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TEORIA GENERAL DE PSICOLOGIA



LIBRO:
LAS LEYES DEL PSIQUISMO

Alberto E. Fresina


CAPITULO 3 -(páginas 37 a 46 del libro de 426)


Indice del capítulo
:

LAS TENDENCIAS PARTICULARES
1. El detalle de los impulsos
2- Vías secundarias que llevan al placer
3- Vías libres productoras de displacer
4- Los impulsos y su peso diferencial en la motivación
5- Los impulsos y la contradicción psicológica básica




CAPITULO 3


LAS TENDENCIAS PARTICULARES


La ley general del psiquismo, que es la doble tendencia a afirmar el placer y negar el displacer, es compartida por todos los animales que tengan intencionalidad. Ello implica que aquel interés necesario de la motivación fue "inventado" por la naturaleza hace muchos millones de años. Las ulteriores transformaciones que la naturaleza fue produciendo en los animales se realizaron suponiendo ya la existencia y el vigoroso funcionamiento de la ley general. Es decir, los animales, en lo esencial, únicamente buscan el placer y negar el displacer. Por esta razón, si un animal siente placer por comer por ejemplo "barro", morirá en poco tiempo sin reproducirse. En cambio, si siente placer por ingerir una sustancia que será provechosa para su fisiología, logrará sobrevivir y reproducirse, dando hijos con similar tendencia adaptativa. Ese animal logra sobrevivir, pero en ningún caso busca intencionalmente la sobrevivencia por medio del alimento. Como no "sabe" de fisiología, sólo busca el placer que le produce esa sustancia. Pero por casualidad siente placer por algo que a la vez es indispensable para la vida.

La selección natural, en la evolución de las especies, fue eliminando con perfecta sistematicidad a todos los animales que eventualmente encontraran el placer en hechos perjudiciales a la vida. Solamente sobrevivieron aquellos organismos que encontraban el placer (y la supresión del displacer) en hechos saludables o útiles a la sobrevivencia individual y de la especie. Todo animal que sienta placer por algo perjudicial para la sobrevivencia se extinguirá rápidamente, porque, dadas las leyes psicológicas, insistirá en ello con toda naturalidad. Inclusive, aunque encuentre el placer en situaciones biológicamente neutras (ni indispensables ni perjudiciales), es algo inútil, una pérdida de tiempo y energías, por lo que igualmente se extinguirá, siendo aventajado por los que sólo logran el placer (y la anulación del displacer) en lo que es indispensable a la vida. Por eso, la selección natural hizo que quedara una completa correspondencia, donde lo que es perjudicial a la sobrevivencia provoca displacer, lo útil a la vida produce placer, y lo biológicamente neutro es anímicamente neutro.

Si enfocamos la actividad de la ley general como único interés esencial, debemos concluir que sólo sobreviven los organismos que por casualidad van encontrando el placer y la anulación del displacer en hechos indispensables para la sobrevivencia. La selección natural, por tanto, fue produciendo en su accionar una verdadera "limpieza", dejando vivos únicamente a los que hicieron coincidir el placer con lo útil a la vida.

De aquí resulta la siguiente ley: "en condiciones naturales no puede producir placer algo que no sea útil a la sobrevivencia individual y de la especie. Tampoco puede producir displacer, en términos naturales, aquello que no esté relacionado a un hecho perjudicial para la sobrevivencia".

Con estos datos nos encontramos en condiciones de deducir cuáles son las necesidades primarias del hombre, o lo que se entiende por impulsos, instintos, pulsiones, motivos, tendencias. Simplemente debemos identificar los hechos que producen placer universalmente, y tendremos así el total de tendencias particulares o necesidades primarias del hombre. Pero antes de ello es preciso una breve consideración sobre la relación de los conceptos: general y particular. Por ejemplo, los "mamíferos en general" sólo existen en los mamíferos particulares: liebre, perro, jirafa, etc. Podemos recorrer una por una las especies de mamíferos, pero jamás veremos a los "mamíferos en general". Igualmente con respecto a la ley general o tendencia general; existe en las tendencias particulares, ejemplo: comer, beber, sexo. Las tendencias particulares son, pues, donde existe la tendencia general, o donde se manifiesta. En otros términos, son las vías de entrada al placer.

