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Dos horas de fétida basura espacial

¡Los personajes animados de Warner Bros regresan con una leyenda del basquetbol profesional! Cierto, pero lo que a nadie se le advierte es que esta (innecesaria) continuación de una película antológica es tan tediosa como larga, insípida y carente de todo carisma, empezando por su protagonista. No malgaste su dinero de forma tan absurda yendo a ver Space Jam, a New Legacy, por favor...

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Space Jam: A New Legacy
LeBron James, Don Cheadle, Cedric Joe. Harper Leigh Alexander
Dirigida por Malcolm D. Lee
Warner/2021

JULIO, 2021. Uno de los hits fílmicos más importantes de los 90 se dio cuando una cinta estelarizada por Michael Jordan pasó a ser un hit taquillero mundial. Este ex jugador de los Chicago Bulls no solo quiso también destacar como beisbolista (sin éxito) luego de mostrar su talento sobrenatural en la NBA. A la distancia queda claro que Jordan no era un buen actor aunque sí se logró la magia con los personajes animados de Warner Brothers que muchos de nosotros hemos amado por décadas. Space Jam también funcionó por tener un argumento donde se dejaba algo en claro, que Michael Jordan sencillamente no era de este mundo.

La combinación de actores reales con los dibujos animados era cosa frecuente en aquellos años, desde la magnífica e insuperable ¿Quién Engañó a Roger Rabitt?, pero tuvo con Space Jam su mayor éxito en taquillas. Ahí debió parar la cosa, pero no: sin una sola idea nueva qué explotar, en primer lugar, y esa terquedad por "actualizar" y hacer más "incluyentes" producciones del pasado en segundo lugar, los estudios Warner nos traen una de sus mayores bazofias seminanimadas en años. (Bueno, hay un tercer factor, este peor, pero de él nos encargamos renglones más adelante).

Había habido varias salidas en falso en torno a la segunda parte de Space Jam, pero en esta ocasión Hollywood decidió que era el momento imperativo, urgente, de continuar la franquicia, máxime porque LeBron James cada día huele más a retiro. Pero la verdad pese a que hay que pocos fans, de hechos poquísimos, que estaban exigiendo una continuación, mucho menos un remake, aunque lo que tenemos aquí es eso precisamente, la diferencia de que esta vez le han quitado todos los elementos que hicieron tan entretenida y divertida a la película de 1997.

Al igual que entonces, lo primero que tenemos en pantalla es a un pequeño LeBron James quien aspira a convertirse en basquetbolista profesional. Su entrenador le advierte que será difícil que lo logre dado que se distrae muy fácilmente. Pasan los años y LeBron James es ahora multimillonario --y en la vida real quejándose de que Estados Unidos vive igual que en tiempos de la esclavitud-- ya casado y con tres hijos. Darius (Ceyair J. Wright), uno de ellos, se muestra más interesado en los juegos de video que en realizar prácticas físicas. "Tenemos que escuchar a nuestro hijo y respetar sus deseos", le advierte su esposa Kamiyah (Sonequa Martin-Green).

Sin embargo Darius recibe la invitación de un tal Al G Rythm (Dan Cheadle) quien le garantiza obtener el ansiado éxito en los videojuegos (¿sí checaron el nombre? Algoritmo, muestra de hasta dónde llega el ínfimo seso de los seis guionistas que escribieron esta basura... ¡sí, seis!). ¿Y cómo atrapa Rythm al muchacho? A través de la página web de Warner Bros, faltaba más. Muy pronto LeBron también cae en ese mundo ante lo que el "malvado" Rythm les pone una condición para salir de ahí: enfrentar a los Goon Squad, un equipo intergaláctico.

LeBron cae entonces en un planeta de los Looney Tunes donde solo queda un habitante, Bugs Bunny, quien le responde que todos los demás emigraron a lugares como Cuidad Gótica o Hogwarts , la escuela de Harry Potter, y otros lugares que "casualmente", fueron producidos por los estudios Warner Bros.

