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Sorpresas te da Cuauhtémoc

Aunque sus posibilidades de alcanzar la presidencia en el 2012 se antojan mínimas, este hijo de una figura reverenciada de la política vuelve a barajar su postulación. Irónicamente, ayer se le veía como un radical; hoy quizá sea la última oportunidad de la izquierda para evitar ser consumida por los delirios hiperpopulistas

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FEBRERO, 2011. Quienes lo han conocido en persona lo describen como una persona amable, siempre con un aire solemne, algo que heredó de su padre (sobre el son raras las fotografías donde aparece sonriendo) alguien que aparenta muchos menos de sus 76 años, lector voraz y miembro de una familia exenta de escándalos y que ha hecho de la política su vida, al punto en que su hijo se convirtió en el tercer gobernador del clan Cárdenas que ha tenido esa entidad. Hasta hace unas décadas se le consideraba un "júnior" que en ocasiones salía de juerga con otros "pirruris" de aquellos años, como Miguel Alemán Velasco, hijo de otro ex presidente mexicano. "Miguel y yo solíamos invitar a amigas a bailar e ir al cine, lo que hacían todos los jóvenes de aquella época", recordó Cuahtémoc Cárdenas en una entrevista.

Es, también, el primer político que abiertamente desafió el poder del PRI en 1988, y de quien muchos analistas, entre ellos Jorge Castañeda, aseguran que ganó la elección de aquel año. Asimismo, durante muchos años se consideró que el ex gobernador michoacano era un "radical", aun más que su padre, quien hasta el último día de su vida defendió fervientemente a la revolución cubana. Sin embargo aquella posición se ve hoy moderada si la comparamos con la de Andrés López, quien también sostiene que ganó la presidencia en el 2006 y cuyas presiones, bloqueos y discurso incendiario terminaron por alejarlo de los votantes más moderados. Jamás sabremos cómo habría sido un gobierno con un Cuauhtémoc Cárdenas presidente: ¿se habría movido al centro, como lo hizo Lula en Brasil, o habría azuzado el populismo como lo ha hecho Hugo Chávez desde 1998?

El "habría" del párrafo anterior persiste pese a que hace un par de semanas y durante la presentación de su nuevo libro, Cárdenas no descartó del todo volverse a postular a la presidencia de México, comentario seguramente hecho para irritar un rato a Andrés López y a Marcelo Ebrard, los probables puntales de la izquierda para el agarrón electoral del año próximo. Pero como ya hemos visto, es imposible vaticinar y acertar cuando se habla de Cuauhtémoc Cárdenas, uno de los pocos personajes izquierdistas que el sector empresarial ve con respeto y aliento, al igual que muchos de sus contrincantes políticos. "Cuahtémoc Cárdenas fue un elemento valioso que dejó ir el PRI y pagó las consecuencias de ello", refirió el ya fallecido intelectual panista Carlos Castillo Peraza.


Ninguna persona, por más Nostradamus que se creyera, habría adivinado en lo que desembocaría aquel coraje que una mañana de marzo de 1987 hizo Cuauthémoc Cárdenas, quien meses atrás había dejado la gubernatura de Michoacán. Denunció que en la Convención Nacional del PRI los tecnócratas habían copado a ese partido, En ello coincidió con Porfirio Muñoz Ledo, quien recién había regresado como embajador de México en la ONU, así como de Ifigenia Martínez, una economista ultrakeynesiana con estudios en la extinta Alemania Democrática. Los tres se propusieron formar la "Corriente Democrática" que buscaría, según dijo Muñoz Ledo a la revista Contenido, "dar la voz a quienes no la tienen dentro del partido, para así evitar las imposiciones desde arriba". La publicación cuestionó, y con razón, por qué tan distinguidos priístas hasta entonces se habían dado cuenta que eran miembros de un partido totalitario y que no habían renegado de ello mientras se les ofrecieron posiciones burocráticas. Las respuestas fueron vagas y los medios ya no insistieron en ellas.

