Por Alberto Bru, Jordi Pedrosa y Txema Prada (Lista GCE)

Foro Guerra Civil Española (Entrar)

Gudaris defendiendo sus posiciones en pozos de tirador en el Frente Norte

Guadalajara: Cambian las cosas

Columnas del CTV italiano avanzando confiadas en Guadalajara. Su escandalosa derrota por el EPR influiría decisivamente en los planes franquistas para el Frente Norte.

La derrota de Guadalajara obliga a Franco a replantearse el plan de operaciones. Desiste de Madrid, con lo implícitamente daba por perdida la batalla por la ocupación de la Capital.

Ahora Franco se hallaba ya en posesión de un potencial bélico reforzado (Legión Cóndor, CTV italiano) que podía explotar a fondo. Su reflexión, de acuerdo con su carácter, le llevó a la conclusión de que la guerra no podía ganarse con un golpe de efecto sobre la capital; era preciso ganar terreno, pedazo a pedazo, y con él recursos económicos, energéticos y demográficos. Así pues, desde aquel momento se puso en marcha un dispositivo para desatar una gran ofensiva que —muy en el espíritu de Franco— no era plurilateral. sino que empujaba frontalmente de este a oeste.

Pieza fundamental en la decisión de emprender la conquista del Norte fue el entonces coronel Juan Vigón, un oficial de tan sentidas convicciones monárquicas que al proclamarse la República abandonó la institución castrense y se fue a la Argentina. Al estallar la guerra hizo las maletas de nuevo, y apenas llegado ante el general Mola, éste, que sabía perfectamente cuál era su competencia profesional, le destinó al Estado Mayor del Ejército del Norte; puesto desde el que desplegó un gran empeño en elaborar un plan de ofensiva contra Vizcaya que diese como resultado, acto seguido, la liquidación del frente cantábrico.

Franco, al principio se mostraba inseguro, pues lo que perseguía era un éxito fácil que le resarciera por lo ocurrido en Guadalajara, y ese éxito no creía probable que pudiera dárselo el teatro de operaciones vasco. Además, tenía la sospecha de que los republicanos iban a lanzar una ofensiva de amplios vuelos destinada a romper el cerco de Madrid, por lo que la prudencia aconsejaba no comprometer grandes fuerzas en un punto tan alejado de la capital. Sin embargo, la persistencia de Vigón y, sobre todo, la ayuda que a éste le prestó el jefe de la Legión Cóndor alemana, general Sperrle quien era un convencido partidario de operar en el Norte, acabaron por conseguirle luz verde al proyecto.

La orden de operaciones fue firmada por Franco el 21 de marzo; se trata del primer ejemplo mundial de operaciones aire-tierra. Para ello se cuenta con la Legión Cóndor que mandan los generales alemanes Sperrle y Von Richttoffen,
La idea de maniobra era cortar el País Vasco en una línea sureste-noroeste. que iría desde Mondragón-HeIgueta hasta el Bizcargui, atenazando al final la capital. Mandaría las fuer-zas el general Emilio Mola, que tendría al coronel Vigón de jefe de Estado Mayor. El 29 de marzo, Mola firmaba la orden para concentrar cuatro de las brigadas denominadas nava-rras (en total 24 batallones) al mando del general Solchaga, cuya parte troncal estaba formada por el voluntariado requeté; al mando de la primera se encontraba García Valiño y de la cuarta, Camilo Alonso Vega. En Vergara se concentra-ron al mismo tiempo 80 carros de fabricación italiana. En cuanto a la aviación, el 30 de marzo estaban concentrados en Vitoria más de 100 bombarderos Heinkel 57, una cin-cuentena de Fíat CR 32 y dos escuadrones de aparatos de persecución.

Aunque parece hallarse demostrado, pues, que hasta el fracaso de Guadalajara no fue tomada la decisión de actuar en el Norte, existen algunos documentos que indican que a primeros de 1937 ya se estaba acariciando la idea de operar en esa zona, anteponiendo el interés por ella al existente sobre otras regiones. Cantalupo” revela que Franco le había explicado que si la ofensiva sobre Guadalajara salía bien pensaba conquistar acto seguido Vizcaya, Santander y Asturias, liquidando así aquel molesto frente. Y en una carta que el 26 de enero le envió el general Mola al jefe de la VI División, López Pinto, le hablaba de la necesidad imperativa de aprovechar las explotaciones industriales de Vizcaya y muy especialmente las fábricas cuyos productos tienen aplicación a la guerra, lo que, dentro de una acción rápida, habría determinado al Mando a efectuar la invasión de Vizcaya hasta alcanzar la línea del Nervión, que ha de servir inmediatamente de base de partida para proseguir la acción sobre el Norte.

