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ABRIL, 2022. Hoy cuesta trabajo creerlo, pero cuando Bruce Willis fue firmado como el protagonista de la película Die Hard (Duro de Matar), tanto director como estudios tenían enormes dudas sobre la decisión que habían tomado. Una preocupación que se acumulaba a la del guión, poco convencional y que tenía como objetivo romper clichés del héroe, quien a diferencia, por ejemplo, de Harry el Sucio, era un tipo solitario, huraño y alérgico a cualquier coqueteo femenino, el protagonista sería presentado como un policía con familia que estaba atravesando por una crisis marital. (La otra duda, por supuesto, era el villano, alguien refinado, elegante, casi casi salido de James Bond, alguien que lee el Forbes pero quien de todos modos es un asesino que no duda en jalar el gatillo cuando siente que alguien ya no le es útil).

Bruce Willis provenía de la TV si bien ya había tenido algunos roles pequeños en el cine. Para es entonces Willis ya gozaba de enorme fama gracias a la serie Moonlighting, protagonizada al lado de Cybil Sheperd. Naturalmente, tras el estreno de Die Hard las dudas se despejaron: Die Hard no solo cambió el esquema de las películas de acción como Star Wars --la original, no la basura actual-- modificaría para siempre al género de ciencia ficción (y ambas producidas por los estudios 20th Century Fox). Ni los héroes ni los villanos que vendrían después serían lo mismo que antes.

Fue una decisión atinada: Die Hard fue una de las películas más taquilleras de la década al punto que a Willis ya no le faltaría trabajo en los años siguientes. Luego vendrían las inevitables continuaciones de la saga, de buenas  a regulares aunque no igualaron el espíritu de la primera (un auténtico reto si recordamos al insuperable Alan Rickman como Hans Gruber).

Ante un historial impresionante, es doloroso enterarnos que a Bruce Willis el fue detectada asfasia, un padecimiento que afecta áreas del cerebro lo que impide expresar ideas, leer o comunicarse coherentemente, con lo cual podemos decir que la carrera de esta leyenda prácticamente ha concluido. La asfasia le fue diagnosticada a Willis poco después de iniciar el rodaje de una nueva película donde el actor olvidaba sus diálogos y hasta llegó a preguntarse qué estaba haciendo ahí.

Y como le ocurría a Schwarzennegger, no había término medio ante su fama: los fanáticos del cine lo detestaban o lo amaban. El principal argumento de los primeros se basa en que Willis se interpreta a sí mismo, o más bien, al teniente John McLane. A muchos fans les encanta verlo en ese papel socarrón, sarcástico y ocurrente, pero otros preferían que Willis se dedicara más a explorar otras vertientes como lo hizo en el papel de cirujano plástico en La Muerte le Sienta Bien (al lado de Goldie Hawn y Meryl Streep) o en uno de sus mejores roles, el del doctor Malcolm Crowe en El Sexto Sentido). En todo caso, esas dos películas donde Willis "variaba" su estilo de actuar  igualmente fueron taquilleras.

También ha habido tropiezos en su carrera, y de qué forma, como Hudson Hawk, al lado del ya fallecido Danny Aiello, una verdadera tortura, o bien La Hoguera de las Vanidades, la magnífica novela de Tom Wolfe convertida en pésimo filme. Hubo otras cintas, de mediocres a malas y cuya taquilla fue regular, pero ninguna iguala a estos dos desastres, tanto artísticos como financieros.

Pero donde aún hay controversia es en otra vertiente de su carrera, la de cantante. Poca gente recuerda que antes de convertirse en estrella de cine, Willis lanzó un disco titulado The Return of Bruno el cual buscaba capitalizar el éxito de Moonlighting. Sus videos incluso llegaron a ser transmitidos por MTV aunque destacó su versión del clásico "Under the Boardwalk". "La música ha sido una de mis grandes pasiones", dijo Willis a la revista Rolling Stone, "en la secundaria fui parte de un grupo que tocaba cóvers de Cream, Creedence y hasta de los Spiral Staircases". The Return of Bruno fue bien recibido pero fue entonces cuando llegó la oferta para aparecer en Die Hard, y las cosas dieron otro giro aunque lanzó Willis lanzó un par de discos en los años siguientes.

Considerado entre los actores "conservadores" de Hollywood, especie que hoy se encuentra a milímetros de su extinción dado el neomacartismo que hoy padece la industria-- Willis igualmente ha participado en películas como Pulp Fiction, de Tarantino. Sin embargo lo suyo siguió siendo el cine de acción sin comprometerse en posturas políticas; con todo, se rumora que Willis se movió más a la izquierda y que votó tanto por Obama, Hillary Clinton y por Biden.

Con todo, su voz crítica ha sido muy discreta, lo que concuerda con una entrevista que Willis dio a la otrora prestigiada publicación Entertainment Weekly en 1998, con motivo del estreno de la cinta Armaggedon: "Yo hago películas para entretener, para divertir y, sí, en ocasiones, para irritar a los críticos de cine. Tu puedes ser demócrata, republicano, anarquista o lo que quieras, pero todos tenemos dinero en el bolsillo para ver una película y escaparnos un rato del mundo real. Me alegra ser una pieza de esa inmensa maquinaria de entretenimiento".

Por declaraciones como ésas es que Bruce Willis nos hará muchísima falta. Si bien nunca fue un actor fuera de lo común --algo que, le podemos asegurar, lo tenía sin cuidado-- se veía sincero en cada una de sus actuaciones, y el público se lo reconocía. Por ello, no descartamos se dé el milagro para que así, se consume el regreso de Bruce Willis a la pantalla: Yipee-ki-yay... mo....fu...r!

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