Curiosamente y pese a su rebelión, ninguno de los tres fue expulsado del partido, lo que ocurrió hasta agosto de ese año cuando Cárdenas se postuló como candidato a la Presidencia por el PARM, un partido "palero" del PRI. La decisión causó carcajadas entre sus correligionarios. Pero todos dejaron de reír cuando aquella corriente comenzó a ser considerada una amenaza contra al partido, máxime porque hábilmente logró conjuntar a otras organizaciones de izquierda, entre ellas el Partido Comunista Mexicano, lo que conformaría al Frente Cardenista. Para febrero de 1988 el Frente se perfilaba como el que contendería directamente con el PRI por la presidencia de la República, una amenaza seria contra la supervivencia de una organización que desde 1929 no había perdido una sola elección. La campaña de demonización en contra de su abanderado alimentó más las simpatías tanto de veteranos del cardenismo original que aún quedaban vivos y de grupos sociales que añoraban los años de despilfarro burocrático de Echeverría y López Portillo.

En las elecciones del 6 de julio de 1988 el PRI ganó por un escaso margen aunque la famosa y cacareada "caída del sistema" que resultó en votos salidos de quien sabe dónde y que terminaron fortaleciendo al candidato oficial han hecho dudar de la legitimidad del resultado. En el colmo del cinismo, en el 2005 el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett reconoció que en la "caída" efectivamente se habían alterado los resultados, Irónicamente, para entonces la posición ideológica del senador se acercaba a más a la izquierda, tanto así que por aquellos años se insinuó que brincaría al PRD, algo que finalmente no hizo.

A diferencia de López Obrador, Cárdenas fue más mesurado cuando sus simpatizantes, sobre todo en los estados de Guerrero y Michoacán, le prometieron "incendiar" esas entidades con una orden suya. Y es que para entonces el ejército ya había reconocido la legitimidad de Salinas por lo que, como hijo de alguien que fue general, quiso evitar cualquier enfrentamiento directo con esa institución. Se sabe que este apaciguamiento de lo que pudo haber desembocado en guerra civil es uno de los hechos que más enorgullecen a Cárdenas.

En 1994 se postuló a la presidencia por segunda ocasión pero esta vez fue desbancado a un tercer lugar. Entonces decidió ir por lo que sería la primera jefatura de Gobierno del DF tras casi cuatro siglos de regencias. Ahí si ganó sin dificultad, postulado por el PRD, el cual el prácticamente había fundado en 1989. Su gobierno fue de regular a malo; en el 2000 volvió a ser candidato presidencial pero esta vez quedó muy lejos del primer sitio. "Ya no pienso postularme otra vez a la presidencia de México", sentenció poco después de conocerse los resultados preliminares.

En los años siguientes Cárdenas ha visto cómo el partido que él formó comenzó a ser copado por diferentes facciones, entre ellas la lopezobradorista, el cual terminó por marginarlo. Sin embargo no ha decidido cambiarse de partido ni mucho menos regresar al PRI. El mundo político lo considera "líder moral" de su partido (sea lo que ello signifique), pero siempre quedará la idea de cómo pudo haber sido un gobierno suyo. Durante una reciente entrevista radiofónica con Eduardo Ruiz Healy Cárdenas afirmó que lo suyo habría sido "un gobierno inclinado más hacia una izquierda chilena o brasileña" aunque es muy difícil dictaminar ello 22 años después, cuando el mundo ha cambiado radicalmente.

 

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1 comentarios

gabriel_moreno79 escribe 08.02.11

Me da gusto que aunque ustedes son un sitio antiperredista y anti todo lo que sea izquierda, reconocen la importancia política e histórica del ingeniero Cárdenas. Estoy seguro que de haber ganado la presidencia en el 88 hoy tendríamos un país muy distinto y para bien y si bien es verdad que en aquellos años era más radical. aunque no tanto como el Peje, con el tiempo se habría suavizado y cambiado sus posturas. El ingeniero Cárdenas es de los pocos miembros de la izquierda mexicana que reconoce cuando hay que cambiar de opinion.

 

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