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John Lydon, ayer punk, hoy libertario

Fue líder de un grupo anárquico de punk, legendario e insolente, pero con el tiempo John Lydon ve las cosas de otro modo si bien no ha perdido su lengua filosa. Cínico y acostumbrado a salirse con la suya, el ex vocalista de The Sex Pistols hoy defiende su derecho a ser libertario

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MAYO, 2011. El Comité del Salón de la Fama del Rock Roll (léase Jann S. Wenner, director de la revista Rolling Stone) envió a Londres una nota que a otros músicos haría saltar de gusto tras haber recibido un paso hacia la inmortalidad al convertirse en miembros de ese recinto. El destinatario era John Lydon, quien junto con sus ex compañeros de The Sex Pistols rechazó el honor y declinó asistir a la ceremonia a la que llamó "un acto de hipocresía en el cual nosotros nada tenemos qué ver". Más tarde agregaría: "¿Qué sentido tiene coleccionar objetos viejos como si fueran reliquias? Eso es puro negocio, y lo que mató a la música es precisamente el querer verlo todo como un negocio. Está bien sacar dinero de eso pero no cuando el dinero se convierte en el centro de todo; dejas atrás tu integridad ..."

Como se ve, es una mentalidad que no ha cambiado en 35 años desde que The Sex Pistols conmocionaron al mundo y desataron la corriente punk, quizá la más contestataria de todas las manifestaciones surgidas en el rock. Lydon ha bajado mucho su tono radical --hace años confesó que ha escuchado a Pink Floyd-- pero aún nadie ha puesto precio a su integridad. Quienes lo han rodeado no siempre han tenido el mismo espíritu, como era el caso del recientemente fallecido Malcolm McLaren, el promotor que cobraba miles de libras esterlinas mientras exigía al grupo a que viviera con apenas lo indispensable para evitar caer en las "perversiones burguesas" de otras estrellas del rock. Hoy Lydon está lejos de ser un hombre pobre pero tampoco es multimillonario aunque, en traición a sus ideales de otrora, es dueño de varias propiedades y una residencia relativamente lujosa cerca de Londres.

Entre otras cosas que no han cambiado en él son su desprecio por la monarquía (después de todo fue él quien interpretó "God Save the Queen" a ritmo corrosivo) pero tampoco se deja seducir tan fácilmente ante los laboristas a quienes considera "como cualquier político, un corrupto en el fondo". Y para sorpresa de muchos críticos, Lydon no se considera un socialista, "un sistema que falla y falla cada vez que se echa andar (...) muchas de las cosas que andan mal se deben a un Estado ineficiente pero al que queremos darle más responsabilidades.. es totalmente ridículo...", dijo recientemente al Times de Londres. El espectro que mejor acomoda a Lydon es el ser libertario aunque, aclara, "eso de ponerte límites también es absurdo... creo que tengo algo de todo..."

¿Entonces cómo fue que en muchos de sus conciertos allá en los setenta el grupo llevaba camisetas con imágenes de Marx y del Che Guevara? "Fue idea de Malcolm, nos decía que con eso íbamos a escandalizar a las mentes más cerradas y conservadoras. Pero en ese tiempo yo jamás había leído un solo libro, ni de Marx ni de nadie más..."

La historia de John Lydon es arquetípica de muchos jóvenes que tuvieron una infancia brutal que optan por la celebridad como forma de compensar los tiempos negros. A los 12 años Lydon ya era un vago declarado imbuido por la rabia y el resentimiento hacia nada y al mismo tiempo hacia todo. "Me enojaba que en Londres lloviera todo el día, que luego estuviera soleado, que en la radio sólo se escuchara la BBC y que en Estados Unidos hubiera estaciones particulares; todo, absolutamente todo, me provocaba furia y frustración", refiere en su biografía.

Lo que cambió su vida fue una tarde de 1974 cuando escuchó "Eighteen" de Alice Cooper en una tienda de discos. "Esa era la letra de mi vida, de lo que sentía... no era pues el único que me percibía extraño y rechazado en este planeta...", dijo. Aquello profundizó su rebelión e insatisfacción tanto que llegó a comprar camisas de grupos reconocidos de rock a las que encima del logo pintarrajeaba cosas como "odio a..." y "... es escoria corporativa"-. Fue precisamente una de aquellas prendas las que llamó la atención de McLaren, dueño de Sex, una boutique londinense que vendía artículos "contestatarios". Lydon se convirtió en empleado de la tienda hasta que a principios del 75 McLaren le confió que estaba planeando crear un grupo "totalmente distinto a lo que ha habido y habrá". Poco después el comerciante devenido en promotor reclutó a otros chicos también socialmente rechazados para conformar al grupo al que le puso el nombre de Sex Pistols, en parte por el nombre de la boutique y porque pistol es en Gran Bretaña una manera coloquial de referirse al miembro masculino en plena erección.

El grupo consiguió contrató con A&M Records, una firma donde también estaban Carpenters, Styx y Supertramp, entre otros, es decir, artistas con los que Sex Pistols nada tenía en común. Y efectivamente, aun antes que grabaran su primer disco, desde su sede en Los Ángeles A&M optó por sacarlos de su róster, convencida de que se había cometido en un enorme error, aunque para ello tuvo que pagar al grupo una indemnización por incumplimiento de contrario, alrededor de 700 mil dólares. Lydon recibió alrededor de 70 mil lo cual, daba al juntarlo con los otros cinco 350 mil dólares, más de la mitad había entrado directamente al bolsillo de McLaren. Fue una de sus primera estafas, "pero como éramos jóvenes y nunca habíamos visto tantos fajos de billetes juntos, quedamos deslumbrados", recordó Lydon, quien para entonces ya había adoptado el apodo de Johnny Rotten (Podrido) por sus dientes. El hecho que padeciera estrabismo le daba una apariencia de peligroso lunático.