Lo que vendrá entonces es la formación de otro dream team donde LeBron y los personajes animados, desde Bugs Bunny hasta Lucas pasando por Sam Bigotes, Piolín, Silvestre, el Correcaminos, el Coyote y hasta La Abuelita, tendrán como coach a la conejita Lola, a quien por cierto le "aplanaron" el busto porque supuestamente el personaje estaba "hipersexualizado".

No será la única mamada, naturalmente: cuando llega el juego contra los intergalácticos del Goon Squad, nos topamos con que los puntos anotados no tienen valor fijo sino que podrían valer más de acuerdo con la ejecución en que sean anotados. Semejante babosada resulta en un juego confuso que, al final es más un videojuego promocional que un combate para que LeBron y su hijo regresen a casa.

El final es estúpido pero, paradójicamente, es esperado con ansias: en las poco más de dos horas que dura Space Jam: A New Legay, no ocurre nada interesante; lo que tenemos es una historia insípida, redactada por guionistas miedosos, temerosos de aventurarse, de aventarse, de transgredir, de soltar puntadas humorísticas, todo con tal de no terminar ofendiendo a los espectadores.

Peor aún, esto no es cine, es un desvergonzado comercial de la Warner Bros para exigir a la gente para que se suscriba al HBO Max, de ahí que salgan segmentos animados de Casablanca, de Batman y Robin --éste último ya es negro, para mostrar "inclusividad"-- así como de La Naranja Mecánica donde incluso aparecen al fondo los "druggies", vestidos de blanco y con bombín.

(Es en este punto donde la hipocresía de Warner Bros adquiere niveles de asco: si recuerda el lector, hace unos meses el simpático zorrillo Pepe LePew fue "cancelado" por "acosador", y sin embargo aquí aparecen como si nada los "druggies" personajes que violan a una mujer a ritmo del "Singing in the Rain". Por lo visto para Warner, que también distribuyó Una Naranja Mecánica, son más ominosos los actos cometidos por unos dibujos animados que por cuatro actores de carne y hueso).

Dejamos al último el punto neurálgico de este fiasco: LeBron James. En comparación, la actuación de Michael Jordan en la primera Space Jam resulta antológica, casi casi al nivel de Lawrence Olivier. Le Bron carece en absoluto de carisma, no despierta interés alguno por seguir sus andanzas; siempre se le ve con el mismo rostro, furioso, fastidiado, al punto que se rumora que por eso en ocasiones aparece animado y en otras veces de carne y hueso; su actuación era tan mala y tan poco convincente en el rodaje que se tuvo que acudir a la animación electrónica para hacerlo más créible. Pero ni así, la verdad.

Cuando vemos al puerquito Porky echándose un rap y jactándose que él es el "Notorious P.I.G" en alusión a aquél rappero ultimado hace años, la película ya ha llegado a su nádir. Es realmente lastimoso ver cómo el director  trata de cerrar una historia débil, plana, toda llena de agujeros y donde se tira al excusado a los personajes animados legendarios de Warner Bros. El guión es estirado innecesariamente; lo que se pudo haber expuesto en 20 minutos se prolonga hasta casi 2 horas donde sí, vemos varios efectos especiales impresionantes, pero nada impide que esta cinta es estrelle con estruendo, no con logo de Warner Bros que aparece hasta en los calzones del Pato Lucas, sino contra el piso de la mediocridad. Lo único digno de Space Jam: a New Legacy son los pocos minutos en que aparece Michael Jordan, aun cuando se trató de ridiculizarlo.

Cuando salga de ver esta cinta--si es que realmente mantiene ese deseo-- no le extrañe que al abandonar la sala, en vez de palomitas perciba el olor a caca flotando en el ambiente luego de ver Space Jam: a New Legacy. Advertido, pues.

 

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