Una regularidad de las tendencias particulares es que llevan unidas a las dos tendencias parciales de la ley general. Como recordaremos, la ley general es la unidad de las tendencias parciales afirmadora del placer y negadora del displacer. Tomando como ejemplo la tendencia alimenticia, encontramos que son inseparables ambas tendencias parciales. Simultáneamente se busca poner fin al displacer del hambre y lograr el placer de la ingestión. El mismo hecho de comer es lo que pone fin al displacer y hace aparecer el placer.

Otra constante que vemos en las tendencias particulares es que el displacer se presenta como necesidad y el placer en forma de satisfacción.

Dado que el concepto: necesidad, tiene diversos sentidos, utilizaremos la abreviatura: nec. para referirnos a ese estado displacentero caracterizado por un sentimiento de carencia del objeto de satisfacción. Así, el hambre, la sed, como vivencias, son ejemplos de necs.

Además de la nec. y satisfacción, encontramos un elemento intermedio al que llamaremos: tendencia dirigida. Este es el elemento activo de la tendencia particular. La tendencia dirigida es lo que va desde la nec. particular, ejemplo: el hambre, hasta la satisfacción particular: comer.

Tenemos entonces tres elementos, cuya configuración total forma lo que llamaremos impulso: nec. - tendencia dirigida - satisfacción. Si bien identificaremos como impulso al conjunto de los tres elementos, la T.D. (tendencia dirigida) es el verdadero elemento activo del impulso, es la fuerza impulsora que responde a la nec., empujando hacia la satisfacción.


1. El detalle de los impulsos

En base a lo visto, y como ya se anticipara, para saber cuáles son los impulsos o necesidades primarias del hombre sólo debemos responder a la siguiente pregunta: ¿qué "cosas" producen placer en forma incondicional en todos los miembros de la especie, y cuáles son las necs. correspondientes?.

De ello se deducen los siguientes impulsos:*


* No es la pretensión establecer un listado de carácter definitivo o inmodificable. Se trata solamente de los impulsos que "quedaron", que se estabilizaron luego de mucho tiempo de revisión en base al método general descripto para su determinación.


. . . . impulso
.
displacer parti-
cular o nec.
- T.D.-> Placer particular
o satisfacción
  1- Alimenticio hambre comer
  2- Sexual nec.sexual acto sexual, orgasmo
  3- De bebida sed beber
  4- De defecación nec. de defecar defecar
  5- De micción nec. de orinar orinar

...... ...... _____________________________________________


  6- De comodidad
....corporal
molestia corporal,
posición incómoda
comodidad corporal
.
  7- De rascado picazón, comezón rascado
  8- De calefacción frío calefacción corporal
  9- De refresco calor refrescarse
  10- Recreativo
.
aburrimiento
.
ingreso a la situación
de entretenimiento
  11- De variación
.
tedio, hartazgo, hastío,
nec. de cambio
cambio de la situación
responsable, variación
  12- De agresión
.
rabia, ira, enojo,
nec. agresiva
perjuicio para el
objeto o sujeto
  13- Fraterno
.
lástima, piedad,
nec. benefactora
beneficio para el
objeto o sujeto
  14- Mediador
.
.
.
nec. del logro de una
meta que sirve a otro
impulso interesado
en ella
alegría por el logro
de la meta
.
.
  15- De recuperación
.
.
.
sentimiento de carencia
de lo habitual, "extrañar"
lo que falta, "echar de
menos" lo perdido
recuperación de lo per-
dido, restablecimiento,
reencuentro
.
  16- De conservación
.
.
intranquilidad, preo-
cupación, temor,
miedo, terror
tranquilidad, sensación
de seguridad por la evi-
tación del riesgo o peligro
  17- De alivio dolor o sufrimiento alivio
  18- De continuación
.
.
.
.
"tristeza del fin", dis-
gusto por ver aproxi-
marse el fin de la
situación placentera,
nec. de reafirmarla
reinicio, continuación o
reafirmación de la situa-
ción placentera
.
.