EMI Records recogió la firma de los Sex Pistols que había dejado A&M, ansiosa por crear controversias que vendieran más discos. En una de las entrevistas con la BBC el conductor pidió al grupo que dijera al aire "algo inaudito", pero el comentario fue tan ofensivo que desató una pelea en pleno set. Para entonces el grupo ya tenía colocados dos sencillos, uno "God Save the Queen" y el otro "Pretty Vacant". La música era malísima y estruendosa pero eran las letras corrosivas las que creaban controversias y atraían público.

En 1977 apareció Never Mind the Bollocks, con el cual el movimiento punk brincó a Estados Unidos y encontró sus símiles en gente como Jello Biafra y los neoyorquinos Suicide, entre otros. Poco antes de la gira Glenn Matlock salió por diferencias con McLaren y fue sustituido por Sid Vicious, cuya conducta autodestructiva terminaría por liquidar también a los Sex Pistols. Vicious tenía un largo historial de adicción a las drogas y el alcohol y además con frecuencia se hacía cortes en la piel y agredía o golpeaba al público. "Cuando empezaron los Sex Pistols asumí todo como un acto de rebeldía, luego como una broma y más tarde como algo macabro", refirió Lydon a la revista Musician en 1986, "las cosas se habían salido completamente de control". 

Vicious fue expulsado poco después y optó por irse a Nueva York a vivir con su novia Nancy Hagen. A mediados de 1979 su cuerpo fue encontrado en el cuarto de hotel de esa ciudad. Vicious fue detenido con la acusación de haberla estrangulado. Días antes del primer juicio también murió por aparente sobredosis de heroína aunque lo más probable es que haya sido un suicidio. "Sid ya nada tenía que ver con nosotros, si es que alguna vez llegó a integrarse a Sex Pistols", agrega Lydon, "más bien fue como esos invitados que llegan a tu casa y terminan por incendiar el mobiliario". De cualquier manera cuando murió Vicious el grupo también era historia pues Lydon anunció la separación en pleno concierto celebrado en San Francisco, algo que sorprendió a todos, empezando por el promotor McLaren, con quien tuvo un altercado físico en la que, apunta Lydon, "ha sido la peor noche de toda mi vida".

La voracidad de su mánager había dejado a los miembros de Sex Pistols sin un solo centavo. Para colmo, meses después apareció el documental The Great Rock and Roll Swindle (La gran estafa del rock and roll), un documental del cual McLaren se llevó las regalías. "Supuestamente habíamos luchado contra la explotación de los empresarios pero todos fuimos igualmente esquilmados", dijo Lydon a la ya referida entrevista con Musician.

Lydon se sometió a varias terapias, acosado por los intentos de suicidio que se remonataban incluso a sus días de gloria en The Sex Pistols. En 1979 le emocionó saber que Richard Branson, fundador de Virgin Records, estaba interesado en su firma como solista. Branson había sido un fan del grupo pero deseaba darle a Lydon una identidad propia y absoluta libertad creativa. Al año siguiente apareció el primer disco de su grupo PIL que tuvo buena aceptación sobre todo en Gran Bretaña. Sin embargo su aportación al movimiento punk permanece y sirvió de influencia, entre otros, a cantantes como Billy Idol: "Por ahí leí que Billy dijo que cuando era adolescente se pintó el pelo como yo y quería ser como los Sex Pistols. Es algo curioso saber eso luego que el público parecía odiarnos en nuestros conciertos", señaló.

Su radicalismo setentero ha cedido más a un alma libertaria, un proceso que fue gradual para Lydon: "Odias a Thatcher, a (John) Major y a Blair por ser conservadores pero se olvida que en los setenta los laboristas estaban en el poder y habían provocado la furia juvenil con sus políticas que sólo produjeron desempleo, inflación, altísimos impuestos y corrupción en el gobierno. La verdad es que los políticos no sirven aunque hoy también creo que la anarquía total te lleva a la autodestrucción, y que mejor que los Sex Pistols como prueba de ello. Debe haber ciertos reglamentos que respetar, desde la convivencia hasta la libertad de ser lo que anhelas". Lo que Lydon no soporta es "un gobierno que te diga lo que debes hacer, a qué horas y porqué si o porqué no... esas son reglas que sólo sirven a quien te quiere oprimir".

En 1996 los Sex Pistols regresaron temporalmente con la "Filthy Lucre World Tour" (Mundial del Cochino Lucro) de la cual Lydon refirió, con el cinismo que le caracteriza, que se había organizado "por dinero". En el escenario todos se dieron cuenta que los años pesan pero Lydon aseguró que fue la última: "Detesto convertirme en esos actos oldies acts donde la gente se pregunta por qué después ya no hiciste nada digno de ser recordado. los Sex Pistols deben ser un capítulo cerrado". Su prioridad sigue siendo PIL. Y cierra con un comentario: "Siempre he tratado de ser auténtico, y tal vez esa sea la razón por la que se me odia desde aquellos días en que llevaba camisetas insultando a grupos de rock. Por ello hoy es tan difícil querer ser auténtico en este ambiente... te ganas muchos enemigos".

 

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