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Los Bee Gees, cumbres de talento

Su estatus de leyendas rivaliza con los Beatles gracias  a una cadena de hits melodiosos primero y bailables después. Con tragedias y desavenencias personales de por medio. estos tres anglo-australianos, de los cuales hoy solo queda uno, serán recordados por haber hecho felices a millones de fans. Y para pesar de los críticos, pasemos ahora a alabar a los Bee Gees

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MAYO, 2015. Casi dos años después de la muerte de Maurice, los restantes hermanos Gibb se reunieron para interpretar varios de sus hits legendarios pero la chispa nunca terminó de prender pese a casi una semana de intentos. La razón más obvia e inmediata era la ausencia de su hermano pero hubo otra que Barry revelaría años después: "Robin y yo nunca nos llevamos bien, quiero decir, sobre el escenario y en los estudios de grabación congeniábamos de maravilla pero a nivel personal eran frecuentes los encontronazos. En la última sesión que tuvimos Robin se puso de pie y dijo 'me largo a casa, esto no está funcionando'. Fue reconfortante saber, a los pocos días de morir, que Robin dijera que realmente me quería como hermano".

Hubo un momento en que nadie quería a The Bee Gees, cuando la música disco comenzó a derrumbarse y todos sus participantes fueron estigmatizados, "como se hace con las reses", recordó Barry. Luego de haber vendido más de 50 millones de discos, de haber tomado parte en el disco doble más vendido de la historia (Saturday Night Fever Soundtrack) y de tener tres temas simultáneos en la cumbre de las listas --les faltaron dos más para igualar la suerte de los Beatles-- esta terceta de australianos dejó de recibir invitaciones a entrevistas al punto que Robert Stigwood, el dueño de la disquera RSO donde grababan las recomendó "esperar un tiempo" antes de volver al estudio. Esa propuesta, entre otras cosas, los distanciarían del productor.

"A la lejanía del tiempo, entiendo el rechazo", dijo Barry, "estábamos por todos lados, encendías la radio y pam, escuchabas una de nuestras canciones, abrías una revista y veías a los tres. Pero creo que el hartazgo llegó cuando muchos pensaron que pronto diríamos que éramos más grandes que los Beatles, lo cual no era cierto. Pero ciertamente fueron momentos muy difíciles".

Y aunque el grupo grabó varias de las baladas más memorables de los sesenta así como canciones bailables en los setenta, Barry sigue preguntándose el porqué tantos conflictos y tragedias familiares. "De mis tres hermanos ya solo quedo yo, y esto te hace preguntarte más porqué nuestro enorme éxito nunca fue repetido entre nosotros. Quizá el día que alcance a Andy, a Maurice y a Robin ellos puedan explicármelo", dijo Barry en una entrevista.

Hugh Gibb había sido un trompetista de renombre en varias bandas que se presentaban en las veladas de los soldados británicos pero al terminar la guerra y con el trabajo cada vez más esporádico, en 1957 el jefe de la familia Gibb optó por emigrar de Manchester a la lejana Australia. Con el hermano menor Andy aún en brazos, los Gibb se instalaron en Brisbane, una ciudad con vista al Pacífico y con un clima tropical. "Recuerdo que al dejar la casa llovía y hacía mucho frío, y al llegar a Brisbane igual llovía pero el ambiente era muy húmedo y caliente", recordó Robin.

La Brisbane de entonces no era precisamente un sitio que ofreciera diversión a espuertas. Su padre les regaló una guitarra y el aburrimiento de los tres se diluyó. "Escuchábamos mucha música que llegaba de la lejana Norteamérica, tu sabes, los Everly Brothers, Little Richard... cuando murieron Richie Valenz y Buddy Holly, un ídolo para nosotros tres, recuerdo haber dicho 'ya nunca los conoceremos. no es justo". Poco después ya estaban componiendo sus propias canciones que ofrecían en programas de TV locales "eran la mayoría composiciones ridículas, del tipo te amo pero no me quieres, te quiero y no puedo vivir sin ti", recordó Maurice en una entrevista. Pero ahí se percibía algo interesante, de que solo necesitábamos madurar nuestras ideas y ya".

