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Nacional

Poco después de las elecciones estatales los ciudadanos de esa entidad se toparon con una desagradable noticia: el gobernador de la gente dejó de herencia un adeudo cuyo monto da vértigos sin que se vea en qué se invirtió semejante dineral. Un claro ejemplo de pésima administración en nombre del paroxismo populista

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SEPTIEMBRE, 2011. Imagine el lector un panorama donde mensualmente percibe los seis mil pesos que según Ernesto Cordero son suficientes para que una familia viva desahogadamente. Agregue a ello que de repente encuentra usted el acceso a una línea de crédito ilimitado por lo que mediante tales empréstitos sus ingresos se incrementan a 60 mil pesos mensuales, nueve veces más de sus percepciones reales. ¿Pensaría usted que con ello estaría escalando posiciones sociales? Bueno, pues ese razonamiento, si es que se le puede llamar así, es el esgrimido por el gobernador electo de Coahuila, Rubén Moreira, quien declaró a la prensa: "El endeudamiento del estado no es tan malo pues ha permitido  generar mayor competitividad y crecer a un ritmo mayor".

Naturalmente que es absurdo suponer que el pedir prestado nos hace escalar posiciones de bienestar. Pero es mucho más preocupante que semejante argumento lo utilice alguien que todavía no inicia su gestión y quien es hermano del autor de la gigantesca deuda, cercana a los 33 mil millones de pesos, cálculo que el contador público Ernesto García estima "representa los ingresos que países como El Salvador tienen en todo un año por concepto del Impuesto al Valor Agregado. En México, donde hay tanta pobreza y tantas necesidades, semejante gasto resulta criminal máxime si se hizo en nombre del populismo..."

Una prueba del gigantesco derroche del ex gobernador de Coahuila y actual presidente del PRI, Humberto Moreira --su sucesor, Jorge Torres, es un ente semifantasmal en la entidad-- tuvo una muestra el pasado mes de mayo en la ciudad de Torreón donde se celebró la Convención Nacional del tricolor. La "convención" fue el pretexto para traer a más de 250 priístas de todo el país incluidos miembros de los departamentos de "comunicación social", entre reporteros, camarógrafos, secretarias y sus amigos, un estimado de casi 600 personas que asistieron a la "convención" a lo cual deben sumarse otros gastos de "logística", que incluye contratación de edecanes, animadores, transportación de tan distinguidos invitados, compra de cachuchas para la ocasión y demás alharaca. El aeropuerto local quedó congestionado aquel día y los vuelos programados fueron enviados a otras ciudades, para molestia de los pasajeros.

La derrama económica en la Laguna en un solo día fue considerable, de ensueño... sólo que a muchos hoteleros aún no se les pega por ese servicio. "¿Pero al final cuál fue el beneficio para los coahuilenses de ese gasto desproporcionado? Ninguno. Por ello a nadie nos extraña la gigantesca deuda que hoy tiene el estado", refiere García. Y agrega: "si a tanta gente implicada en aquel evento, uno de los más de 110 que organizó Moreira con iguales magnitudes, no se les ha pagado ¿entonces a dónde fue a dar el dinero?"

La bomba fue cuidadosamente ocultada para las elecciones del pasado julio donde el candidato priísta ganó holgadamente, algo que no extrañó casi a ningún coahuilense: desde el arranque de su sexenio, Humberto Moreira asumió el lema del "gobierno de la gente" y convirtió al erario en una piñata que primero comenzó a repartir tinacos y cuadernos escolares con su fotografía, instauró el "Himno de Coahuila", una tonada cursi con letra populista --obviamente compensó económicamente a los compositores-- y abrió la lleva presupuestal para contratar más personas que trabajaran en el gobierno del estado. "La misión del gobierno de Moreira entonces quedaba muy clara", refiere García: "contrarrestar mediante dádivas el poder electoral que el PAN había ganado en Coahuila; cuando asumió el poder las alcaldías de Monclova, Piedras Negras, Ciudad Acuña y Torreón estaban en poder del blanquiazul. Mediante un abundante bombardeo de despensas en las colonias más pobres se comprometió el voto tricolor mediante la labor de los liderezuelos priístas. Para el año pasado el PRI había recuperado todas esas alcaldías".

Cuando el IFE y el entonces Instituto Estatal Electoral prohibieron la difusión con imágenes del gobernante en la promoción de obra pública el gasto del gobierno estatal y la solicitud de créditos fueron creciendo sin parar; se instituyó la paternalista frase de "el profesor nos cuida", en alusión a Moreira: tras un viaje a Cuba realizado en el 2007 quizá el gobernador pensó que la labor de sacar adelante a los pobres era cuasiexclusiva del Estado y trajo de la isla a un grupo de dentistas para que atendieran a varios ciudadanos, como si en todo Coahuila no hubiera dentistas competentes y como si Moreira jamás se hubiera dado cuenta del desastre que existía en Cuba debido al exacerbante paternalismo.