...... ...... _____________________________________________


  19- De gozo
.
.
.
.
.
deseo,anhelo, ansia
.
.
.
.
.
disfrutar el hecho desea-
do, satisfacción del deseo
(este impulso actúa sobre
las vías de entrada al pla-
cer de los otros impulsos,
superponiéndose a éstos)
  20- De descanso cansancio, fatiga descanso, reposo
  21- De curiosidad
.
.
.
sentimiento de curio-
sidad, "interés", in-
quietud, intriga, nec.
de saber
asimilación de la informa-
ción, tomar conocimiento,
hecho novedoso, intere-
sante; asombro
  22- De comunicación
.
.
.
.
.
nec. de comunicar, de
transmitir la información, de expresar un conteni-
do, de ser escuchado
y comprendido, de dar algo a conocer
hacer saber, muestras del
receptor de haber com-
prendido, mostrar algo
curioso o sorprendente,
asombro del receptor
.
  23- De aprobación
.
.
.
nec. de aprobación,
de reconocimiento, de
estima,
de autocon-
formidad
recibir aprobación, felici-
tación, muestras de esti-
mación, reconocimiento,
orgullo, autoconformidad


Como se habrá notado, en el esquema aparecen dos líneas que separan tres grupos de impulsos. Los primeros cinco son de naturaleza creciente. Esto quiere decir que el tiempo transcurrido desde la última satisfacción (en rigor, los sucesos fisiológicos que ocurren) es determinante de la aparición y aumento progresivo de la nec., y por tanto de las exigencias de satisfacción. El segundo grupo es el de los impulsos no crecientes. Unicamente se activan cuando aparece un estímulo movilizador específico y esporádico, el que puede no presentarse por un tiempo sin ser necesaria una supuesta "descarga". Por ejemplo, si pasa un determinado tiempo sin motivos de temor, el impulso de conservación se mantendrá inactivo, sin que el sujeto tenga una necesidad "postergada" de lograr tranquilidad o de huir. Lo mismo sucede con el impulso de agresión. Se puede vivir mucho tiempo sin "necesidades agresivas" si no ha habido estímulos movilizadores del impulso (principalmente frustraciones muy intensas y frecuentes). Igualmente con el impulso de refresco si no aparece el estímulo movilizador del "calor". El tercer grupo es el de los impulsos mixtos. Por un lado, el tiempo transcurrido desde la última satisfacción provoca el aumento progresivo de la nec. Pero tienen la propiedad de quedar "abiertos" para la reaparición total de la nec., aunque acabe de darse una satisfacción completa. Esto último no sucede en los cinco impulsos crecientes. En ellos, luego de ocurrir la satisfacción total (hasta la saciedad), la nec. no se puede activar nuevamente en forma inmediata. Los mixtos en cambio, aunque exigen satisfacción con el solo transcurrir del tiempo, pueden reaparecer con todo su vigor ante el nuevo estímulo movilizador, y con independencia de la anterior satisfacción. Más adelante volveremos sobre este punto (cap. 6).


2. Vías secundarias que llevan al placer

Las vías de entrada al placer recién detalladas son las fundamentales, son los núcleos de satisfacción de los impulsos. Pero además existen otras vías secundarias que llevan al placer, las cuales son muy numerosas pero poco significativas desde el punto de vista de la motivación, y en general es muy leve el placer que producen, ejemplo: el bostezo, el estornudo, la percepción de estímulos sensoriales agradables (olores, sonidos, imágenes). Estas vías secundarias no se ajustan a las condiciones que nos permitan considerarlas impulsos particulares o necesidades primarias, motivo por el cual no son incluidas en la lista de impulsos presentada. Además de su utilidad para la sobrevivencia, y de ajustarse a la ley general, habrían dos requisitos más a cumplir por una función de la motivación para ser un impulso:

1- La más básica de esas condiciones es la presencia de una nec. particular, como sentimiento displacentero con un matiz específico y regular; una T.D. que movilice la conducta activa del organismo, como respuesta a la nec.; y un objeto o situación productores de placer correspondiente, que se presenten como la satisfacción de la nec. específica, poniendo fin a ésta.

