Cine
No eres tu, es el otro...
Con esta comedia romántica dirigida al público clasemediero, el cine mexicano se inclina por una propuesta diferente y que funciona bastante bien pues su protagonista demuestra ser más que un mero comediante que además da voz en español al Burro en Shrek. Entretenida y lograda, No eres tu, soy yo es un garbanzo que, ojalá, se dé más seguido en nuestra cinematografía
No eres tu, soy yo
Eugenio Derbez, Martina García, Alejandra Barros, Mauricio Herrera, Blanca Guerra
Dirigida por Alejandro Springall
Río Negro-Warner/2010
SEPTIEMBRE, 2010. Permítaseme esta vez empezar la crítica en primera persona. Al llegar a la taquilla del teatro y pedir un boleto para esta película, me topé
con que las localidades estaban agotadas. Una hora después comenzaba la función VIP por lo que acudí ahí y vi que quedaban seis asientos disponibles. Excelentes noticias, sin duda, en primer lugar porque muestran que cuando hay una buena propuesta del cine mexicano la gente sí responde y acude a la sala y, segundo, porque se confirma aquello de que el espectador busca películas con las cuales se distraiga y al mismo tiempo se identifique; en cambio
El Infierno, que abrió el pasado 3 de septiembre, ha tenido un inicio bastante flojo. Habrá qué ver cómo le va a la cinta sobre Miguel Hidalgo que será estrenada el 16 de septiembre.
Por supuesto que la principal razón es el mismo Derbez, quien comenzó a hacerse famoso en varios programas de chistes insulsos en Televisa y
para de ahí hacer un papel más serio en Bajo la misma luna, donde interpretó a un inmigrante ilegal en Estados Unidos, aunque en buena parte de América latina también se le conoce como quien hace la voz del Burro en
Shrek. No eres tu, soy yo --basada en una novela argentina del mismo nombre, aunque originalmente el
tu es vos-- es una comedia chilanga, cierto, pero su tema es tan universal, que la distribución de Warner hará que también tenga suerte en otros mercados. Es una película donde el director Springall, quien se había enfocado más a los filmes cortos y los documentales, se guía por las coordinadas del cine europeo y argentino para contar historias en vez del molde hollywoodense donde todos terminan aplaudiendo cuando los protagonistas se besan al final. Ello ofrece un producto digno, una de las mejores comedias románticas mexicanas en algunos, varios lustros.
Alejandro Herrera (Derbez) es un cardiólogo que labora en un hospital público, y donde las grillas de su jefe no le permiten ascender. Esto es percibido por su novia María (Alejandra Barros), con quien vive en unión libre. Ella lo convence de que tome una oferta de trabajo en Miami por lo que deciden casarse: él la alcanzará en Florida mientras María finiquitará algunos asuntos en Palm Beach. Herrera ha tenido una racha bastante mala: con su amigo Martín (Juan Ríos) juntos amenizan varias tardes de baile como disc jockeys hasta que en una de ésas se caen las farolas y el equipo queda arruinado. Las deudas no paran y en su trabajo su jefe apenas le da tres meses de licencia mientras trabaja en Miami. "No perdemos nada con intentarlo", le dice Herrera a sus suegros poco antes que su esposa tome al avión.
Días después y mientras viaja al aeropuerto para reunirse con María, Alejandro recibe en celular una noticia devastadora pues ella le dice que mejor se quede en México pues sostiene una relación con un doctor amigo de sus padres y decide darle el cortón ("no eres tu, soy yo", se excusa, una de las mentiras piadosas más desgastadas para poner fin a una relación). Debido a que dejó el departamento en que vivía y sin ánimos de nada, se va a vivir a casa de Martín, y de ahí a la de sus padres, donde su cuarto está intacto. Los días que siguen son insoportables pues ella no llama y él siente que su existencia vale menos que un ejote. La situación es tal que Ramiro, su papá (el siempre agradable Mauricio Herrera), decide contratarle un siquiatra. La insistencia de Herrera al facultativo para que le explique porqué las mujeres son tan impredecibles hace que él le responda con argumentos vagos: nadie ha podido, puede ni podrá
desentrañar a cabalidad la mentalidad femenina, por más siquiatra que se ostente.
Poco antes de ofrecerle a María su anillo de compromiso, Alejandro compró un par de
peces en una tienda de mascotas. Cuando el que lleva su nombre muere es un signo inequívoco de que su aún esposa jamás regresará. Son tiempos de absoluta depresión, sin empleo --lo despiden por hacerle la incisión sin anestesia a un paciente-- y cada vez más paranoico al punto de creer que
Martín y su esposa le esconden algo. Así transcurren seis meses hasta que Alejandro inicia la búsqueda de una nueva pareja; una chica española que tras una noche ocasional lo bota y lo que él llama "resucitar agendas" donde llama a amigas que no ve desde los años de universidad. Es en vano, unas ya están casadas, comprometidas o simplemente ya no siguen en este mundo.
Una opción es Julia (Martina García) la chica que trabaja en al tienda de mascotas. Y efectivamente se da el noviazgo. A partir de ahí todo mejora, le ofrecen un buen empleo en un hospital privado lo que le permite rentar un departamento de lujo cerca del Ángel de la Independencia. Pero cuando todo parece encajar Alejandro recibe una llamada: es María, quien regresa de Miami y desea reiniciar la relación; le entrega una carta que parece sincera, y aunque no es mencionado
explícitamente, el rostro de ella presenta ligeras contusiones bastante maquilladas, muestra de que las cosas no funcionaron bien. ¿Aprovechará Alejandro esta oportunidad aunque sea como plato de segunda mano, u optará por buscar un nuevo inicio con Julia? La respuesta quizá no es la que imagina el lector.
No eres tu, soy yo presenta una imagen poco frecuente, la del México urbano, con familias de clase media, media alta que buscan sobresalir por sus propios méritos y que no dirimen sus diferencias como ocurre en muchos otros filmes nacionales, esto es, con altisonantes y con balazos, aunque aquí hay algunos desnudos innecesarios para la trama. Esta es una buena propuesta que conviene ver para que se muestre el interés por más películas de este tipo. La comedia romántica hecha en este país necesita ese espaldarazo.
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