También obró a su favor que Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros, resultara un aliado clave para que Felipe Calderón alcanzara la presidencia en el el 2006, garantía de que el coto que él, en su calidad de "profesor", estaría gobernando un coto a salvo de auditorías y las investigaciones de la Secretaría de Hacienda, lo cual efectivamente en Coahuila hasta el momento.

A finales del 2010 la iniciativa privada coahuilense manifestó su preocupación por la "creciente deuda" contraída por el gobierno estatal, la cual estimaba en 10 mil millones de pesos, mucho más que los 175 millones que había dejado el mandatario estatal anterior Enrique Martínez. No hubo un solo comentario al respecto, como si se tratara del elefante en el cuarto del cual nadie quiere hablar. Cuando en uno de sus discursos el candidato panista a la gubernatura Guillermo Anaya tocó el tema se le ridiculizó como el "compadre" de Calderón que "solo busca atacar en vez de lanzar propuestas", según un comentarista local. Curiosamente lo mismo estaba haciendo el gobierno estatal hacia quienes denunciaban el despilfarro.

Cuando Moreira dejó la gubernatura (eufemismo al que en México se le llama "pedir licencia") se sabía que su hermano Humberto sería el delfín al que le tocaría terminar de maquillar, y en caso extremo renegociar, el gigantesco adeudo que el secretario de Hacienda Ernesto Cordero señaló alcanzaba los 33 mil millones de pesos, pero como la declaración la hizo durante una visita de apoyo a Anaya, los medios pensaban que había exagerado, sabedores que al funcionario se le ha ido la lengua en otras ocasiones, sobre todo con lo de los seis mil pesos mensuales "para vivir desahogadamente".

Un par de semanas antes de las elecciones y desesperado ante el rezago frente a su contrincante antes de las elecciones, Anaya le entró al juego del santoclosismo y prometió una "tarjeta popular" que se se activaría a partir del primero de diciembre con la que se recibirían mil pesos mensuales; el candidato priísta se alzó el cuello y prometió otra "tarjeta de la gente" con valor de 5 mil pesos y que entrará en vigor cuando inicie su gobierno. La pregunta ahora es de dónde diantres sacará ese dinero el gobernador electo. En tal sentido refiere el contador García: "si tomamos como referencia el padrón electoral de Coahuila, cada mes se tendrán que erogar poco más de 1 milllón 33 mil pesos para cubrir ese subsidio. A menos que Moreira se ponga a imprimir bilimbiques (en referencia a esos billetes sin valor que los gobiernos estatales imprimían durante la revolución) no veo una salida a este irresponsable populismo. Claro que otra posibilidad sería desatenderse de las mentadas tarjetas, y ahí si que la gente se pondría realmente furiosa..."

Mes y medio después de las elecciones la bomba estalló. El autor de la descomunal deuda era ya presidente del PRI por lo que desde esa palestra respondió indignado a la Contraloría de la Federación de haber dejado un adeudo que en principio se pensaba era de 17 mil millones de pesos aunque poco después una investigación del diario Reforma terminó por confirmar los 33 mil millones a los que aludía Cordero.

En el colmo del descaro, los diputados locales habían autorizado al gobierno estatal eliminar su aval para solicitar nuevos empréstitos. Dicho coloquialmente, se le daba autoridad al Ejecutivo para "saltarse las trancas", un acto escandaloso que en otros países habría puesto a los legisladores bajo escrutinio penal.

Y como si se tratara de una ópera bufa, la firma Standard and Poors quitó al gobierno estatal cuatro estrellas, lo cual ubicaba a la deuda en calidad de "chatarra", es decir irrecuperable. El tesorero estatal manifestó que eso "no era tan grave" si la misma firma había hecho lo mismo con el gobierno norteamericano, pero "olvidó" mencionar que allá solo se le retiró una estrella.

Por lo pronto ya se avizora una patética escasez de obras para la siguiente administración en Coahuila. Lo que ahora urge es aclarar cuál fue el destino de esa cantidad de dinero que desde cualquier ángulo es monstruosa. Y en el colmo, el gobierno de Coahuila la pasó el último año exigiendo el incremento en las partidas presupuestales para es estado, a lo que debe agregarse la declaración del gobernador electo de que el endeudamiento es otra forma de alcanzar el desarrollo.. La desfachatez también debiera ser tipificada como un daño patrimonial al erario.

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