Por Alberto Bru, Jordi Pedrosa y Txema Prada (Lista GCE)
Foro Guerra Civil Española (Entrar)
Puente del Nervión volado por los republicanos en un intento de retrasar el imparable avance "nacional"
La crisis política y militar de Euzkadi
No es posible eludir cuestiones tan graves. Se trata de la importante contradicción que siempre existió en el Gobierno da Euzkadi y, de rechazo, en el seno de sus fuerzas armadas, como consecuencia de los obstáculos alzados entre las masas nacionalistas y las que no lo eran. Obstáculos
salvados difícilmente un día tras otro, en aras de la
causa común' pero que a última hora saltarían,
haciendo añicos Vizcaya, ante una serie de dilemas de difícil
respuesta: ¿Qué suerte correrían las instalaciones
industriales y la propia ciudad? ¿Se debería proseguir
la resistencia perdidos ya los últimos restos materiales de la
tierra vasca? ¿Deberían ser liberados los varios miles
de prisioneros existentes? Aguirre escribe al Gobierno español para anunciarle la inminente caída de Bilbao y dice posteriormente que el Gobierno está de acuerdo, Indalecio Prieto avisa al general Gamir Ulíbarri en estos términos la enorme responsabilidad que sería entregar mediante una retirada precipitadísima toda la potente industria de Vizcaya que casi exclusivamente radica en la orilla izquierda de la ría, desde la capital a la desembocadura del Nervión, en el mar... Mientras que el enemigo no salve el foso que constituye la ría". Poco después
Prieto le envía un telegrama en el que se ordena extremar la
defensa de Bilbao, impidiendo el acceso a ella mediante la voladura
de todos los puentes sobre el Nervión, desautorizando la retirada
escalonada propuesta por el jefe del Ejército Vasco. Que existieron unos propósitos difusos para dinamitar, no sólo fábricas y complejos industriales, sino el propio casco urbano en lo posible, dada la dificultad de hacer desaparecer una gran capital parece indudable. El nacionalista Sancho de Beurko habla aquí de un plan para destruir la ciudad que Leizaola descubrió, impidiendo su cumplimiento mediante la acción de varios batallones de los que defendían la línea de Santo Domingo, da pelos y señales del plan. Un blindado BA-6 y un T-26 rusos con indicativos franquistas en Gernika Concretamente, cita
( nombre de uno de sus batallones, el U.G.T. número 8, mandado
por el comandante Bustán el cual debía lanzar por los
aires el barrio entrañable y matriz del Bilbao eterno, el llamado
de las siete calles. El avance, más rápido
de lo previsto, de las Brigadas Navarras colaboró, en cierto
modo, con los batallones elegidos por Leizaola. Pero, en algún
edificio, como la Universidad de Deusto, los hornillos destinados a
alojar la dinamita quedaron a punto y a la vista de los hombres de aquellas
Brigadas. Parece que en algún
momento se llegaron a intercambiar disparos entre los batallones de
ambas significaciones políticas; nacionalistas y españoles,
aunque este extremo no está debidamente confirmado. Pero, el
desplome de la resistencia de los primeros fue evidente. Así,
en Baracaldo se rindió uno; en las filas del Pagasarri, a la
I Brigada de Navarra, ocho; otros ocho ante la V Brigada; Azaña
escri-be: "Me ha ampliado Prieto las noticias que tenía
sobre la defección de los nacionalistas en Bilbao. Cinco batallones
se pasaron al enemigo, entregándole la orilla izquierda del Cadagua.
También se pasaron los que defendían PortugaIete.... Se decidió
la evacuación de la mayoría del Gobierno, de-jando en
Bilbao una junta constituida por los consejeros Leizaola, Aznar y Astigarrabia.
nacionalista, socialista y comu-nista, respectivamente. No obstante,
la evacuación de Bilbao y. más aun. la entrega de todo
el aparato de producción in-dustrial dejado intacto siguió
siendo tema de vivas discu-siones y todavía hoy es uno de los
que merece especial reflexión. Esa entrega fue garantizada por
batallones nacionalistas o por unidades de la Ertzaintza (policía
vasca) y de miñones. La orden de no destruir Altos Hornos fue
dada por el presidente Aguirre directamente al comandante Urcullu, que
mandaba el batallón Gordexola. El propio Aguirre explicó su criterio al presidente Azaña. al visitarle en Valencia el 19 de julio: Los militares querían volar los altos hornos que valen sesenta millones de pes-tas: "Bastaba, y ha bastado, apagarlos y algún desperfecto bien pensado, para que no puedan utilizarlos en muchos meses". Los hechos no confirmaron esa visión optimista del Lehendakari Aguirre; la producción siderometalúrgica del segundo semestre de 1937 aumentó, a veces en más del 100 por 100, la del primero en 1938, la producción se triplicó.. SIGUE |