Medios/Televisión
Dallas y la
riesgosa apuesta por su regreso
A más de dos
décadas de cancelada la serie, el villano favorito después de Darth
Vader regresa a la televisión con una propuesta que inevitablemente lleva
un sello ecologista y políticamente correcto. Veremos si JR reivindica
sus canalladas o se trata simplemente de otro frustrado intento por
explotar la nostalgia de los espectadores
JULIO, 2012. Su ominoso sombrero blanco Stetson vuelve a cernirse sobre Texas, básicamente en el perímetro del rancho Southfork donde por casi 15 años su familia manejó a su antojo no solo decenas de pozos petroleros sino que dio al mundo a un villano insuperable. JR Ewing, encarnado por Larry Hagman, un actor hasta entonces mediocre --más conocido por la serie sesentera
Mi Bella Genio-- y quien de repente alcanzó las alturas de
villanía inimaginables. La revista TIME llamó a JR "el Darth Vader de la televisión" y con razón: en su tiempo
JR rescató a la NBC de la quiebra y permitió que Dallas fuera exportada a 90 países y traducida a 55 idiomas. Sigue siendo la serie televisiva más exitosa de todos los tiempos, incluidos los Simpson.
Ahora bien: ¿qué marcó el retorno de Dallas después de 21 años que fue cancelada en medio de ínfimos ratings? Difícilmente por la necesidad económica de sus protagonistas: Hagman llegó a cobrar 800 mil dólares por episodio, casi dos millones de los actuales, y posee una fortuna estimada en más de 70 millones. Lo mismo puede decirse su coestelar Patrick "Bobby Ewing" Duffy, quien parecía ver
terminada su carrera al terminar la serie El Hombre de la Atlántida pero que al firmar en
Dallas también se convirtió en multimillonario. La razón, según Duffy, y referida a la página electrónica del diario chileno
El Mercurio, era que "durante ese tiempo no habíamos recibido un buen guión. La mayoría proponía reciclar la idea original lo cual, desde mi punto de vista, es imposible. En cuanto Larry y yo revisamos un guión adaptado nos dijimos 'éste es el momento', y aceptamos..."
También cuenta el factor tiempo. Hagman tiene actualmente 81 años, sufrió una ligera embolia, se le detectó cáncer --felizmente superado-- y se le injertó un nuevo hígado. Nadie habla de ello pero se percibe entre los demás actores de la serie que ésta será la última vez que veremos a JR en televisión; incluso se rumora que ya existe un guión preparado en caso que una eventual ausencia física de Hagman. El JR que los televidentes vieron en los ochenta distará mucho del actual: en el episodio que
se estrenó el pasado lunes 18, sus movimientos son mucho más lentos y sus reacciones menos violentas. Pero su mente sigue siendo malvada, avariciosa. Quien haya visto el primer capítulo de la nueva
Dallas no batallará mucho en volverlo a odiar, o detestarlo por primera vez.
Pero la idea central es que el elenco original de Dallas vaya cediendo a los protagonistas más jóvenes. Los productores sabían que una nueva época de la serie que no incluyera a los veteranos era camino seguro al fracaso. Así pasó cuando se lanzaron episodios frescos de
La Mujer Maravilla y pronto se achicharraron entre la indiferencia, o bien de
La Mujer Biónica con todo y que la protagonista original Lindsay Wanger, apareció por unos
minutos en su capítulo piloto. Lo que la gente parece o quiere ver es que los protagonistas de la primera
Dallas vuelvan a sus posiciones originales. Una vez satisfecho ese anhelo se podrá dar paso lento a sus sucesores, siempre y cuando sean aceptados por el público. El Capitán Pickard logró suplir exitosamente al Capitán Kirk en la saga de
Viaje a las Estrellas, se nos dice. Cierto. Pero quienes le siguieron a Pickard han
resultado en un aburrido ridículo.
Previsiblemente, y el episodio piloto lo deja en claro, habrá diferencias sustanciales en la
Dallas que fue inhumada en 1991 y la Dallas que tenemos este 2012. Una de ellas es la presencia étnica. En el pasado la actriz latina más destacada en la serie fue Victoria Principal quien, como sabe cualquier fan, fue esposa de Bobby en la serie. En esta ocasión entre los nuevos actores hay una dama chilena y otra de origen argentino y se espera que aparezcan más actores de color y de origen asiático. El "plan B" de los productores es que si la serie no funciona como se espera en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Australia --donde
Dallas tuvo un éxito impresionante desde su primer episodio-- queda un mercado mucho más extenso que ya se conquistó alguna vez y que hoy podría ser retomado.
Dallas llegó a sitios como Siria, Irán --antes que fuera prohibida por "inmoral" una vez que llegaron los ayatolas-- Kuwait, Túnez, Egipto, Irak (los soldados norteamericanos encontraron miles de videocassettes en una residencia de Saddam Hussein y varios contenían episodios enteros de la serie), Filipinas, India, Malasia, Israel y Líbano, eso sin contar el mercado tradicional, Francia, Alemania, Italia, etc.
Dallas incluso se coló al entonces bloque oriental. El sátrapa rumano Nicolae Ceaceuscu se aficionó tanto
a la serie que pensó --bueno, es un decir-- que sería buena idea transmitirla por la TV estatal como muestra de la "decadencia" y el "consumismo" de las sociedades capitalistas. Una vez editados los arrumacos y los besos que se daban sus protagonistas,
Dallas llegó a los hogares rumanos, sólo que el efecto fue inverso: en un país donde habría que esperar tres semanas para conseguir una barra de jabón de baño el ver cómo alguien entraba a una tienda y podría comprar un artículo en menos de un minuto terminó por incomodar a los habitantes del "paraíso socialista" (Algo parecido a lo ocurrido en la URSS cuando en tiempos de Stalin se exhibió
Las Uvas de la Ira para denunciar la injusticia del capitalismo y los espectadores se preguntaban asombrados cómo era que hasta la gente más pobre de Norteamérica
poseía automóviles).
Cuando Ceceuscu se dio cuenta de su pifia ya era demasiado tarde. La salida del aire de
Dallas enfureció más a la gente que comenzó a perderle el miedo a su gobierno. El fallecido periodista William F. Buckley, quien visitó Rumania poco después de la caída del tirano, consideraba una exagerado afirmar que la serie había tumbado a Ceaceuscu, "pero sin duda contribuyó a que la historia se acelerara", escribió.
Pero de vuelta al presente, habrá muchos otros cambios argumentales. No parece ser casualidad que
Dallas regrese a poco más de un año del derrame de British Petroleum en el Golfo de México ni que exista una corriente que promueva el uso de combustibles alternos. Entonces, como ahora, los villanos son los magnates petroleros, solo que ahora atacados desde la trinchera del ecologismo. La nueva serie trae un claro tufillo políticamente correcto y esto podría hacer que pierda
mucha de su pólvora.
En fin, veremos cómo se desarrolla el rating, si Dallas sobrevivirá a esta exhumación o nos dejará la interrogante de si era mejor haber dejado las cosas, y las memorias, como estaban.
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