Cine
Causa de muerte: guión deficiente
Los brincos de comedia romántica a acción, disparos y paranoia son elementos que desconciertan al espectador que llegue sin idea de lo que esta película nos quiere transmitir. A ratos John McLane y en otros James Bond, el protagonista termina por inmolarse en un final inverosímil. Pero si esos detalles no le incomodan, quizá Killers sea la cinta que usted espera para este verano.
Killers
Ashton Kutcher, Katherine Heigl, Jen Kornfeldt, Tom Selleck, Catherine O'Hara
Dirigida por Robert Luketic
Katalyst Films/2010
AGOSTO, 2010. Ashton Kutcher, el actual marido de Demi Moore, curiosamente sigue la línea que Bruce Willis se trazó hace ya un cuarto de siglo. Una vez cancelada la exitosa serie
Moonlighting, Willis emigró al género de acción con éxito inusitado. Kutcher primero brincó a la fama gracias a
That 70s Show, y de ahí continuó en la comedia y en trabajos un poco más serios, como
The Butterfly Effect. Lo que sí ha mostrado es ser un actor de potencial y que está a punto de estallar como sucedió con Willis. El problema es que no sabemos cuándo, y sospechamos que quizá ello tarde más de lo esperado.
Killers es un proyecto que entusiasmó a Kutcher desde el principio, ansioso por entrar al género de acción. Lo que desconcierta es que lo haya hecho con una película que no decide si ser comedia romántica,
thriller, de aventuras o una abierta intención por reemplazar al teniente John McLane, aunque también podríamos preguntarnos si quiere serlo, pero de James Bond. Quienes escribieron la historia de Killers sin duda tuvieron muchos problemas para definir a su personaje central, y ello queda evidente al final cuando la película se derrumba con estrépito.
Pero primero vayamos a la historia.
Jen Kornfeldt es hija única de un matrimonio acaudalado. Su padre (Tom Selleck) es un piloto retirado y
la madre (Catherine O'Hara) suele ser cómplice de ella en sus andanzas ("¿a poco tu ex no tenía trasero de mujer?", le confía en una escena). Durante un viaje a Niza ella conoce sorpresivamente en un elevador a Spencer Aimes (Kutcher), un tipo con dorso musculoso, galán --aunque yo insisto en que se parece a Jaime Bayly-- y con una personalidad tan magnética que ella acepta ansiosa su invitación a cenar. El romance arranca a toda velocidad aunque ella no quiere que él conozca a su padre, a quien no describe como tal sino como un "ruso pervertido que anda detrás de mí". Pero ya de regreso a Estados Unidos ambos entablan relación, Aimes pide la mano de su hija con lo que se forma un matrimonio que, en los primeros tres años, parece ideal, con un esposo cariñoso y responsable en su trabajo.
El problema es que Aimes era un agente secreto dedicado a realizar "trabajitos" para exterminar a "gente indeseable". Bueno, sí se lo dice pero cuando ella ya está profundamente dormida en la recámara. Ansioso por iniciar una nueva vida Aimes anuncia su renuncia a su jefe, a quien la noticia no cae bien; "no puedes irte así por así... ¡habrá consecuencias!", le advierte.
Al día siguiente de una fiesta sorpresa para Aimes Jen es invitada a dar una conferencia en San Francisco pero súbitamente decide no ir y vuelve a casa. Ahí encuentra a su marido peleando con quien se supone era uno de sus mejores amigos, y de quien finalmente se deshacen cuando lo arrojan con todo y automóvil a un barranco.. sí, éste es uno de los más viejos clichés del cine. Y es que alguien ha puesto precio a la testa de Aimes, 20 millones de dólares. ¿Acaso será su ex jefe, obligando así a Aimes para que no abra la boca? Difícil:. también es asesinado en un cuarto de hotel poco después de llegar a la ciudad donde habita el matrimonio. Es una cantidad bastante respetable por lo que la cinta da el giro de
thriller paranoico tipo El Informe Pelícano pues ahora todos quieren eliminarlo, desde sus compañeros de oficina, amigos e inclusive un repartidor de paquetería. Este es un mundo totalmente nuevo para Jen
quien de remate en una de sus pruebas de embarazo da positivo; esto complicaría cualquier trámite de divorcio con quien de marido amoroso pasó a ser un sicario, de la alta sociedad si se quiere, pero sicario al fin.
Y aunque hay varias muertes, ninguna de ellas es de violencia explícita, pues son hasta cierto punto maquilladas, como si los productores temieran caer en el humor negro tipo Tarantino (tampoco vemos a ningún detective ni
algún agente de policía que interrogue a los Kornfelt ni a su hija). Al final todo esto podríamos definirlo como una comedia de absurdos, de incoherencias y de un caos argumental. Cuando finalmente sabemos quién ofreció los 20 millones de dólares, y cuya identidad nos abstendremos de mencionar aquí, la confusión de los espectadores se dispara al cubo. Ante ello sólo preguntamos: si ya conocía la reputación de Aimes, ¿cómo no se apareció en los primeros tres años de idílico matrimonio? Y es que al desenredarse todo, ahora sí,
tutti contenti... la verdad, algo no casca en Killers.
Otra parte del problema es que Kutcher aún no logra sacudirse esa imagen de que sea alguien capaz de hacer daño a una mosca (aunque sí
de ligarse a una mujer mucho mayor que él en la vida real) y otro, que Katherine Heigl, también procedente de los sets televisivos, en momentos parece actuar dentro de un
sitcom y no de una película. Es bastante bella y actriz con
talento por más que en algunos foros haya quienes ya le profesan odio personal. La química romántica entre ambos se da perfectamente al principio, sobre todo en ese diálogo que ocurre debajo de la mesa, pero tarda en darse cuando ella quiere ser su compañera de acción por lo que el producto deriva, inevitablemente, en una parodia: cuando en una de ellas ella salva de morir a su marido y chocan la palma de la mano como si hubiera anotado canasta.
Ahí nos convencemos que estamos ante una cinta olvidable que en sus últimos segmentos se mueve a marchas forzadas.
Pero si pese a todo lo descrito usted busca un platillo sencillo que le entretenga cuando no haya algo mejor en cartelera, Killers es una opción salvable. Quizá ahí esté la película que usted ha buscado todo este año y que satisfaga sus expectativas.
Copyright 2010 Derechos reservados
|
Otros textos de Cine |