El ataque inicial del día 31 da marzo fue muy superior a lo esperado. Fueron 128 piezas y no menos de 40 aviones los que machacaron las posiciones del frente, los nudos de comunicaciones, algunas localidades inmediatas a la línea de fuego donde se encontraban los cuar-teles y puestos de mando y, más allá, Durango, clave de la penetración hacia Bilbao.

Aquel mismo día se reunía el Gobierno con los principales jefes militares, los del Ejército del Norte (Llano, Martínez Cabrera, Ciutat, y el comisario general Ramón González Peña incluidos). Repercusiones inmediatas de la ofensiva fueron la creación del Tribunal Militar de Euzkadi. de carácter especialísimo, el llamamiento de cua-tro nuevas quintas, la movilización general de todos aquellos hombres aptos que, no prestando algún servicio útil, se encubrían en unidades destinadas a trabajos de defensa. Una serie de llamadas angustiosas a Valencia, pidiendo aviones, se iniciaría en esta jornada y se continuaría en las sucesivas. sin que tales llamadas obtuviesen, conforme se ha dicho, éxi-to alguno.

Si embargo en ningún momento se produjo una ofensiva sorpresa, puesto que en los archivos relativos al Ejército y Gobierno de Euzkadi se encuentran numerosos informes anunciando el desencadenamiento de la ofensiva. Ya el 6 de febrero el presidente del Gobierno autónomo, José Antonio Aguirre, le comunicó al ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, que, desde días atrás, estaba en conocimiento de que el enemigo preparaba una ofensiva por tierra, aire y mar contra Vizcaya y el 16 y 17 telegrafió en el mismo sentido al jefe del Gobierno central, Largo Caballero y, de nuevo, a Prieto.

Por otra parte, Aguirre, en su calidad de consejero de Defensa —pues acumulaba este cargo al de presidente—, les pidió a los distintos jefes del Ejército de Operaciones, el 28 de marzo, que se mantuviesen en guardia por esperarse un ataque de gran envergadura de un momento a otro. La información tenía su origen en el conde de Romanones, quien comentó en el hotel Golf, de San Juan de Luz, que habría acción en el frente de Vizcaya, principalmente en Alava y se complementaba con datos tales como la presencia de aviones de caza —25 unidades— y de bombardeo —14— en el aeródromo de Vitoria, la llegada a esa ciudad de fuerzas italianas, alemanas y moras, así como de grandes cantidades de material, el movimiento de tropas hacia aquel escenario y el hermético cierre de la frontera con Francia; sin duda alguna para evitar que el conocimiento de estos sucesos llegase al exterior.

Columnas de Moros, Regulares y Requetés franquistas avanzan hacia Vizcaya para reforzar al CTV italiano.

Muy inquietantes eran también, para las autoridades de Bilbao, las noticias recibidas desde el frente, pues una sección de transmisiones del Batallón Azaña había conseguido, a últimos del mes de marzo, interceptar la línea general de teléfonos que pasaba por el caserío Gaztañarez, y que era utilizada por el enemigo.

De esta forma obtuvieron datos de un gran valor, como, por ejemplo, la orden de concentración en Aretxabaleta de quince mil hombres; el despliegue en las posiciones de Escoriaza, Marín, Gaztaga e inmediaciones del lsuskiza de 6.000 hombres de esos efectivos, y todavía en la mañana del 31 de marzo, antes de retirarse bajo el fuego enemigo, escucharon que el ataque se retrasaba, en su zona, por que aún no había llegado una compañía del Zumalacárregui”.

El telegrama cursado al Gobierno ese 31 de marzo decía. entre otras cosas: “Indispensable urge aviación según despacho esta mañana que podría venir en vuelo a Bilbao desde Pastrana”, el del día 2: “Indefensión aérea cólmanos rabia”, el del 4: “Hoy mismo deben salir aparatos principalmente Katiuskas cazas, pues demora un día puede originar catástrofe".

Esta cuestión, que es una de las claves básicas de la batalla del Norte, se mantendrá con caracteres a veces envenenados mientras se mantenga el frente. Porque también el general Llano de la Encomienda no cesaba de pedir el envío de aparatos.

En la medida en que se fue agravando la situación militar no sólo este asunto cobró importancia dramática; el bloqueo naval creó problemas de abastecimiento, servicio que siem-pre tuvo muy eficazmente organizado el Gobierno vasco. El conjunto de la situación hizo pensar en la necesidad de evacuar parte de la población no combatiente. Pronto empezaron las evacuaciones de niños a Inglaterra. Francia y Unión Soviética.

