de Argentina como el país más próspero de América latina. ¡Cómo han cambiado las cosas en 100 años!" Las cifras, lo único que importa frente al discurso oficial y demagógico, muestran claramente que la revolución paró en seco a un país que estaba desarrollándose a paso notable.

.© copyright, Derechos Reservados, 2009

    

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3 comentarios

guato_alex escribe 29.08.09

Don Porfirio es otro trauma histórico que no hemos superado y nos impide avanzar como país ¿cómo es posible que todavía estemos discutiendo cosas que ocurrieron hace cien o más años? Ya me imagino si los diputados y senadores gringos se la pasaran discutiendo sobre Washington, Franklin o si estuvo bien aplicar la Prohibición en los años 20. Por favor ya basta, pongámonos a trabajar en lugar de pelearnos sobre si Porfirio hizo bien o hizo mal. Mi conclusión es que hizo ambas cosas y que el tiempo que le tocó vivir es diferente al nuestro, por ello sugiero que siga descansando en un panteón de París. Ojalá pronto nos dejemos de estas discusiones estériles sobre Porfirio, la Malinche, Cortés, Hidalgo, Villa y Lázaro Cárdenas

basf_moquil escribe 23.08.09

MUY INTERESANTE EL ARTÍCULO SOBRE PORFIRIO DIAZ Y COINCIDO CON LA PERSONA QUE ENTREVISTAN EN EL SENTIDO DE QUE YA ES HORA QUE SI FIGURA MEREZCA UNA RECONSIDERACION, POR LO MENOS QUEDA CLARO QUE PORFIRIO DIAZ HIZO MAS POR MEXICO QUE 70 AÑOS DE PRIISMO Y DIEZ DE PANISMO

fernando_rivas_ruiz escribe 22.08.09

Quisiera realizar algunos puntos respecto al articulo sobre Porfirio Diaz. En primer lugar sí se preocupaba por quien iba a ser su sucesor, el problema es que ninguno estuvo a la altura de su momento histórico. Por ejemplo entre los probables estaban Bernardo Reyes (padre del escritor Alfonso Reyes) e Yves Limantour, su secretario de Hacienda pero éstos terminaron enemistados por las intrigas de palacio y mas tarde Díaz restableció la vicepresidencia y colocó ahí a Manuel Corral aunque sólo sirvió de parapeto y al cual quitó cuando dejó de serle útil. Porfirio Díaz siempre temió que sus sucesores fueran a darle un sabadazo y por eso se encargaba de enemistarlos

 

 

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