Otros textos de
Cine
Southside With You
Mascotas
Los nuevos
Ghostbusters o cómo se derrumbó una agenda política
Independence Day: Resurgence
Alice Through The Looking Glass
Captain America, Civil War
Mi Gran Boda Griega 2
London Has Fallen
Archivo
|
|
CINE
De siete apenas
se hizo un tres
Y dale que dale: se sigue
mancillando a los clásicos de Hollywood como meros membretes para
promover agendas más propias del siglo XXI que del Viejo Oeste.
Dentro de esta premisa, Los Siete Magníficos se hunde cuando
ya no hay nada qué hacer
The
Magnificent Seven
Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Goodnight Robicheaux,
Vincent D'Onofrio
Dirigida por Antoine Fuqua
Metro Goldwyn Mayer/2016
OCTUBRE, 2016. Antes que otra cosa, le ponemos
al lector una trivia: ¿cuál remake reciente de
westerns ha sido éxito financiero? Si gusta le damos unos cinco
minutos para pensar y cuando termine regresa con nosotros. Aquí lo
esperamos.
¿Listo? Seguramente en su listado descartó El Llanero Solitario,
razón que pudiera explicar porqué Johnny Depp ahora ande de gira con
Alice Cooper en un grupo de rock. Asimismo es poco probable que haya
incluido Cowboys vs Aliens, esa ridiculez donde el talento de
Harrison Ford y Daniel Craig se desperdició lastimosamente. Tal vez
pensó en True Grit, que le valió su primer Óscar a Jeff
Bridges tras casi cinco décadas de carrera. Y, a riesgo de
equivocarnos, es caso seguro que ahí se le acabó la lista al lector.
¡Y no nos vaya a salir con Wild Wild West, la que estelarizó
Will Smith!"
El saldo, como se ve, es desolador. De nuevo ¿por qué Hollywood
insiste en hacer remakes de clásicos del oeste y la taquilla
responde con aflojerado interés?
Como fans del género podríamos ofrecer una explicación: más que en
cualquier otro tipo de películas, el western exige no solo
cierto rigor histórico, sino tener protagonistas que actúen sin
mayor interés que el de la justicia sin pedir nada a cambio ¿Se
imaginan a El Llanero Solitario o a Tom Mix exigiendo
recompensar tras combatir a los malos? En cuestión de enfoques, el
western no permite ambigüedades morales y la ambigüedad moral
es la marca que distingue a la mordaza políticamente correcta. Por
esa razón ésta no se lleva, para nada, con las películas de
vaqueros. Por ello cualquier remake dentro del género fracaso con
estruendo.
Clint Eastwood entendió esto perfectamente en Unforgiven
(1992) una de sus obras maestras. Quien bajaba la guardia se ponía
como elemento de tiro al blanco; por eso el finald esa película es
espectacular. Y por eso la versión de The Magnificent Seven
con Steve McCQueen, Charles Bronson y Ernest Borgnine (basada a su
vez de una película dirigida por Kurosawa) funcionó tan bien.
Esta nueva versión, sanitizada y políticamente correcta hasta la
náusea, solamente utiliza el membrete de un clásico para imponernos
ideas muy del siglo XXI, en especial la alegoría, rayana en el
descaro, con el gobierno de Barack Obama; no es casualidad, por
tanto, que el protagonista (Denzel Washington) tenga un parecido
extraordinario con el actual presidente y que en una parte de la
película escuchamos un discurso casi casi con la misma tonalidad que
el (todavía) habitante de la Casa Blanca. Y si nos apuran, el
villano le da un aire a Donald Trump pelado al rape.
La historia inicia en un momento inmediato al fin de la Guerra de
Secesión (1860-1865). El poblado de Rose Creek es víctima del terror
del barón Bartholomew Bogue (Saarsgard), un terrateniente que llega
al pueblo en medio de una discusión en una iglesia para ver cómo
pueden enfrentarlo y no sólo dispara a quienes protestan su
presencia sino que ordena quemar la iglesia amenazando con regresar
a las tres semanas para cobrarle tributo a los habitantes del
pueblo.
No lejos de ahí y en otro poblado Sam Cholsom (Denzel Washington, en
uno de sus papeles más débiles) llega montado en su caballo ante la
mirada curiosa --es decir, racista-- hacia el forastero negro.
Chalsom entra a un salón y tras preguntar por un fugitivo los
parroquianos comienzan a disparararle pero logra eliminar a todos,
incluido a quien busca y que fungía de cantinero. Qué efectividad,
Dios mío. Este será el inicio, claro está, de la reimplantación de
la ley en el Viejo Oeste. Entonces la viuda de uno de los muertos
por Bogue le pide ayuda para deshacerse de Bogue, un malvado-malvado
al que solo le faltaron los bigotes de villano reventón.
Pero Chilsom no puede solo de modo que se consigue a otros
pistoleros, entre ellos Goodnight Robicheaux (Hawke) y Fadary
(Pratt). Todos ellos asumirán el rol de sicarios para combatir a
otros de su misma condición... bueno, no tanto, si recordamos que
Chilsom es afroamericano y sus siete magníficos son una combinación
de etnias, entre ellos Vázquez (Manuel García-Rulfo)... y no solo
eso, para alegrar a las feministas, casi al final de la cinta serán
seis magníficos y una magnífica. En su cruzada justiciera incluso
recibirán ayuda de algunos apaches.
Luego vendrá el enfrentamiento final entre nuestros héroes y la
gavilla del despiadado Bogue todo aderezado con los clichés más
desgastados del género, entre ellos peleas de cantina, alguien que
sale disparado de una ventana, y el villano que es liquidado por la
espalda cuando está a punto de cometer otra fechoría... usted elija.
A diferencia del clásico de 1960, este remake es desastroso,
no solo por sus extravagancias históricas --en esos años era
imposible que un negro fuera aceptado como líder de un grupo de
justicieros-- sino por la idea, forzada, de adaptar un guión que
justifique a Barack Obama y sus políticas progresistas en la
pantalla.
En suma, mejor vea el clásico y olvide que alguna vez se filmó este
bodrio, Películas como ésta dejan en claro que la decadencia de
Hollywood no deja de empeorar.
Textos relacionados
¿Desea opinar sobre este
texto?
[email protected]
[email protected]
0 Opiniones
© copyright, Derechos
Reservados, 2016 |