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Con Cruella sigue la pandemia de películas infumables

Nadie clamaba por un spin off de la célebre cinta de Disney sobre el centenar más uno de dálmatas. Peor ya que estrenada vemos que se trata de otro intento por empoderar a una villana que no pertenece al mundo real. Cruella es un bodrio más, p'acabar pronto

Versión impresión

Cruella
Emma Stone, Emma Thompson, John McRea
Dirigida por Craig Gillespie
Disney/2021

MAYO, 2021. Un clásico de quienes fuimos niños en el último decenio de los 60 fue 101 Dálmatas, por supuesto estrenada por los estudios Disney. Y aunque no se le considera al mismo nivel de cintas como Blanca Nieves o Dumbo, el villano, o la villana en este caso, es ampliamente recordada. Nos referimos, claro, a Cruella de Vil, una mujer que odiaba a los dálmatas y que buscaba deshacerse de ellos de no muy buenas formas.

Recordamos al personaje de Cruella como una mujer elegante, que fumaba cigarrillos de pitillo y vestía abrigos de pieles, su cabello era blanco y negro y su apariencia, por lo menos, se suponía tenebrosa. Por años se le consideró una villana ideal, de las mejores creaciones hechas en los estudios Disney. Pues bien, luego de aquél par de cintas de Cruella estelarizada por Glenn Close hace casi tres décadas, los estudios Disney decidieron indagar en los orígenes de esta mujer, de dónde viene y... ya se sabe, el pretexto para otra precuela, recurso facilón en lugar de ofrecernos nuevas historias y personajes que estén a la altura de aquellas magníficas creaciones fílmicas de los 60.

Desde entonces las cosas han cambiado mucho, en especial tras la incursión de la repugnante filosofía woke cuyas huellas se perciben y hasta se detecta su olor fétido a largo de Cruella, película a la que no le ha ido muy bien desde su estreno: de acuerdo a la página imbd.com, la cinta se acerca a los 90 millones de dólares de recaudación en todo el mundo, muy lejos de lo que costó producirla.

La verdad no debe extrañarnos: esta es una historia que busca (es palabrita de nuevo) "empoderar" a las mujeres a través de un personaje feminista, capaz de manejar un automóvil estándar con más habilidad que Checo Pérez aunque nunca antes haya estado tras un volante, y una mujer que busca venganza más por que otra mujer le "birló" una idea y donde los personajes varones aparecen como idiotas a los que únicamente se les prende el foco cuando están al lado de o concuerdan con doña Cruella.

Por principio de cuentas y a diferencia de quienes llegamos a este mundo peloncitos, Cruella lo hace con una cabellera bicolor. Conforme va creciendo, la chica tiene fuertes encontronazos con su madre y la expulsan de la escuela por indisciplinada. Sin embargo, esta mujer, aparentemente brillantísima y de poseedora de una inteligencia que sonrojaría al mismo no demuestra su genialidad a lo largo --y vaya que es largo-- de la película.

Estella (Emma Stone) siempre ha deseado ser diseñadora de modas; no solo diseñó sus propias garras, perdón, vestimentas. Siente que tiene un talento especial para la innovación pero la vida parece actuar en su contra. A los 14 años cae en un orfanatorio, se escapa y vive en las duras calles londinenses donde conoce a dos comparsas Horace (Paul Hauser) y Jasper (Joel Fry) dos pillos de poca monta.

Las cosas darán un giro cuando Cruella logra colarse al mundo de los ricos y los famosos. Cuando Cruella diseña el vestuario de una famosa estrella de rock, parece ser el inicio de una brillante carrera. Ese talento llama la atención de la baronesa (Emma Thompson) quien se convierte en su mejor amiga. Pero es entonces cuando Meryl Streep en El Diablo Usa Prada, perdón, la baronesa se piratea y se adueña de las creaciones de Cruella y no solo eso, la mujer trae consigo un detalle que se supone es clave en una película pero, la verdad, es absolutamente ridículo.

A partir de entonces, Cruella se convertirá en la sombra de la baronesa y tratará de ponerla en ridículo públicamente. A estas alturas uno se podrá preguntar ¿entonces de dónde diablos salió ese odio a los dálmatas? La verdad, la razón que ofrece este bodrio está lejos de ser satisfactoria, una salida fácil para ocultar el verdadero motivo de una nueva versión, totalmente innecesaria y que nadie pidió, de Cruella, una nueva versión donde la villana no es lo en tanto sino que el guión nos pide le tengamos compasión porque en el fondo se trata de una feminista, decidida a vivir con sus propias reglas sin estar sometida al patriarcado. ¡Por Dios, se supone que es una película para entretener a los niños y a sus padres!

Basura auténtica, esta Cruella, mezcolanza patética de El Diablo usa Prada, Joker y Harley Quinn en Aves de Presa no tenía un motivo real para ser filmada, con excepción de promocionar un mensaje feminista doctrinario. Preferimos quedarnos con la Cruella que odiaba a los dálmatas y era políticamente incorrecta porque no solo usaba abrigos de piel sino que fumaba, algo que esta Cruella no hace en ningún momento... pero era más auténtica.
 

 

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