NOVIEMBRE, 2007. Las preguntas en torno a los motivos que llevaron a Roger Waters, Dave Mason, David Gilmour y Jim Wright a grabar un disco tan espectacular como conceptual son tan variadas como los sentimientos experimentados por quienes han escuchado The Dark Side of the Moon: para algunos se trata de un reflejo de la vida diaria, para otros los efectos de las drogas mientras que hay quienes sostienen que fue una manera de exorcizar la pérdida de Syd Barrett, el líder fundador del grupo que terminó por ser recluido en un hospital siquiátrico cuando los barbitúricos hicieron corto circuito en su cerebro.

El resultado fue la primer obra maestra importante que el rock británico produjo en los años setenta, esto en momentos en que todo lo unos años antes parecía ser innovador se había convertido en cliché. Como una manera de mostrar su importancia, The Dark Side permaneció en las listas de Billboard por más de 575 semanas, una marca prácticamente imposible de superar. Una vez que el disco salió a la venta, en 1973, el género ya no sería visto de la misma manera: el sonido de la caja registrado en "Money", los enloquecedores relojes en "Time", y la ausencia de espacios entre una canción y otra --algo con los que los Beatles coquetearon ligeramente en su Abbey Road-- hicieron de este disco un clásico casi instantáneo; las revistas especializadas no dudaron en incluirlo entre lo mejor del año en sus resúmenes anuales de aquel entonces.

Visto y escuchado de modo cronológico, The Dark Side detalla la experiencia humana, desde "Speak to Me", que abre con unos latidos de corazón, seguido de "Breathe", la primera etapa de ilusión y crecimiento --"trataré de estar aquí el tiempo que pueda", canta Gilmour en una de las estrofas-- para continuar con "On the Run", una andanza auditiva de persecución, paranoia y, finalmente, "Time". Por cierto, los relojes antes referidos fueron grabados en la casa de Waters, hijo de un soldado que falleció en el frente durante la Segunda Guerra Mundial. En una habitación había una cantidad inusitada de relojes y despertadores.

Tras un exhaustivo trabajo de coordinación, Waters logró que todos sonaran al mismo tiempo. La cinta luego fue agregada al resto de la canción por Alan Parsons, un productor del que Gilmour dijo alguna vez "era de pocas pulgas... y paciencia". Y si bien Waters también era de carácter fuerte, la relación entre ellos fue llevadera, un contraste con lo que sería la que por años Waters mantuvo con Gilmour. Por supuesto, la mayoría de la gente recuerda hoy al productor como fundador de The Alan Parsons Project, grupo enormemente popular a principios de los 80; de hecho no es casualidad que uno de sus más grandes hits lleve el nombre de "Time".

Para "The Great Gig in the Sky", canción que cerraba el lado A de la versión original, se vio que, con tal de llegar al crescendo, era necesaria una voz femenina. La chica grabó la versión final ese mismo día en que llegó al estudio. Y no se trataba de una voz dentro del rock; más bien participaba en la musicalización de jingles para la radio y TV británicas.

Los fans del disco en aquel entonces se quejaban que, al terminar "The Great Gig in the Sky" quedaba un buen espacio en blanco en el disco, una falta de cálculo en la producción que luego sería remediado con la aparición del disco compacto donde toda la producción quedó de un solo lado. Y es que no se trata de una obra larga pues apenas se acerca a los 50 minutos aunque, para los estándares de la época, era bastante, pues rara vez un LP se prolongaba más de 40 minutos.

El segundo lado empieza con "Money", con un ritmo de bajo ampliamente utilizado por los músicos de jazz en los 50 y 60 cortesía de Waters quien, por cierto, puso la letra al tema "Us and Them" de Wright y que originalmente sería incluido en la cinta Zabriski Point. "Money" también incluye la palabra "bullshit" (mentira), algo que se temía podría limitar su radiodifusión, lo cual finalmente no ocurrió.

Otra cosa que distingue a The Dark Side of the Moon es su perfecta distribución de sonido. Las posibilidades del sonido cuadrafónico fueron estudiadas y realizadas, sin excepción, por el productor Parsons, todo con el fin que el escucha que se colocara unos buenos audífonos pudiera entrar de lleno en la experiencia. La revista especializada Audio lo refirió así en su crítica al disco en su edición de mayo de 1973: "[este disco] no sólo evoca, sino que transporta a un mundo inimaginable en nuestro entorno real, quizá sólo comparable a la inmersión en la mente humana".

En tal sentido, "Any Colour You Like", el único tema totalmente instrumental del álbum, conjuga una lluvia de sintetizadores que sugieren una posterior tormenta sicodélica, como si fueran mundos que se van abriendo y que el escucha puede construir a su antojo. Hay quienes han sugerido que "Any Colour You Like" es lo más parecido a una representación auditiva tras consumirse una dosis de LSD.

Pero cuando comienzan los acordes de "Brain Damage", el siguiente corte, podemos intuir que las cosas no aterrizarán bien. "El lunático está en mi cabeza", repite Gilmour en la letra, y agrega "hay alguien en mi cabeza, y no soy yo". Es aquí cuando Pink Floyd envía su referencia más directa al malogrado Barrett. Ya para el final, "Eclipse" musicaliza lo que parece ser una vida que termina mucho más pronto de lo esperado. Para entonces han transcurrido casi tres cuartos de hora de que comenzó el álbum, y no parece que la creatividad del cuarteto vaya disminuyendo.

Alrededor del Dark Side of the Moon han surgido varias anécdotas. Muchos fans gustan de programar los tracks en orden aleatorio con lo cual, aseguran, se esconde otro álbum intencionalmente distinto; hay quienes consideran una herejía alterar ese secuencia y, claro, no faltan los que dicen que el álbum esconde mensajes satánicos. Con todo, el furor más reciente surgió hace unos años cuando se decía que las canciones habían sido compuestas como un soundtrack análogo para la película Wizard of Oz, dada la extraordinaria similitud cronométrica entre el ritmo de las canciones y las letras (durante los sesenta, esa cinta se convirtió de culto entre la comunidad underground británica que consumía drogas recreativas). Tanto Waters como Gilmour se han negado a aclarar la historia.

Hasta la fecha The Dark Side of the Moon ha vendido más de 35 millones de copias, cifra que ubica a Pink Floyd junto con otras figuras del rock como Eagles y Michael Jackson.

Y si bien dos años después apareció Wish you Were Here, dedicado a Barett y que trataba de mantener el mismo concepto de The Dark Side, su éxito fue menor. Lo que más se acercó a ese momento fue The Wall, álbum doble lanzado en 1979 y que constituía una crítica abierta contra al autoritarismo escolar. Esta vez Waters aceptó que se hiciera una película con la música del disco, algo que, para muchos, terminó por eliminar el "concepto de asociación libre" en la mente de muchos fans a lo que se luego verían en la pantalla... eran tiempos, después de todo, en que el videoclip y MTV estaban a punto de revolucionar la industria.