2- El segundo requisito es el grado mínimo de significación de esos tres elementos desde el punto de vista anímico y motivacional.

Hay algunos mecanismos que cumplen la primera condición (nec. específica - T.D. - satisfacción) pero no la segunda dada su escasa importancia motivacional. A dichos mecanismos les llamaremos microimpulsos. Entre éstos encontramos: el llanto, el estornudo, el bostezo, el desperezarse, la tos, la eliminación de gases por vía oral o anal, más algún otro. Los microimpulsos son como automatismos reflejos, pero con una clara regulación intencional, dotados de una nec. específica, T.D. y satisfacción. Sin embargo la nec. se presenta casi siempre en forma naturalmente compulsiva, haciendo extremadamente corta la actividad de la T.D. que procura la satisfacción. Tal actividad consiste básicamente en facilitar la realización de un mecanismo prácticamente invariable en su secuencia refleja; la nec. - T.D. - satisfacción son consecutivas, dándose los tres elementos casi simultáneamente.

Si ubicamos a los microimpulsos en aquella clasificación de los tres tipos de impulsos, corresponderían por lo general al grupo de los no crecientes, es decir que se activan como respuesta a un estímulo movilizador o situación estimulante de aparición esporádica o eventual.

La distinción entre impulsos y microimpulsos no se basa en un estricto límite que los separe, puesto que habría una continuidad en el grado de importancia anímica y motivacional entre el más insignificante microimpulso y los impulsos más desarrollados. Pero el elemento que establecería la diferencia cualitativa, y en el que se basa la separación, es la presencia o ausencia de un cierto "espacio" entre la aparición de la nec. y el acto de la satisfacción. Los impulsos son aquellos que cuentan naturalmente con ese espacio, dentro del cual la T.D. puede "hacer algo", fuera de facilitar la realización de un mecanismo compulsivo, relativamente automático e invariable, como es el caso de los microimpulsos.

Tenemos hasta aquí, que la ley general del psiquismo, como esencia de la intencionalidad, se ramifica en el hombre en algo más de una veintena de impulsos y cerca de una decena de microimpulsos, como las formas constantes, necesarias y regulares en que se manifiesta la tendencia absoluta a afirmar el placer y negar el displacer. Toda conducta motivada se hallaría siempre, en definitiva, orientada a poner fin al displacer de alguna de aquellas necs. y lograr el placer de su satisfacción.

Además de los microimpulsos, se encuentran muchas otras vías secundarias que llevan al placer (olores, imágenes, representaciones mentales, etc.). Pero ninguna de ellas se ajusta a las condiciones que definen al impulso. A estas vías secundarias les llamaremos placeres de orientación, y las dividiremos en dos grupos: 1- placeres de orientación de los impulsos. 2- placeres de orientación general.

1- Los placeres de orientación de los impulsos son reacciones placenteras que rodean a los núcleos de satisfacción de aquéllos, y sirven para orientar la conducta dirigida hacia el núcleo, ejemplo: el agradable olor de una comida, o el placer de los pasos preliminares del acto sexual. Gráficamente:





Cuando el organismo se encuentra con los placeres de orientación de los impulsos (puntos pequeños) se ve más motivado para insistir en esa dirección, y llegar así más fácilmente, o con más probabilidad, al núcleo de satisfacción.

La distribución e importancia de esos placeres de orientación es muy variable según el impulso del que se trate. Aquí se hace adecuada la analogía con los planetas y satélites del sistema solar. Si hacemos equivaler los núcleos de satisfacción con los planetas y los placeres de orientación de los impulsos con los satélites, veremos que así como algunos satélites de Júpiter o Saturno tienen un tamaño similar o mayor al de algunos planetas, y no obstante son satélites, así, ciertos placeres de orientación del impulso sexual, por ejemplo, son tan o más intensos que los núcleos de los impulsos de micción o de rascado. Sin embargo son placeres de orientación o "satélites" del núcleo de satisfacción del impulso sexual.

