Si bien nunca lo sabremos, es probable que Ian Fleming
quedaría complacido con el Bond caracterizado por Timothy Dalton; de hecho es
el que más se acercaba al perfil que su creador tenía en mente cuando publicó
Casino Royale, en 1953. Dalton, actor curtido en los foros shakesperianos
y medianamente conocido en Norteamérica --más que nada en el rol de un actor
pro nazi en la cinta The Rocketeer, de Walt Disney-- este galés había
comenzado como mimo y payaso en el metro londinense antes de hacerse famoso.
Cuando Albert Broccoli le ofreció el papel de Bond no lo pensó mucho: "es
una oportunidad que he estado esperando por mucho tiempo", manifestó.
Dirigida por el veterano John Glenn, The Living
Daylights se estrenó el verano de 1987. Era la historia de un desertor del
bloque oriental que en realidad hacía labores de espionaje y quien además
tenía una amante, Clara, de quien termina enamorándose, precisamente en Viena.
La historia está llena de aventuras, la sofisticación genuina del espía y de
una de las chicas Bond más bellas que ha habido. ¿Qué fue lo que falló?
La veleidosidad del público, sin duda. Luego de las
gracejadas de Moore, el Bond de Dalton quedaba un tanto desubicado, algo así
como quien quisiera hacerse el serio en una fiesta de disfraces.
Sin embargo Broccoli decidió darle otra oportunidad en la
legendariamente malograda Licence to Kill, donde pese a contar con un
villano convincente --el narcotraficante Frank Sánchez, estelarizado por Robert
Davi-- y dos chicas Bond de primera catadura como lo fueron Carey Lowell y la
modelo venezolana Talisa Soto, la cinta fue un fracaso de ambiciones, más que
de taquilla. Tan pronto terminó la filmación Dalton expresó su mínima
intención de volver a interpretar a James Bond, "es mucho el desgaste y
aporta poco", dijo.
Tampoco ayudó que, en particular esta última cinta, haya
sido extremadamente violenta comparada con las incursiones previas del espía
inglés. En una escena un tiburón le corta la pierna a Felix Leiter, el
ayudante y amigo de Bond mientras en la otra la cabeza de alguien que traicionó
a Sánchez explota en una cámara de descompresión, lo cual llevó a que la
cinta recibiera una calificación de NR-17 en Estados Unidos. Por lo demás el
argumento, pese al esfuerzo, resultó bastante mediocre.
Fue tal el desastre que dejaron las dos participaciones de
Dalton como Bond que se temió había llegado el final de la franquicia. Durante
un lustro no se filmaron nuevas películas, un tiempo demasiado largo para toda
historia que quiera ser vigente.