Franco había declarado el bloqueo efectivo de las costas euskaldunas desde el 6 de abril y a los pocos días el Gobierno británico aconsejó a los barcos ingleses que no fueran a Bilbao ya que la Flota británica no los defendería en caso de peligro. Sin embargo, varios barcos británicos cargados de víveres que se habían refugiado en el puerto de San Juan de Luz rompieron el bloqueo y entraron en el puerto de Bilbao si que los navíos de guerra franquistas se atreviesen a intervenir.

La resistencia del Euzko Gudarostea (Ejército de Euzkadi) se centrará alrededor del monte Sebigán, dos veces reconquistado, y de los Intxortas, que fueron envueltos, pues desde el primer momento se puso de manifiesto la endeblez de las fuerzas defensoras de Vizcaya ante la maniobra táctica, ya que si algunas unidades respondían de modo magnífico, la mayoría se desorganizaban con facilidad. El 23 de abril Llano de la Encomienda comunicaba al ministro de la Guerra: “Ha habido que desarmar algunos batallones.. Tres de ellos, anarcosindicalistas, abandonaron el frente y llegaron a Bilbao; dos fueron desarmados, pero el tercero se negó a ello”.

El ambiente bilbaíno se enrarecía por momentos, y por momentos también se alzaba un recuerdo que se iba apoderando de todos: “Madrid”.
¿Sería Bilbao otro Madrid? Allí estaba el “cinturón de Bilbao”, la “Línea Maginot” vasca. El 25 el Gobierno, tras una reunión extraordinaria, pedía disciplina, fortaleza y fe ciega en su Ejército. Y Aguirre aceptaba las normas dadas oficialmente para la estructuración de sus batallones en Divisiones y Brigadas: aunque tal decisión llegaba demasiado tarde.

Los finales de abril son dra-máticos para Euzkadi. He aquí la lista de hechos: día 26, ocu-pación de Eibar: día 27, entra-da de las fuerzas nacionales en Marquina; día 28, conquista de Durango y Lequeitio; día 29, en-trada en Guernica. La villa fo-ral había sido destruida el 26, según ha contado con escrupulosidad Vicente Talón ¡Arde Guernica!, el cuartel general de Franco, comprendió, tarde, el error cometido que entraba en los parámetros del crimen, negó la autoría del mismo y sus servicios de propaganda extendieron la noticia que habían sido los propios vascos quienes la habían incendiado.

La ocupación de Guernica, tuvo signos de catástrofe, ante lo cual Montaud aconsejó a Aguirre la retirada al “cinturón” de todas las fuerzas. El Presidente estu-vo a punto de ceder, pero otro consejero tuvo más influencia sobre el “Lehendakari”. en aque-llos momentos y al fin se deci-dió continuar la resistencia allí donde se encontraban los mal-trechos batallones. “El hombre que salvó Bilbao durante esta crisis— señala Steer— fue el francés Jéuregui. el cual escri-bió un informe tan riguroso so-bre la oleada de vacilación en la retaguardia que los vascos, a pesar de su obstinación, va-cilaron y volvieron a reflexio-nar de nuevo."
Tras la caída de Durango y Guernica. el mando del Ejército Vasco ordenó un repliegue para formar un triángulo de cobertura de Bilbao, apoyándose en las alturas de Jata, Sollube y Bizcargui.

El 1 de mayo los italianos atravesaron la ría. En el sector de dicha ría los vascos resistieron y contraatacaron, llegando a reconquistar Bermeo donde fueron derrotados los italianos y cayeron prisioneros la casi totalidad de un batallón de Flechas negras. Por el contrario, en el sector mismo de Guernica, al intentar contraatacar por el sur de la villa, fue hecho prisionero un jefe divisionario republicano. el coronel Llarch, en unión de dos capitanes y un teniente. Antes de que anocheciese aquel 29 de abril eran fusilados los cuatro en Ajanguiz. por orden del general Solchaga.

El 5 de mayo se tomaba en el seno del Gobierno de Euzkadi una decisión trascendental, al asumir su Presidente y Consejero de Defensa el mando di-recto de todas las fuerzas. Es claro que ya desde octubre ejer-cía prácticamente el Mando Su-premo pero no el directo de las unidades, que correspondía a Arambarri. Con lo cual queda-ban rotos los últimos lazos, más simbólicos que reales, que unían al Ejército de Euzkadi con el del Norte.

Esta decisión fue comunicada telegráficamente al presidente del Gobierno de la República, Largo Caballero, el cual contesta dos días después, desaprobándola y recordando que ni el presidente del gobierno de Euzkadi ni el Consejero de Defensa del mismo están autorizados legalmente para ejercer mando militar.

