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emulsión

Notas.

La amplitud de los textos hace aconsejable distribuir el contenido de la Ría en dos partes, ría 1 y ría 2. Para accederá cualquiera de las dos partes de que consta la Ría se puede recurrir a los enlaces que mostramos  a continuación:

Ría 1         Ría 2    


La Ría (1).

¿Qué cabañoso no se ha bañado, ha paseado, pescado, buscado setas, etc. en la Ría.?

 El Canal de Castilla, nuestra Ría, ha representado y representa un capítulo importantísimo en la vida de las sucesivas generaciones de habitantes de Cabañas, desde su construcción en el siglo XVIII, al ponerse en práctica una genial ideal de los hombres de la Ilustración, hasta nuestros días.

 Recordemos brevemente la historia de esta magnífica obra de ingeniería.

El Canal de Castilla es el resultado de la gran idea de comunicar  Segovia con Santander por vía fluvial para poder transportar, fundamentalmente, el grano de Castilla a ese puerto cántabro con el fin de abaratar y facilitar su  traslado, dadas las enormes dificultades que presentaban los caminos que unían la Meseta Norte con la costa cantábrica.

El Proyecto General redactado por Antonio de Ulloa, sobre un estudio previo del francés Lemaur  en 1853 contemplaba cuatro tramos :

-         El Canal Norte: desde el río Camesa, cerca de Mataporquera hasta Calahorra de Ribas.

-         El Canal de Campos: desde Calahorra hasta Medina de Rioseco.

-         Canal Sur: desde el Serrón, cerca de Grijota,  bordeando Palencia terminaría en Valladolid (junto al puente mayor).

-         Canal de Segovia: desde Valladolid hasta Segovia, haciendo navegables los ríos Pisuerga y Eresma.

 Como todos sabemos este último tramo no se construyó, y el anterior se acortó, iniciando su nacimiento algo más al sur,  en el estrecho de Nogales, cerca de Alar del Rey.

Las obras se iniciaron 1753 en el Canal de Campos y se realizó,  hasta que se pararon las obras en 1754, un tramo comprendido entre Calahorra de Ribas y Paredes  de Nava.

 Pero a  nosotros nos interesa el Ramal Norte por discurrir por el término de Cabañas. Las obras se iniciaron en 1859, arrancando en el estrecho de Nogales y tomando las aguas del Pisuerga.

A mediados de 1761 avanzaron hasta Herrera de Pisuerga, y en 1781 llegaron a Requena. Se concluyó este Ramal Norte en 1791 y se unió al tramo construido del Canal de Campos en Calahorra, donde se mezclan las aguas del Pisuerga y las del Carrión,  como todavía hoy nos recuerda un monolito levantado para conmemorar este acontecimiento.

 

    Monolito conmemorativo en Calahorra

Por tanto es de suponer que los  vecinos de Cabañas se acercarían muchas veces para contemplar las obras entre los años setenta y ocho y ochenta del siglo XVIII. El puente de Cabañas data del año 1780.

 Así pues, la Ría recorre, aproximadamente, unos cuatro kilómetros del campo de

Cabañas, desde el borde del camino de la Toja Carreosorno hasta el Vivero; pero, aunque está fuera del término de Cabañas, para nosotros es muy familiar todo el tramo comprendido entre La Quince y el Tercer Acueducto, que hemos recorrido muchas veces, a pie, en bici, o en carro.

Nos llamaba mucho la atención las esclusas, y el gran molino de agua de La Quince, edificación de tres pisos hoy desaparecida. Aún recordamos la imagen del molinero que acudía a Cabañas con su carro cubierto tirado por una mula que hacía sonar una campanilla al caminar, anunciando a los labradores su presencia para que saliesen a recoger la harina o entregar el grano.

 A poco más de un kilómetro cruzamos La Vallarna por El Acueducto de los Tres Ojos en medio de una exuberante vegetación de chopos y  zarzamoras para enseguida divisar el ensanche del Recodo, playa fluvial de Santillana y un poco mas adelante un pequeño plantío daba sombra a las lavanderas de nuestro pueblo vecino que acudían a realizar su colada por el camino de la Caseta de “La Conce”.

A la izquierda se puede contemplar todavía hoy la Caseta de Piedra, dentro de la cual se instala una toma de riego. Un camino en la margen derecha que conduce a Cabañas bordea la Toja Carreosorno, humedal lleno de carrizo o juncias, donde anidan patos, gallinas ciegas, etc.

El Puente de Cabañas,  construido en 1780 en piedra de sillería permite el cruce del camino que nos lleva desde  Cabañas el campo de La Vallarna, Osornillo y Lantadilla.

En las orilla derecha próxima al puente se situaba  uno  de los  lavaderos y el acceso para llenar los cántaros de agua para una parte de los vecino, generalmente los que vivían en torno a la plaza, que acudían andando o en burra a realizar sus tareas por el camino de la caseta de la señora Lucía.

Para salvar el arroyo Valdepuercos, Barceladilla para nosotros, y el de la Fuente San Pedro se construyó el primer acueducto que facilitaba el paso a las fincas del otro lado. Aquí se encontraba otro de los lavaderos del pueblo, preferido por los  habitantes de la parte de arriba del pueblo, ya que el camino recorrido a través del paso a nivel de las eras era más corto para ellos.

     Primer acueducto

Antes de llegar al  Segundo Acueducto nos topamos con el Camino de los Perros, cuyo olmo emblemático ya ha desaparecido, uno más, atacado por la enfermedad de la grafiosis. El Arroyo de la Herradilla puede continuar su camino hasta la Vallarna gracias al Segundo  Acueducto que con un pretil en forma de almenas y desde donde se puede divisar Fuentequillén por un lado y por el otro el pueblo de Lantadilla.

Si seguimos caminando unos doscientos metros más, apreciaremos  un ensanche de la Ría, el Recodo, que se halla cubierto en gran parte de eneas o puros,  próximo ya al Vivero, donde termina el campo de Cabañas. La frondosidad y lozanía  de los chopos en una y otra orilla es grandiosa hasta llegar a las cercanías del Tercer Acueducto, ya en el término de Lantadilla, permite el paso del arroyo  y del camino que nos lleva a esta localidad.

 Cuando paseemos por La Ría, un oasis en plena Tierra de Campos, debemos abrir los sentidos para poder disfrutar de la variedad de colores de la vegetación, el murmullo de las hojas de los árboles mecidas por el viento, contemplación de la fauna, vegetación que está presente en su cauce o en sus orillas

Así, no es difícil percibir un pato, alguna gallina ciega, garza, urraca o pigaza,  culebra y  rata de agua,  una liebre huyendo a nuestro paso, incluso algún corzo, lobo  y jabalí, etc..

 Contempla la silicaria florecida en agosto en las orilla interior del cauce, los lirios amarillos,      

     Silicaria                 Lirios silvestres                    Culebra

flanqueados por los juncos que facilitaron nuestros primeros experimentos de aprendizaje de natación. Disfruta de la sombra de los chopos en los días de calor del verano, del sabor de las moras al comienzo del otoño. El paseo por los caminos de sirga de las Ría es un auténtico halago para los sentidos. No dejas de experimentarlo si te acercas a Cabañas, sobre todo en verano y otoño. ¡Merece la pena!.

Continúa en:  Ría 2


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