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Seudoprofesionistas, un daño muy real

El ser un Licenciado ofrece tanto estatus social, que muchos obvian el trámite y deciden comprar el diploma. No se sabe cuántos de estos falsos profesionistas laboran en los sectores público y privado ni a cuántos graduados legítimos han llegado a desplazar. Si falsificar billetes es delito grave ¿por qué no se obra igual ante quien rompe la ley en vías de acceder a un salario más alto? 

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(Nota: Con excepción de los entrevistados, los demás nombre aquí mencionados no son los reales)

OCTUBRE, 2011. El aspirante al puesto entregó su documentación en forma; era un trabajo donde se requería estar titulado en Administración de Empresas o en una carrera afín. Todo parecía ir bien e incluso Laura, la encargada de Recursos Humanos notó que el postulante, llamado Arturo, "había mostrado gran disponibilidad y de sus anteriores empleos tenía excelentes referencias". Hubo un detalle que llamó la atención de la mujer, que el diploma expedido correspondía a la misma generación de una prima suya. "Son esa suerte de casualidades ideales para romper el hielo con quien busca el empleo, y para hacerlo sentir más cómodo", refiere. Así pues cuando llegó la entrevista y donde el empleo estaba casi asegurado, Laura le preguntó si conocía a su su prima y a otros maestros de aquella universidad.

"Las respuestas de Arturo fueron vagas, Ciertamente sí conocía a algunos alumnos pero no a algunos profesores que necesariamente debió haber tratado cuando estudiaba. Cuando le dije si no había inconveniente en verificar sus datos terminó por confesar lo que sospechaba, que el título había sido comprado y que por favor no lo denunciara pues tenía hijos y familia. Agregó que su experiencia no la tenía ningún recién egresado por lo que ese pequeño detalle podía pasarse por alto Le sugerí que regularizara esa situación y quedamos en que me pediría asesoría para conseguirlo. Jamás lo volví a ver". dice Laura.


Hubo otros detalles en el diploma que le habían causado sospechas, como la foliación, "algo en lo que casi nadie se fija, como cuando utilizamos los billetes de banco", y por tanto son detalles que los empleadores suelen pasar por alto, "máxime cuando les urge llenar la vacante", dice Laura. En opinión de Joaquín Guerrero, otro entrevistado, "negar el empleo por presentar documentación falsa parece ser injusto para quienes tienen familia, pero es también un acto de corrupción donde quien posee el diploma es tan culpable como el que lo expidió, y es un delito tan grave como el falsificar papel moneda o cualquier otra documentación oficial, pero raras veces es castigado..."

La referencia inmediata es la investigación de un periódico capitalino donde apuntaba que en una oficina de la Contraloría General de la Federación de 45 empleados únicamente 26 de ellos contaban con diplomas que , sí, los acreditaban como licenciados pero que todos ellos eran falsos, la mayoría expedidos por universidades "patito". Se trataba en su mayoría de empleos administrativos donde no se requiere ejercer lo aprendido en las aulas por lo que difícilmente serían descubiertos.

La entrevista con el licenciado Guerrero (él sí, auténtico profesionista) inicia con una taza de café y un par de báguels. Auténticos también.

--¿Crees que a raíz del escándalo se despida a esos empleados tramposos?
--Lo dudo, tanto así que ni siquiera el asunto ha llegado a ser realmente un "escándalo". Lo que sí puedo asegurar es que fue un ejemplo de entre miles que existen en el sector público donde rara vez se comprueba la veracidad de los documentos que les entregan los aspirantes; en una estructura donde todo son trámites y más trámites, entregar un diploma es un trámite más, valga perogrullo.

--¿Entonces no consideras que se den casos en el sector privado?
--Claro que los debe haber pero no son tan numerosos. De hecho las empresas grandes, dados los riesgos que corren al emplear gente que no esté capacitada, suelen cruzar los datos académicos del aspirante para corroborarlos, mientras que en las oficinas del gobierno, víctimas del ai se va más insensato, son muy laxas al respecto...

--Podríamos decir, entonces, que de acuerdo al riesgo implicado, mayor es la verificación del documento...
--Exactamente. Ningún hospital, público o privado, va a contratar a un médico que carezca de título. Pero en ese caso se contrata a quien tenga su especialidad, la cual es casi imposible de conseguir si tu diploma es falso. ¿Te imaginas conseguir una maestría con un diploma falsificado?

--Eso explicaría que la mayoría de los diplomas falsos se expidan en Derecho, por ejemplo...
--Bueno, se dan más en las carreras saturadas como lo es Derecho o aquellas que van dirigidas más hacia lo administrativo.

--¿Cuál es la pena por falsificar diplomas?
--La ley establece que son cuatro años de prisión a quien adquiera y presente como auténtico un diploma universitario, pena que aumenta si se trata de títulos como medicina, psiquiatría, ingeniería o todos aquellos que manejan factores de riesgo.

--¿Entonces por qué casi no sabemos de seudoprofesionistas que van a prisión?
--Primero, porque se alcanza el derecho a fianza y porque rara vez se hace una denuncia; se corre al culpable, se le boletina y listo. pero tu sabes, éste es el país de las "palancas", del "échame la mano, compadre", del "tu mete la documentación y listo, nadie se va a preocupar en revisar que es auténtica".

--¿En tu opinión que es más ominoso, los seudoprofesionistas o los licenciados chatarra?
--Los primeros, definitivamente, por intentar engañar a la sociedad, por hacerse pasar por lo que no son y por querer abusar de la buena fe. Son unos tramposos que buscan ventajas indebidas en el mercado laboral. Los segundos, al contrario, fueron engañados por las universidades patito donde estudiaron una carrera inservible cuya información o campo de trabajo es obsoleto para las necesidades actuales...

--Sin embargo la mayoría de los diplomas falsos suelen ser expedidos por esas universidades patito...
--Ese es el punto, los tramposos que compran el título y esas seudouniversidades que los venden, digamos, de trancazo, o en bonos, para quien estudie ahí una carrera. El mayor problema es cuando esos diplomas son expedidos por universidades estatales: ¿quién los autoriza y los firma, quien se beneficia económicamente?

--Hace meses supe que en Internet había un sitio que ofrecía diplomas de las universidades más prestigiadas de México con precios que iban de los 4 mil hasta los 15 mil pesos. ¿Cómo es esto posible?
--Al tráfico de diplomas falsificados, algo que es mucho más frecuente en este país de lo que se cree. Pero ello se evitaría si las empresas, públicas o privadas, tuvieran como regla corroborar los folios de los títulos, disponibles en el banco de datos de la Secretaría de Educación Pública. Si el "profesionista" no está allí, simplemente jamás se graduó.

--Con el desempleo y la crisis actuales, es difícil que el asunto desaparezca...
--Así es, lamentablemente. Y si ello le añades que muchos profesionistas auténticos están deficientemente preparados, la verdad estamos fritos, por más optimismo que le quieras echar al caso...

 

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