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El ébola ¡otra arma letal del libre mercado!

Al igual que ocurrió con el sida, las vacas locas y la gripe aviar, rápido se ha acusado al capitalismo como responsable de esta nueva epidemia. Sería bueno buscar también la causa en los insalubres hospitales públicos africanos, la burocracia al interior de la OMS y la incompetencia de muchos de sus empleados, así como al querer adoptar guiones cinematográficos a la vida real

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NOVIEMBRE, 2014. A estas alturas ya deberíamos estar acostumbrados. Todo lo malo que ocurre en el mundo es causa, directa o indirectamente, pero siempre provocado, por el capitalismo. Hace unas semanas en la megamarcha que se dio en Nueva York contra el cambio climático, se acusó de éste a ¿quien más iba a ser? la economía de mercado, de tal modo que si ya en otro momento se le ha achacado el agujero en la capa de ozono, los temblores, los tsunamis, las vacas locas, la gripe aviar, el cólera y la influenza ¿cómo dudar que iba a ocurrir lo mismo con la epidemia de ébola? Solo que la acusación está vez va acompañado de otro monstruo creado por el capitalismo, la discriminación racial.

Ya se veía venir desde el momento en que el ébola le fue detectado a una enfermera en Dallas Texas, quien fue contagiada por un hombre que unos días antes había llegado a Estados Unidos procedente de Liberia. Una vez que la víctima murió, los Jesse Jacksons, los Al Sharptons y los mismos agitadores de siempre viajaron ipso facto a la ciudad que vio morir a John F. Kennedy para denunciar el "racismo" hacia un paciente que esta vez no era afroamericano sino meramente africano, pero era de color, razón suficiente para que comenzara otro alboroto luego que apenas se estaba enfriando el de Ferguson ya que, según dijo Jackson, "se le negaron todos los servicios y cuidados a ese hombre", es decir, se le dejó morir por el solo hecho de ser un negro. Y desde ahí la cantaleta de que el ébola es "racista" o al menos que fue creado por científicos racistas sigue rodando impunemente. 


Por supuesto que ese "racismo" no ha impedido a esa enfermedad contagiar a un misionero y a una enfermera españoles y a un médico que llegó a Nueva York, todos ellos blancos, o a la empleada de un hospital en Dallas, cuyos padres provienen de Tailandia. Por lo visto el ébola no es "racista" cuando ataca la víctima es de origen caucásico. ¿Y quién le enseñó entonces a ser "racista" al ébola? Naturalmente, quien lo creó: el capitalismo.

Quienes propalan semejantes historia están convencidos que un grupo de científicos financiados por unas malignas multinacionales, crearon tan terrible virus y lo escabulleron subrepticiamente en Liberia para de ahí propagarlo por todo el continente ¿Con qué fin? Como se verá, todo esto viene inspirado directamente de un guión, el de la película El Jardinero Fiel, estelarizada hace algunos años por Ralph Fiennes y basada en un libro escrito por John LeCarre.

Unas superchería similar se difundió cuando apareció el sida allá a principios de los 80. Un médico germanoriental acusó a Estados Unidos de haberlo creado en unos laboratorios para, según él, "exterminar a la población negra de África". Cosa rara, por supuesto, que cuando el sida comenzó a difundirse al resto del mundo agarrara parejo a todas las etnias.

Lo curioso es que estas voces no se han asomado a la burocracia de la Organización Mundial de la Salud: un documento publicado recientemente señala que los funcionarios de la OMS desoyeron las advertencias respecto al ébola, de como se estaba cocinando una epidemia en Liberia y Sierra Leona y de cómo la burocratización, así como la escasa preparación de muchos de sus médicos, hizo que el problema fuera creciendo hasta salirse de control. Tampoco, hasta donde sabemos, nadie he enfocado el dedo acusatorio en contra del corruptísimo gobierno liberiano; después de todo, el ébola comenzó a dispersarse no en los hospitales privados financiados por el capitalismo, prácticamente inexistentes en ese infortunado país, sino en sus insalubres hospitales públicos.

Sin embargo la OMS parece creerse totalmente ajena al caos provocado por él ébola: todo se reduce a fantasías conspiratorias como el de la ya referida novela de LeCarre. Ni una denuncia en su contra, ni un solo comentario acerca de su mortal incompetencia. ¿Dónde están las medidas de prevención que supuestamente estaba llevando a cabo la OMS en Liberia, y si existían cómo es que no se le exige cuentas al organismo para que explique por qué no funcionaron?

En vez de ello se acude a la acusación sin fundamentos, a enarbolar teorías conspiratorias absurdas, a decir que el libre mercado y su amigo-casi-hermano, el racismo, provocaron e inocularon el ébola en África occidental. Es de esperar que, al menos por una vez, la opinión pública analice mejor los datos proporcionados por la realidad.

 

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