LA MADRE: La Paz de Dios Todopoderoso esté con
todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
LA MADRE: Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
LA MADRE:
Mi Inmaculado Corazón será vuestro refugio... (Público: gracias
Madre), y el camino que os conducirá hasta Dios
hijo mío.
Hoy es un día muy especial, y por eso he venido hijo mío:
para mostrarte mi Inmaculado Corazón cercado de espinas hijo mío,
que los hombres ingratos me clavan con sus blasfemias e
ingratitudes.
Los Humanos no hacen caso al Mensaje de Dios, y hay muchas
almas que se condenan hijo mío, por no haber hecho caso al Señor
su Dios, y van al abismo hijo mío. Vengo a mostrarte mi Corazón
Inmaculado para que veas hijo mío, que aún sufro, que mi
sufrimiento es muy grande hijo mío, y que los humanos no se dan
cuenta de que sufro hijo mío.
Sufro hijo mío..., sufro. El mundo es cruel hijo mío, y no
quiere seguir los pasos a los que Jesús señaló aquí en la
Tierra. Pero tened cuidado hijo mío, y confiad en mi Inmaculado
Corazón.
Tened mucho cuidado, que en estos
Últimos
Tiempos satán os
atacará, y os está atacando mucho para llevaros con él al
abismo.
Pero confiad en mi Inmaculado Corazón, porque es vuestro
refugio, si entráis en él Yo os conduciré hasta Dios. Pero por
fin hijo mío, mi
Inmaculado Corazón
triunfará en la Tierra.
Los humanos no hacen caso a los
mensajes celestiales hijo mío, y todo es de Dios hijo mío.
En este Mensaje no hay nada que sea del maligno hijo mío, ¡todo es
de Dios! ¡Ay hijo mío!, cuidado con esos falsos profetas.
Confía en Mí hijo mío, como lo has hecho hasta ahora. Tú ama
a Dios hijo mío, y Dios pondrá sus Manos sobre tus piés para
llevarte hasta El. El Cielo no se consigue hablando bien de Dios
hijo mío. Tampoco..., ¡ay hijo mío...!
El cielo se consigue con el sacrificio y el deber diario hijo
mío..., y cumpliendo lo que Dios en su día mandó al mundo como
Ley.
PADRE ETERNO: Y como mandado.
LA MADRE:
Sufre hijo mío por este mundo, porque este mundo
no sabe apreciar las cosas que vienen del mundo sobrenatural, que
vienen de la Mano de Dios hijo mío; no sabe apreciar que Dios se
encuentra aquí hijo mío.
Quieren hacer una Ley, hijo mío, que solo sirve para que
muchas almas se condenen.
Yo soy la Inmaculada Concepción
hijo mío, y mi Inmaculado Corazón triunfará en la Tierra.
PADRE ETERNO: Y tú darás a conocer que el Corazón de mi hija
sufre.
LA MADRE:
Así lo harás hijo mío, y no te preocupes que Yo
tenderé mi Manto sobre tí, y nada podrá ocurrirte hijo mío. Ten
mucho cuidado. Ahora empiezas tú hijo mío. Cuidado, mucho cuidado
con este mundo cruel.
Ten cuidado donde pisas que te puedes engañar. Confía en el
Señor, tu Dios y nada te ocurrirá hijo mío. Dios te ha elegido
para una misión muy importante, que es la salvación del mundo
hijo mío..., la salvación del mundo.
¡Besad el suelo hijos míos! Este acto de humildad sirve para
las almas consagradas. Porque
hay muchas hijo mío, que en verdad amaban a Dios,
y se
dejaron engañar por falsos profetas.
Y hoy les tienes hijo mío, sin saber nada de Dios; solo mentiras
que los falsos profetas han metido en sus mentes para confundir la
verdad de Dios.
¡Ay hijo mío! Mi Inmaculado Corazón triunfará en la tierra.
Yo solo digo hijo mío, a los humanos, que dejen de ofender a Dios,
que ya está bastante ofendido hijos míos. Pedid perdón a vuestro
Dios, porque le habéis ofendido muchas veces sin daros cuenta.
Pedidle perdón porque El también sufre.
(El público reza el Padre Nuestro.)
PADRE ETERNO: Estáis perdonados.
PUBLICO: Gracias Padre.
LA MADRE:
La Voluntad de Dios se ha hecho ante vosotros.
"Pedid y se
os dará."
Pero pedid antes por el alma, y
después por lo demás. El alma es lo más importante. En estos Ultimos
Tiempos hijo mío, vas a sufrir mucho en este
mundo, pero mucho. Pero acuérdate que el Señor tu Dios está
contigo y tú con El. Que si vas a luchar es por Dios, por tus
hermanos en Cristo.
Que si luchas es porque Dios te lo ha pedido y te ha elegido hijo
mío. Luchas para que lleguen al Parariso Celestial, donde el
Señor Yahvé les estará esperando hijo mío. Ahora mira mi
Inmaculado Corazón... ¡Míralo hijo mío!
JOSE-LUIS: ¡Cuánto sufres...!
LA MADRE: Tú también vas a sufrir hijo mío, pero no llores hijo
mío. No llores por Mí, llora por ellos...
PADRE ETERNO: Porque ellos te necesitan a tí.
JOSE-LUIS: ¿Y yo, qué puedo hacer sin vosotros?