La llegada de la beatlemanía obligó a los hermanos Gibb, ya llamados Bee Gees (pronunciación de las primeras letras de Brothers Gibb) a regresar a la Gran Bretaña. "Alguien nos dijo que a diferencia de Inglaterra y Norteamérica, que lograban difundir su música a otros países, en Australia a lo más que podíamos aspirar era a ser célebres en Tasmania", dijo Robin en un documental sobre el grupo. El empujón final correspondió a Robert Stigwood, un empresario disquero de Melbourne quien no perdió tiempo en contratarlos para llevárselos a Londres. "Habría estado loco de no haber firmado nada sin ellos antes de ir hacia allá", dijo el usualmente elusivo Stigwood. Al llegar encontraron una efervescencia musical enorme, e incluso conocieron a John Lennon:

"Nos subimos a su limusina, John iba bastante ebrio y de repente vomitó y ensució la alfombra", dijo Barry. "No era la mejor de las bienvenidas pero sin duda ya habíamos llegado a nuestro destino".

La etapa de las baladas

Con los acordes discoteque aún muy lejos, los Bee Gees se enfocaron a explotar el lado "suave" del rock británico al que, dijo Maurice, siempre habían pertenecido. Su primer hit importante fue "New York Mining Disaster", con una letra trágica pero con sus voces armonizaban perfectamente. "Cuando escuchamos la versión final alguien dijo, quizá Robin '¡esos no podemos ser nosotros!' a lo que Bob (Stigwood) respondió ¡que me lleven al infierno si no son ustedes!"

El tema se fue al Top Ten de las listas y le siguieron otros más, entre ellas "My World", "Don´t Forget to Remember", "I Started the Joke" y "To Love Somebody", quizá el hit más grande de su primera etapa. La voz principal a veces era de Barry y otras de Robin --los temas cantados por Maurice rara vez se convertían en hits-- dado que el tono del primero era bajo y el del segundo era muy alto, pero también intervenía el ego. "Si se fijan, en muchas de nuestras canciones vocalizamos los tres juntos pero nunca compartimos la voz principal, eso se dio desde el principio entre nosotros, una manera de decirle al otro 'no permitiré que compartas el crédito conmigo...'", dijo Barry con humor.

Hacia 1969 los Bee Gees eran el grupo vocal más importante de Gran Bretaña pero la presión interna se fue haciendo más fuerte. En cierta ocasión lo que comenzó como una reunión amigable para aplacar diferencias se tornó violenta y Robin se retiró, furioso. Días después éste envió a su abogado para anunciar el fin de la sociedad acompañada de un ultimátum a Maurice, su hermano gemelo, si se quedaba con Barry o si lo acompañaba en su nuevo proyecto. Con la mayor diplomacia, Maurice tomó esta última opción sin irritar a Barry y el resultado fue Cucumber Castle, el disco solista de Robin que no llegó a ninguna parte (También le acompañó en un programa de TV promocional). A fines de 1971 y con la intervención de Stigwood, los hermanos se reconciliaron y volvieron al estudio de grabación. Meses después "Lonely Days" se convertía en un megahit para el grupo. A éste le siguió "How Can You Mend a Broken Heart", otro éxito monumental. "Fue allí donde nos dimos cuenta que lo que éramos capaces los tres juntos", refirió Barry.

La etapa dance floor

Pero hacia 1974 las baladas azucaradas perdieron incidencia en las listas por lo que un disco lleno de ellas fracasó estruendosamente. "Lo bueno cuando el género musical en el que te mueves deja de funcionar ello te da oportunidad de reinventarte. Así pues los tres y Stigwood pusimos las posibilidades sobre la mesa ¿irnos al hard-rock? Los fans de Grand Funk no nos aceptarían ¿las canciones de protesta? Jamás podríamos competir con Bob Dylan", dijo Barry. Finalmente intervino Stigwood. Si las canciones románticas eran el preámbulo para las relaciones sexuales ¿Cuál otro tipo de música tenía el mismo propósito? "Fue así como decidimos incursionar en la música bailable", dijo Robin en una entrevista.

