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CINE
Con Cruella sigue la pandemia de películas infumables Nadie clamaba por un spin off de la célebre cinta de Disney sobre el centenar más uno de dálmatas. Peor ya que estrenada vemos que se trata de otro intento por empoderar a una villana que no pertenece al mundo real. Cruella es un bodrio más, p'acabar pronto Cruella MAYO, 2021. Un
clásico de quienes fuimos niños en el último decenio de los 60 fue
101 Dálmatas, por supuesto estrenada por los estudios Disney.
Y aunque no se le considera al mismo nivel de cintas como Blanca
Nieves o Dumbo, el villano, o la villana en este caso, es
ampliamente recordada. Nos referimos, claro, a Cruella de Vil, una
mujer que odiaba a los dálmatas y que buscaba deshacerse de ellos de
no muy buenas formas. Desde entonces las cosas han cambiado mucho, en especial tras la incursión de la repugnante filosofía woke cuyas huellas se perciben y hasta se detecta su olor fétido a largo de Cruella, película a la que no le ha ido muy bien desde su estreno: de acuerdo a la página imbd.com, la cinta se acerca a los 90 millones de dólares de recaudación en todo el mundo, muy lejos de lo que costó producirla. La verdad no debe extrañarnos: esta es una historia que busca (es palabrita de nuevo) "empoderar" a las mujeres a través de un personaje feminista, capaz de manejar un automóvil estándar con más habilidad que Checo Pérez aunque nunca antes haya estado tras un volante, y una mujer que busca venganza más por que otra mujer le "birló" una idea y donde los personajes varones aparecen como idiotas a los que únicamente se les prende el foco cuando están al lado de o concuerdan con doña Cruella. Por principio de
cuentas y a diferencia de quienes llegamos a este mundo peloncitos,
Cruella lo hace con una cabellera bicolor. Conforme va creciendo, la
chica tiene fuertes encontronazos con su madre y la expulsan de la
escuela por indisciplinada. Sin embargo, esta mujer, aparentemente
brillantísima y de poseedora de una inteligencia que sonrojaría al
mismo no demuestra su genialidad a lo largo --y vaya que es largo--
de la película. A partir de entonces, Cruella se convertirá en la sombra de la baronesa y tratará de ponerla en ridículo públicamente. A estas alturas uno se podrá preguntar ¿entonces de dónde diablos salió ese odio a los dálmatas? La verdad, la razón que ofrece este bodrio está lejos de ser satisfactoria, una salida fácil para ocultar el verdadero motivo de una nueva versión, totalmente innecesaria y que nadie pidió, de Cruella, una nueva versión donde la villana no es lo en tanto sino que el guión nos pide le tengamos compasión porque en el fondo se trata de una feminista, decidida a vivir con sus propias reglas sin estar sometida al patriarcado. ¡Por Dios, se supone que es una película para entretener a los niños y a sus padres! Basura auténtica, esta
Cruella, mezcolanza patética de El Diablo usa Prada,
Joker
y Harley Quinn en Aves de Presa no tenía un motivo real para
ser filmada, con excepción de promocionar un mensaje feminista
doctrinario. Preferimos quedarnos con la Cruella que odiaba a los
dálmatas y era políticamente incorrecta porque no solo usaba abrigos
de piel sino que fumaba, algo que esta Cruella no hace en ningún
momento... pero era más auténtica.
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