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Literatura

         

        Condorito, et al

Cariñoso comentario al cómic chileno más divertido que nos ha llegado acá. Coné, Yayita, doña Treme, Huevoduro y Cumpa, os saludamos...

AGOSTO, 2006. Condorito es de esos personajes odiados por quienes consideran inane a todo dibujante que se abstenga de hacer activismo político. Por ello incluso llegaron a criticar a Pepo, su autor, cuando Augusto Pinochet manifestó que las andanzas del pícaro parajarraco estaban entre sus favoritas. Pero independientemente que los cómics de Condorito hayan gustado al anciano ex dictador, tenemos por descontada la genialidad de este singular personaje que, con poquísimas excepciones, viste con sandalias y lleva un imperecedero parche en uno de sus pantalones.

Condorito, "el cómic chileno más latinoamericano" --luego hablaremos de Mafalda y su humor más cerebral, e igual de divertido--, ha estado en México desde los años cincuenta; nos llegó junto con el humor cubano radiofónico de Tres Patines y las primeras series gringas de TV. Quienes nacimos la década siguiente fuimos descubriendo a Condorito junto con las historietas de Archie, la Pequeña Lulú o Lorenzo y Pepita. Recuerdo claramente, entre mis primeros recuerdos, que cada domingo en la sección de los "monitos" del Excélsior se publicaban dos tiras de Condorito a color, algo extraordinario pues la historieta era impresa en color sepia. Lo que no variaba era el gag divertido, y el cómo los personajes se iban para atrás con un "plop" que sólo dejaba ver sus zapatos al escuchar el remate del chiste gráfico.

El abanico de personajes nos ha regocijado independientemente de nuestra edad: doña Treme, una pesadilla de suegra de gruesos bigotes, su esposo, don Cuasimodo, el suegro, un bigotón severo con Condorito aunque también suele irse de parranda con él, Garganta de Lata, bebedor irremediable que siempre habla de su esposa la cual, por cierto, los lectores no conocemos, Cumpa, un espigado caballero decente aunque no muy dado al trabajo, y claro, Yayita, la novia de Condorito, una curvilínea chica con amigas iguales de buenérrimas.

También tenemos a Pepe Cortisona, "saco de plomo", un tipo pedante rival de Condorito, el esporádico Ché Copete así como Ungenio, cuya inteligencia limitada, por decirlo de algún modo, constituye una de las partes más divertidas de la historieta. El lado opuesto es, claro, Coné, el sobrino de Condorito mucho más maduro que su pajarraco tío.

Si bien Condorito se ha publicado en México por casi medio siglo, y las historias han sido recicladas decenas de veces --su autor Pepo falleció en el 2004-- cuando Televisa adquirió los derechos, allá por 1978, este respaldo evitó que tuviera el destino de otros cómics latinoamericanos y mexicanos que dejaron de circular tras la crisis económica de 1982.

Divertido y necesario

"Condorito es tan chileno como el pizco, y su polola (novia) Yayita una reproducción de la mujer chilena clasemediera", dice José Arturo Yáñez, graduado en Comunicación y un fan de la historieta desde sus infancia. "Pero como su humor es sencillo, exento de politiquerías y muy, muy latinoamericano, explica el éxito que ha tenido en todo el continente. En nuestro país también tenemos doñas Tremebundas, gargantas de lata, pepes cortisonas y Conés. Creo que eso es lo que ha hecho de Condorito tan especial y fácil de ser aceptado en otros países.

"Es un fenómeno parecido al de El Chavo del 8", prosigue. Mucho del éxito que tuvo por allá se debió a que se transmitió en momentos en que muchos países de Sudamérica tenían dictaduras. El humor ligero y si se quiere hasta simplón de El Chavo y Condorito fueron en la televisión y en los cómics vías de escape ante una realidad de pesadilla".

Por eso, agrega Yáñez, las quejas de críticos y sociólogos en torno hacia Condorito reflejaban un desconocimiento en los gustos del público que querían liberar de la "ignorancia" que supuestamente promovía el cómic: "Hubo dos investigadores chilenos [Armand Mattelart y Ariel Dorfman, autores de Para Leer el Pato Donald, publicado originalmente en 1973] quienes incluso insinuaron que Condorito era parte de una conspiración yanqui para embrutecer a las masas. Jamás cayeron en la cuenta que hay pocas cosas en ese país que son tan chilenas como Condorito... es como si en México un intelectual criticara a Memín Pingüín o a Cantinflas con el mismo argumento... es ridículo".

"Mi personaje favorito, y creo que el de miles de fans (algo que Yáñez ha notado en los clubes de discusión del pajarraco que hay en la red) es Coné, algo así como la versión menos 'pelada' del 'Pepito' mexicano. Hay veces en que doy una carcajada al leer los chistes donde aparece Coné aunque sea por segunda o tercera vez. ¿Mi menos favorito? Quizá Pepe Cortisona, aunque se compensa cada vez que Condorito lo exhibe como lo que es, un idiota presumido.

"Pero creo que lo que no me gusta es que la edición publicada en México quita muchos términos chilenos lo cual muchas veces deja sin fuerza a los chistes, todavía a fines de los 80 los diálogos no eran alterados pero desde 3l 92 ó 93 hasta quitaron el "reflauta", similar al "oiga, joven" de Cantinflas o el "ay caramba" de Bart Simpson. Con Mafalda no han hecho eso, y por ello también es divertidísima".

Condorito es tan querido en su país natal que hay incluso estatuas de cuerpo entero del personaje, el cual ha sido llevado a prácticamente todo el mundo mediante los chilenos que se esparcieron por el mundo, en especial tras el golpe militar de 1973. "Debido a su humor sin propuestas políticas, Condorito es amado tanto por izquierdas, centros y derechas en Chile... es un símbolo nacional", dice Yáñez. "Fue esa historieta el único sitio en todo el Cono Sur donde se veía que los militares tenían un lado divertido, aunque sólo fuera dentro del cómic".

Finaliza Yáñez: "Los lectores de Mafalda y Condorito eran esencialmente distintos: los de la primera contaban con estudios inclusive universitarios mientras que los del pajarraco eran más bien de clase media baja. Pero al final ambos nos han entretenido por décadas. Agradezco a quien los trajo a México, pero sobre todo a Condorito, el inigualable Condorito".