Luego de buscar infructuosamente al productor adecuado (un prospecto fue Adam Faith, quien cimentó la carrera de Leo Sayer) la disquera puso a su disposición al turco Arif Mardin, quien había colaborado con Aretha Franklin y Otis Redding. "Arif sabía perfectamente hacia dónde deberíamos movernos y a cuál público habría que dirigirnos, Cierto día nos dijo 'la música para bailar consiste en la sincronización de ritmo y bajo, no tanto en las armonías vocales'. En ese momento se nos abrió un cielo abierto de posibilidades".

El primer hit con el nuevo estilo Bee Gee fue "Jive Talkin'" al que siguió "Nights on Broadway" donde Barry probó por primera vez su falsetto. Más tarde dieron otro campanazo en las listas con "You Should Be Dancing". Los Bee Gees melodiosos y amecolchados habían quedado atrás: para 1976 estaban de vuelta como gigantes del pop mundial.

A fines de ese año su productor Stigwood fundó la disquera RSO y rápido se llevó con él a la ya enorme terceta. Había un problema: con ese cambio Mardin ya no podía trabajar con ellos por lo que se vieron obligados a confiar en su propio instinto. "Les di varios consejos vía telefónica pero nunca me pagaron un centavo por ello", dijo Mardin años después, "razón por la cual técnicamente no estaba siendo desleal a mis nuevos jefes. Pero es indudable que ellos hicieron la mayoría del trabajo".

Mientras trabajaban en unos estudios cerca de París --las altísimas tasas impositivas a los músicos en Inglaterra habían provocado un éxodo sin precedentes-- los Bee Gees recibieron una llamada de Stigwood. Estaba por financiar una película protagonizada "por un muchacho de Brooklyn" y quería que ellos musicalizaran la historia. "Esas fueron todas las instrucciones", recordó Barry. "Seguimos trabajando con las cintas que ya teníamos y al completarlas se las enviamos". Nadie podría decirlo al ver cómo las notas del "Stayin' Alive" se acoplaban perfectamente a un John Travolta caminando por la banqueta. "No fue intencional, de ninguna manera", dijo Robin, "definitivamente no escribimos esa canción teniendo a John Travolta en mente".

Era un momento en que los Bee Gees tenían talento para repartir de modo que incluso compartieron canciones a otros artistas, entre ellos la también australiana Samantha Sang, al grupo caboverdiano Tavares, a la hawaiiana Ivonne Elimann, además de su hermano Andy. Con excepción de éste último, todos ellos fueron incluidos en el soundtrack del Saturday Night Fever y de paso los convirtió en estrellas. En eso momento era imposible que los Bee Gees fallaran un tiro.

A nivel personal, sin embargo, las cosas andaban mal. El alcoholismo de Maurice se agudizó, Robin se hizo adicto a las pastillas y las "fumadas" de mariguana de Barry se hicieron más frecuentes. "En retrospectiva, queda claro que necesitábamos sentarnos los tres y hablarnos con toda franqueza ¿qué pasa? ¿por qué tenemos todo lo que queríamos y aún así no estamos satisfechos? Pienso que siempre tratamos de eludir esa confrontación, temerosos que se repitiera nuestra separación de fines de los sesenta".

El derrumbe

El grupo lanzó Spirits Having Flown en 1979 y repitió el éxito, compartido en un dueto con Barbra Streisand. Atraídos por el clima ideal y la oportunidad de vacaciones frecuentemente por el Caribe, los hermanos compraron residencias en Miami que incluían sofisticados estudios de grabación. A mediados de ese año se realizó una "quema de discos" de música disco durante un juego de beisbol en Chicago, algo que marcó el principio del derrumbe del género. 

Aun así Barry se dio tiempo para escribir el tema "Grease" que interpretó Frankie Valli, película que tuvo enorme éxito. Y efectivamente, mientras llegaba la nueva década, los intérpretes disco comenzaron a ser vistos como "apestados" y sus contratos les fueron rescindidos. "Era injusto pues había mucha gente talentosa en ese género musical y que de repente se quedó sin empleo", dijo Barry. "Fue un estigma que cayó sobre todos nosotros y solo por el hecho de haber impulsado un género musical". 