¿Era lógica esta medida? Sólo respondía al am-biente reinante. En efecto. Aguirre era el único dirigente político capaz de potenciar la resistencia de los “gudaris”, fuesen o no nacionalistas; ya que estaba apoyado, más o me-nos por los otros Partidos, quizás hasta por los propios anarquistas, pese a no estar representados en el Gobierno.

Del 3 al 7 de mayo los acontecimientos de Barcelona hicieron desaparecer el poder del Estado y el de la Generalitat por la revuelta anarco-sindicalista dispuesta a hacer realidad sus postulados. De esa tremenda crisis nace el gobierno que va a presidir Negrín, dándole a Prieto la cartera de Defensa, que presidirá en solitario sin participación de las sindicales.

Prieto reorganizó a fondo el Estado Mayor Central ponien-do al frente del mismo al coronel Vicente Rojo que llegaba a este supremo organismo con la reputación de los éxitos ob-tenidos en la defensa de Madrid, pero que tenía que hacerse cargo, sin perder un día, de la totalidad de los ejércitos y de la reorganización del Estado Mayor.

Si en Valencia se vivía un breve periodo de transición encaminado a un reforzamiento de la autoridad del Estado (pe-ro también dejando latentes focos de disidencia), en Bilbao la situación político-militar había cambiado desde el bom-bardeo de Guernica. El clima emotivo y de exaltación facilitó las medidas del Gobierno vasco encaminadas a asumir la mayor parte posible, de hecho, en la dirección suprema de la guerra.

Aguirre, de primera intención, moviliza cinco quintas más (son ya quince), reorganiza su Esta-do Mayor, al frente del cual pone al comandante del Cuerpo don Ernesto Lafuente, y hace una patética llamada general a todos. Organiza cuatro Divisio-nes (pronto serían cinco) y 16 Brigadas. En Infantería hay 74 batallones, más alguna unidad especial, y en Artillería tres Regimientos. De Santander y Asturias han llegado, además, seis Brigadas y ocho baterías. También vuelan desde la zona Centro algunos aviones, bien que en escaso número.

Pero Aguirre sabe que tal aparato militar es más ficticio que real. Para potenciarlo da diversas órdenes, en las que trata de evitar la deserción y el sabotaje, la inutilización para el servicio y el abandono de éste. Todo jefe que abandone una posición donde aún quede un tercio de su fuerza quedará bajo la jurisdicción de los Tri-bunales Militares, los cuales juzgarán “con el máximo rigor”, siendo las sentencias cumpli-das, “inmediatamente". Es la dura ley de la guerra, que llega a su fin. Las arengas de Agui-rre responden a este clima. ("Ni un palmo de terreno perdido, ni un paso atrás... confianza y obediencia ciega en el mando y fe contagiosa en la victoria.”)

Inevitablemente, la retaguar-dia, alma de la vanguardia, se ve afectada por la llegada de los batallones de “fuera”, qua cometen tropelías sin número —robos, asesinatos de algunos religiosos— bien constatadas por Steer. Mientras, la lucha entre los partidos se acentúa. al compás de la descomposición de las fuerzas armadas. El Par-tido Comunista, según dice Aguirre a Prieto, está “más atento al proselitismo que a la labor de plena armonía”, aun-que el mayor encono del Presi-dente es hacia los anarcosindi-calistas. con su ley de violen-cia desatada, difícilmente reprimible.

El 6 de mayo se inicia la evacuación de la población civil: 29.400 personas marchan a Francia. Pronto 1.745 niños formarán la primera expedición rumbo a las frías tierras de Rusia. El forcejeo en el frente es tenso y duro a lo largo de todo esta mes. Ataques y contraataques; ganancias y pérdidas: escasos días despejados frente a otros empapados de lluvia. El día 8, las fuerzas nacionales conquistan el Sollube; el 11, el Bizcargui: el 29, Peña Lemona. El Cinturón de Hierro queda así a la vista..

SIGUE

 

1- Los vascos toman posturas en la guerra civil       • 7- Alava, el sueño del Lehendakari
• 2- Un vasco, ministro sin cartera en el gobierno “español”     • 8- Guadalajara: cambia las cosas
• 3- Formación del Gobierno y del Ejército de Euzkadi     9- Del Cinturón al Arenal, pasando por Archanda
• 4- Organización y material de guerra     • 10- La crisis política y militar de Euzkadi
• 5- El problema de la Aviación y la Marina     • 11- La derrota, contactos para la paz y el "Pacto de Santoña"
• 6- Gran exhibición bélica en Bilbao     • 12- Exilio y posguerra

 

 

 

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