LA MADRE: Hijo mío, sabes que Nosotros nunca te hemos abandonado,
y ahora hijo mío, tampoco. Sabes hijo mío, que siempre has estado
protegido por la mano de Dios. Ahora hijo mío, vas a sufrir por
las almas de este mundo.
PADRE ETERNO: Porque las almas necesitan de tu sufrimiento.
JOSÉ-LUIS: Si es así, como Tú lo dices, voy a
sufrir.
LA MADRE: Hijo mío, el sufrir no es malo..., lo que se sufre aquí
se gana allí hijo mío.
JOSÉ-LUIS: Yo no quiero que tú sufras.
LA MADRE:
Hijo mío, en aquél
momento en que
mi Hijo me entregó a todos los hombres,
mi Corazón se cercó de espinas, porque todos los humanos fueron
mis hijos.
Y lo son ahora hijo mío. Una madre nunca se puede
olvidar de sus hijos, y comprende que tampoco vale. Por eso el
Padre Celestial te ha mandado, porque hijos míos, Dios Yahvé no
se ha olvidado de vosotros.
Y he aquí que os ha mandado al
Gran Guerrero,
salvador de España y del mundo, para salvaros, para que
veáis...
PADRE ETERNO: Que no me he olvidado de vosotros.
PUBLICO: Gracias Padre.
LA MADRE: Porque hijo mío, Dios también sufre.
JOSÉ-LUIS: Pero yo no quiero que sufráis. Yo solo quiero que
triunféis en el mundo entero. Déjame que te quite una espina de tu
corazón.
LA MADRE:
¡No!, hijo mío, aún están sin purificar. Ahora
hijo mío te toca a tí, llega el momento de enfrentarte con la
verdad. Y en la verdad hijo mío, entra Dios, pero también entra
Satán. ¡Cuidado hijo mío!, no te dejes engañar.
JOSE-LUIS: Sois tan buenos conmigo...
PADRE ETERNO: Y tú con Nosotros.
JOSÉ-LUIS: Vosotros os lo merecéis todo.
LA MADRE: Hijo mío, y tú también. Tu corazón es
puro, y tú eres muy grande.
JOSÉ-LUIS: Pero más grande sois Vosotros. Y Vosotros os lo
merecéis todo, pero todo, y yo nada, porque solo soy vuestro
instrumento.
LA MADRE: Hijo mío, eres muy grande.
JOSÉ-LUIS: Solo quiero que no sufráis.
LA MADRE: Hijo mío, tú también vas a sufrir.
JOSE-LUIS: Pero yo soy yo, y Vosotros sois tan buenos...
LA MADRE: Hijo mío, pero tú no eres malo.
JOSÉ-LUIS: ¡Qué grande sois!
LA MADRE: Hijo mío, llega la hora de marcharnos.
JOSÉ-LUIS: ¡Llévame contigo!
LA MADRE: No hijo mío, aún te queda mucho que
sufrir.
JOSÉ-LUIS: Por favor...
LA MADRE: Hijo mío, el mundo está en tus manos, no
lo dejes.
JOSÉ-LUIS: No te vayas de mi lado.
LA MADRE: No temas hijo mío.
JOSÉ-LUIS: Tengo miedo.
LA MADRE:
No hijo mío, Dios está a tu lado, no temas. Teme solamente a tu
Dios.
JOSE-LUIS: Llévame contigo por favor.
LA MADRE: No hijo mío, tu misión...
PADRE ETERNO: Está en la Tierra, no en el Cielo.
JOSÉ-LUIS: Bueno, me conformo con hablar con
vosotros.
PADRE ETERNO: Así me gusta.
LA MADRE: Y Yo os bendigo como Dios Padre so
bendice...
PADRE ETERNO: En mi Nombre.
EL MAESTRO: En el mío.
LA MADRE:
Y con la Luz de mi amado esposo el Espíritu Santo. No tengas miedo
hijo mío. Sigue así, que Dios está muy orgulloso de tí.
JOSÉ-LUIS:
Os doy las gracias por tanto como me ayudáis, porque sin vuestra
ayuda todo lo que hago no sería posible.
LA MADRE:
No olvides hijo mío, que Dios ayuda a aquéllos que le siguen y le
aman.
JOSE-LUIS: Os quiero mucho, y no quiero que sufráis.
LA MADRE: Hijo mío, nosotros también te queremos: a tí y a todos
ellos.
PUBLICO: Gracias Madre.
LA MADRE:
Pero a todos con el mismo amor. A todos iguales. Hijo mío, me
marcho.
JOSÉ-LUIS: Vuelve otro día, vuelve otro día.
LA MADRE: Y tú no temas hijo mío, Yo os esperaré.
PADRE ETERNO: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
PADRE ETERNO: Hijo mío, sigue mi camino.
JOSÉ-LUIS: ¡Así lo haré!
LA MADRE: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
LA MADRE: Hijo mío, entra en mi refugio y llega hasta Dios.
JOSÉ-LUIS: Así lo haré.
LA MADRE: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
EL MAESTRO:
Hijo mío, si sufres por ellos tendrás tu recompensa en el Cielo.
Acuérdate que Yo también sufrí en la Cruz.
Adiós.
PUBLICO: Adiós Maestro.
PADRE ETERNO: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
LA MADRE: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.__
|