Tras varios álbumes que pasaron inadvertidos y posteriores problemas legales con su ex productor Stigwood, los Bee Gees terminaron por abjurar de sus grabaciones setenteras. "Teníamos que hacerlo. Un día que fuimos a platicar con un ejecutivo discográfico respecto a la firma de un contrato nos advirtió que cuando promocionáramos el álbum en conciertos nos abstuviéramos de interpretar 'Stayin' Alive' o 'Night Fever' pues ello nos relacionaría con la música disco", dijo Barry a Rolling Stone en una entrevista. En vez de ello, los Bee Gees siguieron escribiendo hits para otros artistas, entre ellos Kenny Rogers, Lionel Richie y Dolly Parton.

"A mediados de los ochenta la música disco fue puesta en caurentena y a todos sus exponentes se les trató como si tuvieran la lepra", recordó Maurice. Irónicamente, ni las giras ni sus discos ochenteros fueron precisamente exitosos; solo hasta la salida del álbum ESP en 1987 --y luego de varias grabaciones solistas con pobres ventas-- los Bee Gees experimentaron cierta resurrección. Con todo, aún cargaban con el estigma disco pese a que llevaban casi una década sin interpretar en vivo una sola de esas canciones.

La reivindicación llegó casi al mismo tiempo que se derrumbaba el grunge a los pocos meses de la muerte de Kurt Cobain. Las CDs con recopilaciones discotequeras tuvieron un repunte en ventas al tiempo que artistas del género como Donna Summer, KC and the Sunshine Band y decenas más volvían a ofrecer conciertos. A ello se sumó el hecho que su álbum lanzado en 1995 se vendió bastante bien. "Había llegado, ahora sí, el momento de resucitar aquellos hits y también para enfrentar muchos demonios del pasado, como lo había hecho Donna Summer", dijo Barry.

One Night Only fue un concierto realizado en Las Vegas en 1997 y del cual salió un álbum que vendió 5 millones de copias; a éste le siguió una gira de conciertos en Europa y Australia, lo cual mostraba que, definitivamente, había un mercado enorme no solo para una música estigmatizada por muchos años sino para todo su historial como cantantes. "La música le da a muchos fans la oportunidad de transportarse a lo que fueron alguna vez, a sus sueños de jóvenes, a su primer amor", dijo Barry, "no todas esas canciones traen buenas memorias a quienes las componen pero al interpretarlas en vivo piensas a tí mismo '¡increíble, este material es muy bueno! ¿en qué estaríamos pensando cuando lo compusimos?"

Se termina la terceta

Al terminar la gira los Bee Gees grabaron This is Where I Came From, un álbum de estudio que eventualmente sería el último. Su éxito fue acompañado con otra recopilación doble que incluía algunas canciones que estuvieron extraviadas en el tiempo. Al iniciar el 2003 los tres hermanos, aparentemente ya reconciliados, planeaban otra gira cuando cierta tarde Maurice comenzó a experimentar espasmos estomacales por lo que fue llevado al hospital donde falleció a las pocas horas de haber ingresado, era el 13 de enero.

"Es terrible, muy doloroso, que un día platicas con alguien que te ha acompañado toda tu vida y a las pocas horas ya se ha ido para siempre", recordó Barry. "Todos nuestros planes, proyectos, se esfuman y ya solo quedan memorias".

Barry y Robin actuaron como dúo e incluso se presentaron varias ocasiones, pero sentían que faltaba un elemento clave. "Quizá al hecho de que Maurice rara vez cantaba en público pudiera pensarse que no era un miembro importante, y esto es injusto. Sin Maurice muchas de las canciones más grandes de los Bee Gees jamás se hubieran escrito..."

En el 2009 le fue detectado cáncer a Robin en un examen de rutina. Sabiendo que le quedaba poco tiempo, el legendario cantante compuso y grabó algunas canciones y se fue a vivir a Inglaterra. Tras caer en coma dos veces, el 20 de mayo del 2012 tuvo un tercero y falleció poco después. Barry se encontraba a su lado cuando el legendario cantante exhaló. "Es reconfortante saber que nos despedimos en paz; tuvimos una relación intensa que no siempre fue fácil", dijo Barry.

A los pocos días el anuncio era oficial: se cerraba la historia de los Bee Gees. Con todo Barry ha realizado varias presentaciones pero solo con su nombre.

 

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