EL HERMANO: ¡Ave María, Reina Inmaculada del
Universo!
PADRE ETERNO: ¡Ave!
EL HERMANO: ¡Ave!
La Madre: La
Paz de Dios Todopoderoso esté con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
PADRE ETERNO: Hoy es un día, hijo mío...
La Madre:
Muy especial. Pero aún así mi Corazón sufre, y tú lo sabes.
Tú también sufres hijo mío, une tu sufrimiento a mi
Corazón.
PADRE ETERNO: ¡Y ya verás las almas que se salvan!
La Madre:
¡Ya verás!, porque así es la voluntad de Dios.
PADRE ETERNO: Y así se cumple.
La Madre: Hoy
es un día especial hijo mío, te vuelvo a repetir, es mi día. Yo te
doy las gracias por haberme felicitado en el Santo Rosario.
JOSÉ-LUIS: ¡Tú te lo mereces todo!
La Madre:
¡Ay hijo mío! Yo me lo merezco todo, pero mira los humanos,
hacen de sufrir mi Corazón.
JOSÉ-LUIS: ¡Castígalos!, y a mí también.
La Madre:
Tú no mereces de sufrir hijo mío. Mantente donde estás, y no te
muevas de este sitio de Gloria, y ya verás cómo alcanzas el Reino
de los Cielos.
JOSÉ-LUIS: Pues yo me
quiero quedar allí...
PADRE ETERNO: Todavía no es tu hora.
JOSÉ-LUIS: ¡Sí!, todavía no es.
La Madre: Aún
tienes que sufrir mucho, aún tienes que sufrir la carga de la Cruz
hijo mío, aún. Besad el suelo hijos míos...
PADRE ETERNO:
Este acto de humildad sirve para el Inmaculado Corazón de mi
Hija.
La Madre:
Rezad un Padrenuestro por las almas de este
mundo.
PUBLICO: (Reza el Padre Nuestro.)
La Madre:
Bien hijos míos, rezad mucho
por las almas de este mundo, para que no se condenen. Son muchas las
almas que se condenan al cabo del día.
Hijos míos, rezad por todas las almas. Y una vez más os
repito: Para Mí no hay distinción de razas.
PADRE ETERNO: Todos son nuestros hijos. ¡Todos!
La Madre:
Así es, así es. Y ahora escucha bien lo que Dios Padre te va
a decir:
PADRE ETERNO: Hijo mío..., hijo mío.
JOSÉ-LUIS: Señor..., ¿qué queréis de mí?
PADRE ETERNO: Debes de ir a ese lugar que te mandé hace tiempo.
(1)
JOSÉ-LUIS: Haré lo que tú mandes.
PADRE ETERNO: No tengas miedo.
JOSÉ-LUIS: Por tí nunca tendré miedo.
PADRE ETERNO: No, no te acobardes.
JOSÉ-LUIS: ¡Nunca!
PADRE ETERNO:
Y cúmplelo..., cúmplelo como te dije y ya verás, ya verás lo
que ocurre.
JOSÉ-LUIS: Todo lo haré por Tí, aunque sea la muerte.
La Madre:
Bien hijo mío, pronto debes de ir a ese lugar, debes
echar la maldad, y allí será la primera vez que actúes con tu
cuerpo.
PADRE ETERNO: Con Santiago Apóstol...
La Madre:
...Patrón de ESPAÑA y salvador de las almas.
JOSÉ-LUIS: Quiero quitarte una espina.
La Madre:
Hoy te doy hijo mío. Hoy se han purificado cinco
espinas...
(JOSÉ-LUIS: Me alegro.)
...que tú debes quitarme...
JOSÉ-LUIS: ...Y ponerlas en mi corazón.
LA MADRE:
¡Así es hijo mío..., quítalas!, pues estas cinco se han
purificado.
PADRE ETERNO: Por
tí.
La Madre: ¡Ay
hijo mío...!, ahora clávalas en el tuyo.
