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LITERATURA

A 100 años de su nacimiento, Paz sigue sorprendiendo

Conforme transcurren el tiempo y su obra es releída, queda claro que el Nóbel de Literatura mexicano no solo había desmadejado la compleja psiqué del mexicano sino que sigue acertando sobre el futuro de un país y del largo camino restante para alcanzar una democracia plena. Un lector-admirador de Octavio Paz nos ofrece esa perspectiva

ABRIL, 2014. "Es nuestro centenario más célebre, sin duda", dice José Luis Hernández, nuestro entrevistado, poco antes de iniciar esta entrevista. Y algo que lo sorprende aún más: "Cuando repasas y lees su obra, es imposible pensar que Octavio Paz lleva ya 15 años de muerto pues los temas que aborda son abrumadoramente de nuestro presente: corrupción, un estado que te apapacha tanto que termina por asfixiarte, la urgencia de un pacto como el de La Moncloa para evitar que el hueco dejado por el presidencialismo fuera tomado por varias fuerzas, muchas ellas violentas. Sé que si algo molestaba a Paz, es que se dijera que era un profeta, pero su pensamiento se proyecta hasta nuestro presente... se asomó a nuestro futuro y ha acertado en casi todo".

En otras ocasiones hemos platicado con Hernández, pero esta vez no quiere que de aquí salgan comparaciones de él con Enrique Krauze, quien acaba de publicar un libro sobre el poeta. "Krauze es otro de los grandes, para mí el mejor ensayista que ha tenido México. Lo mío es más la perspectiva de un lector-admirador de Octavio Paz que aprovecha su centenario para hablar sobre él..." (y a 15 de su muerte, ocurrida el 19 de abril de 1998, agregaríamos nosotros).

--En este centenario del nacimiento de Octavio Paz, su obra, su influencia y su pensamiento suenan tan vigentes como cuando aún vivía. ¿A qué podríamos atribuirle este hecho?
--Básicamente, a que Paz desglosó y escribió sin dejarse llevar por el apasionamiento ideológico; por ejemplo, diseccionó el alma del mexicano en El Laberinto de la Soledad, sale a la superficie, dice 'esto es lo que encontré', y el resultado indignó a muchos. Pero no pudieron refutarlo; sus enemigos siempre han querido hacerlo con adjetivos, nunca con argumentos. Creo que ahí radica mucha de su grandeza que se refleja hasta el México actual.

--En las semanas previas a su deceso, advertía que si no lográbamos ponernos de acuerdo en lo que deseábamos en un país postpriísta, habría violencia. Este es uno de los puntos que más sorprenden al repasar su obra.
--Desafortunadamente no hicimos caso a sus advertencias, y eso es lamentable. Paz también advirtió que la caída del PRI dejaría un enorme hueco en el ejercicio del poder que podría ser aprovechado por otras fuerzas y grupos que hasta entonces habían estado a raya, o el peligro que los gobernadores se convirtieran en neocaciques de su territorio, y cuestionaba a todos si en realidad entendíamos el concepto de democracia, los derechos, y los riesgos que ésta también conlleva.

--Es como si hubiéramos hecho todo lo contrario a sus temores y advertencias.
--Pero siempre fue así. Cuando renuncia a la embajada en la India tras los hechos de Tlatelolco, Paz escribe un texto para prevenirnos de que la Presidencia imperial hará todo lo que esté a su alcance para mantenerse en el poder, incluida la seducción de los intelectuales para comprar su silencio, y que este aferramiento al poder podría traer al poder a gobernantes desquiciados. ¡Y eso lo escribió año y medio antes que destaparan como candidato a Luis Echeverría!

--Muy diferente al caso, por ejemplo, de Carlos Fuentes, siempre más cercano al PRI y por tanto, susceptible a recibir dinero público.
--Las visiones de Paz y de Fuentes eran muy distintas. En nuestros países, no solo en México --Argentina, Colombia son otros dos casos-- la relación Estado-intelectuales era muy estrecha. Sí, ya sabemos eso de "Echeverría o el fascismo" de Fuentes, pero él escogió vivir del Estado como modo de garantizarse un ingreso que le permitiera seguir trabajando su obra, brillante por lo demás. Si muchos burócratas escribieran una obra similar a la que hizo Fuentes se justificarían sus plazas. Paz, en cambió, optó más porque los lectores que compraran Plural o Vuelta y las mantuvieran a flote darían credibilidad a sus proyectos, con todo y que Paz fuera, y lo fue hasta el final, altamente desconfiado de las leyes del mercado.

--¿Entonces tu no ves nada de criticable en el Fuentes que, más que quedarse callado, aplaudió al Poderoso, quien lo recompensó con la embajada en Francia?
--Fue una decisión inteligente de Echeverría, quizá la única de sus seis años. Fuentes conocía muy bien al país que se le enviaba, dominaba el francés. Eso era preferible al haber enviado de embajador a un tipo ignorante que jamás se ha asomado a un mapa y que sin duda nos habría causado vergüenzas en París. Ahora bien, hay que entender que esa era la mentalidad de muchos intelectuales de los años setenta. Su aproximación al poder no la veían contraria al declararse independientes de ese poder. Otro casi muy similar era el de la relación de Gabriel García Márquez con Fidel Castro.

--De regreso a Paz. ¿Crees tu que su optimismo le habría permitido ver a un México democrático?
--El problema no lo veía como la democracia en sí, sino sí realmente entendemos el concepto de democracia. No lo entendimos con Madero y, casi un siglo después, tampoco parecíamos entenderlo. De hecho, si un día se hiciera una encuesta y se preguntara a 50 encumbrados políticos de todos los partidos qué definan a la democracia, sus respuestas serían alarmantemente distintas. Y para qué ir tan lejos: el concepto de democracia de López Obrador es que ésta solo es válida cuando él gana, y si él pierde es que está manipulada y no sirve de nada...

--Creo más bien que es la postura de todos los partidos políticos, solo que López Obrador la radicaliza...
--Así es. Para otros políticos la democracia es que el dinero gaste más, de que todo se resuelva creando más fideicomisos y secretarias, o que la democracia es oponerte a todo lo que proponga el ejecutivo mientras tu seas oposición, de que algo es malo cuando lo propone el otro partido pero es bueno cuando eso mismo lo propongo yo estando en el poder.

--Sería el caso de los gasolinazos. Cuando el PRI era oposición eran "puñaladas traperas" contra los mexicanos y ahora nos salen con que son tan necesarios como el respirar oxígeno.
--Paz lo advertía en El Ogro Filantrópico: en pocas palabras, si estamos confiados en que los políticos construyan la democracia, estamos fritos. Un político jamás será democrático por su cuenta, eso va contra la esencia de su función. En una democracia sana, el pueblo obliga al político a someterse a las reglas democráticas. Si no se le vigila, pasará lo que en Venezuela, en Nicaragua, en Ecuador...

--¿Crees tu que Paz, de vivir hoy, sentiría que hemos experimentado avances democráticos?
--Sí, pero aún estaría desesperanzado, por ejemplo, en el hecho que la democracia se haya burocratizado, que los partidos políticos se hayan apropiado de espacios políticos en su nombre, que no existan las candidaturas independientes; encontraría contradictorio, por ejemplo, que se obligara a los medios electrónicos a promover propaganda oficial para decirnos lo afortunados que somos por tener al IFE, ahora el INE. Le llamaría una democracia construida con los elementos totalitarios que siempre hemos tenido.

--¿Algo más que desees agregar, José Luis?
--Que si no se han asomado a la obra de Octavio Paz, lo hagan de inmediato. Llegarán a conclusiones sorprendentes.

 

 

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