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INTERNACIONAL

Nueva York y la ineptitud premeditada de Bill Di Blasio

La gran urbe se había convertido en ejemplo de combate a la delincuencia pero con la llegada de este alcalde progre comienza a perderse lo ganado además de haberse agudizado la tensión racial. La pregunta ahora es que si Bill Di Blasio actúa por ineptitud o si todo constituye un ataque al espíritu de esa ciudad

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ENERO, 2015. Imagine por un momento el lector que el alcalde de Santiago de Chile, el de Bogotá o aun el de la ciudad de México dijeran que no se sienten seguros con los policías de su ciudad. ¿Qué mensaje se estaría enviando a sus habitantes? ¿Cree usted que la respuesta sería de aplausos o se aplacarían los ánimos?

Una semana después de que un sujeto asesinara a mansalva a dos policías en Nueva York, el alcalde de esa ciudad, Bill Di Blasio, expreso precisamente eso, esto en momentos que la tensión racial se encuentra en su punto más alto desde los años sesenta, tremendo contraste en una urbe que había tenido su último incidente racial serio desde 1997 y de donde se habían extirpado términos como brutalidad policíaca.

Cuando Di Blasio ofreció un discurso al Departamento de Policía de Nueva York, la mayoría de los agentes le dieron la espalda; esa misma tarde una avioneta sobrevoló la ciudad portando una leyenda donde se desaprobaba el comportamiento del alcalde "de la esperanza" que lleva poco más de un año en el poder y que ha demostrado una ineptitud sin límites. Según The New York Post, uno de los principales críticos de Di Blasio, señala que la popularidad del edil se ha desplomado entre la clase media y alta de la urbe aunque continúa fuerte entre las minorías, sobre todo las afroamericanas y latinas, las que votaron abrumadoramente por él y a las que, no casualmente, prometió aumentar los subsidios provenientes de las arcas públicas.

La irritación de los cuerpos policíacos tiene fundamento: acusados de "brutalidad policiaca" por la muerte de tres ciudadanos negros, medios como The New Times han satanizado a los agentes tanto o más que Di Blasio. En una reciente editorial, ese matutino apuntó que, en vez de dar la espalda y protestar, "los policías deberían dedicarse a hacer su trabajo". Qué cosas: manifestar públicamente una molestia no es algo que deban hacer los policías. Imaginemos qué ocurriría si se dijera lo mismo de quienes marchan en las protestas de esa ciudad que en vez de ello, "se pusieran a trabajar".

Lo increíble es que, hasta hace un lustro, la policía de Nueva York era considerada la mejor de Estados Unidos y una de las menos corruptas. Pero parece estar lejos de ser coincidencia que ese departamento pasara a ser el villano con la llegada de Bill Di Blasio a la alcaldía. Dicho de otro modo, es el alcalde, y no las fuerzas policíacas, las que han azuzado a la opinión pública.

Como claro ejemplo tenemos una medida de enorme torpeza ordenada por Di Blasio y que fue prohibir a los policías seguir utilizando una estrategia llamada Search and Frisk que les permitía detener e interrogar a personas con actitud sospechosa. Con el argumento de que esa medida "tenía tintes racistas", Di Blasio la suprimió a los pocos días de tomar posesión. A partir de ese momento, según el New York Post, los índices de criminalidad han ido a la alza; en noviembre del 2013, cuando aún se ejecutaba el Search and Frisk durante el gobierno de Michael Bloomberg, hubo 4 asesinatos y un solo asalto a comercio. Un año más tarde en ese periodo se dieron 16 muertes violentas y 52 asaltos a comercio, de acuerdo al matutino.

El diario cita el caso de un tendero de Brooklyn quien denunció telefónicamente la presencia de tres tipos sospechosos afuera de su establecimiento. "En otras ocasiones reportaba a esos sujetos, llegaba una patrulla y los conminaba a retirarse. Hace unos días unos denuncié que cuatro adolescentes estaban a las afueras de mi negocio pero en el departamento me dijeron que no podían interrogarlos si no habían cometido delito alguno. Al otro día entraron, me asaltaron y se llevaron mercancía. Esto había dejado de suceder con el Search and Frisk; la última vez que sufrí un asalto había sido en 1994".

Di Blasio dice que el Search and Frisk es racista porque la mayoría de los interrogados eran afroamericanos. Pero ocurre que la mayoría de quienes están fichados por la policía de Nueva York tienen ese origen étnico. Si fuera cierto que el Search and Frisk fuera discrecional con los delincuentes blancos o de otras etnias, los índices de criminalidad seguirían siendo altos. Durante los años de Giuliani y de Bloomberg, esos índices se redujeron porque se trataba de una medida preventiva hacia un sector donde la delincuencia se registra en mayor proporción. Los afroamericanos de Nueva York y otras ciudades norteamericanas son quienes cometen más delitos y ahí están las cifras. Cualquier registro de detenciones podría corroborarlo.

Si el Search and Frisk realmente ofreciera un margen de impunidad a los delincuentes blancos, asiáticos o latinos se habría incrementado la criminalidad en estos sectores, algo que no ocurrió. Los índices iban a la baja porque el Search and Friusk encontraba sospechosos de todo origen étnico. "Si alguien luce sospechoso, con toda seguridad lo es", escribió Oscar Wilde. ¿Y que otra manera tienen ahora los policías neoyorquinos para prevenir delitos?

Lo increíble es que cuando se acusa de "brutalidad policiaca" a los agentes de Nueva York, gente como Al Sharpton crean que se trata de una mayoría blanca. El "reverendo" no ha mencionado en ningún momento que los dos policías asesinados eran de origen hispano y chino. De acuerdo a un reporte publicado por la página reason.com, el 72 por ciento de los policías de esa urbe no son de origen caucásico; ese departamento es un claro ejemplo de sociedad multicultural. Pero para Sharpton y otros activistas las únicas muertes que deben lamentarse son las de ciudadanos afroamericanos. Si son de de latinos, chinos o italianos, no merecen la menor conmiseración.

Aunque aún no hay datos disponibles, se estima que Nueva York cerrará el año con 1,087 muertes violentas, un escandaloso contraste con el 2004 cuando solo se registraron 76, el Search and Frisk estaba en su fase más alta, los policías eran vistos con respeto por la ciudadanía y los incidentes raciales eran aislados.

Cualquier diría que el objetivo de Bill Di Blasio era terminar con esa armonía con medidas que, a primer vistazo, parecieran ser estúpidas, pero que si se miran detenidamente --y más aún si se recuerda su procedencia política-- llevan el objetivo implícito de minar a una megaurbe que representa lo que más detestan los progres norteamericanos: reponerse de las tragedias urbanas así como de enfrentar y superar cosas que en otras ciudades se ven como imposibles.

Lo que según Di Blasio tenía como fin promover la armonía racial terminó por agudizar las tensiones. Ello podría interpretarse como ingenuidad o clara mala fe.

El reto para Nueva York será si permite que Bill Di Blasio la regrese a los años setenta y ochenta cuando se encontraba en el Top Ten de las ciudades más peligrosas e inseguras del planeta o, en cambio, opta por hacer lo mismo que los policías y terminan por darle la espalda. Esa urbe no puede darse el lujo de perder lo que se ha ganado hasta hoy por los desplantes de un inepto malintencionado como Bill Di Blasio.

 

 

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