No sólo a nivel concreto o material se presentan los placeres de orientación de los impulsos. El placer que se produce junto a la representación mental de los objetos o situaciones de satisfacción (fantasías, etc.) tiene también una función orientadora.

En realidad los placeres de orientación que rodean a los núcleos son mayormente satisfacciones parciales del impulso, al igual que cuando se logra solamente un "trozo" del núcleo.

2- Los placeres de orientación general son similares a los anteriores, pero no se hallan rodeando a los núcleos, sino que se distribuyen como "vías libres" de entrada al placer. Lo que orientan tales reacciones placenteras es el acercamiento a situaciones útiles a la vida en general. Como ejemplo encontramos: el agrado por contemplar el fuego, el gusto por la prolijidad, la limpieza, el presenciar un acto de destreza, la armonía de las formas, y muchas otras situaciones similares, productoras de un placer casi siempre de leve intensidad. Tales vías productoras de placer no son impulsos, sino sólo vías abiertas al placer, que no cuentan con una nec. específica previa. Solamente son precedidas por la nec.: deseo, es decir, son tomadas por el impulso de gozo (deseo - T.D. - hecho placentero o satisfacción del deseo). El impulso de gozo no tiene especificado o delimitado su objeto de satisfacción, sino que tiene a cargo todo aquello que produce placer. El deseo puede surgir orientado hacia cualquier cosa capaz de provocar placer. Entre esas "cosas" se destacan los núcleos de satisfacción de los otros impulsos, que son los que despiertan el deseo en la forma más intensa. Pero todas aquellas vías libres productoras de leves placeres son también alcanzadas por el funcionamiento del impulso.

Aunque el de gozo es el principal impulso que sostiene la conducta orientada a aquellas vías secundarias, también se encarga de ellas el impulso de continuación, que procura mantener, reafirmar o hacer persistir toda situación placentera, cualquiera sea su forma.


3. Vías libres productoras de displacer

Además de los estados displacenteros de las necs. de cada impulso, hay una diversidad de canales abiertos al displacer. Pero todos esos displaceres quedan librados al manejo dinámico de los impulsos de alivio y de conservación; es decir, constituyen la nec. del impulso de alivio y lo que el de conservación teme y evita. El impulso de alivio tampoco tiene especificada la forma de displacer que hace a su nec., sino que cualquier tipo de displacer puede constituir la nec. del impulso, el que se orientará a ponerle fin, logrando el placer del alivio como forma particular de su satisfacción. Por su parte, el temor, como nec. del impulso de conservación, responde siempre a la amenaza de displacer. Así, cualquier vía productora de displacer puede despertar el temor, el que es seguido por el empuje de la T.D. que se orienta hacia el placer de la tranquilidad, dada por la evitación del riesgo de dolor, como satisfacción del impulso.

Entre las numerosas vías libres de entrada al displacer (fuera de las necs. de los otros impulsos), hay algunas que llevan a un intenso dolor, ejemplo: sufrimiento somático, frustración, dolor moral. Estos constituyen los displaceres más importantes que tratan de negar los impulsos de alivio y de conservación. Pero hay también muchos displaceres leves, que cumplen una función complementaria con respecto a los placeres de orientación general, ejemplo: suciedad, desprolijidad, malos olores, sonidos o imágenes desagradables, etc. A esas vías "periféricas" de entrada al displacer les llamaremos displaceres de orientación general. Tales displaceres son tomados también por aquellos dos impulsos especializados en la negación del displacer. Si bien éstos se encargan principalmente de los displaceres más intensos, alcanzan todo displacer (a evitar el de conservación y a ponerle fin el de alivio).