JOSÉ-LUIS: ¡Ah...!
La Madre:
¿Qué sientes?
JOSÉ-LUIS: La amargura que siente tu Corazón, pero no mucho.
La Madre:
¡Ay hijo mío...!, es que para tener algo mío tienes que ser más
fuerte.
JOSÉ-LUIS: Está bien.
La Madre:
¿Lo harás hijo mío? ¿Harás lo que te ha mandado Dios-Padre?
JOSÉ-LUIS: ¡Tú sabes que sí...! Me pase lo que me pase cumpliré.
PADRE ETERNO: Me pones contento. Aunque estaba enfadado, estoy
contento porque vas a cumplir. Me alegro. Pronto sabrán quién eres.
Pronto sabrán que aquí no existe la falsedad.
La Madre:
Pronto sabrán que ellos se han confundido hijo mío.
JOSÉ-LUIS: Pero nosotros no los vamos a confundir, y haces bien
en mandarme a mí, porque quiero ayudaros en la vida y en la muerte.
PADRE ETERNO: Muy bien hijo mío, muy bien. Así es como se
contesta y se habla. Y cumple como te dije y no te hagas caso de lo
que te digan.
Te van a insultar, pero no hagas caso. ¡Sigue, no te
acobardes!
JOSÉ-LUIS: ¡Nunca!
La Madre: ¿Queréis
algo? (El público reza "Bendita sea tu pureza." )
La Madre:
Gracias hijos míos, gracias. Pero en estos tiempos, en que estamos,
debéis de luchar vosotros también.
PADRE ETERNO: ¿Verdad que lo haréis?
PÚBLICO: ¡Sí Padre!
PADRE ETERNO:
Cuando el gran Guerrero cumpla con lo que te he dicho...
La Madre: El
mundo estará al alcance de mi mano.
PADRE ETERNO: Y llegará el triunfo de mi Hija.
La Madre:
Rezad, rezad, rezad hijos míos, y conseguiréis vuestra
salvación. Yo solo curo el alma. Y el alma, en estos tiempos, es
importante. Si pedís por el cuerpo y no por el alma, no pidáis
hablar cuando llegue vuestra hora hijos míos.
PADRE ETERNO:
Hoy se cumple mi Voluntad, y mi Voluntad es de perdonaros: Os
perdono.
PUBLICO: Gracias Padre.
La Madre:
Para que veáis que Dios Padre es
misericordia, bondad y humildad. Para que luego las almas digan
que solo está enfadado. Rezad mucho hijos míos.
Y hoy, por ser mi día, os bendigo muy especialmente en el Nombre de
Dios Padre, Todopoderoso, en el Nombre de Dios Hijo, Salvador del
mundo, y en el Nombre de mi amado Esposo, el Espíritu
Santo, Glorificador de Tierras.
Ya me marcho hijo mío, y me marcho contenta porque vas a
cumplir. Eres bueno hijo mío, eres bueno. Por eso Dios te ha
elegido.
JOSÉ-LUIS: No te vayas...
La Madre: He de irme.
JOSÉ-LUIS: Otro poquito más.
La Madre: El tiempo se ha acabado hijo mío, he de marcharme.
JOSÉ-LUIS: Que se haga tu voluntad. Hoy vienes vestida de
blanco...
La Madre: Así es hijo mío, y hoy pongo mi mano sobre tu cabeza.
JOSÉ-LUIS: Me siento más fuerte.
PADRE ETERNO: Pues lucha y vence.
JOSÉ-LUIS: Así lo haré mi Señor.
La Madre:
Ya me marcho hijo mío.
JOSÉ-LUIS: Adiós Madre del Cielo y ven pronto.
La Madre:
Vendré pronto. Adiós hijos...
PÚBLICO: Adiós Madre.
PADRE ETERNO: Adiós hijos.
PÚBLICO: Adiós Padre. __
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(1) Ver Mensajes
4.9.1986;
8.9.1986.
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Mensajes de Talavera 1985-87
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