En base a lo que hemos tratado, y dejando por ahora de lado los microimpulsos, podemos decir que todas las vías que llevan al placer y al displacer, a pesar de su gran cantidad y de la complejidad de su distribución, se hallan comprendidas bajo la mecánica funcional de los impulsos vistos, los cuales constituyen verdaderas leyes de la motivación humana. Más adelante analizaremos detenidamente la lista de impulsos presentada. (cap. 6).


4. Los impulsos y su peso diferencial en la motivación

Sabemos que la magnitud del poder motivador de cada impulso es rotativa. Así por ejemplo, el impulso de bebida puede pasar mucho tiempo desapercibido, o transformarse en el más poderoso, dominando todo el psiquismo. Por ello, la intensidad de la nec. movilizada determina el poder eventual del impulso. Sin embargo, tomando como referencia un día "tipo" de la tribu humana primitiva, encontramos que hay impulsos que son más difíciles de satisfacer que otros. Por eso, tanto la intensidad del displacer de la nec. como del placer de la satisfacción serían aproximadamente proporcionales a la dificultad natural de satisfacción. También, a la mayor importancia adaptativa de lograr con más frecuencia la satisfacción.


5. Los impulsos y la contradicción psicológica básica

La esencia del funcionamiento psíquico no es más que una continua lucha entre dos fuerzas que tienden a producir efectos contrarios. Una es la fuerza absoluta de la intencionalidad, expresada en la ley general del psiquismo, que empuja hacia la afirmación del placer y la negación del displacer; y la otra está constituida por el total de condiciones o factores externos y neurofisiológicos internos que tienden objetivamente a que se produzca el displacer y a negar el placer. Sin embargo, aunque ambas fuerzas experimenten una constante lucha, se hallan cooperando con gran firmeza para permitir la sobrevivencia del organismo. En otras palabras, los fenómenos de lucha y cooperación se encuentran unidos en el mismo hecho, y son relativos a los efectos considerados. Cuando dos fuerzas tienden a producir resultados contrarios y excluyentes están luchando; y cuando tienden a producir el mismo efecto se hallan cooperando. Así, en relación a los resultados de placer o displacer aquellas fuerzas se hallan en lucha. Pero en relación a los efectos de la sobrevivencia o extinción del organismo se encuentran cooperando. Ambas fuerzas contribuyen para el efecto de la sobrevivencia. La lucha continua entre la ley general y las fuerzas contrarias a la intencionalidad es a la vez la más estrecha cooperación de ambos contrarios, para posibilitar el movimiento de la conducta y la sobrevivencia del organismo.

Así como la ley general se manifiesta en las tendencias primarias o impulsos, la contradicción básica del psiquismo también se manifiesta en la contradicción o lucha que experimenta cada impulso con la respectiva "fracción" de las fuerzas contrarias. Ejemplo, el impulso alimenticio trata de suprimir el displacer del hambre y busca el placer del alimento. Las fuerzas contrarias, aquí, tienden a generar y a hacer persistir el estado displacentero del hambre y a negar o limitar la posibilidad de placer del impulso.

La misma lucha está presente en cada impulso, y se hace evidente la complementariedad de las fuerzas opuestas para concluir en la obtención, por parte del organismo, del objeto o hecho útil a la vida. La conducta se paralizaría si sólo hubiese placer permanente. También se frenaría si hubiera sólo displacer sin existir ninguna posibilidad de salir de ese estado. Igualmente paralizadora sería la situación de ausencia de placer y de displacer, o bien la simultaneidad constante y equivalente de ambos estados. Unicamente el pasaje de uno a otro es lo que permite el movimiento de la vida psíquica y la conducta


© Autor: Alberto E. Fresina
Título: Las Leyes del Psiquismo
Editorial Fundar
Impreso en Mendoza, Argentina

I.S.B.N. 987-97020-9-3
Registrado el derecho de autor en la Dirección Nacional del Derecho de Autor en el año 1988, y en la Cámara Argentina del Libro en 1999, año de su publicación.
Características del ejemplar: Número de páginas: 426; medidas: 15 x 21 x 2,50 cm.; peso: 550 gs.


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